Partida Rol por web

El sonido de los disparos de los compañeros hizo que se le erizaran los pelos del cogote. No quería que la nave se convirtiera en un queso gruyere. Así que se dirigió a unas de las capsulas y la abrió. Seguía vistiendo el traje espacial, los guantes le daban alguna protección frete a eso bichos así que intentó capturar a uno con sus manos para después meterlo en la capsula que había abierto, una vez dentro lo pondria a dormir o terminaría con él.

John levantó el rifle reaccionando al instante, como un soldado entrenado, dispuesto a devolver a aquella criatura al infierno de donde había venido, pero su dedo se encontró con el gatillo trabado. Maldijo a McFadden por lo bajo, sabía que podía ser un traidor, el verdadero McFadden debía estar muerto en el hangar y este era con toda probabilidad un clon, como antes lo había sido Clark. 

Estuvo tentado con tirar la granada, pero destruiría los tubos de hibernación y ahí si, estaban condenados. En cambio, retrocedió y si todos estaban del lado de afuera, cerraría la compuerta. Si no, se quedaría junto al interruptor para hacerlo apenas salieran.

Michelle se echó hacia atrás al ver aquellos seres y a vosotros actuar como auténticos locos. McFadden entró sencillamente a saco, disparando, pero eso no impidió que otro de ellos saltara para intentar adherirse a su rostro. Smith intentó dispararle a la criatura mientras aún estaba en el aire, pero su arma se encasquilló y no consiguió nada. Por si eso no fuese suficiente, en el mismo momento en que lo hacía, Paul intentó, sin éxito, prender el soplete. Estaba claro que el ingeniero tenía una fuerte impotencia de fuego.

Rook también se arriesgó, entrando en la sala de hibernación para intentar agarrar a una de aquellas criaturas.

Pero la situación era más complicada de lo que parecía. La criatura saltó directamente sobre el rostro de McFadden, adhiriéndose a él mientras su tentáculo se enrollaba alrededor de su cuello y de su parte ventral surgía un extraño apéndice que intentaba introducirse en su boca.

El tentáculo apretaba cada vez con más fuerza y al soldado le resultaba difícil respirar y mantenerlo separado de su boca a la vez.

Rook, por su parte, intentó agarrar al bicho que quedaba, sin conseguirlo. Este logró huir y entonces, se dirigió hacia él, aunque no demasiado deprisa.

Al ver que la criatura saltaba hacia McFadden a darle el beso de la muerte, John dudó de que pudiese ser un clon. En el caso de que se equivocara no podría con su consciencia, así que se apresuró a intentar quitarle de encima a su nuevo novio.

- Stamets, ¡el soplete! -le gritó. Cabía esperar que el fuego hiciera retroceder lo suficiente a la criatura como para quitarle fuerza.

Smith fue lo suficientemente rápido como para arrancárselo a McFadden de encima, pero ahora era él quien lo tenía entre las manos, mientras el tentáculo se removía intentando capturarlo y al mismo tiempo, contorsionaba su cuerpo con el fin de liberarse.

McFadden abrió la boca para inspirar una gran bocanada de aire, mientras tosía sin poder evitarlo, debido a la fuerza que el maldito bicho había hecho alrededor de su garganta.

Necesitaba oxígeno y le dolía el cuello. Eso era lo primero en ese momento. ¡Había estado cerca! Aquella cosa casi se le mete dentro, pero Smith, aquel hombre sobre el que había tenido tantas dudas le había salvado. Tendría que agradecérselo cuando todo pasara. De momento, no tenía fuerzas para nada. Y... ¿Dónde había ido a parar aquella cosa? Miró a su alrededor. ¡Aún lo tenía Smith entre las manos! 

- ¡Lance...! - No le salieron las palabras, tenía la garganta dolorida.

—...a la cápsula!! —Gritó después de McFadden. Rook maldijo la velocidad de aquellas alimañas, pero él también se movía rápido. Aquella cosa que quería tomarlo como huésped se iba a encontrar con su bota, y si tenía suerte también se iba a encontrar con una siesta que duraría una buena temporada.

Malditos sopletes del Todo a cien... Intenté encenderlo, pero no prendía. ¡El maldito soplete no prendía! La cosa estaba muy jodida, con McFadden, Smith y Rook dentro de la sala, y yo y la piloto fuera. Miré de soslayo el botón de apertura de la puerta. Un toque y los bichos estarían al otro lado de mi persona, pero con mis compañeros allí. Volví a centrarme en la mierda de soplete chino, mientras le gritaba a la piloto.

-"¡No te quedes ahí sin hacer nada y ayúdales de alguna manera!"

Rook logró darle una patada a la criatura, pero como quien oía llover, aquello no sirvió de gran cosa. Michelle permanecía completamente indiferente, viendo como los demás se peleaban como si fuesen niñas, porque después de todo, no iba a jugarse el culo por aquellos cuatro.

Mientras Paul intentaba sin éxito encender el soplete, y McFadden se recuperaba, Smith peleaba con el bicho para sostenerlo y lanzarlo a donde fuera, ya fuese la cápsula o como poco, lejos de él. Pero cada vez se movía más y era más complicado. La criatura que todavía iba por el suelo se impulsó con el tentáculo trasero hacia el rostro de Rook mientras el de Smith se revolvía para soltarse.

El maldito engendro se removía en las manos de John desesperado por concretar su amor, o hacerle respiración boca a boca, o algo peor. El capitán de la Greta lo lanzó lo más lejos posible, con la intención de iniciar una indecorosa retirada y poner la mayor distancia posible entre él y aquella criatura.

Tenía que salir corriendo de allí, el maldito bicho seguía persiguiéndolo. La patada solo lo retrasó unos pocos segundos.— deja paso Stamets!!— si obstruía la puerta se lo llevaría por delante.

Roger apuntó de nuevo contra una de aquellas cosas y disparó. Habían ido allí para acabar con las criaturas y eso iba a hacer, sobre todo después de que una se le subiera al cuello. Ya era algo personal.

- ¡Morid bastardos! - Gritó mientras disparaba.

McFadden disparó contra el bicho que estaba por los aires, acertando parcialmente, lo cual parecía ser suficiente, puesto que en engendro salió medio despedazado en varias direcciones... al mismo tiempo que su sangre, la cual saltó y alcanzó en la espalda a Rook, que se alejaba de la otra criatura.

El piloto sintió como si de repente se encendiese un fuego en su espalda y arqueó el cuerpo debido al dolor, cayendo al suelo. La sangre del bicho estaba corroyéndole el traje y empezando a quemar su piel, doliendo como el infierno.

La otra criatura, la que Smith había lanzado por el aire, no iba a darse por vencida y volvió a atacar, corriendo y saltando sobre él, dado que era quien estaba más cerca.

Y a todo eso, Paul seguía dándole al soplete, sin éxito, y Michelle observaba la escena apoyada en el marco de la puerta, divertida. Le caía bien esa gente. 

Un disparo resonó en mitad de la sala. El proyectil cruzó por delante de McFadden, sobrepasó a Rook que estaba en el suelo y pasó por al lado de Smith, para partir a la criatura en múltiples trozos, acabando por fin con aquella pesadilla. Al mirar hacia atrás, visteis a Michelle con un arma humeante en una mano y una sonrisa arrogante.

-¿Habéis terminado ya de jugar, niños?

- Buen disparo, morena. - Le dijo Roger guiñándole un ojo a la piloto. - Ahora ayúdame con Rook.

Acto seguido corrió junto al navegante. Su objetivo evidentemente, era el de retirarle el traje sin tocar aquella sustancia corrosiva. No quería quemarse las manos y acabar como el ingeniero. 

- Tranquilo Rook. - Le dijo a su compañero. - Voy a quitarte el traje.

Y con mucho cuidado inició la maniobra para librar a su compañero de aquel dolor corrosivo que empezaba a quemarle la espalda.

La jodida piloto por fin actuó, con un certero disparo que mató al último de los bicharracos.

-"No está mal..." Dije entre dientes.

Volví a guardar la mierda del soplete en mi mochililla y me la colgué al hombro.

-"Bueno, creo que deberíamos de ir a por un par de trajes más: uno para ella y otro para Rook. Mejor estar preparados. Seguidamente, tendremos que separarnos, me temo. Algunos tendréis que salir de caza para limpiar la nave, mientras que otro tiene que estar en el puente mirando y controlando los pasillos y salas de la nave desde el monitor. Ya tengo todo calibrado: sensores de calor, movimiento y CCTV. Aunque no sé por qué no detecté a estos tres cabronazos... tengo que meditarlo. La contraseña es Pataliebre, para desbloquear el cortafuegos que deje instalado. Yo me tengo que quedar en la enfermería reparando la puñetera máquina médica que rompió McFadden."