Partida Rol por web

Bastante tiempo...aún es de día -respondió la joven con tono tenso mientras sacaba un pequeño reloj- Exactamente 4 horas y 15 minutos y ya lo tenemos todo preparado. Bueno, nos falta decidir donde va a colocarse el que vigile... tiene que ser cerca del resto, pero con visibilidad a las entradas.

4 horas más con ese energumeno... va a ser la espera mas larga de mi vida

Mientras hablaba, la joven no paraba de lanzar miradas al desvan, con preocupación. ¿Estaría aquella criatura alli? ¿Porque no había ido a atacarlos? ¿Habría algo interesante en el sótano?

Michael se levantó. Ese tipo iba a estar un buen rato durmiendo, así que tendría que olvidarse de las preguntas.

- Yo vigilaré, así que me buscaré un sitio apropiado -dijo-. Pero antes creo que deberíamos echar un vistazo al sótano. Ya que lo hemos abierto, no me gustaría encontrarme algo desagradable dentro...

Dio un par de pasos hacia la abertura y atisbó a ver qué podía distinguir en la oscuridad.

Te acompaño-respondió la escritora, aun con el entrecejo fruncido, siguiendo al policia- No creo que haya nada  peligroso ahí abajo si este hombre estaba escondido

- Dense prisa y tengan cuidado. - les digo mientras vuelvo a mis queheceres.

El sotano no era muy garnde, tenía varias estanterías vacías, algún bote de pintura seco hace mucho tiempo... estaba claro que allí no había ninguna criatura sobrenatural al menos visible. No parecía haber nada de interés allí abajo, excepto la humedad y el frío pero esas no son cosas que suenen interesantes.

¿Porque no nos ha atacado si los símbolos ya no protegían la casa? ¿Tendrá algo que ver con esa mujer que ha desaparecido? La mujer hablaba, sin esperar respuesta realmente ya que eran preguntas irresolubles... al menos por el momento. Obviamente, prefería no ser atacada, pero no dejaba de tener la sensación de que algo se la escapaba. Algo importante. La joven comenzó a pasar las manos por la pared en busca de algún grabado de runa que resaltase al tacto.

¿Puedo pedirte un favor, Michael?

Michael se afanaba en distinguir cosas en la penumbra, cualquier amenaza que pudiera aguarles la ya de por sí no muy agradable fiesta que tenían pensado montar aquella noche.

Las dudas de Sybill también le intrigaban a él... pero mientras todo siguiera tranquilo, al menos tendrían algo que agradecer. Las cosas se podían torcer en cualquier momento.

- Claro... -dijo algo sorprendido, cuando la joven le hizo aquella pregunta-. ¿De qué se trata?

Esto... Esto no es facil de decir. -Sybill, de espaldas a Michael comenzó a hablar con la voz extrañamente entrecortada. Se notaba a la legua que la joven estaba incómoda y no la hacía ninguna gracia decir lo que iba a decir pero finalmente tragó saliva y comenzó a hablar -A ver- la chica hablaba de espaldas al policía y tratando de aparentar, sin éxito, estar muy concentrada en la búsqueda de algo en la pared- Yo...no se muy bien como decir esto sin sonar como una histerica mujerzuela, y seguramente no pase nada, pero bueno...

Tras un suspiro continuó hablando ¿Recuerdas lo que decía el diario? ¿Aquello que decia sobre el hombre que se volvió loco y quería acercarse a la criatura? El que acabó con el cuello roto Sybill esperó unos segundos para que el policia pudiese recordar exactamente a quien se refería antes de continuar- Si eso me pasa a mí... Bueno, quiero que me dispares. No podría soportar que otro ser... antinatural volviese a tocarme... No. Prefiero mil veces morir de una forma más... natural.  Aunque no dijese nada, la joven seguía fuertemente afectada por lo ocurrido en la casa Corbitt. Finalmente, Sybill giró la cabeza para mirar al policia ¿Prometes que lo harás?

Aquello pilló completamente desprevenido a Michael. Durante un momento, la sombra de una sonrisa incrédula asomó a sus labios... pero la contuvo cuando miró a los ojos de Sybill en la penumbra y comprobó que hablaba totalmente en serio.

- Sybill -dijo en voz baja también-, no tendremos que llegar a eso, ya lo verás...

Trató de buscar palabras que pudieran tranquilizar a la joven, pero fue inútil. En el fondo, él también era consciente de que todos estaban en peligro mortal, probablemente mucho más de lo que lo habían estado en la casa Corbitt. Y sabía además lo que ese episodio había significado para Sybill.

- No permitiré que esa cosa te toque, te lo prometo...

No quería hacer ninguna otra promesa, pero miró a los ojos a la joven para hacerle entender que había captado el mensaje. Mientras él estuviera vivo, ella no tendría de qué preocuparse.

- Mierda -se sorprendió pensando el agente-. ¿Por qué no estaría yo de vacaciones el día que me asignaron aquél maldito caso...?

Sybill asintió sin decir nada. No la había hecho gracia poner a Michael en aquella tesitura, pero no había podido evitarlo. Estaba aterrorizada pero al menos ahora sabía que aquel montruo no la tocaría. Gracias... repuso sonriendo tristemente Eres un buen hombre. La escritora miró hacia arriba, los pasos del profesor y del padre Brandt resonaban suavemente sobre sus cabezas.

No parece que haya nada ¿No? Será mejor que subamos antes de que el profesor baje a buscarnos y aprovechandome de la oscuridad le meta una paliza- bromeó la chica tratando de romper la tensión anterior y posando la mano sobre el hombro del policia. Aunque la frase pretendía ser relajada, el tono de voz delataba que seguía pensando en la conversación ¿Vamos?

Juro que si conseguimos expulsar a esa criatura les diré a todos la verdad...

Michael sonrió al ver que Sybill se tranquilizaba, aunque no pudo reprimir un comentario cuando dijo que era un "buen hombre".

- Aunque le voy pegando tiros a los vagabundos cuando me pongo nervioso...

Se encogió de hombros para aparentar normalidad, pero seguía bastante avergonzado por el incidente. Tal vez no le vendría mal una excedencia cuando acabara todo aquello.

Asintió a la sugerencia de Sybill, ahí no parecía haber nada peligroso aparte del olor a humedad. Tenían que reunirse con el resto. Se dispuso a subir junto con la joven.

Pasados unos minutos el policia y la mujer salieron del sotano. 

- ¿Descubrieron algo ahí abajo?

Mientras Michael y Sybill estuvieron en el sótano, Alexander no cruzó palabra alguna con el profesor. Desde luego no le parecía adecuada la actuación del profesor con aquel hombre.

Podíamos haberlo tratado de otra forma.

Al rato, cuando salieron ambos del sótano y el profesor les hizo la pregunta, el sacerdote se giró hacia ellos. Estaba claro que no debían haber encontrado nada raro y eso le tranquilizaba.

- Todo está bien -dijo Michael-. Un sótano normal y corriente...

Luego observó la sala. Tenía ganas de acabar con todo aquello cuanto antes.

Sybill, que tenía el rostro con una palidez propia de los cadáveres, miró al vagabundo que yacía inconsciente en una esquina. La mujer parecía inquieta y no dejaba de mirar alrededor.

Tenemos que hacer algo con el...Aún quedan unas horas para que comencemos... esto... el ritual. No sería conveniente que se despierte en mitad del mismo. - Mirando al pobre desgraciado tirado en el suelo y mas muerto que vivo se la ocurrió una idea y se puso a rebuscar en el bolso. Podría darle una de las pastillas para dormir que me recetaron en el hospital. Te dejan ocho horas totalmente dormido.

La chica había estado las primeras semanas de su estancia en el hospital a base de aquellas pastillas, aunque a partir de cierto tiempo había comenzado a esconderlas y evitar tomarlas: una noche de insomio era mejor que una noche de pesadillas.

- Dale una -asintió Michael-. Es mejor que descanse y guarde fuerzas. En cuanto hayamos acabado aquí, lo llevaremos a algún sitio donde puedan tratarlo.

Seguía sin hacerle gracia tener a ese tipo ahí durante el ritual... pero no veía más remedio. No podían arriesgarse a tener que dar interminables explicaciones en un hospital, aunque él fuera policía.

De acuerdo, pero será mejor que lo bajeís al sótano tambien...por sí acaso-respondió mientras obligaba al inconsciente y mugriento hombre a tragar la pastilla.

Será mejor que descansemos un poco hasta que llegue la hora

Alexander no opuso mucha resistencia, por no decir ninguna, a la propuesta.

Ayudaré a bajarlo. Señora Leefolt, coja la manta que tenía este hombre. Le resguardará de la humedad que haya abajo, por lo menos mientras acabamos.

Aquella frase hizo darse cuenta al sacerdote que si fracasaban sería la sentencia de muerte de aquel hombre. Si no terminaba por desangrarse puede que la criatura a la que pretendían desterrar diera buena cuenta de él.

El hombre quedó a buen resguardo en el sótano, cubierto por una manta. No era le mejor ambiente para estar herido pero tendría que conformarse pues lo que habían llegado a aquella casa tenían una misión que cumplir. Las hora pasaron lentamente mientras el sol iba cayendo. La tensión iba en aumento mientras pasaba el tiempo. La casa estaba en silencio, excepto por el crujir de la madera y parecía que estuviesen en verdad solos en la casa.

Parker y la señorita Sybill estaban en el porche hablando tranquilamente, mirando hacia el bosque que se extendía mas abajo...