Partida Rol por web

- Quizás sea todo producto de mi imaginación, pero las últimas noches he escuchado ecos y risas que no pertenecían a un ser humano...- al decir aquellas palabras, el cuerpo de la mediana se estremeció. - Yo mismo hubiera bajado a averiguar de qué se trataba, pero reconozco que tenía miedo de bajar sola...- afirmó bajando la cabeza algo avergonzada.

Durante el desayuno conversaron sobre lo encontrado en los establos de la Fortuna Justa, y Eklerion se puso al día de lo que sus compañeros habían averiguado sobre los objetos mágicos hallados. Más adelante hablarían como cada objeto iba a ser usado y por quien, atendiendo, al menos a su parecer, a las necesidades de aquel grupo de personas que se había formado por avatares del destino.

Luego la conversación derivó a una petición de ayuda por parte de su anfitriona, que daba por supuesto que ellos serían los nuevos cuervos plateados, un extremo que el espadachín aún no tenía muy claro. Él había llegado a Kintargo con un encargo que ya había cumplido, se había visto envuelto en una trifulca contra agentes de la Casa Thrune que le hizo conocer a Rexus Victocora y su peculiar misión de ponerse en contacto con los antiguos cuervos plateados. Aquello les llevó a aquel lugar, la Cafetería Caminolargo...y a la situación actual.

Ejem.... No quisiera parecer un materialista o un hombre sin ideales... de hecho, lo que me mantiene junto a vosotros es el deseo mutuo de fastidiar todo lo posible a la casa Thrune y sus servidores.... pero toda esta "operación" ha de costar dinero.... deberemos comer, deberemos descansar.... Yo no soy de aquí y no tengo donde caer muerto, voy donde me lleven mis.... asuntos. Mi último encargo ya finalizó y debería ir a cobrármelo, y aún así me quedaría para oponerme al alcalde y sus edictos... pero no por un ideal que no llena el estómago ni quita el cansancio... no se si me explico...

La mediana miró al espigado espadachín. Lo que argumentaba el individuo era ciertamente razonable. Los ideales no alimentaban ni mantenían a punto la herreruza. - No debéis preocuparos por la comida y el asilo...- dijo Laria con gesto tranquilo. - Como ya os he dicho, por el simple hecho de ayudar a mi inestimable amigo Rexus, pueden pasar aquí todos los días que consideren necesarios. Serán mis huéspedes y no tendrán que pagar ni una sola pieza de plata...- aclaró nuevamente. La pequeña mujer creía haber especificado tales términos la noche anterior, pero era tarde cuando el grupo llegó y quizás dicho detalle se le escapara. - En cuanto al dinero...-

- ¡¡El dinero ahora es lo de menos, amigo!!...- Intercedió Rexus de forma enérgica. - Estamos sometidos por un terrible tirano, perteneciente a una déspota casa dirigente... ¡¡Debemos detenerlo!!- volvió a exclamar de forma flemática. - Sé que no hemos logrado más pistas que nos indiquen el paradero de los antiguos Cuervos Plateados, pero quizás lo que dice Laria podría ser una solución bastante competente... ¡¿Por qué no nos convertimos en los nuevos Cuervos?!... La gente necesita esperanza. Alguien en quien creer...- añadió mientras miraba a cada una de las personas que tenía ante él. - Laria nos puede ayudar con su red de informadores...- seguía argumentando. - Aunque bien pensado, no soy quien para retener a nadie contra su voluntad. Aquellos que deseen marchar, pueden hacerlo. Algunos contactos de  Laria podría encargarse de vender la figura de cuervo que os pertenece, Eklerion, y donaros todo el dinero recaudado de dicha venta...- finalizó a la espera de que el espadachín se manifestara. 

La Revolución no era un negocio que permitiera a sus activos hecerse ricos. Había que confiar en ella y poner tesón y voluntad para conseguir los objetivos establecidos. Todo ellos bajo un contexto de constante peligrosidad...

Veo que nos hemos entendido.... No queda si no batirse con la casa Thrune y sus secuaces.

El objetivo del espadachín no era otro que asegurarse una comida caliente y una mullida cama mientras durase aquella misión de los Cuervos Plateados. Lo que fueran encontrando por el camino sería suficiente pago por suponer una piedra en el zapato del gobierno del alcalde de Kintargo.

- Adelante camaradas, vayamos de una vez por todas a investigar esos subterráos. Veremos si podemos dar con el paradero de ese pobre infeliz. - Comentó con el brazo en alto la ninja.

Tras sus palabras, se dispuso a sacar levemente un poco de sus fundas sus dos hojas gemelas. Matsu y Tora seguían afiladas en sus fundas y esperaba no tener que usarlas en esta ocasión. Pero algo en el interior de Saeko le decía que tendrían que prestar batalla nuevamente en esta empresa. Solo el tiempo diría si sus premoniciones tendrían algo de verdad, ahora el tiempo apremiaba y era hora de dirigirse a los subterráneos.

- Muy bien, Laria muéstranos el camino y bajaremos a la famosa Colmena de la que nos has hablado. - Le comentó impaciente a la mediana.

Con temor a interrumpir Mick está callado durante bastante tiempo, pero cuando la mujer encapuchada intenta salir al momento tiene que alzar la voz, un poco.

Antes necesito flechas. No tener que preocuparse por la comida o el alojamiento era suficiente para el arquero, al menos ahora. Durante el ultimo mes había sido su unica preocupación.

Estoy con vosotros

Se dirigió con una tímida tonalidad la pistolera, casi como si quisiese pasar desapercibida incluso en un momento como aquel, un momento para alzarse con coraje y convicción... los pocos a los que les pareció entender su mensaje y se giraron a mirar en su dirección vieron también como se ruborizaba y agachaba su cabeza mientras se ocultaba tras un nuevo sorbo a su taza de te.

Dándose cuenta que sus necesidades, y por ende sus exigencias, son mucho menores que las de los demás, Nath se recuesta tranquilamente en su silla, observando con una sonrisa sesgada, que se va ampliando, como cada compañero declara su unión a la causa. A mí lo de dormir en una cama me suena de lujo. Pero aún sin eso, creo que la causa lo vale. Es hora de poner a los Thrune en su sitio.

La decisión se había tomado. Lucharían contra el dominio de los Thrune. Y el primer objetivo era encontrar y poner a buen recaudo al mediano amigo de su anfitriona. Podría venirles bien una red de información en su nueva misión.

Disculpad mi pragmatismo, pero antes de salir desaforadamente pos de las alcantarillas quisiera que asignásemos a cada cual los objetos que hemos hallado y puedan sernos de utilidad... Por mi parte deciros que he podido adivinar que no sois de los que prefieren el combate cerrado, y que seré yo el que cruce su acero con el enemigo en las distancias cortas. Por ello os solicito que me presteis aquellos objetos que me doten de mayor protección ante los embates de nuestros contrincantes. ¿Os parece correcto?

Laria escuchó gustosa como cada uno de los integrantes de aquel variopinto grupo, iban aceptando el recado de buscar a Nan. Antes de descender a la Colmena, debían prepararse -como era lógico- con lo que la mediana aguardó a que hubieran resuelto sus pesquisas.

Mientras aguardaba en silencio, Mick expresó su necesidad de poseer más flechas. Laria sonrió y acercándose hasta un pequeño tonel arrinconado en la despensa de aquella cocina, extrajo una aljaba con veinte flechas tras abrir la tapadera de madera que lo cubría. - ¡¡Toma amigo!! Como os he dicho, mi red ayuda a la entrada de artículos que serían requisados por los controles de Barzillai.- dijo con orgullo - Si sois la semilla de los nuevos Cuervos de Plata, necesitaréis de mi ayuda.- 

- Muy bien, si todos estamos listos, será mejor darse prisa o se nos pasará el día. - Comentó en tono afable la ninja mientras comprobaba su equipo, que no era mucho.

- Por cierto, Laria, yo me conformaría con una rudimentaria piedra de afilar, a nuestro regreso. Me gustaría poder seguir cuidando el filo de mis hojas. - Comentó a su anfitriona.

La mediana miró con candidez a la chica oriental. Si ésta necesitaba una piedra de afilar, la tendría. Esperó pacientemente a que Los Rebeldes de la Plaza Aria ultimaran sus preparativos, antes de explicarle ciertos detalles sobre La Colmena.

- Los pasadizos y cámaras que se hallan bajo la cafetería, fueron antaño un humilde santuario dedicado al culto a Calistria. Era una de las fes mayoritarias en Cheliax antes de que la déspota casa Thrune se alzara con el poder.- argumentaba de forma relajada - Muchos fueron los devotos que marcharon para evitar problemas con el régimen, pero otros, mucho más acomodados, decidieron permanecer en esta tierra mientras confinaban su adoración al secreto y a la intimidad de sus casas.- reflejó con cierto desencanto. - Cuando hace diez años adquirí esta propiedad, hallé estos pasadizos subterráneos y decidí darles una mejor utilidad. Al principio me sirvieron para esconder los esclavos de mi raza que huían de sus amos con destino a Varisia, pero en esta última época, han sido usados para esconder productos necesarios como ropa, comida, armas y fugitivos.

Calistria... diosa vengativa. Pudiera esto indicar que encontraremos trampas y sorpresas desagradables. Será importante que decidamos el mejor orden de avance y exploración posible.

Terminada la charla, Nath agradece a Laria la información recibida, y pide al grupo ponerse manos a la obra. Indícanos la entrada al complejo subterráneo, Laria. Es hora de irnos.

Una vez estuvieron preparados, Laria pidió ayuda para apartar unos cestos repletos de manzanas de gran tamaño. La mediana solía utilizar buenos ejemplares para confeccionar sus mermeladas y confituras. Una vez apartados los estorbos, retiró una tela que cubría una trampilla. Cogió el asidero de cáñamo y tiró de él hasta abrirla.

- Por esta trampilla bajaréis hasta la primera estancia de la Colmena. A simple vista parece una bodega abandonada y descuidada, pero en su pared noroeste alberga una puerta secreta que os dará paso al complejo. Encontrad a Nan, amigos. Temo por ese pobre tunante.- dio las últimas indicaciones antes de colocarse junto a Rexus y observar como cada uno de ellos iba descendiendo, usando una rudimentaria escalera de mano.

Ya en la estancia inferior, el grupo pudo comprobar como las palabras de la mediana eran ciertas, pues allí había múltiples cajas con sacos de harina, potes de mermelada y granos de café. 

El día anterior la habían pillado desprevenida mas veces de la cuenta. Incluso unas simples ratas, en la oscuridad hicieron que la intrépida ninja cállese herida. Esta vez agudizó sus sentidos y trató de observar el entorno que le rodeaba. Estaba claro que el siguiente paso era abrir la trampilla y bajar por ella.

En marcha de nuevo, el grupo se enfrenta ahora al submundo de Kintargo, aunque reforzados tras el hallazgo de las insignias de los Cuervos, que han dado alas a la causa común que les une.

Bien, manos a la obra, dice Nath irónicamente, mirando sus ennegrecidas y atrofiadas manos.

Val, a su vez, husmea cerca de su compañero, sin alejarse, luciendo sus nuevos brazales en las patas delanteras.

Justo antes de bajar la mestiza infernal comprobó una vez más de manera obsesiva que su arma e inseparable compañera estuviese apunto, comprobó la cantidad de munición de la que disponía y su nariz se arrugó desconforme, tenía de sobras para una misión como la que se suponía les esperaba, pero... y si la cosa se agrava como sucediera en los establos? bueno, en ese caso tendría improvisar... entonces controló que tuviese aquel cuchillo que encontraron, a pesar de que no era mágico. 

Tras hacer todas las comprobaciones, y par finalizar, sacó de su bolsillo la figurilla del cuervo de plata y sonrió al admirarla como una niña lo haría con su juguete preferido... tal vez Chaffeaux no tuviese una infancia dura, pero tampoco se podía decir que hubiese tenido infancia alguna

Eklerion revisó su equipo para comprobar que todo estuviera en orden. Iniciaba una nueva misión y aunque no hubiera remuneración monetaria compartía el objetivo de una manera más... personal. Reparó entonces en que nadie portaba un par de objetos que podrían serles de utilidad...

Disculpad, señora Caminolargo. Antes de partir querríamos saber qué propiedades mágicas podrían tener esta armadura y esta capa. Podrían sernos de mucha utilidad allí abajo...

Cualquier ayuda sería poca para enfrentarse a lo que fuera que hubiera en aquellas alcantarillas. El espadachín había salido escarmentado del encuentro con el monstruo en el Establo de la Justa Fortuna en el que varios miembros del grupo sufrieron heridas de consideración y él se convirtió en la primera línea de combate.