Partida Rol por web

Big Bear soltó una sonora carcajada que retumbó en su cuerpo e hizo que sus carnes se movieran alegremente. El hombre que estaba junto a él os miró, nervioso, e hizo señas a otros mercenarios guardias como él. Un par más de ellos se acercaron, al igual que lo hicieron un trío de soldados de "El Mayorazgo". Todos ellos os observaban pero nadie dijo nada.

Si quisiera solo eso mandaría a mis chicos detrás vuestra y, cuando encontraseis algo interesante, os lo arrebataríamos. Creedme, es el mejor trato que podéis tener. Si no os gusta marchaos, no tengo tiempo que perder.

Curtis silenciosamente junto a Mara se llevó una mano a la cara tapándose los ojos mientras suspiraba.-Esto es la ostia.-Su voz era un fino hilo acompañado de una respiración nerviosa.-Lo sabía, traer gente así da problemas.

Curtis se puso a la altura de Tara y Big Bear.-Y tus chicos acabarían muertos, corrige.-Curtis con las manos en los bolsillos holgados de su pantalón se plantó frente a Big Bear.-Ya has escuchado a esta tia, esa son las condiciones del trato y ni se te ocurra enviar a nadie detrás nuestra.-Miró a los tipos que estaban con el.-Al cabrón de ustedes que le vea el pelo a menos de 20 km a mi alrededor lo volatilizo.-Sus ojos brillaron durante un instante de un tono mas azul, un reflejo de la luz.-Soy simpatico Big Bear, pero no me toques los cojones tu tampoco, grandullón.-Le sonrió al gran gordo.-Siempre puedo ir a comerciar con tu competencia y darles una mejor oferta a ellos, tal vez se presenten mas razonables que tu¿Que te parece?.-Le tendió la mano en nombre de Tara, cumpliendo con sus exigencias.-Hay trato o bajo la calle a tratar con Pete el ¨Buey¨?.-Pete el ¨Buey¨ era el carnicero de la zona, que se jactaba de vender la mejor carne de Buey de la zona, nadie sabía que era un buey...pero su carne nunca sabía también como milagrosamente proclabama, pero era comida al fin y al cabo.

Big Bear meneó la cabeza de un lado a otro ante las amenazas de Curtis -Chico, me temo que no sabes donde te estás metiendo. En este momento todos los vendedores de la zona sabrán de ti y todos te ofrecerán la misma oferta o peor. Esto te queda grande a ti o a mi, incluso a las bandas de la ciudad, Curtis. Es mi consejo y es gratis. Tómalo o déjalo.

La conversación, que se había degradado en unos segundos hasta ser próxima a una pelea, era el centro de atención de la plaza y numerosos curiosos se habían acercado mientras que los vendedores y peatones de buena fe se habían alejado. Estabais rodeados por una docena y media de hombres y, la mayor parte de ellos, no eran soldados de El Mayorazgo. Por su aspecto debían ser, sin duda alguna, miembros de las bandas, mayoritariamente de los "Serpientes Azules".

Jefa, la mayoría son Serpientes Azules, miembros de una poderosa banda de la ciudad. Creo que hemos llamado su atención y eso, la mayoría de las veces, no es bueno -susurró Gora a la sargento Tara.

Miró a Tara y luego a Big Bear.-Dos tipos, un cuchillo y una pistola que llevará uno de ellos...ningún arma mas.-Tendió su mano a Big Bear mientras su otra mano trasteaba en su bolsillo de forma sospechosa.-Hay trato o no?.-Su mano lentamente salió del bolsillo y en esta había unos simples guijarros de suaves tonos azulados.-Serpientes azules? he oído algo de ustedes, sois chicos simpáticos...-Alzó la mano de las piedras hasta la altura de su cara y contó a los que tenía en su rango de visión a través de las piedrecitas¨Rayos...a cuatro de ellos...¨.-Big, estoy esperando si aceptas el trato de que nos acompañen dos.-Volvió a atender al gordo y luego dirigió su mirada a los Serpientes.-¿Que tal está el ¨Profeta¨?
 

La tensión podía mascarse y la situación se estaba poniendo fea. Debían salir de allí, lo antes posible, y con un trato. La violencia no era la solución en aquél momento, pues el objetivo de la misión se encontraba en otro lugar muy distinto y debían guardar fuerzas, munición y no, sobretodo, no perder la perspectiva.

- Está bien, grandullón. Tu ganas, los llevaremos con nosotros, pero, como te dije antes, tendrán que cuidarse solos. - Tara tendió la mano a Big Bear para sellar el trato. Era el momento de salir de allí. Una retirada a tiempo, podía ser una victoria. - Y me darás tu palabra de que nadie más nos seguirá, no querremos ver lo que ocurriría si eso pasase.

Big Bear frunció el ceño y lanzó una mirada cargada de desaprobación a Curtis. Por suerte la sargento intervino, firmando la paz con el gigantesco vendedor.

Gracias, no te arrepentirás. Tendréis a tres hombres más que podrán ayudaros a defenderos de los problemas de allí fuera y encima suficiente comida para el viaje de ida y vuelta -afirmó con una máscara de afabilidad que había sustituido a la anterior ira que hacía unos instantes le carcomía -Mis chicos llevarán la comida en su propio vehículo, todo latas de conservas. Espero que volvamos a vernos.

Tras firmar vuestro acuerdo con el comerciante este empezó a dar órdenes a diestro y siniestro. Os confirmó que sus hombres se reunirían con vosotros en dos o tres horas, a las puertas de la ciudad.

Una vez allí os encontrasteis con el resto del equipo, formados en dos grupos claramente diferenciados. Por un lado estaban los exploradores, que hablaban entre sí con cierta impaciencia. Por otro lado estaban los soldados, en completo silencio y sin mostrar señal alguna de cansancio. Solo parecía haber relación entre los miembros más jóvenes del equipo, Athan, el explorador novato, y Larisa, la soldado novato, que charlaban sentados en el capó de uno de los vehículos.

Al acercaros la mayoría del grupo se centró en vosotros, esperando explicaciones o nuevas órdenes.

Sargento, la zona está asegurada y libre de percances, no existe novedad alguna -informó el soldado al cargo a su sargento, con total eficiencia y disposición.

Tara comprobó visualmente que todo estaba como debía y miró a Yuri.

- Gracias soldado. Buen trabajo - a continuación llamó la atención de todos haciendo aspavientos con las manos y brazos - Se nos unirá al grupo un par de hombres más, no son parte de la compañía, pero nos acompañarán en el viaje. Cualquier cosa sospechosa que hagan no dudéis en usar la fuerza - dijo con total seguridad. 

Acto seguido fijo la vista en Yuri y le dio una orden directa a él - Reúne a todos los soldados, quiero hablar con ellos.

Tara se jugaba todo su prestigio y honor en esta misión y el maldito Big Bear había hecho que las cosas se complicasen. Sin embargo, desde que estrechó su mano, Tara tenía claro que haría con aquellos hombres.

En un principio pensó en matarlos directamente. No tenían por qué rendir cuentas a aquél maldito gordo, pero eso podía suponer un percance entre el Mayorazgo y la gente de El Paso, por lo que al final repercutiría en ella. Finalmente decidió que los desarmaría en cuanto llegasen. Era más y no se lo esperarían.. por lo que no sería nada complicado. Podrían acompañarles, si... pero desarmados.

Tras la gran tormenta de cosas que había pasado en el pueblo, finalmente íbamos a seguir adelante, con más personas que evidentemente eran prescindibles.

Me acerque a Rhadis y levante las cejas, dando a entender que la situación se estaba tornando rara y seguramente, complicada para nosotros.

Algo me decía que todo sería más agitado de lo que ya se esperaba...

Los soldados se reúnen siguiendo las órdenes que la sargento a expresado a través de Yuri y esperan serenos a sus palabras.

Mientras tanto los exploradores, en un segundo plano, siguen contándose batallitas entre ellos.

¿Y bien? ¿Quienes son esos hombres y cuando los ha mandado el Mayor con nosotros? -pregunta sin rodeos el cuarto primogénito del grupo, Augusto.

No se porque debemos aguantar a tanto soldadito en nuestra expedición, jefe -expresa la veterana exploradora una vez os reunís -Como mucho van a poner en peligro nuestra misión y objetivos, no saben como desempeñarse en estas situaciones. Y no me gusta como me mira ese cerdo, ese Wenceslao.

Tara ignoró, en cierta manera, la pregunta de Augusto. ¿A esta puta gente no le habían explicado como iba la cadena de mano? Primero las explicaciones, después, si te dejan, preguntas.. 

- No los ha mandado el mayorazgo, pero no hemos tenido más opción de aceptar que vengan con nosotros - explicó escuetamente. - Cuando lleguen y se distraigan les haremos entregarnos sus armas. Sólo así podrán acompañarnos. - Tara explicó el plan sencillamente. En cuanto los hombres de Big Bear llegasen, los soldados los apuntarían con sus armas y Yuri se acercaría a quitarles las suyas. Ella misma daría la señal de que todo se pusiese en marcha. 

Tuerzo el gesto pero permanezco en silencio junto al resto de primogénitos.

Encañonar a esos tres tipos a las afueras de su ciudad sólo va a traernos más problemas..., pienso mirando de reojo a la sargento.

Esto es lo que ocurre cuando tomas una mala decisión y no cortas de raíz sus consecuencias: que luego vienen muchas más y sólo puedes tragar con ellas o cagarla.

Suspiro y me acomodo en el sitio.

Ahora vamos a cagarla.

-Empiezo a preguntarme lo mismo -comenté a Ethan y Erya-. Y es tal Tara... improvisa sobre la marcha y comete una imprudencia tras otra. Si esto sigue así... tal vez llegue el momento de cambiar las cosas. Por el momento manteneos juntos. Cuando la situación sea insostenible tomaré cartas en el asunto, pero todavía les necesitamos para llegar a donde queremos llegar. 

No sería buena idea.-Le dijo a Tara el joven Asoriano.-Mas adelante, mañana tal vez o pasado...cuando me asegure de que no nos siguen y se confíen en que no les haremos nada...los desarmaremos.-Le comentó a Tara tranquilamente, ya quedaba en su mano aceptar el consejo o hacer lo que la mujer deseara, si aquello acababa mal Curtis tenía de su mano varios recursos para salir con vida de allí acompañado de su seguro, Mara para que informase de la buena conducta que había tenido y sus diversos intentos de apoyo a la oficial superior a él.

Tras aquel sano consejo Curtis se acercó a Mara para facilitarle la vigilancia y se apoyó en un coche, cruzado de brazos y esperando la llegada de los tipos o simplemente alguna estupidez adicional de boca de alguno de los demás primogénitos.