La satisfacción por encontrar huellas fue fugaz; aquella extraña figura alada, los hombres que los rodeaban y el siniestro resplandor azul desconcertaron a Annienor; la aparición de los orientales le hizo dar un paso atrás de forma instintiva, y quién sabe dónde encontró la fortaleza para no salir corriendo despavorido.
Motivo: Int
Dificultad: 12
Habilidad: 0+8
Tirada: 1 3 5
Total: 3 +8 = 11 Fracaso
Tengo la sensación de haberme perdido algo... Primero, la nota de Daebeg... ¿Lo puse por error como destinatario? Y lo más importante: no entiendo el por qué de esa tirada de Saelh y Karel de Int, pero la voy a hacer también (si sobra, ignórese).
Fracaso. A lo mejor esto retrasa la dinámica, pero bueno. Tenía pensado atacar al más lideroso/cercano, pero me espero, por si acaso.
La tirada de inteligencia no se te aplica porque ese efecto no te afecta, solo a no-elfos
Lo pusiste como destinatario, sí. Entiendo que lo ha cambiado el dire. Y creo que la tirada la hemos hecho Drûm y yo... porque no somos Elfos
En el momento en que os preparabais para defenderos de los atacantes, Daebeg apareció trotando por una calle, parecía buscaros. Los guerreros habían formado una línea que avanzaba hacía vosotros con sus hachas en la mano y los escudos por delante. Eran docenas y docenas, seguían apareciendo sin límite, salían del suelo, de las paredes, de la nada... aparecían con sus estandartes ondeando tetricamente deshilachados y desgarrados... reflejando la luz mortecina a través de ellos.
En fin continuamos
Oye, dame alguna idea de lo que está pasando, jefe :S
Perdona, había perdido un poco el hilo.
Llegas y te encuentras a Saelh pálido y paralizado por el miedo, Karel esta hacha en mano preparado para defenderse y Annienor observando la situación indeciso. Parece que un ejército de orientales les ha rodeado... ahora bien, tu sabes que eso es imposible porque no hay nadie en la ciudad. Ellos aún no lo saben. Por lo que sabes y por la presencia de la vampira, pueden ser almas errantes de hombres muertos que la criatura usa a su antojo. No pueden hacer daño físico y su principal arma es el miedo.
Refrenó el impulso de huir despavorido al ver cómo Karel asentaba los pies a su lado. Respiró hondo un par de vces y se llevó el arco a la cara... cuando vio aparecer a Daebeg por una de las calles aledañas, sorteando las ruinas. Parecía haberlos visto. Eso y la abrumadora presencia de espectros terminó de decidirlo a escapar. Sólo se tomó el tiempo de murmuras a sus compañeros:
-Este no es enemigo para nosotros, y nuestra misión es otra... ¡Vámonos de aquí!
Y comenzó a retroceder, cada vez más deprisa, cada vez más...
Perdón por mi retraso (y no en el tiempo, precisamente!) y por pasarme de listo. Como siempre.
Pregunta: ¿puedo moverme?
Ni siquiera se lo pensó dos veces: tan pronto como las formas fantasmales habían aparecido, un terror irresistible se había apoderado de Saelh. Y aunque al principio el miedo le paralizó, las palabras de Annienor fueron como una orden, y el montaraz se dio la vuelta y comenzó a huir como alma que lleva el diablo, buscando un refugio en el que esconderse o, más bien, poner tanta tierra de por medio como pudiera entre él y los espectros.
Me piro corriendo como un orco escapando de los latigazos de su amo.
Karel decidió seguir al resto, aunque se giraba mirando a su espalda, buscando que los persiguieran. Aquella tropa podría aniquilarlos fácilmente.
Espectros, claro está. Todos los traidores que aquí cayeron seguían a las órdenes del enemigo.
──¡Venid! ¡No temáis! ¡Venid! ──Había aparecido de la nada, como ocurría habitualmente. ──Conozco un lugar seguro. No temáis a las sombras que ha dejado el enemigo para impedir que esta tierra sea repoblada. ¡Venid conmigo! La ciudad está desierta, excepto por un pequeño detalle.
La sorpresa se pintó en el rostro de Annienor al oír lo que Dabeg les gritaba desde la distancia, y también el escepticismo. Refrenó el paso con cierta reluctancia, y miró dos veces a su compañero de hito en hito, echando ojeadas fugaces y temerosas a las horas azuladas que se aproximaban. Annienor no era uno de los altos elfos de Aman, con un temperamento hecho a enfrentamientos épicos y sobrenaturales; él era un sencillo carpintero de barcos, y la confianza que Aenion ponía en sus palabras despertaba suspicacias en su vehemente corazón.
Tuvo que hacer un gran esfuerzo de voluntad para sobreponerse a la impresión que le causaban los espectros para aproximarse al elfo verde; y faltaríamos a la verdad si dijéramos que no lo hizo con ciertas precauciones, como si la de Daebeg fuera una imagen engañosa, una treta del Enemigo que fuese a transformarse de un momento a otro en otra de sus abominaciones.
Pero apretó los dientes y el paso y siguió la dirección que señalaba el laiquendi...
Karel frenó su carrera y giró corriendo para seguir a Daebeg. Todo ello sin perder el resuello y apenas el ritmo.
Al escuchar el grito de Daebeg, Saelh tuvo la suficiente presencia de ánimo como para empezar a correr hacia el elfo. Durante la misión había llegado a apreciarlo como líder del grupo, por su valentía y experiencia, y sintió que, si tenía alguna oportunidad de salir con vida de este trance, sería haciendo caso al laiquendi.
A correr hacia Daebeg
Mientras corrían por entre los muros arruinados, Daebeg comentaba la jugada: ──¿Podéis entenderlo? Aquí, entre toda esta miseria, he encontrado a mi madre. Al principio pensé que sería una superchería, pero todo es seguro. ¡Tenemos un lugar seguro! ¡Tenemos aliados!
Entre jadeo y jadeo, saltando entre piedras derruidas, adoquines ennegrecidos y jardines asilvestrados, Annienor miraba a Daebeg con expresión todavía incrédula, sensación acrecentada por las nuevas noticias. ¿Sería posible? ¿Aliados?
Miraba los alrededores ausentes de referencias como desorientado, y resultó reconfortante encontrar a Saelh y Karel con la mirada, confirmar que estaban allí, adentrándose todos juntos en las escarpadas callesy las gloriosas ruinas de Eglarest, el Barranco de los Abandonados, en la lengua de los elfos de Beleriand.
Una mujer elfa salió de un edificio en ruinas, se apoyó en el hombro de Daebeg. Y mirando al resto susurró de forma audible:
Hijo mío. Su sonrisa se agrando, un destello de colmillos fue visible. Ahora, mátalos.
Tirada oculta
Motivo: Int
Dificultad: 15
Habilidad: 8
Tirada: 5 5 7
Total: 5 +8 = 13 Fracaso
Tirada oculta
Motivo: Int
Dificultad: 15
Habilidad: 6
Tirada: 1 5 5
Total: 5 +6 = 11 Fracaso
Tirada oculta
Motivo: Int
Dificultad: 15
Habilidad: 5
Tirada: 6 7 8
Total: 7 +5 = 12 Fracaso
Daebeg, para resistir la orden INT 14.
──Si madre, ──dijo Daebeg tomando el arco y, con toda rapidez, poniendo en él una flecha. Pero en el último segundo, tornó hacia ella, en vez de disparar a sus amigos, y disparó.
Motivo: int 14
Dificultad: 14
Habilidad: 10
Tirada: 3 5 10
Total: 5 +10 = 15 Éxito
Motivo: arco
Dificultad: 0
Habilidad: 14
Tirada: 3 3 8
Total: 8 +14 = 22 Éxito
Objetivo: daño arco
Tirada: 2d6
Tirada: 2 5
Total: 7 = 7
La flecha de Daebeg no tuvo que volar mucho antes de impactar en el cuerpo de la elfa, por un instante sentisteis una rabia homicida hacía vuestro compañero y hubierais deseado matarlo y despedazarlo por su crimen contra una doncella de tal belleza. Sin embargo, en el momento en que el proyectil impactó sobre el hombro de la doncella, una explosión oscura sumió a la figura que fue transfigurándose en una criatura de piel mortecina, alas semejantes a las de los murciélagos rematadas en garras y una boca con una lengua viperina donde asomaban dos colmillos. La criatura chilló furibunda y alzó el vuelo quedando medio metro por encima vuestra y dispuesta a atacar.
Tirada de iniciativa :)