Partida Rol por web

Dormíais.

El sueño se había apoderado de vosotros hacía horas.

Sin embargo, en plena maddrugada, un aullido lejano, en el exterior del caserón, os despertó. Sin duda que en aquella zona habría lobos. Manadas tal vez, merodeando. Y ésto sería posible por la abundante vegetación de esta zona portuguesa.

Los aullidos eran constantes.

Terribles.

Y vuestro cuerpo os pedía levantaros, pues ahora habíais perdido el sueño. Uno de vosotros se percató de que Cristovao... ¡no estaba en su cama! Cuando los tres os dirigísteis al salón, Adamo tampoco se encontraba allí tumbado. Tan solo había una manta caída en el suelo.

La noche no es que se la más placentera que he pasado haciendo el camino de Santiago, pero me sirve para descansar un poco hasta que empiezo a oir una cantidad ingente de aullidos de lobos, que me desvelan y no consigo volver a dormirme. Al levantarme y ver que Cristovao no se encuentra en la cama, me acerco al salón para ver si está hablando con Adamo, ambos están desaparecidos. 

Me acerco a los chicos y les hablo con voz suave para ver si se despiertan. - Venga chicos arriba, no encuentro a Cristovao ni Adamo, ayudarme a buscar por la casa. 

Tras oír la voz de Antonio, Sonia comienza a despertarse. Desde luego, lo que rodeaba aquella casa no era muy tranquilizador.

¿Como no puede estar? Quizás haya ido al baño

Despues de una busqueda frenetica por toda la casa solo acierta a decir.

- ¿Donde esta Adamo?

Los aullidos de los lobos le hacian sospechar que podian haber salido, pero no con Cristovao en esas condiciones.

- ¿Que hacemos? ¿Esperamos a que amanezca?*

No lo se- responde Sonia- pero esto no es normal. Vamos, la casa no es tan grande, debe estar en algún sitio- calla durante unos segundos. 

Que Antonio creyera que se desveló con los aullidos de perro quizá fue producto de su imaginación, pues hasta que no despertásteis y vísteis la desaparición de Adamo y Cristovao, éste, ni tampoco Rodrigo y Sonia lograron despertar, ¿porqué?

El caso es que mientras os preguntábais dónde estarían aquellos dos, Roberto se apresuró a registrar toda la casa. Baño, salón, cocina, habitación... nada... ¡un momento! ¡EL PATIO TRASERO! Corrísteis a la parte trasera, justo donde Adamo guardaba la jaula con sus bonitos canarios... y entonces, el espectáculo que vísteis fue tan tremendamente dantesco*: introducido en la jaula (más bien retorcido y metido allí como a presión), se encontraba el cuerpo sin vida de Cristovao, con algunos pájaros posados sobre su nariz, su pelo, algunos dedos o su barbilla. El cadáver estaba encogido en la gran jaula, y vísteis que tenía rajada la garganta, lo cual produjo que viérais un enorme charco granate de sangre bajo la jaula...

Aquello era impensable. ¡¡Habían matado a sangre fía al portugués, y lo habían metido con los canarios!!

Sin embargo, tras quedar un poco en shock, entrásteis en la casa, y observásteis un par de detalles que quizá antes, sea por el desvelo desvelo o la aún falta de sorpresa delante de vosotros, no advertísteis: observando a través de las ventanas de la casa (de cualquier habitación), se había colocado unas tablas y planchas como de madera y metal por la parte exterior, como tapando las posibles salidas del lugar (TODAS). Incluso abrísteis los postigos interiores de una de las ventanas del caserón, empujásteis las planchas hacia fuera y... nada, ¡estaban fijadas como a clavo vivo desde fuera! Incluso la puerta de entrada no se lograba abrir, por mucho que tirábais del pomo ¡QUÉ DIANTRES!

Por otro lado, el otro detalle era que el hacha de cortar de madera, el cual quedó apoyado en el salón, no aparecía en ningún sitio, y Adamo no aparecía...

La búsqueda por la casa parecía que tenía resultado. Al llegar y observar el cuerpo de Cristovao dentro de una jaula, metido a presión, era algo vomitivo y pienso quién sería el loco que ha hecho eso. De la visión del cuerpo, tengo varios retortijones en el estómago y vomito a la entrada del patio. 

- Pero que cojones ha pasado aquí, estamos encerrados y seguro que es el puto loco ese de Adamo. Dije a los chicos mientras miraba como nos había encerrado en esta mierda de casa. 

El chillido de Sonia al ver el cadáver demostró claramente lo asustada que estaba en ese momento. Su amigo muerto por causa de un demente que, para desgracia del pequeño grupo, les había dejado encerrado allí, sin salida e indefensos. Sonia intentaba mantener la calma, y a duras penas lo conseguía:

Y ¿que vamos hacer?- balbuceó. 

La imagen impacto mucho a Roberto ¿Por que? ¿Por que habian matado a Cristovao?

- ¿Pero... pero estamos seguros aqui dentro? -dijo mirando las ventanas tapiadas y las puertas cerradas- ese... ese hombre... de momento deberiamos buscar algo con lo que romper las planchas o algo para subirnos y tratar de salir por el patio interior.

- ¿Seguros aquí dentro? lo dudo, pero lo que si estamos es encerrado, tenemos que intentar buscar la manera, como dice Rober, de romper las ventanas y ver si podemos escapar y pedir auxilio. Piensa Antonio, piensa, estaba en mi mente esa frase. Lo mejor será dividirnos y poder buscar utensilios que nos sirvan para defendernos y buscar una posible salida. 

¿Dividirnos? ¿Estas loco?- pregunta Sonia. Esa es la peor opción posible ante ese tipo de situaciones. Claro que estar allí todos juntos sin hacer nada tampoco era bueno. A saber cuanto tardaría aquel maniático en volver a aparecer a por ellos.

- Sonia tiene razón. Separarnos con un maniaco con un hacha suelto es la peor opcion posible, debemos mantenernos juntos.

¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ AAAAAAAAAAAAAAAGGGGGGGGGGGGGHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH !!!!!!!!!!!!!!!!!!

Un gran grito invadió entonces la escena. Éste era muy gutural (ronco y profundo) y lo escuchásteis como muy lejano (aunque procedía como estando encajonado, como emitido entre varias paredes quizá). Mirásteis en todos lados de la casa, pero no había posiblidad alguna de salir de allí, al menos, visiblemente.

Nos sobresalta a todos un grito en la lejanía, y por mas que busco no encuentro una salida factible.

Tras distintas busquedas de una salida infructuosas todas se escucha un grito proviniente de todas partes y al mismo tiempo de ninguna. Con un chillido, mas propio de Sonia que de un chaval de su edad, Roberto se esconde tras la espalda de la muchacha.

- ¿Que? ¿Que fue... eso? ¿Habra sido Adamo?

Sonia traga saliva con dificultad. Aquel espantoso grito solo le provocó que se le erizase el pelo de raiz.

No lo creo...- dijo, sin saber que poder hacer a continuación.

Tras el tremendo grito gutural*, la casa volvió a ser silencio de nuevo. Tras deambular por la casa y no encontrar salida alguna, descansásteis un rato. Sin embargo, ni Sonia ni Antonio estaban tranquilos quedándose sentados, por lo que fueron a la cocina y volvierona mirar por todos lados... ¡Un momento!

Bajo la mesa que había allí, vísteis una pequeña rendija en forma cuadrada, como si el suelo de madera de la cocina estuviese rayado. La pequeña hendidura no podía significar otra cosa: ¡era una trampilla! Varias tablas hacían de entrada hacia, por lo visto otra sala hacia el fondo, como hacia tierra... Con un par de cuchillos grandes hicísteis palanca y elevásteis la pequeña puerta. Nada más abrir la trampilla, un tremendo hedor salió del sótano (que era lo que parecía, pues el fondo estaba oscuro); aquel olor era tremendamente nauseabundo, y las arcadas comenzaron a sucederos...

Aún teniendo la trampilla abierta, y a diferencia de un sonido gutural de garganta como oísteis, escuchásteis una voz que venía del interiro del mismo, pero como con algo de eco, de cierta lejanía (tampoco mucha). Era, clara y perceptiblemente, ¡la voz de vuestro anfitrión Adamo!

¡¡¡Ayudadmeee!!! -gritaba desesperadamente acompañado de otros gritos suyos de terror-.