Partida Rol por web

Yunque está agazapado junto a tí. Más adelante, los blancos pasillos se tiñen de rojo y naranja, luces de terribles descargas de energía que solo puedes suponer provienen de Cosmos. Golpes resuenan y sacuden el lugar como terremotos, y escuchas la voz de Crusher en un grito ahogado.

El preso te mira. Mira, si todo se va a la mierda, no pueden quedar testigos. Esa es la orden que me dieron. Eso es lo que tenemos que hacer, y Giro nos sacará de aquí. No puede quedar nadie que pueda contar allá afuera un puto detalle que recuerde, algo que creyó ver.

Vuelve a mirar hacia adelante, avanzando un par de pasos dándote la espalda. Vamos, tenemos que asegurarnos que Crusher no pueda con Cosmos.

Si aparecemos por allí en medio del combate y le ayudamos Cosmos nos partirá el culo a nosotros también...creo que tendríamos que encontrar la manera de volarlo todo por los aires. Este lugar no se alimenta de un reactor nuclear o algo parecido?.

Corro detrás de el, sin tener muy claro que el tema de matar a los testigos me salga a cuenta...nosotros somos testigos también y esta claro que yo soy mas prescindible que Yunque.

Down levantó el brazo y se miró el brazalete con un geto de extrañeza. La realidad tardó un par de segundos en alcanzar su conciencia. Sus pies se despegaron unos centímetros del suelo y miró a Cuervo, con una sonrisa exultante. Movió la cabeza de arriba abajo en gesto de asentimiento.

—¡Oh, Siiiii! —exclamó en un tono casi orgásmico— Claro que lo siento.

Estrelló el brazo contra la pared y pedazos de mampostería, volaron en todas direcciones. Los restos destrozados del brazalete rebotaron en el suelo.

Se llevó ambas manos al cuello de su traje térmico y de un halón, lo partió por la mitad, quedando en ropa interior.

Le dio la espalda a Cuervo.

—Agárrate. Hay una fiesta en el piso de arriba y no me la pienso perder.

El disparo de ráfaga impacta certero en tu pecho. Todas las ropas que llevabas encima se incineran al instante, pero notas que no te ha hecho daño.

Sonríes... los proyectiles de lava incandescentes de Ráfaga son, aparentemente, cosquillas para tu ígnea forma.

Sientes el poder, como hace años que no lo sientes. Es el dulce saber de la fuerza, la potencia de cien, un millar de cazas de combate. Crujes los nudillos y suenan como una bomba nuclear; te mareas por el repentino flujo de sonidos que habías olvidado al tener tus sentidos suprimidos.

Una explosión se oye en el Taller, junto con el crepitar de los disparos de Ráfaga. Un quejido, femenino, los guardias, la muerte... y las paredes, que parecen a punto de quebrarse.

- Vamos, por aquí, dice Gear mientras en el Taller se desata el infierno.

Ráfaga dispara a diestro y siniestro, mientras su luz se ve eclipsada de repente por un preso que estalla en una figura ígnea, flotando poderoso sobre los demás.

Corren agachados hasta llegar al ascensor, que se encuentra, por supuesto, fuera de servicio. El hombre musculoso y el lagarto toman las grandes hojas del ascensor y, con un pequeño esfuerzo, tuercen el plastiacero hasta abrir un boquete.

Gear se asoma al hueco, a punto de decir algo, cuando un sonido de aire a alta velocidad los interrumpe.

Se vuelven, y ante ellos se encuentra Down, en ropa interior, con su corto cabello al viento y una sonrisa cruel en la cara.

Tank sigue a Yunque, las dudas en su cabeza. Una sección de la pared sobre él explota, llenándolo de pequeños pedazos de mampostería.

Por fin se asoman al final del pasillo. Cosmos, un gigante de piel grisácea y cubierto de llamaradas energéticas naranjas, lanza una lluvia de fuego hacia Crusher. El héroe, aunque quemado y sangrando, intenta alcanzarlo en el cuerpo a cuerpo, aunque se encuentra casi arrodillado, cabeza baja.

Un misil crepitante sale de los dedos de Cosmos e impacta al héroe en el pecho, enviándolo hacia atrás medio metro. La onda expansiva sacude las paredes, que se agrietan.  

Yunque te señala un trío de guardias que se acercan a Cosmos por detrás, a unos 20 metros de tu posición. A por ellos, Bola.

Contemplo el combate y por lo que se puede ver ahora mismo, Cosmo no parece necesitar ayuda para partir el culo a su rival.

Sin embargo si que hay algunos guardias que están intentando ser de ayuda. Me pregunto si Karizma disfrutaría sabiendo que mate guardias...o le jodería que matase a los guardias "honrados".

Meneo la cabeza ante estos raros pensamientos mientras uso las sombras y la cobertura para ir a por los guardias junto con Yunque.

Cuando estoy lo suficientemente cerca, tomo un pedazo de escombro con buen peso y se lo arrojo al trío con el fin de desperdigarlos y tal vez acertar a alguno.

Arrojas un gran pedruzco contra el trío de guardias que se acercan, estrellándolo contra la pared sobre ellos. Dos se tiran al piso, ante el sorpresivo impacto. El tercero se queda frío; Cosmos se da vuelta advirtiendo el sonido, y lo manda a volar de un revés que desarma al guardia contra una pared.

Los dos del suelo, parapetados, abren fuego con sus escopetas sobre tí.

Uno de los disparos se va desviado, pero el otro muerde tu hombro. Sientes el golpe, ves como tu piel se opaca un instante y con un movimiento de la mano haces que los perdigones, reventados, caigan al suelo como si fueran mierda de paloma.

Los guardias recargan rápidamente. Aprovechando la momentánea distracción de Cosmos, Crusher se abalanza sobre el villano atrapándolo en una presa.

Tomo un nuevo trozo de escombro, pero esta vez lo llevo ante mi como escudo de sus disparos hasta llegar sobre ellos, momento en el que lo soltare o lo usare como improvisado garrote contra ellos.

Te acercas hasta ellos, una pieza metálica grande que parece haber sido parte del contenedor de Cosmos sirviéndote de escudo y apartando el disparo que intentan nuevamente. Al llegar cerca de ellos, lo descargas sobre sus cabezas.