Bueno, pues ya te digo XD. No me dices si pierdo a los chiquillos de vista.
Si los he perdido, pues supongo que saldré del metro aver si los encuentro, si no, pues Alexander irá a inspeccionar el charco del que salieron las gotas brillantes. Si aun los puedo pillar, pues corro como alma que lleva el diablo detras de ellos.
Los chiquillos han escapado visiblemente...
No se oyen nuevos ruidos en el metro más que las típicas goteras y alguna que otra luz en cortocircuito.
Todo sigue a media luz cuando llegas a las escaleras intentando encontrarlos...
Al parecer ambos escaparon.
Te encuentras frente a las rejas que tendrán 2.5 mts de altura a tu vista...
En la condición atletica que te encuentras sería absurdo intentar treparlas, o al menos hasta que abran por la mañana,aunque puedes intentarlo.
Los perros se encuentran aterrorizados uno detras del otro en el hueco en el que Norton suele dormir.
El viejo violinista musitó una maldición mientras apretaba los barrotes con fuerza.
Su persecución pronto dejó de cobrar importancia, ya uqe de nuevo aquel silencio volvía a estigmatizarlo.
Volvía a rememorar viejas vivencias que le hacían temblar ligeramente de nerviosismo, y solo el tacto cálido del pelaje de sus perros aliviaba su pesado lastre.
De camino a su lecho, pasó por el charco junto a las vías que hace poco mostraba ser testigo de la blasfemia del chico... Se acercó sabiendo que nada ocurriría, y miró en el charco su reflejo distorsionado.
Con un gesto de pesadumbre, como de alguien que desea encontrar algo que de sentido a su vida, pisó el charco con impotencia y maldijo de nuevo.
Tras pisar el charco las gotas calleron a pocos centimetros de Alexander... pero ninguna lo tocó...
El deforme charco, que se volvía turbio por momentos debido al movimiento de las pequeñas vibraciones que recordaban la patada, le devolvía la vieja y cansada mirada de un luchador que pasó de todo en su vida, menos la paz.
Alexander se veía reflejado en ese espejo en el suelo pero no reconocía lo que veía, años hace que no puede verse tan claramente.
Las arrugas se mezclaban con las pequeñas turbaciones del charco.
Un fantasma se encontraba detrás de su rostro, una imágen muy poco clara se percibía detrás de su persona...
para que no halla errores de entendimiento, cuando dije un fantasma no me refería a uno literal sino una explicación del tipo de imágen que ve detrás del agua, algo borroso.
Despues de esto Alexander se largó a su mugriento colchón, se enterró en cartones e intentó inutilmente conciliar el sueño.
De momento se diferenciar una metaforaXD gracias.
La noche pasó sin mayores distracciones que las ya vividas hasta el momento.
El ruido de los portones de hierro le anunciaron la llegada de la madrugada y los perros ya se encontraban despiertos y buscando algo que comer.
Poco faltaba para que el metro se llenara de pecadores mugrosos detrás de sus disfraces de riqueza.
Odiaba ese espantoso escenario.
bueno... es que no quería que se confunda... quizá creías que veías fantasmas en el agua que se yo... los umbrianos somos tan retorcidos jejeje XD
Sin apenas haber pegado ojo, Alexander retoma su rutina diaria.
Acaricia a sus perros con cariño,y se encamina a la entrada del metro, donde con el violin intenta deleitar los oidos de los peatones, esperando algo de limosna.
El hedor a sudor y a orines, las uñas gruesas y llenas de mugre, y sus zapatos por donde asoman los dedos de los pies, contrastan con la interpretación de la quinta sinfonía de Beethoven que fluye de su violín como si se tratara de agua clara.
Una vieja boina espera ser llenada de monedas inutilmente, pues la gente antes de un músico, ve un viejo loco sin techo.
La mañana estaba tan concurrida como la mayoría de los días de la semana. No así la boina que permanecía con 1.20$ tal y como había contado una hora antes.
De repente dos hombres de traje se presentan ante él para mirarlo detenidamente.
Sin decir absolutamente nada, uno de los dos hombres que se mantenía parado frente a el viejo decrépito y sucio, saca una billetera de uno de sus bolsillos y le tira dos billetes de 100$. Uno por cada uno de los extraños.
Alexander se sorprende y deja de tocar mirando a los indivíduos. Se acuclilla y examina los billetes, para despues dedicar una sonrisa a los generosos ciudadanos. ...muchas gracias.
Despues de esto se dispone a regalar la mejor melodia que puedan crear sus dedos.
Los dos hombres de alto rango siguen parados frente a Alexander cuando uno de ellos toma la palabra.
Deje eso ya por favor Refiriéndose a la música
Imagino que es usted Alexander Norton...
El mendigo frunce el ceño... ...no. Ese no es mi nombre. Sus ojos muestran algo de nerviosismo.
Una oleada de personas pasa por detrás y por delante de los dos individuos y tras un tumulto en la escalerilla de entrada notas cómo ya no se encuentran allí los dos sujetos.
Tras el extraño incidente se despeja totalmente la entrada al subte cuando ves venir a dos guardias con anteojos oscuros desde abajo.
Sin decir absolutamente nada te toman de ambos brazos dejando, así, caer tu violín sobre el descanzo entre los peldaños.
El baúl del instrumento quedó cerrado junto con todas tus monedas y los billetes recién recibidos.
Ambos policías, eso identifica Alexander a juzgar por sus trajes azules y placas en el pecho, le llevaban caminando pero sin intentar dañarlo. Por alguna razón no habían tomado ni sus armas ni sus cachiporras.
Agh!! Socorro! esto es brutalidad policial!! de que se me acusa!? Bramando y babeando lamentos, alexander se resiste con sus pocas fuerzas.
Son pocas las personas que se dan vuelta para ver como dos usuales policías se llevan a un mendigo para el manicomio.
Notas que la mañana está despejada mientras intentas forcejear.
Los hombres te arrastran un par de cuadras más y luego comienza a intentar hacerte caminar por la fuerza.
(Sonido de dados)
Así como el guardia te tomó por el brazo, logró alzarte para montarte en una posición erguida.
Tirada oculta
Tirada: 1d100
Motivo: Guardias
Dificultad: 30
Resultado: 41 (Éxito)
Ahora caminarás sin que tengamos que andar dando de golpes.
Grita como un enfermo... Mi violin!! traedme mi violin!!... mis perros.. no!!
Llagado un momento Alexander se rinde a luchar contra los dos guardias. La calle estaba llena de gente a la que no le interesaba si lo llevaban caminando a arrastrando su cara contra el piso.
La mañana no podría haber empezado peor. Bueno, en realidad empeoraba a cada paso que sentía más y más hambre... y esos dos hicieron que pierda los euros que había ganado con tanta suerte y habilidad.
Veo que te tranquilizaste un poco. Y sinceramente nos alegra muchísimo.
Dijo uno de los guardias. Éste era rubio y de ojos claros. Llevaba una colonia dulce, de las que solía oler cuando vivía en casa y se llenaba de gente para reuniones importantes. Algo de todo eso le inspiraba confianza, quizá el hecho de recordar algo de su infancia le hacía creer que les conocía o que no le harían daño.
Caminaron unas cinco cuadras hasta llegar a la plaza principal, frente a la catedral.
Alexander se persigna como todas las veces que rezaba y luego pide a Dios que le deje entrar.
Como si le hubieran oído los hombres responden:
No tenemos ninguna intención de hacerte daño. En absoluto.
Es precisamente allí a donde vamos. - El rubio indica con su propia cabeza como índice hacia la catedral.
Espero tu último post para finalizar este capítulo.