- En un momento los atiendo, mejor yo los anuncio no sea cosa que esté ocupado.
Dice la recepcionista al pedido de Lobatto mientras sigue esperando a Alexander para saber el motivo de su visita allí.
Anauel observa por unos momentos al hombre con aspecto de vagabundo antes de volver a sonreír tranquilamente.
-Tranquilízate Lobatto, no hubiera llegado hasta aquí si no fuera de los nuestros, ¿no crees? Debe de ser un recién llegado a nuestra causa parece que su poder es bastante... interesante- calla intentando pensar cuál podría ser y aunque se le ocurren muchos ninguno parece amoldarse a esa señal, es la primera vez que la ve pero es muy clara.
-Se lo diremos a Héctor por si acaso en cuánto nos den paso- acabo murmurando a mi acompañante finalmente, aguardando pacientemente.
Algo confundido por lo que me encuentro alli, y sobre todo, por la amabilidad con la que me reciben, sin echarme de alli solo por mi presencia, al fin contesto a la recepcionista, despues de mirar varias veces a todos los que se encuentran alli
-Busco a dos hombres, Hector y Luis... El padre me ha dicho que preguntara aqui...
- Parece que todos buscan a la misma persona... Veré lo que puedo hacer.
La mujer se voltea para dirigirse directamente a la puerta izquierda.
Da unos cuantos golpecitos y al rato sale Héctor con una sonrisa.
Héctor sale del directorio con una carpeta en mano y levantando la mano en señal de saludo a las tres personas que aparentaban buscarlo.
- Por favor espérenme un momento mientras termino una reunión aquí dentro.
Dice volviendo a esconderse detrás de la puerta a la vez que la recepcionista retomaba su lugar de trabajo.
La señal de poder que habían sentido en un principio se aleja notablemente volviéndose un poco más débil que al principio. Si bien seguía siendo mucho más fuerte que la de un fenómeno normal, ésta se había dividido por tres como mínimo.
En resumidas cuentas, lo que sienten Lobatto y Anauel es que se concentraba el poder de cuatro o cinco personas en ese momento cercano a ellos... "fenómenos" que no incluían a los asistentes, oficinistas o a Héctor en sí.
La fuerza era ahora la de dos personas... relativamente.
Anauel mira extrañada a su compañero tras la intervención de Héctor, al cuál se limita a asentir con una sonrisa afable, entrelazando entonces las manos delante de sí misma con actitud paciente y tranquila hasta que se decide a hablar.
-Parece ser que los tres precisamos hablar con Héctor... No le había visto antes por aquí, ¿no es así?- pregunta en tono educado y dulce a Alexander sin perder la sonrisa a pesar de ser un total desconocido cuyo aspecto deja un poco que desear.
Me hago nervioso a una esquina, murmurando, como casi siempre, mientras observo a la gente que alli se encuentra, sin disimulo, aunque con ese aire de loco que inevitablemente llevo conmigo
- Creo haber oído algo de tí en la sala de reuniones. Digo finalmente al roñoso que se encontraba justo enfrente nuestro esperando por Héctor.
- ¿Has ingresado a nuestro "grupo"... Dice estas palabras con tono de complicidad ... en estos últimos días no es así?
Me adelanto un poco para apoyarme directamente sobre el mostrador con la misma actitud de paciencia que Anauel.
Sigo en mi esquina, receloso. Miro a la chica cuando me pregunta, pero no le contesto. No estoy acostumbrado a que me hablen asi, y no me da ninguna confianza. Pero cuando el hombre me habla, el desconcierto se apodera de mi nuevamente. Hablan de mi? un grupo?. Los miro directamente a los ojos, y no les contesto, al menos no hasta que Hector o Luis esten presentes. No se exactamente lo que esta pasando, y mi mente confusa no es capaz de descifrar todas las pistas que me estoy encontrando
-Cómo quiera, ya tendrá tiempo de aprender modales- responde Anuel al silencio de Alexander con un tono más distante, claramente ofendida con su comportamiento a pesar de que había tratado mostrarse amable.
Si prefiere responder a base de amenazas y gritos desde luego ese no es su estilo, así que se limita a negar con la cabeza y viendo que Héctor parece tan ocupado en estos momentos toma asiento en alguno de los bancos o sillas dispuestos para la espera, entrelazando las manos en el regazo tranquilamente.
Espero que no sea mudo, sino has metido la pata hasta el fondo.
Susurra Lobatto a Anauel sin que Alexander lo escuche.
Tomaré asiento contigo mientras este hombre sale de allí. Parece que la espera será larga si es que antes debe atender a Alexander.
Digo algo en el oído a Anauel.
luego en voz alta y sentandome a su lado:
Tomaré asiento contigo mientras este hombre sale de allí. Parece que la espera será larga si es que antes debe atender a Alexander.
-Sí, eso sería una buena metedura... Pero ha hablado hace un instante preguntando por Luis y Héctor así que no te preocupes, tan sólo es un maleducado más, supongo que es normal al principio- se encoge de hombros quitándole importancia al asunto.
Al fin y al cabo parece que el extraño hombre ya forma parte de su "Orden" y es lo único importante de verdad.
Por suerte para Anauel, la paciencia sí es una de sus virtudes, así que se limita a esperar junto a Lobatto sin ningún tipo de incomodidad perceptible.
Por la puerta del directorio sale Hector seguido de unos cuantos hombres más y tan sólo una mujer.
El hombre que lidera el grupo, Luis, saluda a Anauel, Lobatto y Alexander y continúa su camino hasta la puerta que tiene en frente.
Héctor le sigue y dice en voz alta.
- Por favor, los tres pasen por aquí. Dice indicando a la puerta que ellos veían hacia su derecha.
Entro rapidamente, cruzando furtivamente miradas con los dos desconocidos. No me gustan, aunque todavia no me atrevo a juzgarlos. Parecen pecadores, a todas luces, pero no pueden serlo... espero. Me hago de nuevo a un lado en la siguiente habitacion
Lobatto pasa tras Alexander y seguido de Anauel.
- Hector... emmm... no creo que el sr. pueda oir ciertas cosas que te tenemos que preguntar... podríamos esperar fuera. Dice con algo de nerviosismo en la cara.
No sabía qué tanto podía saber de la iglesia Alexander y si confiar en él o no.
-Así es. Además es obvio que no le hemos caído demasiado bien y probablemente se sentirá incómodo con nuestra presencia... Esperaremos fuera, no hay problema- mira un momento a Lobatto y se aparta de la puerta por la que se dispone a desaparecer Héctor seguido del extraño y huraño anciano.
Cada vez le gusta menos, no tiene aspecto de sentirse demasiado cómodo o confiado entre ellos. Habrá que vigilarle de cerca, no es precisamente "normal" que se pueda decir.
Se cruza de brazos y espera de nuevo. Lo cierto es que estaban perdiendo mucho tiempo valioso, pero Héctor sabría de sobras cuáles eran sus preferencias.
Héctor sobrepasa a Alexander que ya había entrado en la sala con las nuevas oficinas, cruza la puerta y le dice a Anauel que había quedado fuera esperando
- Entra que también tengo que hablar contigo.
-Cómo quieras- se limita a responder encogiéndose de hombros, siguiendo a Héctor hasta el interior de su despacho sin entender muy bien a qué viene esa prisa pero si quiere hablar con todos a las vez por algo será, o eso presupone.