Partida Rol por web

Carraspeo

Primero le dedico mi atención a los niños. Creo que es por el momento lo único que hemos hecho de forma impecable. Ellos estarán a salvo

"Quizá podais hacernos un favor. Podeis esconderos con facilidad. Podeis ver, oir y caminar entre la gente sin que nadie se fije en vosotros. Sois unos niños, y a ojos de los adultos ocupados y estresados, sois invisibles"
"Preferiría que no os metierais en peleas, pero si en algun momento necesitais que vayamos, sea por lo que sea, ya sea porque habeis visto algo alarmante o porque pueda haber lios, contad con nosotros"

Me planteo hacerles algo parecido a la radio de mi amigo, aunque sea algo más discreto. Algo que mande simplemente una señal, y que no les meta en lios.

Si. Darles una carta que los niños puedan jugar.
Cuando sea el momento

"Grupo, por nuestra parte... Me preocupan más las tropas de Peggy que los piratas de Roni. Simplemente porque los piratas son los que cabian en un barco, y porque en verdad son unos flipaos de la era de la piratería, que se creen los hijos del Capitán Garfio ¡Si usan barcos de madera, y lámparas de aceite en vez de linternas a pilas, por el Tito Sam! Por otro lado, las tropas de Peggy son numerosas y tienen armamento de este siglo."

"Aunque el propio Roni SI es un peligro. El nos conoce, es un espia. Y para un espia, la información es la mejor arma"

 El pirata escucha las palabras de los agentes, decepcionado de que la idea de dejarlo ir con la condición de ser un espía para ellos no prosperara. Para aquel hombre, era claramente mejor ser un chivo dentro de su propio grupo que seguir bajo la captura de los agentes. Y es que, después de la ejecución de su colega pirata, era difícil sentir algo de confianza por el grupo.

- ¡Oh, vamos! Incluso si no confían en mi, ¿creen que me arriesgaría a delatar-

 Antes de que pudiera seguir, el pirata recibe una patada en el estómago por parte de Sam, la cual no había tenido ningún recelo en tratar a aquel hombre con violencia cada vez que hablaba de más.

- No estaban hablando contigo.

 Luego, la muchacha se gira hacia los agentes; en específico hacia McTaker. Toma aquel aparato de alarma que el americano había diseñado en cuestión de minutos, musitando un pequeño "gracias", y se lo entrega a sus hermanitos huérfanos.

- Pip, Ollie, tomen este aparato y váyanse. Yo me reuniré con ustedes más tarde.

 Aunque al principio los niños mostraron resistencia al pedido de su hermana, lo cual era comprensible teniendo en cuenta el tiempo que había estado separados, pronto los dos asintieron y se fueron cruzando la oscuridad de la noche. Si el peligro acechaba a los niños, el artefacto diseñado por McTaker se encargaría de avisarle a los agentes.

 Una vez que la chica se quedó sola con los agentes, respondió a la pregunta de Ivanov.

- Si, puedo llevarlos hasta el hotel de Vinnie. No está muy lejos, y conozco los callejones lo suficiente como para que podamos llevar a este pirata sin que nadie nos vea. Una vez allí... bueno, podemos hablar de lo que tengamos que hablar.

 Este último lo dijo mirando a Zeta, devolviendo la sonrisa que le había dedicado la agente con una sonrisa un tanto forzada. No sabía cuáles eran las intenciones de la agente con el interrogatorio, pero ya había depositado su confianza en el grupo.

- Es mejor partir cuanto antes. Vamos.

 Sin más, el grupo se deja dirigir por la adolescente a través de la oscuridad de la noche de Los Bloques para arribar hasta el hotel de aquel hombre "Vinnie Mahola" que algunos de los agentes parecían conocer. La idea del grupo de agentes era que descansarían en aquel lugar. Y en algún momento adecuado Jones y Zaheera se dirigirían a comunicarle a Donna Wen el "éxito" de la misión que la comandante les había encomendado.

 Debido a la soledad de la noche y la discreción con la que se movieron, el pirata no tuvo oportunidad para alertar a nadie de que encontraba prisionero de aquella gente. Lo único que faltaba era determinar si el propietario del hotel tendría algún problema con la situación del pirata. Al poco tiempo, llegaron al edificio. Era un lugar bastante grande y de agradable aspecto, lo cual le hacía contrastar con todo lo demás que había en la calle. Un cartel solitario que decía "Mahola's" se encontraba frente a la puerta de entrada, en la cual ya se encontraban los seis.

 Al entrar el establecimiento, pudieron observar que todo el ambiente de la sala principal era de un tono violeta. Tanto el escritorio para registrar clientes como el modesto bar que se encontraba en uno de los laterales de la habitación (el cual tenía un luminoso letrero púrpura con el nombre del lugar). Aquel color le daba un ambiente un poco más... adulto a aquel lugar.

 La única persona que se encontraba en aquel momento en ese lugar era un hombre de camisa hawaiiana y pelo engominado, el cual estaba revisando algunas libros de contaduría en el escritorio del recepcionista. Cuando elevó su mirada de los cuadernos para ver a la gente que se encontraba en frente de su negocio, su rostro pasó de una sonrisa grata a una expresión de preocupación leve. Era evidente que ver a algunas de las personas de aquel grupo le llamaba la atención. Sin embargo, aquello no evitó que el hombre se acercase al grupo para determinar cuáles eran sus intenciones.

Buenas noches, damas y caballeros... Sr. Sokolov, es bueno volver a verlo. Supongo que ya no está en compañía de aquellos caballeros distinguidos... los piratas, quiero decir. Sr. Jones... tengo entendido que usted trabaja para el régimen, ¿no? ¿Anda necesitando una habitación a esta altura de la noche?

 Por el momento, los agentes contaban con la suerte de que aquel sujeto (el cual estaba identificado como "Vinnie" en la etiqueta de su ropa) no había visto al pirata que tenían amarrado detrás de ellos, sino que solamente se enfocaba en los dos hombres a los que decía conocer. Y parecía conocer bastante, por las cosas que comentaba. Pero era aquel conocimiento el que provocaba preocupación en Vinnie Mahola. Después de todo, ante él estaban un "turista" que había sido capturado por los piratas (y que Vinnie sabía de su situación) y un hombre que respondía al régimen.

 Aquello podía significar algo malo.

- Ustedes vienen aquí a ... ¿buscarme a mi? Yo solo proveo habitaciones y lugares para dormir para cualquier persona que lo necesite. No estoy aliado con ningún grupo que vaya en contra del régimen. Ni con los piratas, ni con la mafia... ¡nadie!

 El hombre se mostraba visiblemente nervioso, pero no retrocedió y esperó la respuesta de los agentes. Parecía saber que detrás de todo ello había oportunidad de hacer un negocio. Y aquello era suficiente motivación para escuchar a aquellas personas.

 El agente Roni fue brusco en su comunicación con Totonaco; explicando sus motivaciones con una justificación pragmática pero cortando la trasmisión luego de que terminase de hablar e incluso apagando el walkie-talkie evitando que aquel hombre pudiese seguir hablando con él. Algo que hasta el momento jamás había pasado en la misión. Sin embargo, el cardenal se sentía que estaba en todo su derecho de hacerlo. Y dado que la Agencia le había dado la libertad de operar en la misión como lo viera más conveniente (tanto a él como a los demás agentes), tenía algo de razón.

 Las palabras del Encargado de Armamento no habían logrado cambiar la óptica sobre la situación que tenía Roni. El cardenal había formado una estrategia peligrosa pero eficaz, que permitiría el avance de la Agencia conforme los piratas se adueñaban de la isla. Pero... ¿hasta qué punto funcionaría aquel plan? ¿Podría colonizar toda la isla bajo el puño de la ira pirata? ¿Podría la Agencia siempre atemorizar a los piratas y hacerlos retroceder? Y... ¿cuantas vidas inocentes se perderían en el camino de aquel plan del agente del Vaticano?

 Eran preguntas que podrían dejar sin dormir a cualquiera... pero Roni había encontrado tranquilidad en aquella estrategia. Y ahora que estaba tan cerca de hacer caer al régimen en Los Bloques, no la abandonaría. Y Dios era su testigo.

 Por la puerta trasera del depósito, la cual Roni había usado para salir al callejón, aparece Henry Dojo. El temido capitán y el hombre que había permitido a Roni llevar adelante sus métodos maquiavélicos para recuperar la isla. Dos almas que se complementaban para llegar a sus deseos. Una de ellas... con motivos más profundos.

 El Capitán Dojo se acerca a Roni, mirando al cielo con seriedad.

- Ya es hora... aquel hombre, Ian Lego, ya debe haber llegado a la zona de construcción. Nos pondremos en marcha hacia allí... ¿listo para hacer caer a estos cerdos junto a mi, Stromboli?

 El pirata levanta el puño frente al cardenal, con la intención de que lo choque con su propio puño. Su mirada, ahora fija en Roni, mostraba un orgullo y una excitación latente que pocas veces Roni había visto en otras personas.

Zeta nunca había caminado por esa zona y, al no querer interferir con el resto, prefirió en esta ocasión relegarse a un segundo plano para dejarles la iniciativa a ellos mientras se quedaba vigilando al pirata, asegurándose de que no escapara en una pequeña distracción. Por eso, cuando llegaron al hotel en vez de entrar prefirió quedarse en la puerta con la espalda apoyada en el marco, vigilando el exterior con intención de asegurarse que ningún “cotilla” los hubiera seguido mientras escuchaba la conversación del interior.

Se giró con interés únicamente al escuchar que parecía conocer a Vlad y Jones, pero ese conocimiento pareció asustar al hombre con algunos gritos. Mierda. Pensando que habría alertado a alguien, escrudiñó más las calles con la mirada queriendo percibir cualquier tipo de amenaza si se diera, cubriendo las espaldas del grupo.

Aún con todos los años que tenía encima, Giuseppe Roni consintió al capitán replicando ese mismo movimiento de confraternidad, lucha y fuerza. Ese choque de puños en el aire, era lo que ambos anhelaban, la caída del régimen de Peggy y una paz verdadera para la isla... el dominio de aquella, si bien piratas o de la Agencia... eso ya tal...

-Ya es la hora. -Confirmó Giuseppe.- Todos y cada uno de ellos caerán.

Lo que sea que fuera a ocurrir de ahora en adelante, era un misterio para el Hombre de Dios, pero aún con todo aquello, la situación parecía ser favorable para/con el plan original y por tanto para la definitiva caída del Régimen en la zona de Los Bloques. Aún quedaba mucha isla por delante, pero al menos tendría esto.

Jack se sorprendió mucho al ver qur aquél tipo en cuya chapa ponía "Vinnie" le conocía. - Llevo aquí menos de un día ¿cómo demonios me conoce? - si eran espías y ya cualquiera los iba conociendo, algo iba mal para ellos.

Fue entonces cuando aquél tipo se puso a gritar como un loco, el agente Jones no dudó y le cogió del hombro con bastante fuerza. - Solo queremos un lugar donde pasar la noche. - le comentó en un tono serio y firme. - Así que si quieres ganar dinero y que no te pase nada, atiéndenos como a unos clientes cualesquiera, sin armar un numerito.

La verdad es que cualquier cosa que pudiera decirse, ya la ha dicho Jack.

Contemplo la situación, y creo que lo mejor es simplemente no decir nada. Somos cinco hombres y una mujer. Entrando en un hotel de mala muerte.
Ni el encargado de recepción querría hacer preguntas, ni tampoco la inmensa mayoría de los clientes querría responderlas. Aunque en verdad no vengamos a hacer nada "Raro". Tan sólo a deponer un régimen totalitario y fascista, y salvar el mundo ¡Cosa simple y sencilla!

-Jones, camarrada, trranquilo. El señorr Vinnie rrentaba un hotel en el pueblo costerro donde estábamos, ¿lo has olvidado? Es un grran empresarrio.- Una vez más, Vladimir exageró su acento mientras ponía la mano sobre el hombro de Jack, intentando que se relajara, y le dedicaba una sonrisa al hotelero. -Un placerr verrlo de nuevo, Vinnie.- Dijo, extendiendo la mano hacia él.

Luego puso ambas manos hacia arriba, mostrando las palmas en su dirección. -Oh, no debe prreocuparrse porr nosotrros. Solo querremos pasarr una noche trranquila, y el buen Ko Taba nos habló de usted y de sus buenos serrvicios, algo que no dudo en confirrmarr.- Dijo intentando mostrarse halagador. -¿Que me dice? ¿Tendrrá habitaciones parra nosotrros?-

 Apenas Jones le cogió del hombro, el hotelero se calló. Por lo menos entendía que perder la calma en aquella situación no era lo ideal. Por suerte, y como lo pudo confirmar Zaheera con una rápida inspección visual de los alrededores, no había nadie en las calles que pudiera interferir con sus asuntos.

- Usted ha alquilado una habitación de mi hotel en Puerto Obikanui, señor Jones. Lo tengo agendado... si desea alquilar otra, no habrá problema...

 Vinnie le rogaba visualmente a Ivanov (o mejor dicho, al "Sr. Sokolov") que interviniera en la conversación. Finalmente lo hizo, mostrando una actitud más amigable que la de su compañero canadiense y buscando relajar las aguas. El hotelero se tranquilizó con sus palabras y le estrechó la mano, mostrando ahora una sonrisa bonachona que destacaba su diastema frontal en los dientes.

Si lo único que quieren es una habitación, ¡no hay que preguntar nada más! Pasen... solo me preocupa mantener a flote mi negocio. En estos tiempos con Peggy y los militares... es difícil saber cuando esta todo bien y cuando van a clausurar tus locales. Fue lo que le pasó al Sr. Taba... ¡me alegra escuchar que está bien!

 El hotelero insta a todo el grupo a pasar al interior del hotel. Se lo veía un poco consternado por la actitud que Jones había tenido con él; pero el deseo de rentar sus habitaciones superaba aquella sensación.

 Una vez que el hotelero les diese permiso para entrar a su negocio, y antes de que los agentes pudiesen darse vuelta, la adolescente se acercó a la puerta y de una patada en la espalda empujó al pirata amañado hacia el lobby del edificio. El Sr. Mahola dio un par de pasos para atrás y levantó las manos, sorprendido por la escena.

Mierda... mi espalda...

 Poco después ingresó Sam al lobby, mirando al pirata tirado en el suelo y luego al hotelero sorprendido. Su expresión mostraba enojo contra el hombre, enojo que algunos de los agentes entendían y otros no. Pero la adolescente mantuvo la calma y solo le dirigió unas palabras un tanto rencorosas.

Así como hiciste la vista gorda cuando los piratas nos metieron en aquel depósito... haz la vista gorda con esta rata, ¿quieres, Mahola?...

 Las frías palabras de la adolescente dejaron al hotelero con una expresión estupefacta, pero rápidamente el hombre respondió a la pregunta de la muchacha.

- Por supuesto, jovencita... Ni. Una. Palabra.

 Mientras la chica avanzaba, el hotelero se da vuelta y les habla a los adultos del grupo. Parecía que quedaba algo más por decir del parte del flamante "aliado" Vinnie Mahola.

Esto... si tienen gente secuestrada, la habitación vale un 25% más, ¿saben? Por los riesgos...

 Los agentes le pagaron lo que consideraron correspondiente a Vinnie y se dirigieron a las habitaciones que habían rentado. Un total de tres habitaciones con dos camas cada una para las seis personas, todas de apariencia similar. Eran pequeñas, modestas y accesibles: quizá lo más popular entre la gente que iba a Los Bloques. Todas con baños con agua caliente y neveras con tragos y snacks para alivianar el hambre y los dolores.

 Los agentes tenían algunas cosas para hacer en sus listas de tareas, pero el descanso era también importante. Quizá algunos de los agentes quisiera poder darse una buena ducha y disfrutar de unas horas de sueño antes de seguir la travesía. Aunque otros tenían cosas más urgentes.

¿Ah si? - preguntó sorprendido al ver que lo tenía agenciado por lo del puerto. Entonces rió y le dio un par de palmadas en el hombro, quizá un poco más fuerte de lo que debiera. - ¡Perdona entonces, es que llevamos unos días de locos! Tampoco es que se me de bien retener información... A veces incluso mis recuerdos se mezclan con mis sueños y creo que uno de mis recuerdos viene de mis sueños o que alguno de mis recuerdos en verdad son sueños. - dio un trago a su petaca y de forma muy sonora suspiró del gusto del trago. - Ojalá supiera de donde demonios viene tanta confusión.

Escuchó lo del extra y sinceramente aquél tipo no parecía estar interesado en delatarlos, si no en cobrar. - Entiendo el plus de peligrosidad, así que por mi parte no hay problema con pagarte un poco más, amigo hotelero. - miró a sus compañeros, si bien no le importaba pagar un poco más, tampoco quería ser el único tontón que pagara.

Una vez pagó su parte se dirigió a su habitación y comentó a sus compañeros. - Yo por mi parte voy a darme una ducha, coger algo del frigorífico y a dormir a pierna suelta. Si hay que hablar o discutir algo, le doy mi voz, mi voto y mi confianza a Zeta. Después de todo ella es el cerebro del "matrimonio". - rio nuevamente. - Me da igual también quien duerma conmigo, aunque también os informo que ando bastante cansado del duelo que tuve contra el otro pirata, así que no me metáis al pirata gritón dentro si lo queréis de una pieza. - se crujió los nudillos. - Suelo destrozar todos mis despertadores... - con esa última frase entro en la habitación dispuesto a cumplir con lo que acababa de decir.

 Al poco tiempo se acerca Kyle, el pirata desfigurado, hacia el dúo que se encontraba en el callejón. Llega cargando los uniformes que les proveyó la mafia para poder infiltrarse con mayor facilidad en las instalaciones de la zona de construcción, teniendo en cuenta que el sitio estaba muy protegido debido al interés que el régimen tenía en la construcción de aquellas viviendas. La sonrisa en el rostro del pirata era plena, sintiendo que la hora de generar caos estaba más cerca.

- Tomen, caballeros, uno para cada uno...

 En poco tiempo, los dos piratas y "Stromboli" se vistieron en los ropajes militares, se armaron correspondientemente para matar al arquitecto Ian Lego... y partieron hacia la zona de construcción.

22 de Marzo - Zona de Construcción, Este de Los Bloques

 Luego de una caminata no tan extensa bajo la luz de una noche que se iba desvaneciendo para transformarse en un amanecer tenue, el trío de piratas llega hasta la zona de construcción. Tal como lo había dicho el mafioso Soho, eran bloques de apartamentos. Bloques y bloques y bloques... todo con tal de saciar la increíble demanda de viviendas que aparentaba haber en Los Bloques. Era un proyecto evidentemente colosal y costoso... por lo que había razón de creer que si acababan con el arquitecto detrás de todo ello, habría caos asegurado.

 Por el momento, el grupo tenía dos grandes tareas que completar: lograr ingresar a la zona de construcción (la cual se encontraba rodeada por una reja alta, difícil de escalar para alguien de la edad deRoni) y localizar a Ian Lego. Lo que restaba hacer después de eso... era lo más sencillo.

 Estando a un lado de la reja de la zona de construcción, el trío analiza el próximo paso a seguir. Quizá fuera obvio que debían presentarse como guardias asignados a la zona ya que tenían los uniformes correspondientes, pero… ¿cómo? Henry, que ya se encontraba lo suficientemente incómodo utilizando el uniforme de los “cerdos”, se rascaba la cabeza como un niño confundido.

- Los militares y los policías se caracterizan por ser verdaderos idiotas… brutos que trabajan linchando gente por monedas. Pero, ¡mierda si soy malo actuando! Si me hacen demasiadas preguntas en la entrada, voy a estallar y voy a matar a todos los que estén allí… y eso no es bueno. Necesitamos localizar a la rata.