Partida Rol por web

25 de Marzo, 1982 - Camino al Puente Maldito, Isla Shuriken

El vehículo repleto de soldados avanzó por la densa jungla a través de los sinuosos caminos; con la luz del astro rey cediendo ante la oscuridad de la noche lo único que era capaz de iluminar la carretera eran los focos de aquel medio de transporte que les iban a llevar a su siguiente destino. Las sombras de las hojas y los árboles a causa de los focos iban creando en aquel angosto camino monstruos deformes que los estaban observando y acechando desde la oscuridad y la densa jungla. Quizás una especie de aviso de lo que estaba por venir.

Finalmente, luego de un par de horas de travesía, el vehículo se detuvo en lo que parecía ser un puesto de control fronterizo a orillas de un gran acantilado, tan solo roto por la presencia de aquel mismo puente; una enorme construcción de hasta cuatro carriles de tamaño hecho de acero y hormigón armado. Una de las maravillas tecnológicas de Isla Shuriken.

La historia de este puente era extensa e interesante; oficialmente su nombre era "Puente Esperanza", pero los lugareños preferían llamarlo como les hacía sentir "Puente Maldito". Aunque esto quizás se podría descubrir si se preguntaba directamente a aquellos habitantes de Isla Shuriken.

La densa niebla tampoco ayudaba demasiado...

Un soldado con aspecto de malas pulgas parecía ser el único que guardaba aquella caseta; siendo este el que saldría al paso para dar la bienvenida a los recién llegados a aquel lugar que, a tantos, les estaba incomodando de sobremanera, a fin de cuentas, no parecía ser un simple puente.

-Id bajando y preparándoos. -Ordenó el hombre a los soldados que iban bajando de los camiones- Los camiones deberían tener materiales más que suficientes para montar un puesto fronterizo y para bloquear el puente de posibles ataques con vehículos enemigos. -Indicó señalando a los que iban bajando hacia un lado o hacia otro, dividiendo así en dos grupos a todos- Necesitaremos voluntarios para un tercer grupo y... -La mirada se fijó en El Negro- Tu debes de ser "Nig G.A.", si el jefado confía en tí, yo confío en tí; escoge a tu equipo y preparate para una ronda de investigación. Vais a ir caminando por el puente hasta el otro lado para verificar que todo está bien. No tengo contacto con mi hermano Tao Tse desde hace una hora.

En la placa se podía leer el título "Capitán" y el nombre "Mao Tse".

No sabía donde me estaban llevando. Porque al fin y al cabo me estaban llevando ellos, a pesar de que aparentase que controlaba la situación. Ese puente fue la única cosa civilizada que por fin apareció tras la densa jungla.

Una pena que todos lo mirasen como si fuese a comérselos. Pero yo no tenía mucha idea del porqué así que cuando me dijeron que fuese a investigarlo no me pareció tan malo... de hecho sería hasta una buena oportunidad. Para llegar a los del otro lado.

-Equipo de investigación. Bien. Hecho. - me giro ante los hombres. A nadie le apetecía mucho, era visible. - Quiero dos hombres máximo, pequeños, para pasar desapercibidos - cuanto más flojuchos mejor, por si tengo que deshacerme de ellos. Señalé a los dos tipos que tenían pinta de estar más acobardados y ser los más debiluchos que hubieran entre el montón. - vosotros dos venís conmigo.

Luego vuelvo al tipo ese que ya estaba organizando las barricadas - ¿Su hermano está al otro extremo? ¿estaba sólo? ¿Hay algo que deba saber antes de dirigirme allí?

-Sí, somos los encargados de proteger y controlar quienes pasan por el "Puente Esperanza". Según dijeron, al ser gemelos deberíamos tener una conexión extrasensorial por lo que no es necesario más guardias en vigilancia rutinaria. -Explicó el hombre mirando hacia el otro lado del puente- Pero sinceramente, a no ser que las ganas de ir al baño signifique algo...

El hombre tras acabar de comentar aquello pensó en algo que pudiera ser de utilidad... y porque no pensó en absolutamente nada de interés que pudiera decir, simplemente habló de otras cosas, un recado más que nada.

-Puedes decirle a ese retaco que "Má" llamó, así es como llamamos a nuestra Madre: "Má"; y que le pregunta que cuándo se casa. Que si no ha encontrado novia, que ella conoce una muchacha del pueblo que es muy simpática; lo que quiere decir que es gorda... pero eso último no se lo digas.

Y antes de que estos se marcharan dio otra pizca de información.

-Y echale un vistazo ya de paso a la línea telefónica. Que el teléfono no funciona.

Casualmente, y simple casualidad y no es porque a la hora de buscar en el buscador "Afraid Chinese man" me salio dos imagenes que parecía que eran chinos distintos pero luego de una inspección detallada más de cerca al parecer es la misma persona con fondos distintos y ropa distinta... ¡Este señaló a los gemelos Minhei!.

-¡Nosotros también somos gemelos y podemos sentir lo que el otro siente!. -El muchacho se golpeó a sí mismo en la cara.

-¡Ay!. -Gritó el otro soldado, claramente dañado por aquel golpe que no le impactó- ¡Eso ha dolido!.

Acto seguido el muchacho se golpeó a sí mismo en el estómago haciendo que su hermano gemelo se quejara del dolor. Al parecer o aquellos dos sí tenían habilidades físicas y psiquicas relacionadas con su parentesco o simplemente les estaban tomando el pelo...

-¿En serio? a ver? - le di con los nudillos en la nuca al segundo gemelo para verificar su teoría. Ya que se estaban pegando, no les importaría uno más.

La hermandad era importante. Me hubiera empatizado más con ellos si no fuese porque todos me parecían iguales y porque eran básicamente todos enemigos míos. Asentí ante la información recibida por el capitán y me equipé con las armas que parecían tener todos.

Echando de menos mi mochila y mi equipo anterior, me aseguré de coger unos binoculares con visor nocturno, un arma a distancia con mirillia de largo alcance y un cuchillo. Ese puente tenía pinta de ser largo, muy largo. Y no se veía nada con tanta niebla. Ahora tenía que planear que hacer con aquellos dos una vez hubiéramos llegado al otro lado del puente fuera de la vista de los demás... y ver donde estaba el otro gemelo de la novia gorda.

- Adelante! - les digo a los dos gemelos cobardicas que se tapaban la cara continuamente, y empiezo a avanzar por el puente.

Curiosamente me daba menos miedo entrar ahí que permanecer rodeado de tanto chinorris enemigo.

-¡Ay!- Exclamó el primer de los gemelos llevándose la mano a la nuca- ¡¿Por que has hecho eso?!.

Al parecer la teoría de que los gemelos idénticos tenían una conexión era cierta, o al menos estaban fingiendo muy bien aquello; sea como sea, el caso era el mismo, acababa de asaltar a uno de los gemelos y el otro se había quejado en la misma zona que le había golpeado.

A pesar de ser el receptáculo del golpe, Tao Minhei no parecía haber sentido dolor alguno con aquel impacto o al menos eso fue algo que no mostró al resto de los presentes. Por el contrario, su reacción fue totalmente contraria al dolor, sino que este empezó a reir de las desdichas de su hermano gemelo.

-¡Hahahaha!. -Rió de este adolorido gemelo- ¡Es por eso que Mamá me quiere más a mi!. Yo no soy un quejicas-lloricas...

Mientras aquellos dos hermanos se peleaban, El Negro logró armarse con las cosas que parecía necesitar para cumplir su misión e incluso con algunas cosas extras que probablemente no necesitaría para algo tan mundano como sería simplemente caminar al otro lado del puente de ida y de vuelta.

Este se hizo con el las armas que parecían tener todos y se aseguró de coger unos binoculares con visor nocturno, un arma a mayores a distancia con mirillia de largo alcance y un cuchillo militar. Un equipo un tanto básico, pero más que de sobra para la misión sencilla que tenía que cumplir.

Con cada uno de los hermanos Minhei a cada lado, El Negro bajo la falsa identidad de Nig G.A., avanzó por el puente en la intensa y densa niebla, aquel viaje no iba a ser demasiado largo, unos cuantos minutos de caminata fueron más que suficientes como para perder la vista el campamento que estaban montando detrás de ellos y el puesto de control, lo único que quedaba era la niebla.

Sip. Aquello era peor que la película de la Niebla sii hubiera existido en aquellos tiempos.

A medida que nos alejábamos de los tropocientos militares armados que me fusilarían sin dudarlo si se enterasen de que era un espía, me entraba la duda de si al otro lado de esa niebla habría tropocientos rebeldes armados que me fusilarían sin dudarlo al enterarse de que era un supuesto líder de las tropas enemigas.

Y es que ver lo que se dice ver, no se veía ni negro. Era todo gris. Y aquellos dos cobardes parecían tan des-agusto como yo. 

-A ver... soldados. - dije intentando romper el hielo en la niebla - Cuál es vuestra formación o especialidad?. En qué podéis servirle al glorioso gobierno de nuestra... er... Excelentísima Líder, Peggy Tsai?

Lo mejor era tenerles distraídos, esperando no encontrarme con un peligro mortal inminente y con los ojos abiertos como platos y binoculares en mano. 

A pesar de la niebla apenas podía dejar ver lo que había delante, a El Negro no parecía importarle lo más mínimo; este no necesitaba simplemente de la vista como para poder orientarse o localizar posibles amenazas, tenía otros sentidos para eso mismo, desde el oído hasta el olfato, y en particular el gusto si encontraba un enemigo y lo lamía.

Su gran habilidad a la hora de conocer su entorno, le dio la suficiente confianza como para saber sin ningún tipo de ápice de duda, de que en aquel puente no había ni una sola alma, y no era porque los enemigos eran pelirrojos (personas carentes de alma por defecto), sino porque no había nadie más allí salvo por aquellos tres.

A diferencia de El Negro, Tao Minhei no parecía tener demasiada percepción de su entorno, costándole bastante el hecho de avanzar por aquella carretera en línea recta que era el "Puente Maldito", puente que, cuyo apodo nadie aún ha preguntado y esto es una indirecta porque me inventé una corta historia sobre el tema que no tiene ningún tipo de valor.

-Pues yo diría que se nos da bien limpiar. -Comentó Tao Minhei con cierto grado de confianza en sus palabras- Siempre nos escogen a nosotros para ir a limpiar las letrinas y nos convertimos en especialistas de esto. Generalmente usamos una estrategia para hacerlo más eficiente.

A diferencia de El Negro, Lao Minhei no parecía tener demasiada percepción de su entorno, costándole bastante el hecho de avanzar por aquella carretera en línea recta que era el "Puente Maldito", puente que, de verdad, tiene ese apodo por algo medio interesante, pero que aún no has preguntado por ello y eso hace que mi corazoncito duela.

-Nuestra estrategia es la mejor. -Comentó Lao Minhei con cierto grado de confianza en sus palabras- Yo me quedo dentro limpiando la caca y el pis, mientras que él se queda fuera vomitando y con arcadas. Así podemos estar limpiando siempre sin parar y no manchamos de más.