Partida Rol por web

Ahí medio asomado, veía como se movía suavemente. No parecía sorprendido. Debía haber estado escuchándome abrir esa puerta todo este tiempo. Sin saber exactamente cómo ni porqué, con esa cara de póker congelada en expresión de circumstancias, alzé la mano abierta lentamente y saludé con la mano.

-h...h..^hoo_ool_aa^a..... - me salió con un hilillo de voz.

Uno no podía enfrentar sus temores de muchas formas distintas, una de ellas era simplemente decirle "hola" con un hilito de voz a un monstruo del lago a la espera de que este, no solo no reaccionara mal, si no que además, también respondiera a ese saludo con otro... y eso fue lo que pasó.

-¿Hola?. -Respondió la bestia, aunque con un tono mucho menos amenazante y más confuso que el propio hilito de voz de El Negro.

*WUTAFACK?!?!?????  -  Me asustó más el hecho de que respondiera a que fuese un monsturaco enorme de cuello largo. 

Una cosa es que me entendiera, que respondiera de forma inteligente o comprendiera mi pasividad y mi pacifismo, cual animal-monstruo marino que estuviera siendo invadido territorialmente por una criatura inferior que podría eliminar de un simple porrazo de cuello.

Pero otra cosa es que me respondiera con un HOLA exactamente. Y nada más y nada menos que con un TONO DE CONFUSIÓN. Ni robótico ni de repetición. Era un HOLA inteligente.

Tragué saliva. Alomejor fue el ECO de mi propia voz. Un tono de ECO efecto "monstruo". 

- ¿T..t-todo... bien...?...  - le suelto. Como si fuese una conversación casual.

No había perdido la cordura, pero tras mi aparente parálisis muscular y de expresión facial corrían por mi mente todo tiempo de pensamientos ridículos. ¿Si le hablo de su dieta diaria me contará lo que se come?. *Y lo único que se me ocurre es preguntarle si todo le iba bien. "ey monstruo, que tal te trata la vida? todo bien? que tal las mantanzas? ja ja ja. ES UN MONSTRUO GIGANTE, QUE HACES PARADO AHÍ SAL CORRIENDO DE AQUÍ. - y otras ideas como esa automáticas en mi mente, como un torbellino.

- Aquí andamios. -Comentó, haciendo un juego de palabras con "andamos" y "andamios"- ¿Que tal tú?.

Lo raro quizás no fuera el hecho de que ahora la teoría del eco se caía por tierra, si no, por el hecho de que aquel monstruo marino estaba usando una jerga incluso un tanto anticuada para la época en donde se encontraban. Hacía años que nadie decía eso...

-Oye... ¿No tienes comida fresca?. -Inquirió la bestia- Estoy cansado de comer cosas enlatadas...

Al parecer había latas del tamaño de monstruo marino... o laguino, y más preocuante aún, abrelatas de tamaño de monstruo marino o laguino... Y sí, "laguino" es por lago.

La jerga asiática anticuada era lo último en lo que me fijé. 

Esa monstruosidad seguía hablando. Tan pancho. Y como si de una conversación casual se tratase. Y me estaba preguntando por comida. 

-¿eh? yo? yo bien... bien... gracias... eh... aquí, de... visita - Y no va y me pregunta por comida fresca. YO SOY COMIDA FRESCA. -  p-pues voy a ver que encuentro... - y dicho eso volví hacia atrás de la puerta lentamente, sin dejar de sonreír. Y después de "cerrar" de nuevo la puerta empecé a caminar. Y cuando ya llevaba un par de metros empecé a correr.

Y cuando llegué a donde estaba el resto del grupo vi a Elijah y corrí hacia él - EL MONSTRUO EXIGE COMIDA!!! - así que cogí la comida Kosher que había preparado y corrí de nuevo en dirección hacia la puerta del monstruo laguino, sin dar muchas más explicaciones. Mi cara era un poema.

Huyendo de aquella bestia, El Negro deshizo el camino que había hecho hasta encontrarse nuevamente con el resto del grupo, en donde se encontraban alrededor de una pequeña fogata preparando y repartiendo la comida, tanto Mao Pai, Elijah Hoffman y Ray Shugi lo miraron extrañados.

Viendo que la actitud de El Negro era más bien caótica y errática; aquellos otros tres supervivientes se miraron entre sí y, cada uno sacó su propia conclusión, así como su plan de acción al respecto de lo que había que hacerse con lo que le estaba ocurriendo a El Negro.

-¡No te muevas!. -Gritó Mao Pai saltando para agarrarse a El Negro, haciéndolo un placaje contra el suelo- ¡Ya he visto eso antes!. ¡La locura del lago!.

El propio Elijah Hoffman, el cual desde siempre había estado apoyando a El Negro, ahora se encontraba negándole la ayuda que requería para zafarse del vagabundo, al contrario, este aprovechó para tomar los cordeles, hilos y cables que se encontraron en las tiendas de campaña y atar los tobillos de El Negro.

-Lo siento, amigo. -Comentó con un tono apenado- Es por tu bien. Ya mañana pensaremos en hacer algo... pero no te podemos dejar suelto si has contraído la enfermedad de la locura del lago... No queremos que te hagas daño.

Por otro lado, Ray Shugi ni se había levantado de su asiento, de hecho, este estaba mirando la escena y parecía no querer actuar en absoluto, ni en beneficio ni en detrimiento de la postura de El Negro ni de aquellos dos captores bienintencionados. Este estaba comiendo la comida Kosher que le dieron y estaba tan tranquilo.

-No... -Comentó, señalando con los palillos a El Negro en el suelo, pero se detuvo para tragar antes de continuar- No le hagáis daño, la violencia no es solución de nada... -Y tras decir aquello, este siguió comiendo, mirando como ahora iban a maniatar a El Negro.

-no!! Ahí hay algo y me ha pedido que le lleve comida!! detrás de la puerta! está lleno de latas gigantes!!! - y, si por algún milagro alcanzaba la fuerza suficiente para escaparme de esos dos que me estaban maniatando y placajeando para llevarle la comida al monstruo... Pues resultó que saqué más fuerzas de las que nunca sería capaz de sacar. 

O me había dado muy fuerte la fiebre del lago esa, o realmente había sacado la energía de la impresión de ver a un monstruo parlante.

El Negro a pesar de haber sido placado por Mao Pai y atado por Elijah Hoffman, este fue capaz de romper las ataduras de sus tobillos, reincorporarse y, con aquella comida Kosher, salir corriendo de vuelta hacia aquella extraña sala, con aquellos dos hombres detrás y Ray Shugi... no; el simplemente se quedó comiendo tranquilo en su sitio.

Estaba en una sala bastante amplia en donde había distintos puestos de trabajo a lo largo y ancho de aquella estancia, pero en el centro mismo de la misma; había un gran agujero circular, similar a una piscina y en el que este había visto que ascendía parte del cuerpo de aquella bestia, pero que ahora simplemente se encontraba vacío, con el agua en calma.

No había ninguna bestia en el lugar.

Detrás de este hombre había llegado Elijah Hoffman, tratando de recuperar el aliento de aquella pequeña carrera; claramente no se había recuperado del todo de su batalla contra el Comandante de Defensa y ahora parecía estar sufriendo un poco de las consecuencias de aquella batalla.

-¿Ves?... -Dijo con una respiración entrecortada- Aquí no hay nada... no hay ningún monstruo... no existen...

A diferencia de su compañero perseguidor, Mao Pai se encontraba relativamente mejor que este; pero no tenía el impacto, la relación y la pasión por querer ayudar a El Negro; por lo que este simplemente esperó a que Elijah Hoffman terminara de tratar de entrar en razón a este para poder hacer su aportación.

-El verdadero monstruo es el Capitalismo. -Comentó el vagabundo- Y los que hacen panes con uvas pasas. Esos sí que son verdaderos monstruos...

La sala parecía totalmente vacía. ¿Sería verdad? la locura del lago? - Ah... pues tendréis... razón?... Que cosas más raras suceden en esta isla! - le volví a echar un vistazo a toda la zona. ¿qué había sido eso?. -... pues... al menos hemos encontrado esta sala... - lo de las uvas pasas no pude opinar. Cuando eres pobre y no tienes nada, las uvas pasas eran un dulce dulzón. Pero aquí no había uvas ni pasas. ¿Y todas aquellas latas gigantes?... - Supongo que no había ninguna criatura hambrienta después de todo.