-En primer lugar: Que te den, gilipollas. -Dijo sin ver del todo bien al recién llegado- Y en segundo lugar, gracias. ¡Sé que Movy es una preciosidad!. ¡Lo hice a imagen y semejanza de mi señora!. ¡Esa piel escamosa, fría y húmeda!. ¡Esos ojos llenos de odio!. ¡Esa lengua bípeda viperina!...
Comentó casi con cierta añoranza al respecto, aunque parecía estar describiendo a algo del todo menos agradable.
-Y el olor a humedad constante que...
Era evidente que aquello se estaba desviando más de la cuenta, al menos mucho más de lo que a cualquier persona del lugar le gustaría estar escuchando en estos momentos; por lo que Elijah Hoffman decidió actuar de manera precavida y cortando así pues la conversación con el hombre con tal de solucionar el tema.
-Este hombre asegura que hay una forma de llevar este submarino al mar, -explicó con rapidez y temor que siguiera describiendo a su mujer/submarino/monstruo marino- y nos hemos ofrecido a ayudarle a encontrar la cueva. Así que tenemos una forma de llegar hasta el otro lado.
Era evidente que aquello eran buenas noticias, al fin unas buenas noticias desde que tuvieron que huir del anterior pueblo; y se refería a la explicación de Elijah Hoffman, no a la descripción demasiado explícita de como era la mujer de aquel científico loco, por lo que Mao Pai añadió algo.
-Perfecto, pues podemos cenar y prepararnos para el viaje. -Comentó, sugiriendo terminar con el descanso antes de avanzar en la aventura- ¿Que opinais?. Eso sí, nada de hablar de nuestras mujeres, submarinos o monstruos marinos mientras comemos...
Miré mal inmediatamente al pacifista. Aquél pacifista iba a ser un incordio para todo menos para lo que importaba, rebelarse contra quien tocaba. O sea, la Peggy.
-Pues la nueva presidenta no tiene la voz grave. Es una presidenta. Y dudo que fume mucho tabaco! - había que convencer a ese viejo loco que se mantuviera de nuestra parte.
Y la comida era un factor importante... - Entonces, antes de todo...cenamos? el señor Elijah aquí presente es un excelente cocinero - aunque probablemente cocinaba mejor su mujer - o por lo menos sabe de gastronomía. - ver quizás no veía mucho, pero probablemente oler esa comida nueva le haría ponerse aún más a nuestro favor.
Estaba claro que llevaba ya unos añicos aquí el hombre.
El científico loco parecía estar convencido de que el Presidente del gobierno con el que este tenía cierto tipo de contactos extracurriculares no era, en absoluto, como El Negro le comentaba; por lo que la revelacion de que Peggy Tsai era la presidenta le confundió bastante, e incluso indignó un poco.
-¿Presidenta?. -Preguntó un poco confundido con aquella revelación- Creo que había votaciones pero... ¿Quién votaría a una mujer?. ¡Todo eso me suena muy turbio!. ¡Y no es por el eco del lago!... Yo como aquí dentro, bajadme la comida.
El hombre suspiró, viendo que todo parecía estar más o menos solucionado; Elijah Hoffman fue pasando la olla y los platos que habían traído aquellos dos, sirviendo a todos la comida que este había preparado. No tenía demasiada buena pinta y era principalmente una especie de estofado, pero parecía ser suficiente.
-Fabada. -Comentó el hombre, no demasiado orgulloso de su creación- Hice lo que pude con lo que había por ahí esparcido. Lamento no haber encontrado algo de carne, aunque recordad: Nada de cocinar a la cria con la leche de su madre. -Comentó sin venir a cuento, pero era cierto, y si no me crees búscalo.
Estaba claro que Ray Shugi iba a dar problemas, nada más ver las armas comicamente colocadas a ambos lados de aquella bestia marina, este se molestó; quedando con los brazos cruzados y de morros durante el resto de la comida. Al menos no parecía que iba a causar problemas.
-Armas malas... -Murmuraba por lo bajo- Esta cosa no debería existir... -Murmuraba por lo bajo- Ejercen opresión contra la gente... -Murmuraba por lo bajo- Mmmm... Que rico que está la fabada... -Murmuraba por lo bajo- Hicimos una manifestación pacífica para algo...
La comida transcurrió sin mayores problemas; de hecho parecía que por primera vez en cierto tiempo, iban a poder convivir sin tener que temer por sus vidas; a fin de cuentas, ya habían corrido y huído lo suficente; ahora necesitaban un respiro más que bien merecido.
-¿Habéis escuchado eso?. -Preguntó dejando el plato a medio comer- Silencio, por favor.
Tirada de Percepción.
Si la buena comida calmaba a las bestias, el estofado pareció calmar a Ray Shugi. O era la música? Finalmente pudimos relajarnos un poco ante la extraña criatura robotizada submarinizada que iba a ser nuestra salida de la isla, así que una vez noté que el loco creador de submarinos estaba de nuestro lado, le pasé un plato para que comiera y me comí mi parte.
Tarde o temprano habría que dormir. Iba a empezar a preguntar si podíamos o si querían dormir dentro del submarino cuando de repente el vagabundo notó algo - No empfecemos con la fbiebre defl labgo otra vfez eh?... nada de bfromas tontas anbtes de ir a la cama... - dije con la boca llena, justo cuando también parecí notar algo raro...
Motivo: PErcepcion?¿
Tirada: 1d10
Resultado: 9(+10)=19 [9]
Usando su habilidad perfecta de enterarse de lo que estaba ocurriendo a sus alrededores a pesar de no verlo; El Negro pudo escuchar como varios camiones se detuvieron frente al Instituto, y de ellos empezaban a bajar docenas de personas que marchaban hacia el vestíbulo.
Claramente sí había alguien, de hecho muchos.
Masticar y tragar era bueno cuando se estaba en calma. Sobretodo en esa calma absoluta en la que no había nada ni nadie en el instituto de pasillos vacíos donde el sonido rebotaba ligeramente por las paredes. Pero cuando empecé a oír ruido de derrapes sobre tierra mojada, como la que había frente al instituto. Nos habíamos dejado la puerta abierta y se oía lo que pasaba fuera!!
Pero no sólo eso, también oí decenas de cuerpos saltar al suelo, como si estuvieran bajando de los camiones, y luego empezaban a caminar.
-ppppPPPFFFFF!!! - escupí el último bocado que tenía en plan aspersor, y me puse a hacer gestos señalando la puerta y poniendo el dedo índice sobre mis labios con expresión facial llena de estrés y caos.
-shhhhh nos han encontrado!! tenemos que salir de aquí AHORA! - susurré con rapidez levantándome y corriendo a recoger mis cosas para meterme dentro de Movy. - la presidenta ha mandado tropas para destruirnos!! tenemos que salir cagando leches de aquí! - le susurro con intensidad al Dr Dick colándome dentro y haciendo señas para ayudar al resto a meterse con rapidez.
El Aviso de El Negro alertó a aquellos tres hombres que se encontraban tranquilamente cenando y, uno a uno saltaron al interior de aquel submarino con la clara intención de huir de lo que claramente parecía que iba a ser una pronta masacre; todos excepto el Doctor el cual estaba dentro comiendo.
Gracias a las cámaras que tenía aquel submarino bien colocadas a la altura de los ojos de aquella bestia, estos pudieron ver justo la entrada de distintos hombres armados, siendo dos de ellos personas que El Negro bien podía reconocer como Zaheera "Zeta" Rajah y Jack Jones, aquellos agentes que se habían infiltrado dentro del organigrama de Peggy Tsai.
La ráfaga de balas no tardó en llegar; aunque por fortuna ninguna golpeó a las cámaras que tenía en la cabeza pero sí hacían que el submarino sonara con cada impacto. Algo que claramente no iba a gustarle en absoluto a su creador que, dejando a medio comer el plato de fabada pulsaría un boton del panel de control de la nave.
-¡No disparéis a mi Movy, cabrones! -Exclamó mientras no apuntaba pero movía el control de la cabeza/periscopio- ¡Chupad fuego!. ¡Hahahahahahaha!.
En efecto, una ráfaga de llamas salió directamente de la "boca" del submarino, un arma impresionante en la superficie pero completamente inócua bajo el agua... un mal diseño teniendo en cuenta que era un submarino, pero eso no parecía importarle.
A pesar de que Jack Jones se había interpuesto para evitar que su compañera fuera achicharrada por el lanzallamas; probablemente el único arma que uno no esperaría que un submarino tuviera; esta simplemente apartó el cuerpo quemado y rostizado de su compañero para dar una orden a los supervivientes.
-¡Lanzadle granadas!. -Gritó, mostrando que le habían dado el mando de aquellos regimientos- ¡Que no escapen los terroristas!.
Quizás porque sabía que las granadas sí podían causar grandes daños a aquel submarino, Ray Shugi se acercó a los mandos y tiró de la palanca que más le parecía a este que pudiera servir para hacer que el submarino bajara y, para suerte de este, parecía que funcionaba, pues rápidamente el submarino se hundió mientras las explosiones se sucedían encima del agua.
-Menos mal... -Dijo finalmente, aliviado... -Casi hemos matado a más personas...
Al parecer quería huir no para escapar, si no para evitar dañar a otros... a pesar de que estos otros eran los que les intentaban matar.