Partida Rol por web

Al entrar por la puerta, por unos momentos se queda pasmada... Esperaría antes ir a cagar, y al abrir la puerta del cagadero encontrárselos "dándolo todo", que darse de bruces, primero con el puto tuerto de los cojones (Serpiente no, el otro), y a la Señora Presidenta

No obstante, no hay tiempo para mierdas; pensando un "pos vale", nada más entrar, y viendo que, quien venía con ella cerrando la comitiva, el Sargento, se ha ido a buscar la gloria él solito (o a matarse a pajas pensando en nosotras... o en Serpiente, quien sabe...), cerró la puerta tras de ella, apuntalándola con el hombro y buscando el cerrojo, y tras ello, miró en derredor buscando cosas que apilar...

-Un honor, señora Presidenta pero... ¡alguien que traiga cosas para apuntalar esta puerta!!

Y de momento, por si algún cafre llega corriendo para echarla abajo, se queda con su cuerpo, tenso, presto para hacer de contrafuerte ante cualquier empellón de un mierda de esos de fuera.

El tal Man o' War, golpeó con la palma de la mano la puerta, con fuerza, y os miró a todos como si pudiera mataros con la mirada.

-La puerta no necesita apuntalarse. Es impenetrable, a no ser que, claro está,que alguien utilice explosivos, algo que dudo que esas alimañas pueda hacer. Parece una maldita jauría de animales salvajes hambrientos, por lo que me extrañaría que se detuvieran a pensar si quiera un poco.

A continuación, miró a Snake.

-En cuanto a si este bastardo es necesario, dado que ambos compartimos la misma falta de visión, si yo no fuese necesario, tú solo podrías servir de alfombra, "viejo". Así que será mejor que cierres la boca a no ser que quieras perder los dientes y tener que masticar papilla lo poco que te reste de vida.

La presidenta giró los ojos tras oír a su acompañante, y entonces caminó hacia el interior del cobertizo, que no era muy grande, pero al menos sí que daba para moverse.

-Vamos, vamos, señores. Estas demostraciones de a ver quién la tiene más larga no nos conducirán a ninguna parte. Ahí fuera tenemos una auténtica crisis. Debemos hacer lo que podamos por sobrevivir. Para empezar, será mejor que esta mujer empiece a dar signos de vida, porque necesitamos a todo el mundo, y quiero decir, todo el mundo, para escapar con vida.

Después, se acercó a Man o' War.

-Puede que este hombre sea un bastardo, pero gracias a él aún estoy con vida, así que intentemos seguir así el máximo tiempo posible.

Al parecer la Presidenta tenía cierto síndrome de Estocolmo, pero deducía de sus palabras que el tal Man'o'War le había ayudado a sobrevivir. Lo cierto era que las adversidades creaban extrañas alianzas y aliarse con aquel bastardo podía ser lo que necesitaban para sobrevivir en esa ocasión. Al fin y al cabo, ese tipo tenía que conocer el lugar mejor que nadie. Snake bajó el arma y la enfundó. Entonces le ofreció la mano al tuerto que tenía delante.

- Parece que vamos a tener que colaborar en ésto. - Le dijo. - Dígame... ¿Qué tiene pensado?

Sentí como era arrastrada al interior de la sala. De nada servían mis súplicas y pronto las voces de aquellos hombres se vieron irrumpidas por las de una mujer. Traté de fijar mi vista en ella. - Madamme. - Y es que así se hacía llamar la mujer que regentaba aquel lugar de sexo y depravación donde había caído gracias a mi padre. - No más torturas... sólo tengo quince años... aprenderé a ser sumisa... por favor... - La rogué entre sollozos sintiendo como era liberada de uno de mis brazos. - No volveré a clavarle nada a un cliente en un ojo...*

Y entonces aquel fuerte golpe en mi espalada me hizo girarme. Allí estaba. Tan grande y horrible como le recordaba. Sus afilados cuchillos me habían dejado marcada mi piel en la última visita, por no mencionar los latigazos en la espalda. Él era "El Verdudo" o "El Ejecutor". Era quien se encargaba de hacer sufrir a las mujeres de aquel antro infernal para que otros hombres, cuyo perversión y sadismo, así lo requerían. Su atronadora voz resonó en mi cabeza.

Sabía que aquello no funcionaría, pero... no me quedaba otra. Me liberé de mi apresor con un rápido gesto de mi brazo y me lancé a los pies de "El Verdugo". - Por favor, clemencia... os lo ruego... aún me arde la espalda por los últimos latigazos que me dísteis y los cortes en mis piernas y brazos están sin cerrar... - Me remangué el uniforme, mostrando mis brazos viejas cicatrices de cortes, unos leves, otros profundos, ninguno mortal pero todos dolorosos, mientras que seguía llorando por mi integridad física. - ... haré lo que pidías... tomaré vuestras drogas, me someteré a la voluntad de los hombres... pero no más torturas... os lo ruego...

Ignorando al viajales y también el discursito cooperador de la Presidenta, o' War se aproximó a Grace, que estaba tendida en el suelo. Seguramente, si hubiese tenido cinco años menos y hubiera estado solo, en lugar de rodeado de tanta escoria, se la habría follado allí mismo, solo para comprobar si estaba viva o no. En el peor de los casos, no habría mucha diferencia entre cepillarse a una muerta y cascársela, y él no era de los que ponía pegas, pero en aquellos instantes, cada arma contaba, y tenía que saber si aquella zorra vivía o no. 

-Eh, si esta no despierta, podemos usarla como cebo, soltarla allí fuera y largarnos a toda mecha.

o' War le propinó una buena patada en las costillas, no lo suficiente como para rompérselas, pero sí para que le jodiese lo suficiente como para que despertase de su siesta.

-Arriba, zorra. Si quiere dormir, espera a estar muerta.

En ese momento sentí un fuerte golpe en las costillas. No era lo que me esperaba pero fue efectivo... me sacó de donde estuviese mi mente en aquel momento. El impacto me hizo toser con brusquedad y tras recuperar el control de mi cuerpo y de mi llanto, me levanté con mi mano en el costado. - ¿Qué coño ha pasado? - Pregunté un tanto dolorida antes de darme cuenta donde estábamos y quienes tenía delante. - ¿Y quien ha sido el salvaje que...?

Mis ojos se clavaron en aquel hombre. - Man o'War. - Dije al reconocerle. - Es más alto en persona. - Indiqué sorprendida. - Y supongo que el golpe ha sido cosa suya. - Le miré con cierta rabia, pero me había sacado de aquel horrible trance. - Gracias por traerme de vuelta. - Le dije en un arrebato de sinceridad. La verdad era que de no ser por él, seguiría en ese estado tan... no quería recordarlo. - Y por no romperme nada.

Luego miré a Snake y a los demás, viendo a la Presidenta entre ellos. - Señora Presidenta. ¿Está usted bien? - La saludé para luego centrar la vista en mi equipo. - ¿Por qué no está detenido? - Pregunté señalando al nuevo tuerto que tenía frente a mí. A pesar de haberme sacado de aquello, era un secuestrador y un malnacido, como la mayoría de los hombres por no decir que todos.-  ¿Y el sargento? ¿Alguien me puede explicar que está pasando? - Pregunté a todos.

- Da igual. Teniente, comunique con el sargento. Tenemos a la Presidenta y a su secuestrador. Nos replegamos a la estación. En cuanto llegue el transporte nos largamos de aquí. La misión está cumplida. - Recordaba a aquellos cabrones del exterior pero poco más.

- Solo espero que sus hombres se porten bien y no decidan seguirnos. Tengo unas cuantas granadas que acabarán con sus vidas. - Le dije al tuerto calvo con seriedad. - Ella regresará a casa y tú a una bonita celda, quizás con vistas a la celda de Snake... para que os hagáis guiños con los ojos... - Sonreí con cierta malicia a ambos hombres.

No estaba bien reírse de los defectos de los demás, pero ellos, los hombres... me habían quebrado por dentro y el odio era demasiado grande como para dejar pasar oportunidades como esa.

- Pero ahora que te tengo delante... ¿Qué pediste a cambio de la Presidenta? Tu amenaza quedó clara y estamos todos aquí reunidos y ella aún vive. ¿Tan descabellado fue como para que decidiesen mandar un equipo de rescate en lugar de pagarlo y luego, no se... volar la mina entera como castigo?

o' War se rió de las palabras de Grace sin demasiados aspamientos, pero dejando claro que no se la tomaba muy en serio o más bien, nada en absoluto.

-Todas las zorras habláis igual y jodéis igual, pero al final, será este viejo quien salve vuestras miserables vidas. No tengo nada que ver con esta locura. Creo que hay otra zorra en la cárcel que sabe de que va esto, pero como comprenderás, solo me interesaba la Presidenta. Ahora mismo, ni siquiera estoy seguro de que podamos llegar a la estación. Esos hombres son tan míos como tuyos, listilla.

El hombre se giró hacia la puerta, como si pudiera ver a través de ella.

-De repente, una nube salida de no-sé-dónde cayó sobre todos nosotros y todo el mundo se volvió jodidamente loco. Empezaron a clavarse cosas, arañarse la piel y un montón de mierdas. Estoy bastante convencido de que ni la Presidenta ni yo caímos porque tenemos la peor sangre del mundo. La mía huele peor que una destilería y la suya, seguramente estará tan corrompida como un charco de ácido. Será interesante ver de qué estáis hechos vosotras, chicas.

-¡YA BASTA! Comandante, ¿tenemos un modo de salir de aquí? Si es así, deberíamos empezar a pensar cómo vamos a hacerlo, porque además, debemos regresar a esa mina. 

La presidenta se encaró con Grace, colocándose entre ella y Man o' War.

Esto es una orden, Comandante. Tenemos que regresar. Hay algo que necesito recoger y no podemos marcharnos sin ello.

- Genial, otro puto tuerto que se que el macho alfa. - Pensé al ver la reacción de aquel tipo y no tardé demasiado en encararme con él. Ellos tendrían huevos por su genética, pero yo los tenía por mi caracter. - Vaya. Debe ser el exceso de testosterona el que os hace ser tan mal hablados. ¿Seguro que no soís familia? Viejos, feos, tuertos... Demasiado parecido veo entre los dos. ¿O acaso pretendéis ligar así? Si puedo con un payaso que se cree el centro del mundo, puedo con dos. - Respondí a Man o'War y a su soberbia con seguridad en mi voz.

- Y no necesito que ningún hombre, joven o viejo me salve la vida. Ya me la jodisteis demasiado como para fiarme de uno de vosotros. - Y sí, iba por Snake también al que miré de refilón cuando la Presidenta se metió por medio.

- Sí, señora. Tenemos un tren que llegará en una horas a la estación para recogernos y sacarnos de aquí. Con o sin él. - Miré a Man o'War nuevamente. - Así que espero que su secuestrador sea tan útil como parece, por la manera que tiene de protegerle. - Espeté en su cara visiblemente molesta al empezar a ver que nos iba a tocar colaborar con él sí o sí.

Negué con la cabeza cuando la Presidenta dijo que debíamos regresar a la mina a recoger algo. - Espero que no sea su bolso con su jodido lapiz labial exclusivo de MARS Cosmetics... - Repliqué a regañadientes. Estaba cabreada y en ese estado no me callaba ni una. Ya tuve que guardar silencio durante muchos años, aprendiendo a desinhibirme cuando me hacían daño y a soportar el dolor, como para hacerlo ahora que era libre.

Pero no me quedaba otra. Ella era la mandamás en el matriarcado y sus órdenes anulaban cualquier otra que tuviese por parte de mis superiores. - Así que el enemigo es una nube salida de no-se-donde. - Miré a Man o'War nuevamente. No sabía si creerle o no, pero estaba claro que allí pasaba algo raro.

- ¿Tienes algún arma, Man o'War? - Le pregunté resignada y algo más tranquila. - Si vas a venir y a colaborar... tendremos que darte una. Si la señora Presidenta lo ve correcto, claro. - Miré a Snake, pues era el único que se atrevería a oponerse a mis palabras y esperaba que al menos él entendiese mi juego. - Por eso es el mejor, ¿no?

Las tornas giraban que daba gusto verlas, pero a Vásquez se la sudaba; solo estaba atenta a lo que pudiese atacar la puerta, aunque si el puto calvo tuerto decía que no caería salvo ante una explosión... se quedó medio tranquila, lo necesario para apartarse un par de metros de ella, y asistir al espectáculo....

Cuando la Comandante hizo un... conato, de ofrecimiento de arma al calvo, se llevó la mano al fusil de asalto "pichurrón"; en su caso, Vásquez llevaba armas de más, pues llevaba el arma pesada de asalto "la gorda".

-Comandante

Dijo, y guió la mirada de la Comandante hacia el fusil de asalto que portaba a la espalda; si había que prestar un arma, ahí había una.... Porque puestos a morir, ... cuanto a más matasen, tanto mejor

o' War no se lo pensó dos veces. Con un rápido movimiento, pilló desprevenida a Vasquez y le arrebató su enorme arma.

-Perdona, cariño. Pero un tío como yo solo maneja armas de gran calibre. Creo que estará mejor en mis manos que en las tuyas. Ya jugaremos después un rato -le dijo, guiñándole un ojo.

A continuación se volvió hacia los demás.

-El enemigo son gente normal, pero lo que tienen dentro, parece llegado del mismísimo infierno, así que no pienso tener piedad con ninguno de ellos. Ahora, señora Presidenta. Responda a la jodida pregunta. ¿Para qué coño tenemos que regresar a la mina? Lo que tenemos que hacer es buscar refugio en el edificio más seguro de toda la colonia. La puta cárcel. Créame que no diría algo así si no lo pensara de verdad.

La Presidenta estaba agotada. Por si no fuera suficiente tener que lidiar con aquella crisis, se había encontrado con un secuestro y ahora, con una lucha de gallos. Los hombres siempre traían problemas.

-Escúchenme. La razón de que viniese aquí fue precisamente para valorar lo que estaba sucediendo en este planeta. Desde hace un mes estamos recibiendo noticias de colonias y pequeños asentamientos que están desapareciendo misteriosamente, de la noche a la mañana, y desconocemos la razón. Lo único que sabemos es que todo comenzó en Cresta Drucker. Tengo toda la información en una pequeña tarjeta pero se quedó dentro de la mina, en la oficina, cuando tuvimos que huir de allí. Así que alguien debe regresar allí a por ella.

Entonces, se dirigió hacia Grace.

-Comandante, le ordeno que prepare dos equipos. Uno de ellos irá a la mina en busca de la tarjeta. La otra deberá escoltarme de regreso a la cárcel. El señor Man o' War (por favor, ya podría haber escogido otro nombre más fácil de decir) vendrá con nosotros. Hasta nueva orden, todo hombre o mujer queda reclutado y bajo sus órdenes. ¿Está claro? -dijo en voz alta, mirando a todos pero en especial, a Man o' War, que gruñó sonoramente -. Tomaré eso como un sí.

Irisa estaba metida en el combate dialéctico de la Comandante con el lider de los rebeldes. El tal Man no se que...Así que tardo un poco en procesar la orden.

-Sargento tenemos a la presidente. Pronto saldremos de aquí. Informe situación en la cárcel, pronto ira a visitarle la presidenta este atento para darle cobertura. Hablo alto y claro por el emisor.

-Comandante me ofrezco voluntaria para ir en busca del paquete ¿Alguien mas? Miro al resto esperando a algún valiente.

En ese momento te llega un mensaje a través del comunicador. Es de Irina.

-Sargento tenemos a la presidente. Pronto saldremos de aquí. Informe situación en la cárcel, pronto ira a visitarle la presidenta este atento para darle cobertura. 

La carrera hasta la cárcel me dejó exhausto. Detrás de la puerta había un ejército de supporters rabiosos esperando para matarme, como una manada de hienas hambrientas. Me aseguré de cerrar y trabar bien las dos puertas de entrada, si hiciera falta jodería el mecanismo de apertura. Me dirigí a los monitores y eché un vistazo rápido de las entradas. Me fui a la puerta trasera, para asegurarme que estuviera atrancada. Al ir para allí, tendría que pasar por las celdas. Justo en ese momento recibí el aviso de Irina. Me paré en seco y contesté.

-"La situación es que estoy jodido, teniente. Toda esa gente está rodeando la cárcel, con lo que no puedo salir. Creo que no hace falta decirla que no es buena idea que se acerquen, ¿no? Por lo menos, habéis encontrado a la Presidenta... Aconsejo que busquen un sitio para esconderse hasta que venga el puto tren. La misión es sacar a la Presisenta, recuerde."

Terminé de hablar y seguí hacia la puerta trasera. Al pasar junto a las celdas rápidamente, me fijé en sus inquilinos por si algun@ había cambiado y ahora era un jodido loco. Al llegar a la puerta, me aseguré de que estuviera bien cerrada y volví a las celdas.

-joputa!

Pensó; el puto vegestorio era rápido de cojones, y ni se había dado cuenta, y "la cerda" ya estaba en sus sucias manos; tentada estuvo de aplastarle los cojones, o lo que quiera que tuviese dentro de la bolsa escrotal, en justa respuesta a ese acto pueruil, pero como la cháchara seguía, parecia que al mundo le importaba una mierda... así que... lo dejó pasar, pero... ya veríamos si este tío tenía tan buenos reflejos la próxima vez que anduviese a tiro de rodilla....

Cuando "el plan" magistral de la presidenta, de dividir nuestras escasas fuerzas, se hizo el plan de todos, por un momento puso los ojos en blanco... cuando los putos civiles, y para eso daba igual lo que colgase o no, metían las narices donde no tenían que meterlas... moría gente, y este iba a ser un ejemplo... Éramos pocas, y ahora seríamos menos.... Vaya mierda...

Cuando la Comandante tuvo que ceder, montar dos equipos, y le asignó al que iría a la cárcel, donde quedaríamos el Sargento, Snake, la Presidenta y yo, además de quienes estaban allí ya bajo custidia, no hubo más remedio que soltar un desganado:

-A la orden, Comandante.

... Y a prepararse para el trabajo; al menos, de todos los despojos humanos con que tendría que cargar, Snake era el más útil, eso tenía que reconocerlo; pensaba tan poco como yo en milongas, y prefería seguir el instinto y echarle huevos; eso lo respetaba.

El problema lo tendría la Comandante y la Teniente, teniendo que ir con el puto calvo....

Cuando cerraste la puerta exterior, ya estabas viendo aparecer a la muchedumbre por el fondo de la calle, así que no te lo pensaste. Después, entraste en el interior de la cárcel. Todo estaba igual, como si os hubieseis ido de allí.

-Eh, ¿sacadnos de aquí? -dijo una voz desde las celdas. Sin duda, te habían oído entrar y no iban a desaprovechar la oportunidad. Cuando te acercaste, viste a todo el mundo mirándote.

-¿Dónde están los demás? ¿Y Akoosay? -preguntó el viejo.

Enfrente, Williams lo tenía claro.

-Muerta. Y sus amigos, seguramente también. ¿No es así? -comentó, divertido.

La voz de Jericho sonó por los comunicadores.

-"La situación es que estoy jodido, teniente. Toda esa gente está rodeando la cárcel, con lo que no puedo salir. Creo que no hace falta decirla que no es buena idea que se acerquen, ¿no? Por lo menos, habéis encontrado a la Presidenta... Aconsejo que busquen un sitio para esconderse hasta que venga el puto tren. La misión es sacar a la Presisenta, recuerde."