Partida Rol por web

Se puso a manipular la jodida cerradura de los cojones... soltando insultos que apenas se podían entender (Cago en... la muy... joder... y ahora... la puta... zorra... pis... caca), pero pese a la ayuda no tardó en levantar la mirada y dar un diagnóstico preciso a los demás.

-Esta hija de puta no se quiere abrir; está cerrada de cojones.

Resopló... había sido un mierda de intento; desde luego, en este barrio se dejaban el dinero a base de bien en asegurarse de que nadie les robaba sus cosas; en especial, los tripis.

-¿Alguna otra idea?

El fracaso en el intento de abrir aquella cerradura, no hizo saltar ninguna alarma, por fortuna para los intrépidos y astutos ladrones que era ahora, sino que hizo que se activase un sistema de seguridad aún mayor en la puerta, donde se escuchó como unos cierres se movían.

Al mirar al suelo, se vio claramente como unas gruesas barras salían del mismo y, quedando pegadas al cristal, impedían que la puerta se abriese a un lado o al otro aún con la cerradura desbloqueada. Lo peor era que nadie sabía donde se podía revertir ese siguiente nivel de seguridad. Así que, tocar la cerradura, posiblemente no serviría de nada.

- Hay que buscar un puto Hammer, un camión, un autobús. ¡Lo que sea! - Dijo exasperado Robert. - ¡Voy a empotrarlo en la puta puerta! ¡Hasta los cojones del sigilo!

Snake, hastiado de todo aquello, se dio media vuelta dejando la farmacia a su espalda y comenzó a buscar un vehículo lo suficientemente grande como para estrellarlo contra esa puerta y que ésta no opusiera resistencia. 

- Y si no, siempre podemos regresar a casa de ese malnacido y marcharnos. Si no le va bien... - Apretó los dientes y tocó su pistola. - ...una entre ceja y ceja. 

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Esa idea era tremendamente interesante... la de pegarle un tiro entre ceja y ceja, quería decir. En ese momento, volví a mirar la cerradura. Parecía casi imposible de abrir con el sistema de seguridad que se había activado, así que íbamos a tener que entrar de otra manera. La de buscar un camión era buena. Pero miré hacia arriba, pensando también en otra posibilidad.

-Tuerto, has tenido una idea cojonuda. Vamos por ese camión y si no, de regreso a la clínica y nos marchamos de allí, con o sin Jerico, y a tomar por culo. Claro que... ¿y si probamos por el jodido techo? A lo mejor hay alguna salida de ventilación o una mierda de esas -sugerí entonces, al caer en la cuenta de que de alguna manera debía expulsarse el CO2 del interior.

Todos los edificios debían tener un sistema de conductos para la expulsión de gases y solo necesitábamos algo que le permitiera por ejemplo a Vasquez, que era lo suficientemente delgada, entrar por ellos.

-Además, Vasquez, tú la has jodido, si hay una, a ti te va a tocar entrar.

-  Yo  probaría directamente con el camión. - Insistió Snake.  - ¿Qué hará más ruido? Evidentemente, pero ya hemos hecho bastante ruido y de momento seguimos solos. Aunque puede que no por mucho tiempo. Además, nadie nos garantiza que haya un acceso desde el techo, si se han tomado las molestias en cerrar la farmacia como lo han hecho, nada indica que no se hayan preocupado igual del techo. - Siguió buscando con la  mirada algo lo suficientemente fuerte y grande como para aplastar aquella puerta. - Además, ¿quién sabe lo que estará pasando en casa  del médico mientras nosotros estamos aquí haciendo el canelo?

Poco a poco me iba encontrando mejor. La operación y las dos bolsas de sangre me pondrían a tope en unas horas, solo faltaba algunas pastillas contra el dolor. Los demás aún no habían regresado, cosa que podía ser mal presagio. Mientras, el doctor seguía su parlanchino ligoteo con las dos mujeres. Intenté cerrar los ojos y dormir un poco, ya que en cuanto llegaran los demás, nos iríamos echando leches de aquí y tenía que estar al máximo de fuerzas posible.

-No me jodas...

Se quedó mirando como atontada como unos cierres adicionales reforzaban la ya cerrada puerta de la puta farmacia; era para volverse loca... Se sentó en el suelo... los demás daban ideas, alguna interesante; un camión lanzado a toda velocidad en plan alunicero, colarse a lo Santa, ese puto pederasta, y ella, vacía de ideas, al menos... de momento...

Se quedó mirando la puerta... y ya puesto a pensar en planes que conocía de ... bueno, de oídas...

-¿Y un butrón? Es una puta farmacia, no un banco; las paredes no deben ser de hormigón... Si la furgo era de reformas... tiene que tener algo para echar abajo tabiques, aunque ya me jodería que las paredes, y no solo la figas, fuesen de hormigón armado.

Vásquez miraba el frontal de la farmacia, así como el lateral todo hecho de cristal reforzado.

Y cuya anchura re podía apreciar con claridad. Ni un tanque tiraría eso abajo, si es que Snake encontraba uno, porque por no ver, no veía ni al camión de la basura. Y si por allí había pasado un Titan, como había quedado claro y los vehículos no habían quebrado nada, salvo su propio revestimiento y un poco el enrejado, es que aquel cristal no era tan blando como parecía.

Mientras Man miraba hacia arriba. El techo se hacía muy alto. Al menos eran siete pisos y desde fuera no se apreciaban huecos de ventilación en el interior de la farmacia. Tocaría pensar otra cosa.

- Veo que mejora. Aunque tiene que dolerle un huevo. - Dijo el doctor a Jericho. - ¿Qué tal si la "Muñeca Chochona" se queda con usted mientras veo como va todo ahí fuera? Usted no la recordará, pero ella fijo que sí. Seguramente tuvo una de esas allá por el jurásico.

Tras su breve ración de insultos se encaminó al recibidor. - "Mirada Felina", mueva la cámara uno hacia la derecha y cuando vea la farmacia ponga el zoom. Ya deberían estar dentro si es que son tan buenos como parece.

Grace no perdió el tiempo y así lo hizo, viendo que los tres hombres seguían en el exterior y con gestos pesados y malhumorados en su cuerpo. - Genial, me quedé con los inteligentes... - Ayudado por su bastón, se dirigió a la consola de mando de la entrada y cambió la clave de la misma. - Sin vicodina no entran ni se llevan a nadie. - Luego miró a Grace. - Y ya sabe que apuntarme con un arma y amenazarme de muerte no servirá de nada. Si ellos no cumplen, yo no cumplo y de aquí no sale nadie... y créame si le digo que no saldrá nadie. Así que o nos vamos todos o se van solo ellos. - Sentenció desconfiado el médico.

- Yo he cumplido con el 90% de lo tratado. Solo tengo que quitarle el dolor a su amigo para que pueda moverse y ellos parece que estén de picnic en la entrada de la farmacia. Con que me haya puesto su novio una vez la pistola en la cabeza, ha sido suficiente para saber que no puedo confiar en él. A ver en cuantos más puedo o no confiar...

- ¿Una granada en la cerradura? - Preguntó Snake hastiado de aquella situación imposible. - Si no lo abre una detonación, ya nada lo hará. ¿Lo hacemos?

Lo que estaba claro era que unas medicinas les irían bien, pero estaban perdiendo demasiado tiempo y al final, estaban allí para conseguirle  medicinas a un adicto y poco más. Si no volvían con ellas, tampoco era el fin del mundo. Se suponía que ya habría ayudado a Jericho y podrían largarse todos de allí camino de la Torre y si al doctor no le gustaba, mala suerte. No obstante, lo que le preocupaba era realmente que una vez regresaran a la clínica, el hijo de puta de House, porque era eso, un hijo de puta, no lees dejara entrar si no llevaban consigo la vicodina. Tendrían que apañárselas.

-Hija de la grandísima puta.... -Murmuró al comprobar las paredes transparentes de la farmacia... esto era obra de un psicópata, como poco; ni un banco tendría algo tan bruto... Pero también tenía el efecto contrario... quien estuviese allí dentro, se encontraría atrapado; eso no era lógico... si saludable.

-Mierda, tienen que tener una toma de aire, eso está claro, pero probablemente será demasiado pequeña y esté bloqueada; y una entrada de mercancías... es poco probable, porque los pedidos suelen llegarles en cajas por la puerta principal... Pero me extraña que no tenga una entrada trasera.

De todos modos, volvió a acercarse a la puerta, y probó una tontería... algo que no se le había ocurrido... llamar al timbre

Aquello no iba a funcionar y yo ya estaba hasta los cojones de la jodida farmacia.

-A ver. Una de dos. O hacemos todo lo que tengamos que hacer para entrar, incluyendo volar el jodido edificio entero, o nos vamos, porque yo estoy ya más que harto de esta mierda. Quien quiera que cerrase la jodida farmacia, se aseguró bien de que no había forma de entrar, salvo cargándonosla completamente. No voy a ir dando vueltas por toda partes hasta encontrar una jodida llave que nos permita entrar. Así que cojamos unas cuantas granadas, pongámoslas en la cerradura, y a tomar por culo. Si abre bien, y si no, nos volvemos a la clínica cagando leches.

Porque estaba claro que allí en mitad de la calle, como gilipollas, no hacíamos nada.

- Por mi bien. - Asintió Snake. - ¿Haces los honores, tuerto?

Él también estaba hasta la polla de la farmacia,la vicodina y de pensar en como leches podían hacer para entrar en aquel jodido lugar. Ya le importaba una mierda encontrar o no lo que le había pedido el imbécil del médico. Sólo quería regresar con el grupo y seguir su camino. ¡Y si dejaban al doctor House atrás, mejor!

Asentí con la cabeza y saqué las dos granadas que tenía. Después, alargué la mano para recoger las que me pudieran dar Snake y Vasquez.

-A ver, pues dadme las que tengáis. Yo pongo dos -dije, buscando a continuación lo que fuera, una chaqueta o una puta camiseta, para hacer una especie de bolsa, envolverlas y en cuanto las tuviera todas, lanzarla contra la puerta.

Parecíamos jodidos perros falderos yendo de un lado para otro y una cosa era ayudar a Jerico y otra hacer los idiotas mientras el tío estaba de puta madre en la jodida clínica.

-Estoy hasta los huevos de tanta mierda de tiempo perdido -dije, cuando empezaron a darme las granadas.

- Si... Yo también. - Sonrió. - Dale caña. 

Aquello iba a hacer ruido y si no atraía a todo Marte era porque ya no quedaba una sola alma con vida en todo el jodido planeta. Quizás no fuera buena udeayy además, se iba a quedar sin granadas. ¿No habría una puta sierra de disco de diamante en aquella furgoneta? Quizás eso síes diera acceso a la farmacia. Y mientras Man preparaba el "paquete", el le lanzó una última ojeada al interior de la furgoneta de mantenimiento. Por descartar todasas opciones.

-A la mierda. ¿Por qué no?. No tengo granadas, lo siento, ya me las fumé por el camino.... espera... Hostia... tengo una!

Y se la pensó al loco de las explosiones.... a ver si funcionaba.

Miró a un lado y a otro... como si le preocupase despertar al vecindario con el pepinazo que estaba por llegar.

-Iré a ver si hay algo en la furgo... si al menos hace una mella, se podrá aprovechar.

Volvió corriendo de la frugoneta, con algo en las manos, regocijándose de que -aún- no hubiesen detonado las granadas... que se les veía con ganas de montar un espectáculo de luces multicolor.

-Eh! Tío!, mirad lo que he encontrado!!! Una radial!, y creo que es de diamante ... eso sí,... artificial, claro. Esto debería poder con el puto cristal, por muy blindado que esté!!

En sus manos, eso, una radial, cuyo disco parecia inocente como Heidi... los cojones inocente; eso podía cortar el escroto de Superman.

Vaya, si la marimacho ha encontrado algo y todo.

-Pues venga, a qué esperamos. O lo cortamos con eso o lanzo la granada, que ya estoy harto de estar aquí fuera. La verdad es que esta condenada farmacia nos está dando más problemas que una puta en un convento.

Le di las granadas a Snake, agarré la radial, la conecté y me acerqué al cristal para empezar a cortarlo o al menos, intentarlo, porque estaba hasta los cojones. Como Jerico estuviese muerto cuando regresáramos, lo reviviría para matarlo con mis putas manos.

Minutos más tarde, la enorme puerta que había abierto Man o'War con su nuevo juguete, se desplomó hacia el interior de la farmacia. El golpe fue sonoro, pero no saltó ninguna alarma y el cristal ni se melló lo más mínimo al golpear contra el suelo. Una vez dentro, en los estantes solamente se veían los típicos productos de higiene bucal, cremas de todo tipo, gafas pre-graduadas, cosas para bebé.

En principio nada útil, hasta que detrás del mostrador os llamó la tención un mueble lleno de cajoneras que ocupaba casi toda la pared. Haciendo memoria, de ahí sacaban siempre los medicamentos en las farmacias.

Si había vicodina allí, debería estar en aquel mueble.