Partida Rol por web

- El abad, se ha vuelto loco...habla de alimentarse y entrar a este mundo....tenía el rostro desencajado, parece procupado.

Casi toda la catedral está dentro del área de tui poder, la medición es abrumadora...dirías que todo el asentamiento está dentro.

Octus sonríe al ver el efecto del estimulante, luego vuelve a ponerse serio, el problema que les ocupa es trágico y muy complicado.

¿Y el Vidente, nuestro superior?¿Intentó parar al Abad o ambos parecen igual de locos?

El hermano Lamark baja la mirada: No...dice con un tono bajo de voz...él..entró voluntariamente
 

Dhamon por un momento observa la puerta de la catedral.

- Maldita sea... - Susurro el noble, tras lo cual se giro a sus compañeros y a Lamark. - Están todos los del asentamiento ahí dentro. ¿Que planea hacer el maldito abad?

Miré a los otros componentes del grupo y me encogí de hombros:

-¿Y alguno se hace pasar por fanático y se infiltra entre ellos para conseguir la información?. No se quien podría hacerlo mejor...

- Debéis daros prisa, dijo que quedaba poco para que se abriera....pero no sé a quñe se refería.

Al ver la pasividad de mis compañeros dije:

-Vale, ya voy yo, "Alabado sea el Padre Cuervo", pero si luego pasa lo que pasa a mi no me echéis la culpa...

Colgué el rifle a la espalda y comencé a caminar hacia dentro como si lo hiciese cada día.

Os acercáis a la siniestra catedral. El aire es espeso, y la oscuridad tan espesa que parece adherirse al vacilante haz de luz de vuestras lámparas incandescentes. Cuando llegáis a la grandes puertas semiabiertas de la gran iglesia de Skae, la pálida luz que sale del interior os hiela la sangre, y alcanzáis a oír el cruel susurro de las voces que canturrean dentro de la catedral.

Una visión terrible os aguarda nada más entrar: Aristarchus se halla de pie sobre el altar del centro de la nave, y las cartas de su Tarot del Emperador flotan en el aire alrededor de él. Refulgiendo con un fantasmagórico brillo blanco casi demasiado intenso como para mirarlo fijamente. Entrecerrando los ojos a causa de la deslumbrante visión, veis que los bancos están abarrotados de habitantes de Desesperanza: hombres, mujeres y niños totalmente paralizados, de pie como si estuviesen asistiendo a una misa, con los ojos abiertos como platos por el miedo y las mejillas surcadas de lágrimas, murmurando oraciones en contra de su voluntad. En la cúpula del alto techo bulle una maraña de hirviente oscuridad: la disformidad se está abriendo paso a esta dimensión.

Yuri mira la oscuridad pero su determinación es fuerte: Vamos, no hay tiempo para distracciones.

¡MALDITA SEA! ¡LO SABÍA! Exclamé al ver las cartas del tarot flotando frente al vidente y percibir aquella horrible sensación que paralizaba los sentidos. Algo estaba claro, debíamos detener aquello, y yo tenía una idea que proponer. ¡Compañeros disparar a esas cartas, volarlas en pedazos! Con un movimiento rápido saqué mi rifle de combate y desplegué su culata. Pero recordarlo, evitemos matar a nadie, eso podría suponer nuestro fin. Corrí el pasador del rifle e introduje la primera bala en la recamara.

Cogí aire con fuerza y sin mirar a los demás les dije:

-Sin miedo señores, el imperio nos protege...

:(

:(

Zachariah traga saliva y procede a entrar con sus compañeros...