Partida Rol por web

Jürgen mira al doctor, atónito.

Mi nombre es Jürgen, y me dedico a denunciar las pesadillas "artítisticas" que sufre la sociedad.
Jamás desde que tengo uso de razón he tenido ningún sueño mientras dormía.
Tres cosas... mhhhh... matar o encerrar a la mayoría de gente de esta habitación. Conseguir que todos los cretinos que me odian se convenzan de que tengo toda la razón... y... una habitación individual, si no es molestia.

El doctor desvía la vista, no puede sostener la mirada de Jürgen. Y es que la voz del crítico ha ido cobrando fuerza y destila veneno.

- Bien - dice secamente

Vuelve a mirar hacia la puerta y cambia de postura en la silla un par de veces.

- Su turno, señor Matt

No ha apuntado nada.

Sigo imitándole. No entiendo muy bien por qué, pero es algo que he hecho desde que tengo uso de razón. No puedo no repetir sus gestos y ademanes. Cuando hablo, mi voz suena casi idéntica a la suya.

- Mi nombre es Matty Matt y soy humorista. El último sueño que recuerdo... es una pesadilla. No es muy gracioso, pero lo contaré igual. Estaba en el funeral de mi amigo Daniel y de sus hermanos. Esto es real, estuve en el funeral de los Baldwin, eran muy amigos míos... particularmente Daniel. El caso es que estaba ahí, y de repente llegaba una limusina. De ella bajaba... bajaba él - Señalo a Victor - y de alguna forma, yo llegaba a saber que la herencia de los Baldwin había ido a parar a sus manos. Este hecho me indignó mucho, porque no me parecía justo... no que yo la quisiera sino que... Vamos, Victor me parece una cucaracha, un deshecho de la sociedad, un saco de pus, y no es que no respete su arte o su creatividad, que lo hago, pero soy consciente de que estaría mejor muerto. No... me jodió mucho que la herencia de Daniel no fuera a una fundación para ayudar a familias de artistas. Me parecía lo más justo, y ver que caía en las manos de Victor... me sacó de quicio. Entonces desperté.

Suspiro profundamente y le lanzo una mirada a Victor... una mirada de entomólogo... como estudiando a un raro ejemplar de escarabajo pelotero

- Lo primero, me gustaría meterme una raya. ¿Tiene algo de farlopa por aquí? De veras, esta conversación sería más fluida con drogas de por medio... Lo segundo... recuperar mi ingenio. No me sale ni un chiste decente... todas mis gracias suenan a repetidas. Es como si mi filo se hubiera embotado del todo... Y sin embargo, sé que sigue por ahí... en el fondo de mi cabeza... sé que bullen ideas muy originales... tengo la sensación de que mi propia piel se me ha quedado pequeña. Como que necesito... ser más personas que las que soy actualmente ¿comprende? Tengo un repertorio de más de ciento cincuenta personajes y, sin embargo, me parece que no son suficientes... que quiero ser más. La tercera... me gustaría saber como joder de verdad a Victor. En serio. El tío parece a prueba de balas... mire que lo he intentado por todos los medios... nada. Es impermeable. Eso sólo les pasa a los idiotas y a los genios... y todos sabemos que no es ningún genio. Me jode mucho que un idiota sea tan invulnerable... he hecho caer a los más grandes con mis chistes y mis tretas... Con Victor, sencillamente... no puedo.

Mientras digo estas palabras, con la misma voz y gestualidad que el Doctor, una lágrima cae por mi mejilla. Me doy cuenta un poco tarde de mi momento de debilidad y me río de una forma bastante patética.

- Realmente creo que estoy aquí por una maniobra publicitaria. Posiblemente tenga cámaras ocultas, y haya forzado mi propia amnesia para crear la mayor broma de la historia... si no... ¿Por qué habría reunido a estas personas aquí? Todo el mundo sabe lo bien que nos llevamos entre nosotros... es una delicia vernos, ¿No cree? Y respecto a la pastilla... me siento mejor. ¿Qué tiene? ¿Algún complejo anfetamínico? Lo digo para pedirle de estas a mi dealer cuando salga de esta. Un par de pastillitas así antes de salir en directo, y hago un programa que te cagas. En serio.

Bajo la mirada con cierto nerviosismo. Aún no sé por qué le he soltado todo esto... debe ser efecto de la droga. Si me da esta elocuencia, de verdad debo saber de qué droga se trata.

El doctor se queda boquiabierto cuando escucha... su propia voz desde la entrenada garganta de Matty Matt. Después empieza a darse cuenta de los ticks. La rodilla inquieta, el ajuste de las gafas (invisibles en el caso de Matt) y la forma de recolocar el cuerpo en la silla.

- No se trata de ningún... show, señor Matt. Están aquí por voluntad propia, y por un problema en común que tienen que solucionar entre ustedes.

Van De Kolk eleva la mano para ajustarse las gafas y rápidamente vuelve a bajarla.

- Pero abordaremos ese tema cuando terminemos la ronda - mira a Victor - Es el siguiente

Un mimo aparece por el ventanal exterior, pegando las manos al cristal y abriendo la boca en señal de sorpresa. Después parece que se cae y desaparece.

 Con la boca semiabierta, me dediqué a mirar a Matty ¿el funeral era de los hermanos Baldwin?¿porqué siento un pequeño resquemor en el pecho?¿será la conciencia?¿será la pena?¿era un sueño realmente todo lo que había narrado aquel cómico tan gracioso que soltaba espuma por la boca?¿esa brisa que sentía, era durante mi desplazamiento al funeral? pero entonces... para que nos habíamos reunido todos? de repente, dejé a un lado todo mi potencial artístico  para comenzar a formar un puzzle en mi cabeza, como si estuviera jugando a un cluedo mental. ¿y si nos llegamos a reunir para comprobar si se ha provocado un asesinato?.

Acto seguido, dejé de mirar extrañamente a Matt para con mucha pasividad, colocar las dos manos sobre mi cabeza, extendiendo los dedos índices, simulando que era una cucaracha. Después ritmicamente movía dichos dedos para darle algo de gracia a mi imitación.

Ya que me había propuesto no abrir la boca y seguir usando mi expresión corporal para hablar, demostré a Matty que me sentía muy "dolido" por sus palabras, llevándome por unos segundos la mano a la parte inferior de los ojos, simulando que estaba secándome unas amargas lágrimas de pena. Finalmente puse toda mi atención al doctor, ahora yo tendría que responder sus preguntas, pero no iba a contestar directamente, necesitaba que me las formulase de nuevo ¿así son las reglas no?.

El doctor observa la mímica de Victor, aunque no parece extrañado. Carraspea y comienza a mover la rodilla de nuevo.

Por la mirada que le lanza, parece que tuviera algo personal en contra del artista y fotógrafo.

- Cómo siempre me contesta de formas... extrañas, esta vez le haré las preguntas a la inversa

- ¿Le sienta bien la medicación? ¿Se siente tranquilo o adormilado?

- ¿Comprende el motivo de por qué está aquí?

- Enumere tres cosas que le apetezca hacer

- ¿Ha soñado algo recientemente? ¿Lo recuerda?

- Diga su nombre y a qué se dedica en una frase sencilla.

Aparece en el cristal una mano enguantada en blanco.

Después otra.

Y finalmente una cara con gesto de sorpresa.

Al poco de que el doctor terminara sus preguntas se aprecia cada vez más como John se agita, preocupado, y se cae de la silla. Se levanta de nuevo y aleja la silla aún más de Victor.

Joder, no esto no puede ser, no puede ser... a mí nadie me cuelga un asesinato, ¿qué coño habéis hecho? ¿qué pasó?

Claramente alterado, los ojos recorren a todos y cada uno de los presentes. Con la boca completamente abierta.

¿En qué mierda estoy metido? No son drogas, seguro, es algo peor.

Exasperado, desesperado, muy molesto, comienzo a gritar hacia la ventana.

- ¡Que alguien le saque de ahí! ¿Qué coño hace en la ventana? ¡Y tú... - señalando a Victor - ... deja de imitarle! ¿No ves que así le alimentas? ¡¿POR QUÉ COJONES NO HABLA?!

Tras esta sarta de alaridos, viendo las caras de los otros, me acurruco en posición fetal en la silla, temblando ligeramente.

Instintivamente los tres miráis a la ventana y desde vuestro ángulo en la habitación veis a un mimo al otro lado, en el patio, que pone una cara exagerada y rápidamente se esconde.

Increíble.... -dije en alto. Uno de sus excéntricos personajes (no tanto como él mismo) ha hecho gala de su presencia... Cálmate de una vez -dije señalando a Matt-, estás aquí con esta panda de pirados, como hasta hace un rato. ¡Respeta joder!, aunque sea a este médico de aquí.

Tras sentarme creía que las palabras que dirigí a Matt eran un poco crueles. ¿por qué decias esas cosas tan raras?

Tras escuchar lo que dijo Victor, mis neuronas se despertaron más que con cualquier droga:

-¿Un asesinato? -farfullé...- Sí! Yo también creo eso Víctor... Pienso que .... mmm... debemos resolver algunos asuntos de ese estilo.

Estas palabras, a diferencia de las dedicadas a Matt, fueron realmente convincentes.

 Se notó un gran silencio por parte de Victor, incluso había bajado las manos que actuaban como antenas. Su semblante era serio, reflexivo, incluso alguien podría pensar que parecía más atractivo. Pero de repente, fue cuando dirigió su mirada a la ventana, observó algo que no entendía porqué estaba ahí, pero no pudo hacer más que sorprenderse y alegrarse, ¡alguien había seguido sus pasos, una nueva musa de maquillaje blanco y expresiva tez¡

Poco después devolvió la mirada al doctor mientras pensaba en la palabra "asesinato", sabía que allí había pasado algo, pero por fortuna recordó que aquella persona tan especial para el, aquel a quien visitó en su última despedida, no tenía nada que ver con los hermanos Baldwin, sin embargo, era tan divertido y tan angustioso comprobar como las lagunas hacían del pasado un entramado de cables...

Por un momento se dió cuenta de que tenía ignorado por completo al doctor, todos esperaban su respuesta, y era complicado usar la comunicación no verbal, así que usemos el ingenio para darle arte a la palabra.

- Em otneis rojem euq acnun rotcod, em eneit euq rad le erbmon ed al atillitsap siriocra- Dije en un tono no demasiado fluido, pero si lo bastante exuberante para que mi alma de creador siga siendo la élite.

- On, orep oerc euq neiugla ah ohceh ogla yum olam ¿érbah odis oy?- Dije inocentemente, aunque no sabía si me habían entendido.

para las otras preguntas si que sabía perfectamente como expresarlas con el cuerpo. En primer lugar hizo el gesto de llevarse la mano a la frente, representando su mente, y después hizo como si estuviera lanzando algo a todos, era su singular manera de decir que tenía la necesidad de deslumbrar a todos con su ingenio.

En segundo lugar abrió la boca e hizo el amago de que se llevaba una pastilla a la boca, dejando constancia de que no le importaría drogarse de nuevo o por lo menos tomarse otra pastillita arcoiris.

Finalmente, el último gesto que hizo, fue dirigirse bruscamente contra Alexandra y tocarle los pechos con cara de pervertido ¿a caso nadie más en la sala quería hacer eso?.

En cuanto a las cosas que ha soñado, simplemente guardó silencio, no quería responder ante sus sueños, eso era galería privada, y nadie era merecedor de conocerlo y finalmente, ante la pregunta de quien era, respondió.

- Soy Victor, la octava maravilla del mundo

Incrédulo, John miró hacia la ventana, ¿había algo allí?. El cómico y el imbécil miraban como si fuera importante, pero apenas llegó a mirar cuando oyó hablar a Victor. A hablar al revés.

¿Qué se ha creído ese gilipollas? Esto es serio y él quiere hacer un circo de todo ésto, peor que el payaso de la tele que lloraba como una chiquilla en posición fetal. Quiere llamar la atención de la gente, como un niño chico. O alguien con complejo de Dios.

La situación fue cada vez más ridícula, el fotógrafo poniendo gestos, haciendo el capullo. Hasta que se pasó, cruzó la línea que no debía ser cruzada. Había atrevido a tocar con esas manos, con las que se masturbaba todas las noches por falta de sexo con personas reales, a Alexandra. Ella merecía un respeto,  John la respetaba desde hace tiempo y ver como Victor la vejaba le puso furioso. Quería llegar al fondo de descubrir por qué estaban allí y arreglarlo, hasta hubiera estado interesado en intentar dejar la mescalina. Pero ver esa escena no estaba en sus espectativas, tenía que hacer algo.

Cabrón, te vas a arrepentir.

Salió disparado de la silla como una exhalación, para patear a algo que nunca debió haber nacido, ¿sería capaz ese ser de entrar en razón a golpes?. No le importaba la respuesta, Stuart quería que esa rata mordiera el polvo. Su intención era golpearle, al menos un par de veces hasta tirarlo al suelo.

Vas a pedir perdón a la chica.

Todo ocurre muy rápido.

John se abalanza sobre Victor y prepara un puñetazo.

Victor se toca la barbilla y entrecierra los ojos frunciendo el ceño. Luego ve venir el lento golpe del guionista y observa extrañado como le impacta en la barbilla y le tira hacia atrás de la silla.

- ¡Suficiente!

El doctor se levanta farfullando en un idioma similar al alemán y resopla.

- ¡¡Enfermero Jonas!!

Mira alrededor incrédulo.

- ¡¿Qué diablos les pasa hoy?!

 Me encontraba en el suelo con las piernas mirando al techo, la espalda estaba fría por el contacto de la losa, notaba el sabor férreo en mi boca junto con un dolor muy punzante y molesto, normal, tenía la barbilla y parte del labio inferior ensangrentados, sin embargo estaba mostrando una grotesca sonrisa, ya que los dientes estaban manchados de sangre. Miré al dueño de aquellos puños de acero y le guié un ojo, después miré a la poderosa fémina y con un hábil gesto, intentando que no le interrumpieran los enfermeros, escribió con su propia sangre en el suelo:

"Lo siento"

John se queda paralizado cuando el doctor llama al enfermero. Él no quería hacer daño a nadie, creía en que en este sitio podía aclarar su mente, solucionar lo que sea que haya ocurrido.

Doctor, no era mi intención, solo quería enseñarle a no abusar de una mujer. Creo en esta terapia, que puede hacer bien. Y no sé qué nos pasa hoy, ya le he dicho que no recuerdo nada, ¿ayer no era así?

John vuelve a sentarse en su sitio, aunque está seguro que la sesión concluiría, cuando parecía que no iba tan mal. pero Victor, siempre Victor, tenía que joderla.

Mierda, estábamos tan cerca. Ahora nos drogarán más, o nos darán una paliza. O nos llevaran a la cárcel. No quiero eso, desde luego no lo soportaría.

Luego vio lo escrito con sangre por el fotógrafo. Si la imagen no fuera tan lamentable, sonreiría por conseguir que la escoria pidiera perdón como John pidió. Pero no estaba de humor. Ahora no, ni por muchas pastillas naranjas que le dieran.