Partida Rol por web

Las negras nubes de polvo y ceniza se siguen acumulando impidiendo ver más allá de un par de metros sobre la llanura desértica de la Desolación. Tenéis que avanzar a tientas, arrastrando los pies sobre la arena para no tropezar con las piedras. Entre los estruendos de la erupción y los crujidos de la montaña, tenéis la impresión de haber escuchado un grito de rabia y odio. ¡Sindra! Parece gritar la voz que se alza sobre el caos de ruido. ¡Sindra! La voz reptiliana parece más clara. ¡TE VENGARE!

Anna hace esfuerzos para respirar y no ahogarse con tanta ceniza a su alrededor. Rauda, busca algo -un pañuelo- para cubrirse la boca para intentar no respirar tanta ceniza. Por el momento, aquella acción tiene éxito.

Hay que salir de aquí- le dice a su compañero. Aún estaba analizando lo que había ocurrido cuando había perdido de vista al túnica blanca, pero dadas las circunstancias, no era el mejor momento para comentarlo con él. Lo prioritario era intentar poner distancia en aquel lugar.

Además, los gritos que oía de venganza hacia Sindra, hacían presagiar que el enemigo les buscaban. 

 Me agarro a la chica, mientras dejo que me guie hacia la salida de este lugar infernal, a la vez que trato de luchar por respirar, cubriendo mi boca con un pañuelo húmedo.

 Al mismo tiempo escucho la voz, que me hace presagiar que nuestros problemas no han terminado. Desgraciadamente estamos demasiado débiles, en inferioridad numérica y en una posición desfavorable como para poder hacer otra cosa que eludir al misterioso dueño de la voz amenazante.

Comenzáis a descender del pico Malys con gran dificultad, las cenizas son densas y apenas permiten ver a un par de metros. Pero tras varios minutos, o puede que horas, conseguís llegar a la falda de la montaña y podéis avanzar mas rápido. La cenizas, aunque siguen siendo persistentes, son mucho menos densas a medida que os alejáis del epicentro de la erupción permitiendo un mayor campo de visión.

Tras otro rato andando, sentís como la tierra tiembla con fuerza, escucháis como las piedras ardientes surcan el aire y la lava ardiente comienza a descender por las laderas del pico. ¡La erupción a comenzado! Entonces veis como una criatura de cuatro patas y cuerpo humano sale corriendo de una cueva medio derruida en mitad de la planicie. La criatura no os presta atención y rápidamente se desvanece en la nube de cenizas, del interior de la cueva vienen las voces de un hombre.

 Tras ver la figura de cuatro patas desaparecer y escuchar la voz que sale de la cueva, le hago un gesto a mi compañera para que esté atenta, por si esta pertenece a un enemigo o uno de nuestros compañeros desaparecidos. Al mismo tiempo, vigilo con preocupación la erupción, sabiendo que tenemos que irnos cuanto antes...

Anna apenas logra distinguir aquella figura que se escabulle con suma rapidez. Solo tiene ojos hacia su frente y avanza lo más rápido que puede para salir de aquel lugar. Lo que más le preocupaba, aparte de salir viva de allí, era donde se encontrarían el resto de sus compañeros. Solo podía esperar que estuvieran bien y pudieran abandonar aquel lugar sanos  y salvos.

La cueva era relativamente pequeña, solo 5 metros de profundidad y 3 de alto, la entrada se encontraba parcialmente cubierta por varias rocas que tenían el aspecto de haberse desprendido recientemente del techo.

Al fondo, tapada con unas mantas hay un hombre musculoso postrado. Su piel estaba blanca como la cera, perlada por innumerables gotas de sudor, su ojos estaban abiertos pero miraban al infinito. Algunas rocas habían caído del techo lacerado sus piernas, rompiéndole varios huesos. El hombre no para de murmurar. La lagrima corrompida a de ser purificada... Darkhaven guarda la lagrima... La lagrima...

Junto al hombre postrado hay otro hombre. Este es bastante alto y tiene aspecto de anciano.

Por la entrada de la cueva aparecen dos figuras. Una de las figuras es un hombre de aspecto delicado que lleva una túnica blanca muy usada, que debido al polvo ahora parece gris. La otra figura es una mujer joven que lleva un arco y ropas cómodas de viaje también muy gastadas. 

No espero a otra interrumpcion, puso las manos y canilizo su propia energia vital hacia las heridas del caballero, tenia que impedir que su vida se fuera por las heridas sufridas por el desprendimiento.

Si venis a buscar problemas, permitirme antes aliviar el dolor de este hombre.

 Negué con la cabeza, antes de responder, con gesto amigable y conciliador:

 - Nosotros no buscamos problemas, buen hombre. Solo hemos venido al escuchar unas voces que provenían de esta cueva. ¿Necesitáis ayuda?.

Anna mira al hombre con cierta suspicacia, pero por sus gestos estaba intentando ayudar al hombre que yacía en el suelo, muy herido. Por su postura y la forma en el que le estaba tratando, tenía pinta de ser un clérigo. Dejó a su compañero hablar, mientras ella aprovechaba para inspeccionar el lugar. 

El viejo desprendia una aura benigna claramente, incluso podriais decir que emitia una luz todo su propio cuerpo que reconfortaba el alma de los hombres y mujeres de buen corazon. 

Oh si es usted sanador, me podria echar una mano, mis aptitudes son limitadas, Mishakal no me ha bendecido con sus aptitudes por desgracia de ese hombre.

El hombre de cierta edad viste unas ropas extremadamente sencillas que han vivido dias mejores, una pequeña mochila desgastada por el tiempo y un baston, sus vestimentas se acercan mas a un mendigo que a un viajante, aunque estas aunque gastadas estan limpias si pasamos por alto la suciedad del viaje.

 Negué con la cabeza ante de responder, con expresión triste:

 - Me temo que la curación no se encuentra entre mis capacidades, puesto que soy un mago. Si tuviera los ingrediente y el tiempo necesario, podría tratar de crear algún ungüento o pócima que ayudara, pero carezco de ello, lo lamento.

Tras imponerle las manos, el hombre mejor algo, sus heridas ya no sangraban tan abundantemente pero aún seguía delirando. Al acercarse más Anna y Anubis pudieron ver otra cosa que les llamo poderosamente la atención. Junto al hombre hay varias piezas de armadura negras con una flor blanca, un lirio. Rápidamente reconocéis que esa armadura es de un capitán de los caballero negro.

En el exterior de la cueva, el ruido y estruendo van en aumento, el techo de la cueva comienza a desquebrajarse poco a poco y más piedras comienzan a caer del techo. 

intento valorar la opcion de cargar el hombre, esto seguramente le va a doler mas a el que a mi... aguanta, esto va a dolerte un poco... dice mientras lo carga. Si pudierais coger sus cosas, seguro que las echara de menos cuando se recupere y sino alguien las podra usar con mejor final que el de el. 

Creo que la tierra nos esta avisando que va siendo hora de salir de aqui. 

Quizás sea mejor que lleve yo al tipo y tu te encargues de sus pertenencias- le dijo al hombre, con el que no tenía todas consigo de que pudiera cargar con él. 

Vale, quizás sea demasiado peso para mi sola. Quizás podamos llevarle entre ambos- le dijo al sacerdote- mientras mi compañero lleva el equipo. 

Bien, no hay tiempo que perder. Que se pone al lado del hombre para levantarlo, lo mejor seria de los hombros pero el echo que tenga las piernas desrozadas le impediria apoyar los pies...aunque fuera sin peso. Prefieres cuerpo o piernas?

Cuerpo- le dijo, para llevar ella la carga algo más pesada. 

Pues cuando digas lo levantamos. Sabia que se iba a quejar cuando lo levantara, aguanta, esto te va a doler mas a ti que a mi.