Partida Rol por web

Finalmente habéis llegado a vuestro objetivo, tras seguir el mapa durante horas. Una sencilla compuerta metálica os separa de Los Rotos. La compuerta muestra el número "XII" en ella, semicubierto por el óxido y las manchas. Por debajo de la etiqueta se lee, con un graffiti poco afortunado "Los Rotos". Os miráis los unos a los otros y asentís, sabedores de que sea lo que sea que acecha las profundidades abisales de este planeta, os espera al otro lado. Hasta ahora vuestro mayor enemigo era la propia caverna. Os imagináis que tras cruzar la compuerta, todo lo que habéis pasado no serán más que buenos recuerdos de un pícnic campestre.

Las paredes de esta parte de las minas han sido excavadas mediante taladradoras sónicas, pero los mineros no se han esforzado mucho y el trabajo ha sido descuidado. Las paredes muestran cortes y cambios de nivel bastante pronunciados. A través de las grietas, cae una sustancia pegajosa, limosa que gorgotea en chorros irregulares e impregna el aire con un hedor asfixiante. La altura de la caverna no será mayor de dos metros, aunque en momentos puntuales se hace más pequeña y os veis obligados a bajar las cabezas. Vigas gruesas, de metal desgastado, sustentan allí y aquí el complejo, e interminables filas de permi-lamps, os permiten ver dónde camináis, más o menos, gracias a su alienígena luz verde.

Con el costado en llamas, fruto del desafortunado salto, Cimbria camina con el rifle en ristre...

"Por el Emperador, me cuesta respirar... espero no habermo roto una costilla..."

Mientras camina por la cueva, esquivando las formaciones rocosas del techo y las irregularidades del terreno, intenta disimular el dolor de su costado, mordiendose el labio inferior y resollando...

Mantiene la luz tactica de su arma al minimo, intentando no delatar su presencia, ni la de sus compañeros... Hasta que una tos inoportuna resuena por todo el complejo...

Ishmael siente como el aire viciado del lugar le entra por las fosas nasales y llega hasta sus pulmones, causándole una sensación de mareo y claustrofobia.

Esto es como estar en el mismísimo infierno.

Maldición.-blasfema mientras escupe al suelo. Con el arma en ristre camina lentamente detrás de Cimbria, alerta en todo momento. Siente un leve dolor debido al golpe que se ha dado hace poco al caer en ese agujero.

Ya estás mayor, Is... Tendrás que tener cuidado...

¿Y bien? Llegados a este punto... ¿qué cojones hacemos?-pregunta al aire.

La puerta ha sido abierta recientemente. Manchas oscuras y parches inidentificables recorren su superficie, y se trata de algo igual de reciente.

Pasáis la mano por la compuerta (tenéis guantes protectores) ¿óxido? Ni idea. Sin embargo en la parte superior, justo donde la compuerta encaja en el marco, dais con una sustancia más que conocida: sangre.

El líquido pegajoso y carmesí se ha acumulado en una pequeña oquedad que sirve a la compuerta para encajar a la perfección. A juzgar por su consistencia no es de hace mucho tiempo. No obstante, y puesto que la atmósfera aquí es tan peculiar no tenéis muy claro cómo puede afectar esto a la coagulación.

"Por el Emperador... ¿que ha pasado aqui?"

Cimbria alumbra con su linterna tactica el marco de la compuerta, examinando con detenimiento las manchas de sangre que salpican por doquier...

"Parece como si algo hubiera sido atrapado por la compuerta... y partido en dos" Susurra la Arbites a sus compañeros "Pero ¿donde estan los restos?"

A la mente de Cimbria acuden los recuerdos de su conversacion con el Guardia Imperial...

"Una criatura... que le arranco el rostro... en un acto de infinita belleza..."

Un desagradable escalofrio recorre la columna vertebral de la Acolita Inquisitorial...

"Mierda puta"

Tosiendo, sufriendo los efectos de este aire viciado, corrupto y pútrido Praetus rebusca hasta encontrar una varilla de lho, ya estaba un poco arto de estar mascándolo y con este olor el humo no se notaria. Y, realmente, ya estaba hasta los huevos de haber hecho caso a Cimbria respecto a eso.

Dio una profunda bocanada aunque no sirvió para recuperarse ni apartar la peste del ambiente.

- Lo que sea estará al otro lado, vivo, muerto o como sea. No perdamos tiempo, este aire nos acabará matando si no somos rápidos o nos matará lo que haya dentro. Yo prefiero morir con el arma entre mis manos. - Miró a sus compañeros y amartilló el arma, crujió los huesos del cuello y dejó escapár una nube de lho léntamente entre los labios. - Xanthia y yo os cubrimos mientras abris la puerta y después... Comienza el Baile, señoritas y caballeros! - Sonríe, por primera vez desde le conocéis una sonrisa amplia y feliz. Lo que hace que de aún mas miedo.

Colocó el selector de fuego en automático y se colocó cubriendo la puerta y, por extensión, el espacio tras ella.

Ok, todos en posición. Voy a abrirla.-exclama mientras, colocándose a un lado de la puerta, lanza una mirada de comprensión hacia sus compañeros.

¿Todos listos?-pregunta al grupo.

Este puto aire me está matando...

Xhantia tose.

Adelante Ishmael.

Saca sus armas y se prepara a cubrir a su compañero.

Ishmael comprueba que todos sus compañeros se encuentran en la posición correcta, y mientras empuña su arma con una mano, listo para disparar a todo lo que se mueva, con la otra agarra el asidor de la puerta y lo acciona, abriéndola. Después de hacer ésto se echa un poco hacia atrás con el arma en ristre.

Ok, ya está, ¡cuidado!-exclama.

Cimbria se hecha al cara el rifle de caza y toma posicion de tiro junto a sus compañeros...

Mientras Ishmael se acerca a la puerta, la arbites mira de reojo al resto de sus unidad...

"Praetus parece contento... seguramente este sea su elemento. Xanthia parece afectada por la atmosfera... como todos... pero parece extrañamente laconica... Mir apenas ha dicho nada aparte de maldecir su suerte por lo bajo... e Ishmael le corea con cierto entusiasmo"

Tan pronto se activa la puerta y esta empiza a abrirse, Ishmael se retira de la linea de fuego y todos los demas encañonan el hueco... Con un dedo, Cimbria retira el seguro de su arma... y respira profundamente...

La compuerta se abre con un crujido molesto, agónico, que resuena en estas cavernas sin fin, rebotando una y otra vez por las paredes irregulares hasta desvanecerse como la imagen de un fantasma. Un corredor de unos dos metros de ancho se extiende hasta donde os alcanza la vista. La luz verde, mortecina y enfermiza, confiere a la piedra un aspecto irreal y bilioso que os hace estremeceros. El suelo está cubierto de sangre; el suelo y las paredes y el techo. Allí donde miráis, el rojo carmesí chorrea perezoso por la roca. Los pedazos de carne y vísceras que salpican aquí y allí la marea roja son la guinda del macabro pastel. Entre los restos humanos discernís pedazos de uniformes de guardia imperial, algunos aún están pegados a la carne de quienes los vestían. Un poco más adelante, a la izquierda veis una puerta, y a lo largo del corredor se abren ramales a ambos lados.

Ishmael emite un pequeño silbido entre dientes al ver lo que había detrás de la puerta.

Fiiiiu. Parece que aquí han tenido algún problemilla de plagas. He, he, he.-exclama con su ya conocido tono burlesco.

Gira la cabeza hacia sus compañeros y observa sus rostros. Parecen sorprendidos. Sin más vueltas que darle, dice:

Bueno...¿entramos?

Ante el espectaculo que se les ofrece tras la compuerta, Cimbria se estremece y cierra los ojos, mientras musita entre dientes una rapida plegaria por su alma y la de los pobres infelices que yacen destrozados...

Aprovechando la luz que emerge, apaga su linterna tactica... y se adelanta para cruzar el umbral.

Despues de avanzar unos pocos metros, echa rodilla a tierra, desistiendo de encontrar un lugar donde arrodillarse sin manchar su ropa de sangre y visceras. Con la mano enguantada examina los restos humanos, tratando de mantener la mente ocupada y alejar las horribles imagenes que asaltan sus ojos...

"Parece que los atraparon aqui." Cimbria separa con la punta de los dedos un jiron de ropa de un trozo indeterminado de carne... "Yo diria que los despedazaron... mientras aun estaban vivos... No hubo piedad"

La acolita se limpia la sangre de los dedos restregando la mano contra las paredes rocosas... con poco exito.

Mientras avanza lentamente entre los despojos, hace un gesto con la cabeza a sus compañeros, indicandoles que la sigan. Con cuidado, se acerca hacia la puerta cerrada de su izquierda.

"¿Como es posible que los restos esten frescos todavia? En este clima, fresco y seco, deberia haberse coagulado todo hace tiempo..."

Ishmael se acerca a Cimbria por detrás, siguiéndola dentro de corredor. Cuando ha llegado a su altura, le susurra:

Esto... Cimbria. Creo que deberíamos tener cuidado. Por el aspecto de todo esto... yo diría que no ha pasado mucho tiempo desde que han despedazado a estos hombres. El que lo haya hecho... o LO que lo haya hecho, digo yo que todavía andará por aquí...

- Por la Luz de Terra... - Masculla entre dientes Praetus. El era duro, muy duro, había matado a tanta gente que hacía años que ya no eran una cifra exacta, sino un vago recuento de varios miles; había matado con las manos, con piedras, palos, picos, armas, ramas incluso una vez con una cuchara de palo. Pero esto... Aquí había habido una matanza con desmembramiento gratuito y las vísceras esparcidas por todos lados. - Esto no lo ha hecho una persona normal, ni una explosión porque no hay cráter ni se ven partes quemadas... - Mira de nuevo el pasillo y las posibles opciones. - Puerta primero? Así si hay algo y debemos retroceder podemos llegar aquí rapidamente. Si algo viene a nosotros y la habitación está vacía, podemos atrincherarnos en ella.

Creo Praetus, que si nos encontramos con quien he hecho todo esto, necesitaremos algo más que una habitación para atrincherarmos.... .- piensa un momento.- lo suyo va a ser volver a esta puerta.

Sigue a Cimbria y a Ishmael con sus armas preparadas.

Hay una hora de vivir y una hora de morir.

Mir, imperturbable ante el panorama, se acerca a la puerta, se escupe en las manos, y se dispone a forzar la puerta

"Pues vamos allá"