Partida Rol por web

Estreno en Hollywood de Poward & Greede

Tat (Escena secreta)

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10/07/2012, 09:04
Director

En la foto que tengo yo del juego se ve igual, sin datos. Utilizala si quieres y sino nómbrala y ya está

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13/07/2012, 16:38
Tatyana Eltale (Tat)

- Comencemos por la noche en que Malissa murió. Fue un plan bien trazado; Poward me había hablado de ese veneno que hacía que una persona borracha acabase muriendo al cabo de un rato de habérselo inyectado. Él tenía tanto interés como yo en que ella desapareciese. Yo, por motivos que ya han quedado claros: la mala puta había querido hundirme. Él... bueno, Malissa había descubierto que Poward se había deshecho de su hermano para controlar el estudio y lo tenía bajo su poder con la amenaza de delatarlo.

Convencer a Malissa para que me suplantase fue fácil. Un poco de jabón para su ego, que quedaría inmortalizado con las huellas, unas cuantas copas de más y yo fingiéndome borracha, incapaz de hacerlo. Había una “trampa” preparada en el cemento. Ella puso su pie, se pinchó y... aguantó lo justo para llegar a mi camerino y desplomarse, muerta. Ivonde, Sel y Poward la llevaron al bungalow de Stu, los dos primeros ajenos a lo que había pasado.

Creo que el resto fue obra de Poward. Heeves, oculto y compinchado,  apagó las luces  y disparó sobre el cadáver de Malissa, para que nadie sospechase de lo del veneno. Supongo que la idea era cargarle el muerto a Stu.

Luego vino lo de la maldita película. Hack había hecho demasiadas indagaciones y las cintas nos inculpaban. Cuando los obreros terminaron hoy con los preparativos para las huellas de Poward, robamos los rollos y las enterramos allí. Si levantáis el cemento que ya  estará duro, las podréis encontrar, bajo las huellas de Poward.

En cuanto a la muerte de Poward...

Creo que Seldon recogió un traje de mayordomo, se disfrazó de Heeves e intentó entrar por la puerta principal pero no engañó a los matones. Entonces decidió dar un rodeo y se dirigió a la puerta trasera. Llevaba idea de librarse de Poward de una vez para siempre.

Por otra parte, Denise se vistió de Heidi con el traje con velo y aprovechó la cita de ésta con Poward para ir al camerino. Llamó a la puerta. Junto con  Hack, venían a pedir explicaciones de las cintas desaparecidas. Heeves abrió la puerta, sonó el disparo fortuito de Heidi que estaba en el hotel con Stu, quien estaba allí apostado para proteger a Poward de algún ataque, y Heeves murió por accidente. Asustados por lo ocurrido, Denise, disfrazada de Heidi, y Hack que le había acompañado, desnudaron el cadáver de Heeves a instancias de Poward y salieron corriendo a ocultarlo en el maletero del coche. Supongo que la idea era que, posteriormente, Hack saldría por la puerta principal haciéndose pasar por Heeves, harían desaparecer el cadáver y todo quedaría a ojos del mundo en que Heeves se había largado para siempre.

Pero, entre tanto, Savoy, harto del control que Poward tenía sobre él, acechaba en el andamio esperando la oportunidad de ver a Poward y someterle a una mansalva de disparos. Su plan era el siguiente: apagaría las luces y esperaría a que se abriese la puerta de la habitación para disparar sobre Poward. Sólo necesitaba encender un instante un foco para tenerlo situado y hacer blanco.

Y así lo hizo: Cuando Hack y Denise volvían a la habitación de Poward tras deshacerse de Heeves, Savoy apagó las luces para que no se le viera y disparó varias veces seguidas sobre Poward. Seldon que también llegaba entonces a la puerta trasera empujó a Hack y le adelantó, disparando también sobre él. Él era el que puso ese extraño acento inglés.

Ivonde, Denise y Seldon salieron corriendo despavoridos, mientras Hack, con mayor sangre fría, se vistió de mayordomo con las ropas de Heeves como habían planeado, cerró la puerta por dentro, puso el cadáver en la cama y salió por la principal, de forma que pareciese que nadie excepto Heeves había estado en la habitación. Así, el mayordomo desaparecido quedaría como el culpable del asesinato.

Tras todo ello, cada uno se fue a sus camerinos a deshacerse de sus disfraces y a vestirse adecuadamente, como corresponde a esta estupenda reunión en la que estamos todos presentes.

- ¡Salud! -levanto mi copa. Quien sabe cuando podré volver a brindar a gusto.