Partida Rol por web

Ética de metal

1. El mundo de la publicidad

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10/04/2013, 18:21
Master

Es domingo, te despiertas en ti pequeño apartamento, pequeño, pero limpio y céntrico. Habías soñado con tu mujer, Kathy. Ya comenzabas a olvidar los detalles del sueño, pero había sido un sueño en el que todo parecía ir bien, en el que eras feliz, el típico sueño que duele cuando te despiertas para darte cuenta que no eres feliz, para comprobar lo vacía que está tu cama.

Hoy no había que ir al trabajo, y aunque podías ocupar el día trabajando en casa, era cuando más acuciabas la soledad, y es que estando ocupado se ven las cosas de otra manera.

Como todas las mañanas tenías la necesidad de prepararte una taza de mascafé, un producto que tu mismo publicitaste que crea adicción, cientos de miles de personas eran adictas al mascafé y tú no eras una excepción, tu mujer era una de esas rarezas, ella nunca quiso probarlo...

Más tarde podría podrías trabajar, dar una vuelta, o quizás... quizás llamar a tu mujer, el contacto no se había roto del todo, algo era algo.

Notas de juego

Fuente escena: http://cuantohipster.com/tag/muneca/

Fuente post: http://dormitorios2013.blogspot.com.es/2012/09/habitacion-para-pareja-dormitorio.html

No considero necesario describir el apartamento normal e irnos por las ramas, lo que no tienes son armas y cosas raras, pero puedes improvisar un poco, si tienes dudas pregunta en el off ^^

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10/04/2013, 22:20
Adam Aldridge

Pasé la lengua por mi labio superior degustando aquella curiosa sustancia. El aroma del mascafé recordaba a un campo de heno recién segado y su sabor era cremoso y ligeramente amargo. Aquella campaña había sido un éxito abrumador. Un caso de esos que se solían reflejar en los manuales de publicidad que se enseñan en las escuelas de negocios. Sin embargo yo no echaba cuenta a ese tipo de cosas. En aquella época yo me solazaba con la auto complacencia y, bueno, mucho más con el dinero que acompañaba a ésta.

Mi mujer en cambio era diferente. Aquello era algo que me encantaba. Su personalidad la hacía única y magnética para mí. Como un rompecabezas que era incapaz de armar. Me sentía poderoso... era capaz de convencer a las multitudes de la necesidad de adquirir nuevos hábitos de consumo pero no podía desentrañar lo que pasaba por la cabeza de mi propia esposa. Un reto excitante pero en ocasiones frustrante también. Así, aquella mañana acabé por apurar de un trago el mascafé y arrojé la taza con desprecio al interior del lavaplatos.

La ducha no alejó las nubes negras de mi cabeza. Me vestí de cualquier manera, sin pensar muy bien qué conjuntaba con qué contrariamente a lo que solía ser en mí casi un ritual, y me senté frente a la pantalla del ordenador. Unos trazos, algunas palabras bien ordenadas y poco más... mi cabeza no estaba demasiado bien alineada con mi creatividad y por mucho que le daba vueltas a ciertos asuntos, la figura de mi mujer acababa reapareciendo en mi cabeza como si fuese un malo recurrente de una mala película. Me acerqué a la ventana y desde allí contemplé la ciudad. Cada día más grande... cada día más monstruosa... Me desperecé pesadamente y entendí que aquel día no iba a trabajar... que no debía trabajar.

Eché a andar de forma inconsciente. Bueno, realmente no siempre podemos engañar a nuestro subconsciente. En apenas veinte minutos me encontré a mi mismo ante la puerta de la que solía ser mi propia casa. Un lugar familiar y, sin embargo, completamente ajeno.

Ya lo había intentado otras ocasiones y no había funcionado pero yo seguía obcecado en que lo único que Kathy y yo necesitábamos era una conversación civilizada. Llamé al timbre y esbocé una sonrisa involuntaria de perdedor.

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11/04/2013, 20:39
Kathy

Sabías que nadie te iba a reprochar que no trabajases hoy, tu jefe estaba contento contigo pues en horario laboral cumplías como un campeón, sobreponiéndote a todos tus problemas personales. Esto no significaba que los ningunearas, simplemente que eras un buen profesional. Además, tu trabajo consistía principalmente en la creatividad y bien es sabido que una pequeña pausa a tiempo aumenta la creatividad y los recursos de los que esta se alimenta.

Tus pasos, de forma consciente o inconsciente te habían llevado a donde Khaty residía. Sabías que aunque se mostraba un poco esquiva tampoco te rechazaba de plano, y más que hablar con ella, la dificultad residía en... bueno, ahora lo comprobarías.

Pasaron los segundos, entonces te paraste a pensar que quizás era un poco temprano, domingo por la mañana... ¿Le molestaría? Junto al timbre, la pantalla electrónica se iluminó y apareció el rostro de Khaty en ella – Adam... Debí de haber imaginado que eras tú ¿Ocurre algo? – Lucía preciosa, aunque no hiciese mucho que se acabara de levantar.

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11/04/2013, 20:58
Adam Aldridge

- Er... estooo... - sonreí tímidamente tratando de disimular que ni siquiera tenía una excusa preparada. - La cuestión es que... verás... he... he estado pensado y... bueno... no tenía nada que desayunar y... quería traer croissants pero no hay muchos sitios en la ciudad que aún los preparen. Er... ¿te acuerdas de cuando...? No tiene importancia. El caso es que no había nada abierto y me he preguntado si me permites que te invite a desayunar. - se hizo una pausa que tuvo que durar probablemente seis meses. Realmente tenía miedo a la respuesta a la pregunta que estaba a punto de proponer. - ¿Podemos hablar? Creo... creo que tenemos cosas que deberíamos decirnos.

El silencio se volvió ha hacer. Si hubiera sido en otra época menos abrasada por la alta tecnología el sonido de la estática que debía desprender un interfono habría sonado como una banda sonora de lo que estaba a punto de suceder. Apreté los ojos concentrado... no era consciente de que la imagen deplorable que emitía también llegaba a través de la pantalla a Kathy. En aquel momento sólo pensaba que quería hablar con mi mujer. Sólo hablar con ella.

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12/04/2013, 17:11
Kathy

Definitivamente no fue el mejor discurso de tu vida, y eso que en tu vida profesional, sin ser algo habitual, habías tenido que hablar en público en varias ocasiones. Pero cuando era algo tan personal, o quizás por tener la sensación de jugarte algo...

Khaty suspiró, la situación, no la de ahora mismo, sino la situación en este punto de la relación era delicada – No se si es buena idea Adam... – Los silencios se te hacían eternos – Está bien, salgo en cinco minutos – La imagen de tu mujer desapareció.

Bueno, habías conseguido unos minutos para hablar con ella, ahora mejor no cagarla, reconducir una relación no era algo sencillo, pero no era imposible. Estaba claro que pese a estar mal la cosa ella aún no había tirado la toalla.

La puerta se abrió y apareció Kathy, te miró a los ojos, no con gesto interrogativo, sino más bien gesto comprensivo, llegó a tu olfato el perfume que solía usar, inconfundible – No tengo mucho tiempo, luego he quedado con una amiga – Te dijo con tono neutro, pero borrando de un plumazo la posibilidad de alargar el desayuno hasta la hora de la comida, tendría que ser una conversación de unos minutos, sin trampa ni cartón.

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13/04/2013, 13:09
Adam Aldridge

Hice un gesto con la mano y comencé a andar. Si no llegábamos a una cafetería dónde tomar un desayuno al menos nos quedaría un breve paseo. La ciudad no se había vuelto amable como para caminar por sus calles. Incluso un domingo por la mañana los pesados edificios oprimían a los viandantes cubriendo un cielo que cada vez reflejaba menos el color azul para teñirse de un gris blanquecino en el mejor de los casos. Los vehículos a toda prisa, el vapor de las alcantarillas y un olor a comida rápida y polución hacía que vivir en una gran urbe fuese un verdadero reto diario. No obstante, aquel día era especialmente resplandeciente. Recuerdo sus tonos dorados reflejándose en el cabello de Kathy... de hecho me vino una magnífica idea para una campaña de un nuevo tinte de pelo.

- Er... yo... te hecho de menos. - las palabras salieron de mi boca pesadas como un ancla que cae precipitadamente al fondo de un lago turbio. - Sé que estamos en una etapa difícil y, bueno... sé que no he sido muy comprensivo contigo y que... he... he estado algo ausente. Soy consciente... creo, de verdad, que soy consciente de los muchos errores que he cometido y que quizá este... esta conversación... sea otro de tantos. Pero es que... no entiendo lo que pasa.

Los pasos se sucedían y cada uno era más difícil que el anterior. Las palabras no salían con fluidez pero el mensaje, aunque de manera tosca, sí. No entendía qué había provocado aquella distancia entre Kathy y yo. Además de lo evidente.

- Tu me pediste espacio y... bueno... te lo he dado y creo que está bien porque así podrás pensar y reflexionar y me alegro que lo hagas pero... yo necesito saber qué debo hacer. Creo que es justo que me digas en qué momento estamos porque... yo... yo te quiero. Y probablemente es invasivo que en la situación en la que estamos te lo diga así, a las bravas. Pero te quiero y no quiero perderte. Y tengo la sensación...

No fui capaz de acabar la frase.

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14/04/2013, 09:55
Kathy

Dentro de lo que cabe ambos vivíais en un barrio tranquilo, pisos pequeños, pero buena zona, aunque era evidente la polución y la contaminación, no era el típico lugar donde uno esperaba ser atracado a la vuelta de la esquina.

- Adam… - Te dijo con un cariz de resignación – Ya hemos hablado de ello… no tenemos muchas cosas en común, sabes que… te aprecio, pero cada uno vive en su mundo – Se giró para mirarte a los ojos – No es que hagas nada mal, pero somos distintos – Seguía sin aclarar demasiado, pero al menos era por donde iban los tiros. No te pasó desapercibido que evitó decir “te quiero” por un “te aprecio”, pero se notaba, ya que conocías bastante su lenguaje corporal, que ella también sufría, no parecía estar tratándote mal a propósito.

Con tus siguientes frases si que bajó la cabeza rehuyendo tus ojos, se la notaba apenada. – Ya… Supongo que tienes razón, no es justo que te haga sufrir así, quizás lo mejor es que… - Se le hizo un nudo en la garganta, sabías lo que estaba pensando, lo que iba a decir, la separación definitiva. Pero en ese momento llegasteis a la puerta de la cafetería, eso creo un espacio de tiempo que te permitiría pensar en algo. Quizás ponerla entre la espada y la pared no era lo mejor, si la querías recuperar tendrías que actuar poco a poco, sin grandes cambios, quedar para una próxima vez, y en esa otra quedar para otra, sin forzar nada y tratando de gustarla en vez de dándole pena. Como un "volver a empezar" pero sin planteárselo así, sin que ella lo supiese.

La cafetería estaba a medio aforo, una cafetería normal con una barra a un lado con taburetes y pequeñas mesas redondas en la parte de enfrente.

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15/04/2013, 20:23
Adam Aldridge

La cafetería hizo las veces de un terreno de juego neutral. Un lugar en el que, al contar con la presencia de otras personas, uno no podía montar una escena con lo que todo debía quedar mucho más profundo enterrado bajo la piel. Sonreí. Pedí un zumo intencionadamente para congraciarme con Kathy a pesar de que me apetecía muchísimo otro mascafé. Ofrecí tomar un trozo de tarta de manzana y me perdí en mis propios pensamientos en lugar de atender a su respuesta.

El sólo hecho de haber llegado al borde de aquel precipicio me había puesto terriblemente triste. No era cierto que no tuviésemos cosas en común. Éramos una pareja, maldita sea. Coincidíamos en algunas cosas y éramos capaces de convivir con aquello con lo que disentíamos. Pero lo más importante es que teníamos un pasado. Recordé nuestra primera noche juntos... nuestro primer viaje... el día de nuestra boda... el día que comenzamos a vivir juntos. Comencé a repasar tantos y tantos capítulos de nuestra vida que debí abstraerme durante un par de minutos. El problema es que no encontraba problemas... no hallaba una respuesta a la pregunta que tantas veces me había hecho y que ni siquiera ella había sido capaz de responder de una manera clara y honesta.

Volví en mí. Sin proponérmelo adopté un tono más cordial... menos afectado.

- Hace meses que no coy al cine, ¿sabes? La verdad es que no sé ni qué películas estrenan pero... quizá me anime a volver pronto. Sabes que siempre ha sido una afición que me ha gustado mucho y, entre el trabajo y demás, no siempre la he podido disfrutar. ¿Y tu? Me has dicho que habías quedado con una amiga luego... 

Si la conversación se derivaba hacia otros derroteros más simples quizá sería posible salvar el día.

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16/04/2013, 20:06
Kathy

Lo cierto es que el hecho de que pidieras un zumo no pasó desapercibido para Kathy que se pidió otro, era bastante más caro que el mascafé y no aliviaría tu necesidad del oscuro líquido, pero creíste que merecería la pena el esfuerzo.

Ella tampoco prosiguió creándose otro momento de silencio, mientras removía su zumo con una cucharilla escuchó lo que dijiste del cine, aunque no dijo nada al respecto. En lo que si intervino fue a la pregunta directa – Bien, el trabajo también me absorbe y lo de mis amigas... pues me sirve para despejarme un poco, ir de compras, tomar algo, hablar sobre cosas de chicas, ya sabes... – Tu mujer era neurocirujana y tampoco le iba mal del todo, aunque tu sueldo era superior.

- ¿A ti cómo te va en el trabajo, sigue prometiendo lo de Venus? – Terminando la campaña del mascafé, tu primordial proyecto era Venus, la empresa para la que trabajabas en una astuta maniobra de negocio se había hecho con los derechos de explotación del planeta vecino. Se estimaba que sería como la gallina de los huevos de oro, tanto como negocio industrial como negocio de crear nuevas colonias, vender Venus como un paraíso era primordial. Precisamente esta semana volvía el primer piloto que había transportado a las primeras personas que formarían una colonia.

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18/04/2013, 17:01
Adam Aldridge

Sonreí de par en par. El proyecto Venus era realmente emocionante. La posibilidad de hacer historia staba casi al alcance de la mano y no la iba a dejar escapar. Siempre fui ambicioso... aún a día de hoy no creo que esto deba considerarse ningún crimen pero muy probablemente este rasgo de mi carácter fuese el detonante de muchos de mis problemas. Sin embargo la emoción por hablar sobre el tema me pilló desprevenido. Kathy nunca había mostrado especial interés por un proyecto de tanta magnitud. No es que lo rechazara a priori pero mi impresión siempre era que a ella le parecía algo que simplemente quedaba fuera de sus horizontes. Ella siempre abogó por un estilo de vida más sencillo y mi pasión por ir siempre un poco más allá en todo lo que se me cruzaba chocaba a veces con ella.

- Er... sí. Es fantástico. - respondí aún con una sonrisa sincera. - Todo está pasando muy rápido y, vaya... a veces da un poco de vértigo aunque éste tipo de cosas suceden una vez en la vida. A veces ni eso... - bromeé. - Pero estoy ilusionado... mucho dinero... mucho trabajo... muchísima responsabilidad... Y sin embargo no me imagino pasando las vacaciones en un resort del planeta vecino. - mentí. Me moría de ganas por ello.

El zumo estaba horrible. Sabía ácido y agrio a la vez pero me lo terminé poniendo buena cara. Así, a la par que se vaciaban los vasos los minutos pasaron entre palabras huecas y triviales.

- Kathy... - no sé muy bien lo que iba a decir pero decidí en aquel momento que seguro que no era buena idea. - ... no quiero que llegues tarde por mi culpa. Me ha gustado verte. Me... me gustaría mucho que nos viésemos otro rato. La semana que viene quizá... en plan tranquilo. Como ahora. Sin presiones. ¿Te parece? ¿Te importa si te llamo? - aquello me pareció infantil incluso a mí. Era mi jodida mujer, por todos los dioses.

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19/04/2013, 16:15
Kathy

La pregunta de Kathy sobre el proyecto de venus tampoco era algo habitual, ¿Y si se trataba también de un acercamiento a ti? Quizás se tratara de eso, tu pediste un zumo en vez de un mascafé y ella se interesó por algo tuyo.

Hizo una pequeña mueca difícil de descifrar cuando hablaste de las vacaciones en Venus, ella siempre había sabido leer tu rostro mejor que tú el de ella, pero en esta ocasión no dijo nada.

Ella ya se había acabado el zumo y jugaba distraídamente con la cucharilla – Está bien – Se miró la hora – La semana que viene y algo tranquilo, pero no me pongas esa cara de perrito degollado, somos adultos... – Intentó fruncir el ceño, pero acabó sonriendo, una sonrisa sincera y hermosa a la vez que negaba con la cabeza – Ay Adam, que haré contigo... – Se levantó del asiento y sacó del bolso para pagar su bebida.

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19/04/2013, 17:13
Adam Aldridge

Sonreí como un bobo. Aquella frase sonó como las de antes... amable, cariñosa y cercana. ¿Qué iba a hacer conmigo? Ella no había tirado la toalla y yo no pensaba dejarla escapar. La amaba con todo el corazón. Cuando me marché de casa lo hice de forma serena pero cada segundo que no pasaba con ella sufría enormemente. Supongo que, como cualquier hombre, la sombra de una infidelidad pesaba sobre mi alma y sobre mi ego y el sólo pensamiento de que otro hombre pudiese compartir la cama con ella me causaba arcadas. ¿Existiría aún posibilidad de reconducir todo aquello? Aquel desayuno dio la impresión de que efectivamente, no iba a ser fácil... pero tampoco imposible. lo que me quedó claro, sobre todo, fue que la actitud derrotada y pusilánime no era una buena estrategia... en realidad nunca fue una estrategia sino más bien algo no meditado ni, en absoluto, controlado. Por eso decidí seguir por el camino de la conversación alegre, ligera y distendida.

- Te prometo sonreir... - bromeé. - Y si me apuras hasta afeitarme. Pero no te vayas a creer que trato de conquistarte... no creo ni que me ponga calzoncillos limpios. 

Extraje mi billetera y pagué mi parte. Un par de pavos de propina y me dispuse a salir. Tan sólo el ademán de intentar invitarla habría caído mal... Kathy era así. Y tal y conforme estaban las cosas lo mejor era ir sobre seguro.

La mañana del domingo acababa y tras haber amanecido de manera nefasta la realidad es que salí de aquella cafetería con ánimo renovado. Seguían las dudas... seguían las preguntas sin respuesta en mi cabeza... seguía la distancia por ambos lados pero quizá un pequeño y débil puente se comenzaba a tender. - Tengo que trabajar... - pensé para mí. Así expresaba yo las emociones... volcándome varias horas en la tarea. 

Siempre he sido un verdadero adicto al trabajo... ¡vaya mierda de adicción!

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20/04/2013, 10:22
Kathy

No se podía decir que la improvisada charla no hubiese dado ningún fruto, evidentemente no fue un gran avance, pero si uno pequeño, y todo lo que era avanzar era bueno.

Ambos pagasteis lo de cada uno, seguramente hiciste bien, evitando posibles discusiones sobre quien debía de invitar a quien, salisteis del local y ella pretendía despedirse allí en la puerta. Tras un momento de incertidumbre ella dio el primer paso sobre como despediste, te besó en la mejilla, algo insuficiente, pero con sus labios rozó tu oreja para decirte - Adam, tus bromas siguen siendo de un gusto pésimo, pero… No te afeites - Y ya se fue.

Tu mente fue dejando a Kathy y a tu volvió el cosquilleo que te producía el trabajo, quizás podrías adelantar algo, el proyecto Venus era de enorme importancia, sin duda la campaña más ambiciosa que había en estos momentos, y tú estabas en ella. Podrías trabajar en algunos eslóganes, algo para atraer a inversores, también hacía falta atraer a colonos, la tierra estaba hecha un asco y había que hacer Venus atractiva. La luna ya estaba en proceso de colonización, ahora era el turno de Venus.

Notas de juego

Si quieres haz una especie de resumen de como pasas el resto del día y avanzaré al día siguiente ^^

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22/04/2013, 20:01
Adam Aldridge

Como un imbécil. La cara que se me había quedado tras el desayuno con Kathy era quinceañero de bobalicón. La realidad es que quería tomarme un mascafé de inmediato y quitarme ese regusto ácido del zumo de la lengua lo más rápido que fuera posible y, además, el proyecto Venus me emocionaba cada vez que me metía de lleno en él. Kathy y yo no éramos la pareja perfecta como muchas veces me había empeñado en hacerme creer a mí mismo. Teníamos diferencias y similitudes... encuentros y desencuentros. Pero había amor. ¿No es eso lo importante?

Pasé el día frente al ordenador. Había tanto por hacer... y todo era tan apremiante y absorbente. La directiva del proyecto quería conformar diferentes tipos de destino dentro de Venus; puramente turísticos de sol y playa, deporte aventura en simas y barrancos, golf-resort e incluso centros de negocios y co-working para altos empresarios. Algo parecido a lo que había sido Abu Dabi en los albores del s. XXI y que luego se había replicado en infinidad de destinos, algunos con más éxito de otros. El paradigma de proyecto similar era el de la luna. Excepcional... todo un ejemplo. El caso es que, hablando de ella, la luna me sorprendió en la misma mesa en la que me había sentado varias horas atrás. Varias tazas de mascafé yacían sobre el aparador de la cocina integrada completamente apuradas de su contenido. Se me había pasado el día a base de ese oscuro y delicioso líquido y ni siquiera había reparado en que debía comer. Llamé por teléfono y encargué algo de sushi de un restaurante asiático que no estaba lejos y tras dar dos bocados mientras terminaba algunos logotipos arrojé el resto a la basura y me metí en la ducha. 

El agua siempre me ayudaba a pensar y desde que los problemas de escasez se habían acabado con el agua sintética me pasaba las horas muertas en la bañera. Añoraba mi bañera. En aquel micro apartamento no había y sólo recordar un baño en mi antigua casa... junto a Kathy. Pero la cabina de ducha tampoco estaba mal. Disponía de uno de esos sistemas de iluminación regulada por la temperatura del agua de modo que, cuando el agua estaba fría la luz era azulada mientras que se iba anaranjando conforme salía más y más caliente. Por eso me gustaba tanto ducharme con el agua caliente a tope y la luz apagada para verme sólo iluminado por una tenue y acuosa iluminación roja. Era como sentirse dentro de una vaina... de una matriz.

Allí pensé en Venus... en Kathy... en que me estaba quedando en los huesos del poco comer y el mucho trabajar... en tantas cosas. En que algo estaba a punto de cambiar.

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23/04/2013, 20:11
Master

El agua, se trataba de otro de los problemas del mundo actual. Antiguamente uno se podía bañar con agua natural casi de forma ilimitada. Pero hoy en día la contaminación y el exceso de población habían hecho que el agua natural valiese casi su peso en oro. Debido a tu trabajo podías permitirte unos 5 minutos de agua natural al día, el reste tenía que ser artificial. El agua artificial era salada, eso para empezar y tampoco era potable.

El resto del día lo pasaste con tus proyectos relacionados con venus, apasionado de ello casi te pasaban a segundo plano el resto de cosas.

Amanece un nuevo día, hoy día laboral, llegaste a la oficina como un lunes más. Tenías tu propio despacho, al fondo de la sala atravesando las mesas de los compañeros, con papeles, monitores, aproximadamente la mitad de los empleados trabajando en el proyecto estrella. Tu mismo, después de que dejaras tus cosas y te organizaras un poco querías enseñarle al jefe, el señor Schoken, alguna de tus ideas. Tu jefe además de su despacho más lujoso disponía de secretaria, una chica simpática y eficiente llamada Agnes.

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27/04/2013, 17:20
Adam Aldridge

Me froté un par de veces los ojos y me desperecé pesadamente a la vez que miraba por mi ventana. No era como esos grandes peces gordos que poseen vistas pero tener cierta altura y algunos edificios de cristales y acero a tus pies te otorga cierta perspectiva sobre las cosas. La espalda me crujió... no conseguía acomodarme a mi nueva cama. O quizá a dormir sólo. Seguidamente marqué una extensión en mi teléfono y en seguida respondió Agnes.

- Buenos días, preciosa... ¿qué tal el fin de semana? - pregunté con descaro. Me gustaba llevarme bien con la secretaria de mi jefe. Me ayudaba a aplacarlo cuando era necesario y su mano izquierda había que tenerla como aliada. En más de una ocasión incluso había coincidido con ella a la hora de la comida o habíamos tomado un mascafé a media mañana en la sala de descanso y, la verdad, era una de las pocas personas con las que se podía mantener una conversación más o menos civilizada en aquella empresa. Aquello era un nido de víboras y los trepas te salían por todas partes. Más de uno me habría empujado por el ventanal de mi despacho para quedarse con mi puesto si hubiesen tenido la ocasión. - ¿Ha llegado ya Schoken? Voy para allá... tengo cosas que enseñarle.

Apenas caminé unos metros por el pasillo enmoquetado y me planté delante de Agnes... se había cortado el pelo. Le guiñé un ojo a la vez que golpeaba suavemente la puerta del despacho de Schoken con mis nudillos y procedía a asomar la cabeza para reunirme con él.

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28/04/2013, 10:44
Agnes Leclerc

Tu espalda se quejaba un poco de la nueva cama, desde luego que no era un sitio lujoso, pero con tu sueldo te podías permitir algo bastante decente.

Llamaste a Agnes pero colgaste tan rápido que no le dio tiempo a decirte nada, saliste hecho un vendaval con todas tus cosas para enseñarle y te plantaste en el despacho de la secretara, había que pasar por él para llegar al despacho del jefe.

- Adam… Veo que tu ímpetu no cambia… Mejor deja de llamar a la puerta Schoken. aún no ha llegado. Ah y ya se que hay confianza, pero te rogaría que en lo sucesivo te esperes a que te anuncie, es mi trabajo… - Te dijo levantando las cejas, sabías que no lo decía de mal humor, pero tenía toda la razón del mundo.

Suspiró estudiando tus gestos – Si quieres puedes esperarte en un sofá, o te puedo llamar cuando regrese, no creo que tarde…

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28/04/2013, 13:13
Adam Aldridge

Me sentí estúpido. No había escuchado ni por un momento lo que aquella mujer me había dicho. ¿Era ese una de mis errores? ¿Era aquello por lo que mi mujer se alejaba de mí? De cualquier manera era algo que había que corregir... sin duda.

- Er... lo siento, Agnes. Tenía... tengo un montón de cosas en la cabeza... muchas ideas y... el fin de semana ha sido bastante productivo en ese sentido. Estaba... estoy algo eufórico por mostrárselo todo al jefe. Ya sabes.

Trabajo, trabajo, trabajo... era el centro de todo y no dejaba espacio para mucho más.

- Er... ¿y tú? ¿Qué tal has pasado el fin de semana? - pregunté con ánimo de enmienda. Tal vez aún había esperanza para mi relación con mi mujer. Agnes era una chica lista, competente e inteligente con la que daba gusto charlar un rato. De hecho con mi actitud de aquella mañana la había "obligado" a mear en su territorio para que no olvidase que, si bien yo llevaba unos años con la estrella bien asentada en mi culo, ella era la secretaria del jefe y cualquier cosa que tuviese que atravesar su despacho habría de llevar su "seal of approval". Siempre había considerado que era buena idea llevarse bien con ella y no tenerla como enemiga.

- ¿Te traigo un mascafé? - apunté cuando ella hubo terminado de hablar (y no antes). 

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29/04/2013, 18:46
Agnes Leclerc

Agnes negó suavemente con la cabeza sin dejar de sonreír – No es necesario que te disculpes, ya te conozco... – Dijo sin acritud, solía ser una chica simpática que siempre se portó bastante bien contigo.

Dejó lo que estaba haciendo para responderte – Bien, sin novedad – Dijo sin dar a entender si eso era bueno o malo – Pero ya quedó atrás, hoy es lunes y hay que retomar la marcha – Suspiró sin saber muy bien que añadir a la conversación.

- No es necesario que te molestes Adam, de todos modos te agradezco el detalle – Dijo refiriéndose al mascafé.

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29/04/2013, 18:47
Walter Schoken

En ese momento se abrió la puerta del despacho de la secretaria y apareció Schoken, fumando un puro de calidad que dejaba un bonito aroma en el ambiente.

Obeso, de carácter aparentemente agradable, pero intransigente como el que más cuando se lo proponía y muy buena visión para los negocios - Buenos días Agnes – No tardó nada en verte – Vaya, señor Adam, madrugador como siempre ja, ja, ja ¿Qué se le ofrece? – Dijo aún en pié

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