Partida Rol por web

- ¿Daño...? - respondí como un resorte. - ¿Me está diciendo que ésto no ha sido un... un accidente? - En mi cabeza también se había forjado aquella idea como algo descabellado pero en un momento de estrés parecía tan real como cualquier otra posibilidad. Sin embargo, oírlo de boca de aquel policía me puso los pelos de punta y mi corazón volvió a latir con fuerza como reviviendo lo que acababa de pasarme apenas unos minutos atrás.

Apenas dejé tiempo para que reformulara la pregunta. - No... er... no que yo sepa. Yo... yo soy un tipo absolutamente pacífico. Mi vida es el trabajo y no me meto en asuntos turbios. Soy... soy un tipo normal. - Las palabras "tipo normal" sonaron de lo más anormal.

- Es... es un agujero de bala... - aquello sonó a caballo entre una afirmación y una pregunta y, aunque no esperaba una respuesta, si me quedé con los ojos como platos esperando una conjetura, una respuesta o cualquier indicación por parte del detective. Finalmente desistí de encontrarle sentido a todo aquello. Mi mente aún estaba ardiendo por no poder estar en la oficina dónde estaba apunto de suceder uno de los acontecimientos más importantes que la firma hubiera vivido en sus años de historia. Sacudí la cabeza y continué con mi preparación decidido a salir del piso lo antes posible. Guardé el portátil en el maletín y me dispuse a salir de mi apartamento.

- Los del seguro no llegan y yo no puedo quedarme más tiempo. Hoy tengo una reunión extremadamente importante y me temo que voy a llegar tarde. ¿Les puedo ayudar a algo más? ¿Prefieren quedarse y terminar su trabajo? Luego pueden cerrar de portazo. Tanto da... al fin y al cabo la ventana esta... abierta de par en par. 

Los ajentes te miraron de forma seria a lo de si había sido un accediente, desde luego que aquellos tipos sabían como poner cada de poker.

El de la libreta apenas apuntó un par de palabras más – Eso lo dictaminarán los especialistas, usted no se preocupe por nada déjelo en nuestras manos – Era un poco surrealista que te dijeran que no te preocuparas por nada cuando entre las posibilidades estaba que hubiesen intentado matarte.

Lo que no pusieron pegas fue a que te pudieses marchar – Si, tenemos que esperar a los especialistas, si vienen los del seguro antes de que nos marchemos si quiere les podemos dejar entrar. Y bien, si necesitamos algo más… si es tan amable de darnos un número de teléfono donde le podamos localizar…

La actitud fría de los detectives no me tranquilizó. Para nada. Por un lado era evidente si uno pensaba que probablemente aquellas personas podrían ver desaguisados como el que me acababa de suceder casi todos los meses... si no casi todas las semanas. Pero lanzar un abomba como aquella y quedarse con cara de poker dejaba mucho que desear sobre la empatía del cuerpo de Policía. No supe encajarlo... no pude. Simplemente.

- Por supuesto... tenga mi tarjeta. Aquí me pueden localizar a cualquier hora del día o de la noche. Es mi teléfono de empresa pero lo tengo encendido todo el día. - la expresión sonó triste. Como si no tuviera otra cosa que hacer que esperar una llamada inoportuna de mi jefe en la madrugada. Lo realmente triste es que, aunque Schoken no era el tipo de jefe que tomaba por costumbre ese tipo de llamadas, si las había, no dudaría en atenderlas al instante. 

- Y... sí. Si los del seguro vienen, por favor, déjenles entrar para que arreglen esto cuanto antes. Lo que me faltaba sería que alguien entrase a robar.

Con esta frase me obligué a mi mismo a repasar si tenía algo de valor en el piso. Lo primero fue todo lo relacionado con el trabajo. Otra vez triste. Afortunadamente era previsor y tenía por costumbre hacer copias de seguridad además de guardar los documentos con los que trabajaba en la actualidad en la nube. En la empresa eran muy celosos con todo ello por lo que podía estar tranquilo.

Luego pasé a evaluar los efectos personales. Y me dí cuenta que apenas tenía. Kathy se había quedado con todo. A excepción de la ropa y algunos libros no tenía fotos o recuerdos que salvaguardar. Sentí pena de mí mismo.

- Si me disculpan... gracias por todo. - espeté antes de marcharme.

El policía que parecía ser más veterano de los dos tomó tu tarjeta y se la guardó – Está bien, así lo haremos – Y te dejaron marchar hacia el trabajo.

Normalmente tu cabeza solía estar ocupada con el trabajo, pero con las cosas que sucedían últimamente no te podía quejar de tener cosas en las que pensar.

Entrar en la oficina fue casi un alivio, ibas con el tiempo justo, cosa que no te había sucedido… Nunca. Nada más entraste en la planta en la que trabajabas la puerta del señor Schoken se abrió y fue caminando hacia ti, parecía un poco alterado – Timothy no ha llegado y nuestro “invitado” está al caer… - Casi ni pudo terminar la frase, sólo el teléfono móvil de tu jefe.

- ¿Si? Ahora mismo, vamos para allá – Colgó y de nuevo se dirigió a ti – El piloto está llegando, vamos al helipuerto a recibirlo

Con apenas tiempo para dejar casi a la carrera el maletín con el portátil y algo de documentación en mi despacho me metí en el ascensor que nos llevaría de nuevo hasta el helipuerto. Mientras me abotonaba la americana y me aseguraba de que el nudo de mi corbata estaba en su sitio me sobrevino una sensación de inseguridad por volver al lugar dónde por poco un barril me arranca la cabeza de un plumazo. Algo similar a lo que tiene que ser la agorafobia para alguien que la padece. No quería subir... de pronto algo en mi cabeza se disparaba. El helipuerto era igual a lugar de peligro. Me censuré en silencio por aquel pensamiento e intenté engañar a mi mente con algún otro tema. Y había un menú variadísimo de asuntos en los que podía perder los pensamientos; el suceso de aquella mañana en casa, la propia presentación, el hecho de que Timothy no hubiera aparecido...

- Demonios... - dije con asombro. - Con las prisas no me he dado cuenta de lo que me has dicho hasta ahora. ¿Has dicho que Timothy no ha aparecido? Es un tipo responsable... ¿cómo es posible? ¿No sabemos nada de él? ¿Ha llamado o le hemos intentado localizar?

Mi mente apabullada esperaba una respuesta por parte de Schoken. Algo nimio como "está con gripe" pero no negaré que imaginé que estaba en una situación parecida a la que había vivido en mi casa un par de horas antes. De nuevo decidí descartarlo por una cuestión básica de salud mental.

El señor Schoken te acompañaría a recibir al piloto, habías llegado con el tiempo justo, pero a tiempo pese a todo y luego tendrías tiempo para conversar con el "invitado", aunque lo de timothy parecía un traspiés.

- No, he intentado localizarlo que nada de nada, si no llega en un rato te mandaré a otro chico de su departamento, al menos que se encargue de hacer algunas fotos... – Si, sería una forma de intentar salvar el bache.

Ya en la terraza del edificio no pudiste evitar mirar de reojo a aquellos bidones y trataste de pasar lejos, pero no sucedió nada extraño.

En pocos minutos llegó el helicóptero, aún no se habían detenido los motores cuando la puerta se abrió, sabías su nombre, Jack Sugar, aunque lo que no sabías era que se trataba de un enano, debías de haberlo supuesto, subir un kilo a venus cuesta una fortuna, las personas con enanismo son mucho más rentables como pilotos.

Jack bajó y se dirigió hacia vosotros, el jefe se encargó de presentaros formalmente – Jack Sugar, este es Adam Algridge, te dejaré en sus manos, es mi mejor empleado.

- Encantado – Te dijo el piloto tendiéndote la mano.

- Encantado de conocerte, Jack. Es un verdadero honor. Ven... tengo una sala de reuniones preparada.

O, al menos, espero que eso no haya fallado también. - pensé para mí mientras desandábamos el camino hacia los ascensores. Volví a mirar en dirección a los bidones... ¿me estaba volviendo paranoico? De cualquier manera decidí entablar conversación con Jack por mera educación y, porqué no decirlo, para espantar desagradables fantasmas de mi cabeza.

- Bueno, Jack... er... supongo que no tendrá inconveniente en que nos tuteemos. Me temo que voy a darte "la brasa" a preguntas durante toda la mañana así que creo que será mejor que nos hagamos amigos. - apunté en tono jocoso. Después de todo aquel tipo tenía mucha información muy interesante la cual sería de vital importancia para seguir evolucionando en el proyecto Venus. Y eso era una prioridad del más alto grado.

- De cualquier manera, cualquier cosa que necesites o te apetezca sólo tienes que pedírmela. Algo de comer o de beber... esto, ¿has desayunado?

Y si además podía ganar tiempo para ver si Timothy aparecía, mejor.

El piloto te estrechó la mano de manera cordial, a primera vista parecía un tipo simpático. No ocurrió ningún nuevo incidente y en tu despacho estaba todo correcto. Un poco de normalidad te vendría bien y sumergirte en el mundo de trabajo te vendría aún mejor, al menos para intentar olvidar un poco las preocupaciones.

Tu conversación con Jack se inició con normalidad – Si, nos podemos tutear, no hay problema – Y se rió en voz alta cuando le dijiste que le ibas a dar la brasa – Bueno, ya vine mentalizado.

Llegasteis a tu despacho en el que estaba todo correcto, entonces el jefazo se despidió – Bueno, es dejo para que tratéis vuestros temas, yo estaré en mi despacho si necesitáis algo – Se retiró y Jack se quedó de pie esperando indicaciones sobre si se podía sentar.

- Gracias, no tengo mucha hambre pero cualquier cosa estará bien – Te respondió sobre lo del desayuno. Quien llegó con una cámara de fotos fue aquel empleado que te dijo en otro día amablemente donde se había ido Tim. Habría que improvisar con los recursos de los que disponías.

- Bien... comencemos entonces. - el trabajo, una vez más me centraba y poco a poco mi mente se despegaba del hecho terrible que había tenido lugar aquella mañana. Entonces me dirigí al que habría de ser fotógrafo improvisado con cordialidad y cierta familiaridad. Por un lado trataba de aparentar tranquilidad... normalidad. Sin embargo el hecho de que no estuviese allí Timothy me perturbaba. - Comienza haciendo fotos de la entrevista. Nosotros hablaremos y tu puedes ir sacando planos a tu aire. Cuando terminemos ya haremos un posado... quizá fuera incluso con el logo de la compañía de fondo. Por lo pronto a tu aire.

Regresé entonces a Jack.

- Nosotros ni caso, Jack. Así obtendremos instantáneas más relajadas. 

Tomé una de las sillas de delante de mi mesa y me senté al lado de Jack. No quería que aquello pareciese que el piloto me estaba pidiendo un crédito. Así ganaría en cercanía, familiaridad y podríamos entablar una conversación más "de tú a tú". Eran aquellas pequeñas cosas después de todo las que marcaban la diferencia entre una situación amigable y un peñazo burocrático del que uno desea escapar en cuanto puede.

- Bien, Jack... me gustaría empezar de lleno. ¿Cómo es Venus? Quiero decir, ¿cuál es la sensación que tuviste allí? Entiendo que no debe de haber nada parecido como descubrir, literalmente, todo un mundo de posibilidades.

Quizás también por aparentar normalidad el empleado no se presentó, dando así la sensación de que era lo planeado. Asintió con la cabeza y de vez en cuando hacía fotos, tal y como le habías pedido.

El piloto se sorprendió gratamente de que te sentaras a su lado y tal y como le pediste comenzó a hablar.

- Es un infierno, literalmente, la temperatura, la atmósfera... – Si, el hombre hablaba con franqueza, pero no era un comercial, esa era tu labor, lo de darle la vuelta a las cosas – Es imposible caminar mucho tiempo por la superficie aunque sea con el mejor de los trajes adaptados, y los colonos... han de vivir en pequeños cubículos conectados entre si.

Fruncí el ceño. Estaba claro que la vida en un planeta que jamás había recibido a seres humanos... a seres vivos en general había de ser dura pero aquellas palabras tan poco inspiradoras me sentaron mal. La vida de un piloto espacial no debía de ser pan comido pero de cualquier manera veía cosas que ningún otro ser humano "normal" vería en su vida. Era algo apasionante y aquel tipo lo describía como si fuese un minero que picaba carbón doce horas al día. 

Afortunadamente mi cara de póker era otra de mis buenas bazas.

- Bueno, claro... la vida debe ser complicada. Extremadamente complicada hasta que el proceso de terraformación se asiente. Sin embargo estoy convencido que el paisaje debe ser absolutamente majestuoso. ¿Cuantos colonos hay ahora mismo trabajando en ello? Quiero decir, ¿tenemos ya algún tipo de previsiones... de fechas para que podamos contar con zonas habitables? El proceso en Marte no fue lo que se dice demasiado rápido pero entonces no había el despliegue técnico y, porqué no decirlo, económico que Venus supone.

Sonreí como un agente inmobiliario.

- ¿No me diga que no sería emocionante vivir en un lugar así? Me refiero a vivir... como en la Tierra. Con todas las comodidades.

- Ya lo creo – Dijo sonriendo ajeno a tus pensamientos y se recostó en la silla – Ahí no le digo que no, mejorando las condiciones... – Y te siguió respondiendo a más cosas – Yo llevé el primer transporte de civiles así que ahora mismo hay cincuenta colonos, pero... Adam ¿Te llamabas así, verdad? No soy ingeniero planetario, no sé cuanto tiempo puede llevar eso, sólo soy un piloto...

Carraspeó aclarándose la voz – El cielo es espectacular, si las puestas de sol en la tierra le parecen bonitas, no son nada comparadas con las de venus.

La puerta del despacho se abrió y apareció por ella la última persona que esperabas encontrarte aquí, tu mujer.

- Adam... Espero no molestar, me he enterado de que había regresado la primera persona de venus y quería conocerl... Entonces se dio cuenta de que no estabas sólo – Oh, lo siento ¿No será..? ¿Es usted Jack Sugar? - Dijo dibujando una gran sonrisa en su rostro.

Aquello me dejó de lo más descolocado. Si había alguien que, no sólo no esperaba encontrarme aquel día en mi trabajo, sino, más aún, representaba lo más alejado y opuesto de todo lo que suponía el Proyecto Venus, esa era Kathy. Incluso que supiera algo mínimamente relacionado; la fecha de regreso de Jack o el nombre del piloto, era algo altamente improbable y bizarro. 

Me puse nervioso. Quería a Kathy. necesitaba que volviera a ser parte de mi vida pero... ¿aquello?

- Kathy... ¿qué demonios haces aquí? No... no entiendo que... si, bueno... si, es Jack Sugar pero ahora mismo. No creo que sea buena idea.

Finalmente claudiqué a mis propios prejuicios.

- Jack... ella es... - aquí hice una pausa que me llevó varios millones de años poder reanudar. - ... Kathy. Mi esposa. 

Cualquier referencia a una ruptura puntual... o a lo que yo pensaba que suponía aquel paréntesis en tantos años de amor, debía su existencia a algo puramente circunstancial. Sin embargo, una parte de mí sabía que Kathy podría utilizar aquello como un punto de crítica. - No asumes lo que sucede... no eres capaz de gestionar que existe un alejamiento.

Aquello llegaría. Antes o después... pero terminaría por darme alcance.

- Vaya, pensé que te alegraría verme… - Dijo poniendo los brazos en jarra, no había enfado en su expresión, aunque quizás una leve decepción.

Sus palabras dieron a entender que quizás estaba tratando de realizar un acercamiento y que si no reaccionabas rápidamente de forma positiva, la posibilidad de un acercamiento se podía convertir en una ruptura mayor.

Curiosamente fue el piloto el que presintiendo una situación incómoda trató de mediar.

- Oh, tiene usted una esposa encantadora – Se levantó de la silla y se acercó a Khaty para besar su mano

Tu esposa reaccionó con una gentil sonrisa - A parte de un héroe es usted muy amable, pero no era mi intención interrumpir nada, no sabía que tenían una reunión – Dijo mirándolo a él

– Bueno, le dejo con un buen hombre, le puedo asegurar que es muy profesional - Añadió como si su intención fuese la de irse

No conseguía dar pié con bola. Decididamente las mujeres eran de un plantea diferente al que habitaban los hombres. ¿Pretendía que aquello fuese toda una fiesta? Me alegraba mucho que mi mujer apareciera por la oficina para saludarme. De hecho me habría parecido fenomenal que hubiera tenido un gesto como aquel. Pero si apenas lo había hecho en los años en los que estábamos casados... felizmente casados y unidos como el mejor de los matrimonio, ¿por qué esperaba que yo reaccionase con la mejor de las naturalidades?

- Kathy... Kathy... cariño... - ya tendría tiempo de arrepentirme de ciertas familiaridades que sabía que ella no consentía y menos en público. Al menos no estando en un momento tan delicado como el que estábamos. - No te vayas. No quería que pensaras que no me gusta que vengas a verme es... es... solo que no te esperaba. Evidentemente. - concluí convencido.

Aquello era marciano. Y si yo era el único que lo veía era que, probablemente, el extraterrestre era yo. Una cosa era que se pasase por mi despacho a saludar y otra muy distinta era que, a sabiendas de que tenía una importante entrevista con Sugar aquella mañana, viniese y se metiese hasta mi despacho sin avisar siquiera. Como si yo pudiese ir al hospital y meterme en el quirófano a desearle "un feliz día" mientras ella realizaba una cirugía de columna.

- Pero, vaya... si no tienes prisa puedes quedarte un poco. Nosotros sólo estábamos charlando tranquilamente. Ya hemos acordado Jack y yo que, dado que la prensa va a freirle a entrevistas, lo mejor era hacer de ésta mañana una simple charla entre colegas. Toma asiento. Si quieres. Bueno, Jack... no te importa, ¿verdad?

El rostro de tu esposa se relajó y suspiró largamente – Adam… Te conozco muy bien y sé cuando no soy bien recibida, disculpa por haber sido tan ingenua – Su tono de voz fue bajando progresivamente

No había enfado en su voz, pero si pena – Lamento la interrupción señor Sugar, está visto que no es mi día – Contuvo el aire y cerró la puerta despacio para comenzar a alejarse en dirección al ascensor.

Me encogí de hombros mientras me volvía a Sugar con una cara que, seguro, denotaba ya no sólo lo sorprendido y descolocado que estaba sino, más aún, lo imbécil que un hombre perdidamente enamorado era capaz de llegar a hacer. ME encaminé a la puerta y la atravesé como un vendaval, abriéndola y cerrándola con vehemencia mientras llamaba a mi mujer.

- Kathy... Kathy... para, por favor. Kathy, ¿se puede saber qué pasa? Me ha sorprendido tu visita y si, no sabía qué hacer contigo mientras estoy en una reunión importante pero... demonios... te he presentado a Jack Sugar. Todo un personaje y te he invitado a quedarte. ¿Qué sucede? ¿Por qué te marchas dando un estufido? ¿Pretendes que cancele la reunión para tomar un mascafé contigo?

Mi tono no era acusatorio pero sí vehemente. De cualquier modo... un auténtico calzonazos.