Partida Rol por web

Los guardias campesinos se deshacen en respetuosas reverencias en presencia de Martillo Blanco y prontamente permiten la entrada del grupo en la hacienda rural, si bien reaccionan con temor y reserva en presencia de Dulce Loto...

Bambu sale al recibidor y ve a su hermana. Por su bello rostro cruzan las emociones en rápida sucesión: sorpresa, tristeza, temor y odio.

- "¡Loto...!" - Se queda sin palabras y luego añade: - "¡Perra asesina! ¡Anatema!" -

- Bien. Ya está hecho. - Dijo Mazo tranquilamente, extrayendo su arma de la funda, dejándola colgando a un costado de su cuerpo.

Con la misma, señaló a Dulce Loto e hizo un ademán con la cabeza, invitándola a hablar.

- Aquí estamos. - Continuó mirando a sus compañeros. - Él es Bambú, el hermano de Dulce Loto, al que veníamos a buscar, pero al adelantarme y al hablar con la gente del lugar, la versión de que él era el asesino era un poco distinta. Al parecer, nuestra bella doncella no es más que una impostora, un Anatema reencarnado el cual, asesinó a sus padres mediante artes que no sé explicar. Esa es la versión de Bambú, la cual no me parece desacertada por eso, antes de realizar cualquier acción, quería traer a Dulce Loto frente a él, que se enfrenten y que se digan lo que se tengan que decir. -

Después, miro a Dulce Loto.

- ¿Qué recuerdas de esa noche? Y no vengas ahora con el jueguecito de Dama en apuros. Estoy aquí para descubrir la verdad y está claro que no pienso matar a nadie que sea inocente, así que, doncella, habla ahora. -

Patán Sabio estaba muy dubitativo, sin saber qué hacer. El peligro podía venir de la misma Dulce Loto, que volviera a ser poseída, o de los mismos guerreros, que atacaran sin pensar a Bambú. Pero Riqueza podría advertir lo primero con sus poderes, y tratar de controlar a los demás en lo segundo. Él y Emisario eran los más "fríos". Garra de Halcón podía actuar irreflexivamente, pero su obsesión es Emisario del Dragón. Y Mazo era el más lanzado y agresivo, pero... desde que llegaron al arrozal se había estado comportando de forma extraña, como si supiera cosas... Quizá él ya sabía también lo que había ocurrido con Bambú... Si fuera el caso no habría nada que temer, pero si no... De todas formas, Patán no podía comunicarse con ellos sin abandonar la barcaza, o pedir a un pobre aldeano que arriesgara su vida para enviar un mensaje...

Mientras le daba vueltas a todas esas cosas, Patán Sabio recorría nerviosamente la cubierta de la barcaza, de un lado a otro, sumido en una gran preocupación, temeroso de que algo malo pudiera ocurrir...

Observo mi casa cuando nos acercamos, aún en la oscuridad, no debería estar así, no es cómo la recuerdo de hace dos días. Mis manos vuelven a estar entre los pliegues de mi manto, aún sujeto en ellas parte de la tierra del cementerio, de la tierra que cubría los cuerpos de mis padres. Aún así, manchada por esa misma tierra, camino con paso firme, incluso cuando veo a los guardias que custodian la entrada. Levanto más la cabeza, no tengo nada que esconder, les conozco desde niña, a todos ellos, Mi espalda se yergue más aún. Esta es mi casa. No pueden prohibirme entrar en ella.

Mi expresión cambia al entrar, al ver que no hay nada quemado, es de franca sorpresa, no esperaba esto, en tan sólo un día no pueden haber reconstruido todo, no pueden haberlo hecho, a no ser... a no ser que sólo se quemara el interior. Casi me siento como una extraña aquí, casi. Hasta que veo aparecer a mi hermano, he escuchado a ¿Mazo? preguntando por él, me ha extrañado, huyó , lo se, lo vi, pero parece que sí, que es cierto, está aquí.

Mis cejas se fruncen ligeramente, mis ojos se entrecierran. Asesino. No me he dado cuenta, pero he avanzado un paso hacia él, no tengo miedo, ya no, mis brazos se levantan, saliendo de entre los pliegues, entonces me doy cuenta que llevo todavía la tierra en mis puños, se la tiro a la cara, mientras él mismo me insulta, supongo que para defenderse, me acusa, me mira de esa manera. Niego, niego y avanzo otro paso. ¿Has sido tú el que enterró a padre y madre tan rápido? ¿Para que no se viera que tú les hiciste eso? Miro a Mazo, que es cómo se ha presentado aquí, señalo a mi hermano. Él les mató, y me habría matado a mí, ahora no habría dos tumbas en el cementerio, habría tres. Vuelvo a mirar a mi hermano. ¿Anatema? ¿Como puedes ser tan cruel?  ¿Tanto deseabas tener las tierras que por derecho ya te hubieran pertenecido cuando padre muriera? ¿Tanto?

Niego de nuevo. Escucho la acusación del hombre, retrocedo un paso, esto es una pesadilla, tiene que serlo, le miro, suspiro hondamente, intentando no llorar.

Ya he contado lo que recuerdo, no hay más, los mató, con esas... garras, lo ví, me hubiera matado a mí también, lo hubiera hecho. Miro al resto. Lo hubiera hecho. Está mintiendo, lo está haciendo...

- Pues, compañeros, esto es lo que me ha sucedido a mí. - Dijo Mazo aún confundido. - ¿A quién hacer caso? ¿Quién es el culpable del asesinato? Ninguno tiene pruebas suficientes para poder indicar que es inocente, es la palabra de uno contra la palabra de otro. ¿Alguno de vosotros tiene alguna idea de como desenmarañar este asunto? -

El hombretón miró a Dulce Loto con la mirada un poco triste.

- Siento que esto esté sucediendo, pero está claro que hay cabos sueltos que quiero aclarar antes de tomar una desición. Aunque está claro que tú no querías que él muera y el me pidió expresamente que te mate... y aquí estamos. -

En ese momento, en ese momento de duda, Mazo se carcajeó.

- Yo tengo la inteligencia de un canario, o menos. Por eso quería tener a todos juntos, a ver si podiáis sacar algo en claro de este entuerto. -

El hermoso joven tiene los ojos anegados de lágrimas.

- "Tú... tú... ¡Tú, Anatema! El fuego dorado te envolvió y entonces señalaste con un dedo el lecho de nuestros padres, sonreiste cruelmente y ellos... ellos comenzaron a arder. A quemarse vivos.

Corrí en busca de la lanza ancestral de nuestra familia, pero cuando te iba a ensartar con ella saliste corriendo a una velocidad imposible... maldita bruja, asesina...

Y ahora estás aquí, con extraños, mancillando de nuevo el nombre de la Familia Tien. ¿Dónde está la Partida Salvaje? ¿Por qué no han venido ya los sabuesos de la cacería a por ti? ¡Anatema!" -

Cuando ayudé a Dulce Loto a levantarse tuve la suerte de ser el primero en ver la decisión en sus ojos. El halo de fragilidad que hasta entonces la había envuelto dio paso a uno de fortaleza que llegué a percibir por un instante como el propio de una reina. Luego juntos nos encaminamos a la hacienda que hacía unos días había pertenecido a las dos personas que cuyas tumbas habíamos visitado.

Una vez allí presencié con sorpresa las acusaciones que con todo descaro había hecho el hermano, acusaciones parecidas a las que había escuchado el día anterior salir de los labios de una joven confusa y compungida. Finalmente no me pude contener más ante las palabras de Bambú con las que la joven muchacha pareció quebrarse de nuevo.

- ¡Contén la lengua!- le espeté enojado. Luego me giré hacia el guerrero que ante los guardias se presentó con un nombre distinto al que nos había dado. - ¿No es acaso lo que dices, Martillo Blanco, prueba de la bondad de Dulce Loto y lo que su hermano te pidió muestra de crueldad? ¿Qué interés tiene para matar a su hermana sin reticencia alguna si no es para eliminar al único testigo que queda, además de él, del crimen?

- Maestro Garra de Halcón, si pretendéis decirme que la bondad de una persona se mide por sus palabras y no por sus actos, creo que no estáis en lo correcto. - Dijo Mazo con una sonrisa. - ¿Qué importa que uno quiera matar a otro? Está claro que si Bambú tiene razón, querer matar a la asesina de sus padres no es algo realmente grave, es más, yo lo aprobaría. Y Dulce Loto, bueno, supongo que aún ama a su hermano, o tal vez uno de ellos o ambos quieren manipularnos. -

Mazo no sabía muy bien a quién creerle en este momento, pero las palabras de uno contra las palabras de otro no le daban muchas pruebas de la culpabilidad de uno, ni del otro. Era un caso complicado, y mucho más para él que en su vida lo máximo que había pensado era si beber o comer o matar, sobre todo en el orden de esas tres cosas.

 - Así que, o intentamos sacar las cosas en claro aquí y ahora, o llamamos a alguien que se encargue de la situación. Hasta ahora, la acusación hacia Dulce Loto no ha sido rebatida. Y según mis conocimientos sobre los Anatemas, puede ahora mismo estár poseida por uno de ellos y nosotros sin darnos cuenta. -

La presencia de Bambú provocó que Riqueza entrecerrara sus ojos. Su presencia mostraba la buena cuna de la que procedía, una imagen alejada del monstruo que Dulce Loto había dibujado en su narración. Nada había de aquellos ojos ni de aquellas garras que testimoniaban la posibilidad de una posesión demoníaca. Sin embargo, no había dudado de su palabra ni de sus recuerdos. Ella era una exaltada solar, como también lo era Garra de Halcón. Ambos aún tiernos polluelos que debían ser debidamente tutelados para que no eligieran el camino inadecuado. Y tampoco olvidaba su medallón que le había advertido de la presencia de un demonio a oriente, justo donde ahora se hallaban, en los extensos arrozales donde Dulce Loto y su familia habían vivido su particular desgracia. Era hora de intentar confirmar que Bambú era quien su hermana afirmaba ser.

De forma poco disimulada, se dio media vuelta, dando la espalda al grupo para rascarse en apriencia su sobaco por el interior de su vestimenta, y acompañando su gesto de un grosero comentario. Oculto a los ojos de los demás, aprovechó la ocasión para apreciar el suave fulgor que su colgante emitía, advirtiendo de la presencia de un demonio en las proximidades.

Anatema. La palabra restalló con fuerza en medio de la conversación que fluía e hizo que Riqueza se volviera hacia Bambú. Sus ojso rasgados parecieron casi desaparecer al fruncirlos ante aquella afirmación.

- ¡Maldito! - pensó con rabia, guardando silencio no obstante y escuchando detenidamente los lógicos argumentos de Martillo Blanco, quien amenazaba con convertirse en un desagradable grano purulento en sus posaderas. Era hora de actuar y poner fin a aquella función callejera protagonizada por Bambú y secundada, por desgracia, por el impetuoso guerrero de jade. Solo un conjuro de sabia elección le permitiría acceder a la verdad sobre la auténtica naturaleza actual de Bambú. Eso y un golpe afortunado en el momento preciso.

Riqueza entrecerró los ojos cuando la figura que se alzaba ante ellos acusó de asesina a Dulce Loto. Su presentación como Bambú por parte de Martillo Blanco lo tomó por sorpresa, dejándole sin palabras. A él, todo un Lord Carroñero, un hombre cuyo negocio dependía en buena medida de su habilidad para hablar y convencer de que lo negro era blanco.

El siguiente cruce de acusaciones y exabruptos parecieron ser más de lo que estaba dispuesto a soportar tras la larga jornada en la barcaza y el paseo por el cementerio.

- Por los huevos del dios jabalí, esto me está dando urticaria - murmuró para sí, pero de forma claramente audible y empezando rascarse virulentamente el sobaco. Debió de ser consciente de lo desafortunado de su comentario, pues se le vio darse media vuelta, para rascarse más dismuladamente.

Cuando pareció quedar satisfecho y su picor haber desaparecido, se volvió con una sonrisa y cierta expresión de culpa.

- Esta situación parece que desborda todas nuestras expectativas - dijo interviniendo por primera vez desde su llegada y clavando la vara de bambú de la que colgaba el farolillo en el suelo -. Garras por un lado, fuegos dorados por otro, mutuas acusaciones de parricidio y ninguna prueba que sirva para consolidar ninguna de ellas. ¿Y qué podemos hacer nosotros simples mortales sin el don de la perfecta sabiduría? ¿Dejarnos llevar por las buenas intenciones y actuar inadecuadamente? ¿O sería mejor tratar de dar con la verdad y así poder actuar certeramente?  - dijo levantando ambas manos con las palmas hacia arriba y la duda pintada en su rostro.

RIQUEZA EFIMERA:

- Mientras finges rascarte, disimuladamente concentras tu poder para atisbar en un posible futuro inmediato. Activas el Encantamiento "Sabia Elección" para obtener una breve visión de un posible futuro.

- En tu visión, arrojas un chakram a Bambú, acertándole por sorpresa. El dolor hace que el instinto venza a la astucia y el bello se torna horroroso, revelando su rostro de demonio.

- Ahora te quedan sólo 5 motas de Esencia Personal, tenlo en cuenta tanto para posibles gastos como para recuperarte cuando sea posible.

Niego, mirando de nuevo a mi hermano. ¿Por qué entonces habría vuelto? Asesina, me llamas, sólo por lavar la culpa que debe llenar tu negro corazón. Sí, corriste, corriste después de no haberme podido matar, como quieres hacer. ¿Qué te hizo volver? Mi cuerpo, pequeño, se estira, mirándole fríamente, no, no me voy a rebajar a hacer lo mismo que él, no. No tengo nada que esconder. Me acusas de ser un Anatema, cuando lo eres tú, cuando tú echaste la lámpara contra el suelo, para que los cuerpos de padre y madre se quemaran, para que yo misma me quemara después de haberme matado, ¿tanto miedo te doy, hermano? ¿A quien deberían cazar? ¿A ti o a mí?

Mis manos se unen de nuevo dentro de mi manto. Miro a los que me acompañan.

Estas personas tuvieron la bondad de escucharme en la ciudad, donde acudí junto con algunos de nuestros sirvientes para buscar consejo en los magistrados, ¿también les compraste a ellos para que me abandonaran nada más pisarla? Tú estás mancillando el nombre de padre, el nombre de madre, el nombre de nuestros antepasados. Entrecierro los ojos. Siempre fuiste cruel, hermano, pero nunca te deseé la muerte, ni siquiera ahora. Bajo la mirada, niego de nuevo. Da igual, Bambú, puedes quedarte con todo, no lo quiero, no sabiendo que tus manos están manchadas por su sangre, sabiendo que no pude hacer nada por salvarles, tú sabes que no puedes matarme, ya lo intentaste.

- Ah, palabras, palabras, palabras - dijo repetidamente Riqueza con un tono de fatiga, tras escuchar a Dulce Loto -. ¿Pero qué son las palabras? Aire, simple aire. Como lo son también las ventosidades de un puerco revolcándose en la cochiquera. Y a veces, huelen igual de mal. Ya lo creo. Dulce Loto, muchacha, tu arenga resulta fatigosa. Hemos llegado hasta aquí confiando en tu palabra, pero esta ha sido puesta en entredicho. ¿Tienes pruebas que justifiquen, que apoyen tus acusaciones? Lo dudo, pues de ser así, ya las habrías expuesto en otro momento, más oportuno que este - Riqueza negó con la cabeza -. Nos has confundido con tu belleza y palabrería, con tu aire delicado y dolido, cegando nuestro buen juicio con una hermosa cortina de pétalos de cerezo. Pero ahora, en tu impotencia, en tu miedo a ser descubierta, no solo mancillas a tu hermano, sino también a tus criados, afirmando que fueron sobornados por tu hermano - señaló apenadamente y mirando a la doncella -. Y es más. Ahora, con la réplica de tu hermano aún fresca en tu mente, veo que fuiste tú la que huiste, mientras que él permaneció fiel a su casa y a su herencia, dando sepultura a vuestros difuntos padres. Mas en esta oscura noche, tú has regresado tras asegurarte nuestra presencia, valiéndote de tus artes y volviendo sus actos honorables contra su persona. ¿Pero no es bien cierto que el culpable siempre regresa al lugar de su culpa? Dulce Loto, quieres que creamos en ti - dijo echando las manos atrás en un gesto para enlazarlas a su espalda - y desconfiemos de la honradez de tu hermano - le sonrió con tristeza -. Que los dioses decidan.

Una de las manos que estaban a su espalda dibujó un borroso esbozo de sí misma y un destello de acero refulgió bajo la débil luz del farolillo ahora colgado del bambú clavado en la tierra. Y un chakram voló veloz hacia el hermano de Dulce Loto, Bambú.

Mazo nunca había sido rápido.

Más bien era de los hombres que recibían y recibían golpes desde muchos sitios, para que al final, con un sólo movimiento de su arma los enemigos quedaran aplastados en el suelo, sin poder emitir ni siquiera un simple sonido.

Por eso, al ver el movimiento de Riqueza Efímera, hizo lo que todo hombre habría hecho.

Se quedó quieto en el sitio, esperando ver el final de los acontecimientos.

El ataque de Riqueza Efímera había sido cobarde, y por supuesto, a traición, ¿pero qué más le daba a Mazo?

Lo único que sacó en claro de la situación, es que no debía fiarse de él, ni de la muchacha. Y por ahora, el Halcón y el Dragón estaban fuera de juego. A ver como actuan con lo que va a suceder.

RIQUEZA EFIMERA:

Dos Tiradas:

1) Carisma + Sigilo para distraer a Bambú y poder acertarle por sorpresa (no se le permitiría Esquivar).

2) Lanzamiento de Chakram: 5 dados.

- Todo sucede demasiado deprisa.

- Riqueza arroja un chakram que llevaba oculto entre sus ropas, el aro de afilado acero vuela a una velocidad tremenda.

- Emisario es el único capaz de reaccionar a tiempo y salta hacia la trayectoria del proyectil, pero no es lo bastante rápido para interceptarlo.

- El chakram se clava en la frente de Bambú, una herida terrible para cualquier mortal...

- Bambú comienza a reírse incontroladamente mientras su cuerpo se transforma y se arranca el chakram de la cabeza con un gesto desdeñoso.