Partida Rol por web

MACERO:

Un miliciano llega a los muelles y se dirige directo hacia Martillo Blanco y Dulce Loto.

Les saluda con una reverencia.

- "Señores, nos han llegado noticias de vuestra llegada. El Capataz Furia Veloz y el Alguacil Miong Jin desean veros. Por favor, acompañadme a la Casa del Capataz. Por aquí." -

Señala el camino hacia la barbacana reforzada que conduce a la calle principal del pueblo.

- Si, os acompañaremos en un momento, primero... - Dijo Mazo dejando unos segundos de silencio para que sus palabras resulten claras. - quiero saber que ha pasado con nuestros compañeros. ¿Están muertos? -

No pueden estarlos.

Seguramente estarán heridos.

Pero muertos... no... es imposible...

- ¿Dónde están mis compañeros? -

Agarró la mano de Martillo y bajó de un saltito al muelle. Solía hacer cosas así sin darse cuenta, pues aún estaba en el ecuador entre la niña y la mujer.

- ¿Qué… que ha pasado con nuestros amigos? –se llevó instintivamente una mano a los labios debido a las expresiones apesadumbradas de los aldeanos- ¡Por el Cielo! Decid algo…

Apenas sabía a dónde mirar, y poca atención prestó a los nobles que preguntaban si era un Vástago del Dragón. Entonces llegó un miliciano…

“Martillo tiene razón. No nos vamos hasta saber qué les ha pasado. Pero… no puede ser que estén muertos, ellos no. Son Maestros, son… ¿invencibles?”

Loto sintió que empequeñecía. ¿Qué podía hacer ella contra Yomas poderosos sin tan valiosos compañeros?

El miliciano baja mucho la voz para que no cunda el pánico:

- "La gente ya lo sospecha, porque descendieron a la mina más profunda y no han regresado...

Por favor señor, este no es lugar para comentar algo así, públicamente. La gente ya está lo bastante asustada.

El Capataz y el Alguacil les contarán lo poco que sabemos sobre la muerte de sus compañeros y amigos." -

La gente comienza a murmurar aterrada casi de inmediato, parece que algo han oído pese a que el miliciano ha hablado casi en susurros.

Mazo frunció el ceño.

Le puso su gran mano sobre el hombro a Dulce Loto y presionó un poco. Le hacía saber, con ese simple gesto, que él estaba allí junto a ella. Él la protegería.

No podía ser.

No podían estar muerto.

¿Los dos? ¿Qué demonios hay en esa mina?

El hombretón se puso serio, y asintió.

- Os seguimos. - Dijo serio y espero que lo guíen.

El miliciano conduce a Martillo Blanco y a Dulce Loto desde los muelles hasta la barbacana del río que da entrada a la población de Minas de Jade.

Este es un pequeño enclave minero, con una calle principal y un par secundarias. En total deben de haber unas ochenta casas. Al fondo se ve un gran peñasco y lo que parece una enorme entrada hacia el interior de las minas.

Cerca de la entrada parece haber una plaza con un mercado y los edificios principales, la Casa del Capataz y la del Alguacil.

Ante los muelles hay unos almacenes y después una muralla de piedra de unos dos metros de altura promedio, con una barbacana que conduce a la calle principal.

Maceros es el nombre que recibe la milicia de Minas de Jade, debido a sus mazas tradicionales que usan.

Se les solía considerar una guardia miliciana eficiente en el control de borrachos y pequeños maleantes, pero es obvio que la situación actual en Minas de Jade les supera por completo.

“No es verdad. No son ellos. Seguro que se ha confundido con otros, tal vez alguien que quiere aprovecharse de su valor y buen nombre. O puede que… No, no,  no son ellos.”

La firme mano de Martillo la sacó de sus desesperados pensamientos. Sentirlo la dio el valor suficiente para permanecer en pie. Para evitar que de sus labios salieron un lamento.

Asintió y en silencio siguió a su mentor. Una breve mirada a los nobles, pero sin posibilidad de nada más.

“¿Sabrán algo? Cuando tengamos la reunión con el Alguacil debería buscarlos.”

- El Macero conduce a Martillo Blanco y a Dulce Loto a casa del Capataz de las Minas, donde aguarda también el Alguacil local.

- Es pasado el Mediodía del día 13.

El Capataz de las Minas se pone en pie en su despacho cuando entran en la estancia Martillo Blanco y Dulce Loto.

Saluda a ambos con una reverencia, más profunda en el caso de Martillo Blanco.

Parece preocupado y consternado.

A su lado está el Alguacil, que tiene un aspecto pálido y demacrado, el de un hombre trastornado y sobrepasado por los acontecimientos.

- "Bienvenidos a Minas de Jade, soy el Capataz Furia Veloz, administro estas minas en nombre del Regente del reino de Wu-Chia.

Este es el Alguacil Miong Jin." -

El hombre se pone en pie de forma titubeante y casi trastabilla. Se las arregla para realizar una profunda reverencia.

- "Es un honor." -

- Saludos. - Dijo Mazo tras las presentaciones. - Mi nombre es Martillo Blanco y ella es mi pupila Dulce Loto. Pero dejad las presentaciones formales para más tarde, no estamos aquí para escuchar quién es cada uno, lo que nos interesa saber es qué les ha pasado a nuestros amigos. -

Mazo no podía estar más serio.

Su rostro era de roca pura.

- El Halcón y el Dragón, ¿qué les ha pasado? -

- "Seré directo entonces, mi señor.

Ayer, el Inmaculado Emisario del Dragón descendió a la mina para inspeccionarlo.

Los mineros que estaban trabajando en ella, sólo tres, pues el resto se negaron a trabajar debido a la gran cantidad de desapariciones que han habido, salieron hacia mediodía llevando a uno de ellos muy herido y afirmando que un enorme monstruo les había atacado en el túnel profundo en el que estaban trabajando. Que Emisario del Dragón se había quedado atrás para salvarles y permitir que pudieran huir.

Garra de Halcón lo supo y descendió a la mina acompañado de los dos mineros que no estaban heridos, aunque estaban muy acobardados, sobretodo uno de ellos.

Horas más tarde emergieron sólo los mineros, completamente aterrados y conmocionados en grado sumo. Relataron que habían guiado a Garra de Halcón al lugar donde vieron por última vez a Emisario, y que habían caído en una terrible emboscada en las sombras de un túnel.

El Maestro Garra de Halcón se quedó atrás para protegerles y que pudieran huir.

Ninguno de los dos héroes ha vuelto a emerger de la mina." -

- Bien. - Dijo Mazo aún serio. - Eso significa que no han visto si están vivos o están muertos. -

Mazo pensó unos segundos.

Estaba claro que no le había pasado nada bueno a sus compañeros.

- Los mineros, ¿dónde están? Quiero hablar con ellos para que me relaten lo sucedido. Quiero escucharlo de sus propias bocas. ¿Podéis traerlos aquí? Está claro que el herido no, pero los otros dos pueden contarme lo sucedido, a mi y a mi pupila. -

- "Son unos imbéciles y unos borrachos, mi señor. Pero iré de inmediato a por ellos y os los traeré." -

El Alguacil se levanta, saluda con una rápida reverencia, y sale de la estancia.

- "A todos los mineros nos gusta el sake de vez en cuando. En este pueblo bien saben los dioses que muchos beben en exceso, especialmente durante el festival de la Calibración, que es cuando empezaron las desapariciones que tienen al pueblo aterrorizado.

Esos tres mineros son los peores borrachos, los más idiotas y pendencieros. También son los más productivos en la mina, y los únicos que han seguido trabajando estos días de terror. Aunque no hoy, desde luego.

Los tres han hablado de un monstruo enorme y con alas, todo garras y con una horrenda lengua como un látigo.

Pensaría que todo es un cuento de borrachos sin sentido, sino fuera porque la noche anterior, el honorable Maestro Garra de Halcón nos habló de una bestia alada acechando sobre el tejado del cuartel de la milicia. Esa noche además apareció un miliciano eviscerado.

Esa fue la primera víctima cuyo cuerpo ha aparecido. Con un sigilo del todo sobrenatural, pues ocurrió casi ante las narices de los dos héroes...

Hasta entonces había un total de dieciséis desaparecidos sin rastro. Inicialmente no se le dio importancia al coincidir con el Festival de la Calibración, cuando muchos mineros borrachos tardan a veces días en regresar a casa.

Muchos desaparecidos eran mineros, pero también hay aldeanos, sobretodo pastores que volvían tarde con sus rebaños y que iban solos.

Han estado desapareciendo por lo general personas al ritmo de una por noche, aunque la mañana del día nueve se echaron en falta a cuatro personas de golpe, tres pastores y al viejo Ku Kang, el loco del pueblo.

Ku Kang había estado azuzando a las masas con discursos demenciales en los que afirmaba que nuestra codicia era la culpable de todo, que habíamos robado el jade de las entrañas de la tierra durante siglos y que finalmente los elementales de la tierra habían decidido vengarse del pueblo.

La gente está aterrorizada, los mineros que antes vivían en la mina se han mudado a casas del pueblo. Si queda alguien en los túneles subterráneos puede que sea el viejo ermitaño Magur, aunque dudo que siga vivo a estas alturas.

La situación del poblado es desesperada. La milicia de Miong Jin se ve desbordada intentando que la población no huya en masa.

Si Minas de Jade cae, la economía de todo el reino se verá muy perjudicada. Sé que esto parece muy secundario frente a la pérdida de vidas humanas, pero la ruina económica históricamente siempre ha traído hambrunas y revueltas, y éstas más muertes." -

Siguió en silencio al miliciano hasta llegar a un edificio donde les recibe el administrador de las minas, y a su lado el alguacil. Devolvió los saludos con cortesía y se mantuvo en silencio…

“Es normal. Una mujer, y joven; un hombre adulto y con poderío. No hay que enfadarse, es normal…”, y lo era. Para qué engañarse, ese iba a ser siempre la forma en que la iban a tratar en principio. “Mejor dejo que hable Martillo pues parece que ansían su presencia aquí.”

Cuando el alguacil se retiró escuchó con atención la explicación del capataz.

“Algo pasó hace dieciséis días. Tal vez…”

- Disculpen la interrupción… -dijo con voz suave- Permítame preguntarle si algo fuera de lo común sucedió aproximadamente hace dieciséis días. Algún acontecimiento natural, o… la llegada de un grupo o persona que recuerde –entonces se llevó su mano a los labios en actitud pensativa- ¿En qué consiste el Festival de la Calibración?

“Está claro que algo tenemos que averiguar hasta que lleguen esos hombres. Al menos podemos adelantar con  preguntas y descubrir detalles”

- "Bueno, la Calibración es siempre un momento extraño en el que las pasiones bullen y se inflaman. Esos cinco días al final de cada año en general siempre se han considerado una época poco auspiciosa, en la que cualquier desastre o calamidad sería en principio posible.

En algunas poblaciones, la gente se encierra en sus casas, intentando pasar esos días malditos como sea.

En otras, intentamos abjurar de la mala suerte y ahuyentar el infortunio celebrando unos días de fiesta cuyos orígenes se remontan a la Primera Edad.

En Minas de Jade son cinco días de comilonas, baile, música y mucha bebida. También es frecuente que nueve meses tras la última Calibración, es decir hacia finales de Tierra Descendente y primeros de Madera Ascendente, haya mayor número de nacimientos que el resto del año.

Es muy común que los hombres beban en exceso esos días y que se pierdan en los túneles de la mina, a veces tardan días en volver a casa y cuando lo hacen no siempre recuerdan lo que han hecho, o dicen no recordarlo." -

- "Esta Calibración parecía tan normal, o tan poco normal, como cualquiera de las anteriores. Riñas y peleas sin sentido, romances locos que en otras circunstancias no se producirían, infidelidades, algunos robos menores, accidentes domésticos, pequeños temblores de tierra, clima extraño.

Quizá lo más extraño de todo es que muchos animales domésticos, sobretodo perros y gatos, han huido del pueblo para no regresar.

En cuanto a forasteros, pues comerciantes y mercenarios. Todos se han ido ya del pueblo y las desapariciones han continuado. Otros, como los tres nobles de Quince y sus tripulantes, o vuestros propios amigos, llegaron posteriormente a que hubieran empezado las desapariciones. En resumen, no creo que esto sea cosa de forasteros." -