Partida Rol por web

Asintió. Lentamente. En silencio. Tomó la tetera y sirvió nuevamente té.

-Bebe, mi pequeña flor. Nos sentará bien, aunque tan solo sea para calentar las manos -dijo suavemente-. La Emperatriz Celeste. Entiendo a Patán -susurró apenas para a continuación resoplar por lo bajo en un remedo de falsa carcajada-. Ni más, ni menos. Debes escucharme. Con atención. Y cuanto aquí se diga es solo para tus oídos. Te entrego mi confianza. Espero que sepas hacer adecuado uso de ella pues tu vida está en juego. Sí, eres una exaltada solar. Como también lo era Garra de Halcón. Como quizás aún lo sea -añadió crípticamente-. Vuestro nacimiento es, digámoslo así, una aberración. Deberías estar ya muerta, mi pequeña, y habrá muchas fuerzas que te perseguirán para darte muerte pues tu mera existencia es anatema de acuerdo con las leyes celestiales. Durante siglos, todo aquel hombre o mujer que mostrara signos de... de ser como tú, ha sido sistemáticamente eliminado. El azar, el destino, la voluntad de alguien, quiso que vosotros gozarais de una oportunidad. Supongo que confió en que descubriríais quiénes érais, que alcanzaríais el conocimiento adecuado, que podríais sobrevivir. No creo que preveyera que los Yomas fueran a aparecer, si bien nada es totalmente fortuito. Pero Garra de Halcón murió y ahora estás tú, aquí, sin familia, sola y asistida por unos pocos. Y entre ellos, un Sangre de Dragón, enemigo declarado de los tuyos. Si te revelaste a él... Es peligroso, Dulce Loto. Puede matarte. Es su deber hacerlo. Sé que esto te resultará duro. Es tu tutor, ha velado por ti. Es posible que ahora mismo, en su interior, se esté librando una batalla que tan solo demorará aquello que solo tiene una única salida. Pero no es el único peligro. Otros deben saber ya de tu existencia. ¡Por las ubres de Yu Mao! He sido tan torpe, tan descuidado, pero no supuse que ocurriría tan pronto. Pronto se iniciará la cacería celestial y tú serás su presa, pequeña mía.

Miraba a Dulce Loto. Había hablado despacio, con calma. No quería asustarla. Pero necesitaba advertirla de los peligros a los que habría de enfrentarse en un futuro más o menos cercano.

-Y debemos prepararnos.

OJOS ROJOS:

- La Filosofía Inmaculada sostiene que los Exaltados Solares no son tales, no son Exaltados. Son Anatema, temibles y poderosos príncipes demonio que gobernaron la Creación con puño de hierro durante la Primera Edad.

- En algún momento de la Primera Edad le robaron su poder a poderosos espíritus celestes. Tienen la capacidad de reencarnarse en un mortal ya adulto. Al principio el mortal retiene su personalidad y memorias, pero con el tiempo se corrompe debido al nuevo poder que tiene como Anatema. Un poder que no deja de aumentar.

- Eso es lo que te enseñó tu madre.

- Svok te enseñó que en la Primera Edad, los Solares eran los mayores enemigos de los Primordiales caídos. Herramientas creadas como arma por los dioses para rebelarse contra sus padres, los primordiales. Tras la purga de Solares llevada a cabo por los Terrestres, los Solares prácticamente están desaparecidos del mundo y dejaron de ser un problema.

- Sobre la Emperatriz Celeste parece que fue una gobernante de hace mil quinientos años que gobernó estas tierras de lo que hoy se conoce como Wu-Chia y más allá.

Patán miró a Ojos Rojos preocupado.

-¿Qué son esas telas que has traído?

Mi respiración es agitada e intento calmarme durante los largos segundos en que me mantengo quieto y sin emitir ruido alguno. Solo cuando han pasado un par de minutos, le respondo a Patán Sabio, aun con los ojos cerrados:

 - "Los encontré y pensé que a Dulce Loto les servirían. ¿Está ella aquí?"

Mi pregunta queda en el aire mientras mantengo mi posición de descanso, con los kimonos en mi mano derecha, esperando a terminar lo que estoy haciendo.

Mi respiración es agitada e intento calmarme durante los largos segundos en que me mantengo quieto y sin emitir ruido alguno. Mi intención es escuchar lo que se habla bajo la cubierta del sampan, pero en realidad es cierto que debo calmarme, pues si lo que escuché es de verdad, es algo que traerá muchos cambios a la situación actual:

"¿Dulce Loto una Anatema? Eso significa que Martillo Blanco la matará. No puedo permitir que eso le ocurra, pues ella es... tan linda y tierna. Acaso es una enfermedad o una maldición. Recuerdo que mi madre me dijo que quienes eran poseídos por la esencia de un Solar terminan locos y malignos, que por eso se les da caza. Por otra parte Svok me dijo algo muy diferente, diciéndome que fueron creados por los dioses para acabar con los Primordiales caídos, por lo que deben haber derrotado a los demonios mayores. No puedo imaginar el poder de un ser capaz de vencer a mi padre, aunque imagino que no lo lograron por el poder particular, sino por el número y la coordinación que generalmente falta a los demonios, pues aunque poderosos, son demasiado egoístas y desconfiados como para unir esfuerzos. Además eso de ser la Emperatriz Celeste es extraño. Sé que ella gobernó todo esto hace muchos años, pero no sabía que era una Solar. Debo saber qué significa todo esto y en qué terminará."

Solo cuando han pasado un par de minutos y ya no puedo exigir más de la paciencia del Automatón para guardar silencio a la espera de mis palabras, le respondo, aun con los ojos cerrados para seguir oyendo:

- "Los encontré y pensé que a Dulce Loto les servirían. ¿Está ella aquí?"

Mi pregunta queda en el aire mientras mantengo mi posición de descanso, con los kimonos en mi mano derecha, esperando a terminar lo que estoy haciendo, que es escuchar el final de la conversación y todo lo que Riqueza Efímera desea que no escuche. Entiendo que el Lord Carroñero prefiera que esa información solo la manejen las personas de más confianza, pero esperaba estar en ese círculo, aunque al parecer me equivocaba.

Continúo escuchando hasta que Patán Sabio vuelva a hablar, pues dependiendo de lo que diga, puedo seguir dejando pasar los segundos hasta que la conversación acabe y así oírla antes de dar respuestas reales a las preguntas que tienen para mí.

OJOS ROJOS:

- Lamentablemente ahora mismo tan sólo eres capaz de escuchar los movimientos de Patán Sabio y todo el ruido de sus mecanismos internos. Es una distracción demasiado grande.

OJOS ROJOS:

- Sientes un horroroso dolor de oídos y quedas ensordecido.

- Al menos dirías que Patán Sabio no se ha dado cuenta.

PATAN SABIO:

- Te parece que Ojos Rojos estaba escuchando a hurtadillas.

Sostuvo la taza de té por mera cortesía pues ninguna gana tenía en aquel instante, aunque fue cierto que el calor que desprendía la porcelana parecía querer reconfortar algo más que sus manos. La verdad es que hacía tiempo que quería disfrutar de una taza de té, de buen té, sin pensar que después de degustarlo tendrían que ponerse en marcha en busca de un nuevo Yoma que eliminar. La tranquilidad, la paz en la que había vivido toda su vida se había evaporado como el delicado vapor que desprendía la bebida.

Lo siguiente que hizo fue asentir, despacio y sin apartar los ojos de Riqueza Efímera. El mercader sabía usar las palabras, pero no sólo la elección de ellas sino hacer que sonaran reconfortantes aún en una situación tan compleja como aquella. Ya sabía qué era, o más bien cómo era catalogado por el resto de la humanidad y, posiblemente más allá de ella: era una anatema.

Peligrosa, aberrante como había dicho… en resumen: un ser al que había que destruir. Sólo de pensar en aquello, en la terrible injusticia que sufría, su corazón parecía apagarse poco a poco. Sin embargo, cuando la sola mención de que Martillo Blanco pudiera herirla avivó la llama que nunca podía apagarse pues, y era la verdad, sólo la muerte podría apagar la llama de un Exaltado Solar.

- No, no, no… ¡Te equivocas! –alzó la voz aunque no llegó a considerarse un grito- Martillo Blanco nunca me haría daño, ya sabe que soy una Exaltada Solar. He viajado sola con él y su poder es mucho mayor que el mío y sigo con vida.

Esa era la prueba más contundente que podía mostrarle, y su confianza en el lazo que tenía con su mentor era tan fuerte como el orgullo que sentía al haber dicho esas palabras.

- Sé que no debo decir qué soy, pero he decido que por el bien de todos la verdad debe ser mostrada –su voz era suave, visiblemente más calmada de lo que antes se había mostrado- Os considero mis… -ahí calló pues parecía estar cansada moralmente- Os considero mis únicos amigos –confesó.

Sabía que la palabra amistad implicaba tiempo y confianza, pero necesitaba sentir que no estaba sola.

- Cuando nos enfrentamos a esas Yomas una de ellas le dio las gracias a Patán Sabio por “haber traído a su Señora” –enfatizó esas palabras que revelaban el conocimiento que sobre ella se tenía- Eres un hombre de conocimientos y me gustaría que me hablaras de esa… cacería.

Intento concentrarme en escuchar lo que se habla bajo la cubierta del sampan, pero los sonidos internos de Patán Sabio son una terrible distracción, a pesar de mis intentos por lograrlo. Me esfuerzo cada vez más por intentar oír, hasta el punto de agudizar tanto mi oído que un chasquido dentro del Automatón me ensordece con un gran dolor. Logro disimular con éxito mi intento y el inconveniente para que este no note que quería pasar por sobre él para enterarme de la conversación, pero está claro de que no lograré saber más, por lo que es momento de desistir de mis intentos.

Suspiro fuertemente para que piense que ya descansé lo suficiente y me pongo de pie mientras intento recuperar la audición, complementando con ello la actuación. Miro a Patán Sabio más tranquilo y calmado y recuerdo su última pregunta: Miro los kimonos que llevo. Los extiendo hacía él y le digo:

 - "Los encontré y los traje para Dulce Loto. Imagino que con la sangre de Yoma debe perder muchos y no le vendrían mal unos cuantos. ¿Está ella aquí?"

Le miro esperando una respuesta, a pesar de saber claramente la respuesta. Es solo para completar el disimulo y no darle pistas de que en realidad ya sé muchas cosas que desearían ocultarme y que no lo han logrado. Sé lo más importante, el resto llegará con el tiempo.

Suspiro fuertemente pues ya he descansado lo suficiente y me pongo de pie con algo más de energía y calma de la que traía al llegar. Miro a Patán Sabio más tranquilo y calmado, por lo que es momento de responder preguntas. Miro los kimonos que llevo, los extiendo hacía él y le digo:

 - "Los encontré y los traje para Dulce Loto. Imagino que con la sangre de Yoma debe perder muchos y no le vendrían mal unos cuantos. ¿Está ella aquí?"

Le miro esperando una respuesta mientras acaricio la seda de la que están hechos. No sé si a la muchacha le agradarán, pero no le he visto muchas ropas distintas y la sangre de Yoma no sale nunca en su totalidad, por lo que no le vendría mal tener ropa para cambiarse. Es lo mínimo que puedo hacer por ella.

-¿Que los encontraste? Ojos Rojos, no creo que sean de su agrado si los has robado. Recuerda que Dulce Loto es una señorita. Sería mejor que los devolvieras si es lo que ha pasado. Y Dulce Loto, sí, está aquí, claro, pero debería estar descansando ya. Lo que tengas que decirle, creo que si puede esperar a mañana deberíamos permitirle una noche tranquila después de lo que ha pasado.

Patán se quedó donde estaba, mirando al joven medio demonio, esperando que le hiciera caso y se volviera a dejar esas telas donde las hubiera encontrado. Si tenía fuerzas para robarlas, debía tener para devolverlas.

MAZO:

- Has curado una Herida, pero sigues teniendo 7 Heridas más de daño.

OJOS ROJOS:

- Has recuperado una Herida, sigues teniendo daños por valor de seis Heridas.

- Has recuperado los dos puntos de Fuerza de Voluntad gastados.

- El día 24 por la tarde-noche recuperarás 1 punto de Suerte, actualmente está a cero.

RIQUEZA EFIMERA:

- Has recuperado el punto de Fuerza de Voluntad gastado y te encuentras en plena posesión de tus facultades físicas y mentales.

- Recuerda que tienes puntos de experiencia para gastar y que has tenido unos días de descanso que tal vez hayas podido aprovechar para ello.

Mazo abrió lentamente los ojos en su camastro y estiró un poco los músculos.

Estaba todavía algo entumecido por el combate, por las heridas que llevaba encima, sin embargo, se sentía un poco mejor. El tiempo que había pasado había hecho que algunos de los cortes se cerraran por si solos y alguna que otra magulladura ya no le dolía tanto como hace unos días.

Se puso a contar mentalmente, y se dió cuenta que había matado a muchos de estos demonios, sin embargo, el que más complicado le había resultado había sido ese anciano que vivía en las cuevas de Minas de Jade.

Había sido un gran combate.

Puso sus brazos tras la cabeza, y sonrió.

Las cosas le iban bien, y hasta ahora, Dulce Loto había salido ilesa de los combates, y eso le alegraba. Le alegraba sobre todo por que tenía la firme convicción de que ella estaba aprendiendo algo con las luchas... y que a medida que pasaba el tiempo se iba haciendo más poderosa.

Era una Anatema.

Él lo sabía muy bien.

Pero había jurado protegerla.

Había mirado a Patán Sabio con los ojos medio cerrados de molestia mientras le respondía:

 - "No los robé. Los encontré y sus dueñas no los necesitarán más, pues las matamos hace un rato. Ya los revisé bien y no están contaminados de ninguna forma."

Luego dormí plácidamente en el tejado del sampan mientras un cielo estrellado me cubría. Antes del alba, bajé para dormir donde las miradas indiscretas no me llegasen, pues a pesar de mi disfraz, no me fío mucho de mi apariencia.

Al otro día Dulce Loto encontró fuera de su habitación varios kimonos rojos de seda, sin nota alguna de quien se los llevó.

Así pasaron varios días, mientras mis heridas comenzaron a cerrarse y mis energías retornaron de a poco. Durante esos días, dormí durante el día bajo cubierta y durante la noche salía al exterior a apreciar la noche y hacer guardia. Nada extraño sucedió, nada que amenazase la integridad de los tripulantes de la embarcación. Aun así, repetí dicha práctica monótona durante todos esos días.

Ahora amanece nuevamente, lo que me indica que es el momento de ir a dormir. El dormir de día me ayuda a mi recuperación, pues descanso mayor cantidad de horas. Bajo y me recuesto mientras pienso en todo lo sucedido y en como seguirán sucediendo las cosas.

Imagino que pronto volveremos a oír de ataques por Yomas, por lo que dejaremos Quince para ir a buscarlos y exterminarlos, siempre que seamos capaces de ello.

Por la mañana llega una barcaza de pescadores procedentes del Este, río arriba.

Si Riqueza Efímera o Patán los ven, pueden reconocerlos como gentes procedentes del Pueblo de Entrecaminos. Parecen muy nerviosos y agitados.