Partida Rol por web

“Eso es todo lo que puedes hacer sierpe descolorida?!”

Agatha sintió cómo se disparaba la adrenalina al reconocer a la cría de dragón y, rápidamente, sacó su ballesta y la cargó.

Fray Benito golpea con furia al pequeño dragon, cuyo grito de dolor resuena como el crujir del hielo resquebrajándose.

Mientras Agatha prepara la ballesta, Vuldruk intenta golpear con arma, con más furia que acierto.

Rosario nublada por la niebla, avanzó en dirección a los rugidos, mientras extraía su magnífico martillo de guerra de hierro frío. Cuando la difusa figura del dragón fue visible, está lo señaló con su martillo y gritó.

- !!!Por el amor, la amistad y la justicia te Castigaré!!! Y acto seguido atacó 

La pequeña bestia revolotea sobre Fray Benito, que para a duras penas un par de golpes con su escudo.

Agatha acabó de armar la ballesta justo cuando la bestia apareció y su dardo se incrustó en el cuello del animal.

Hannibal, viendo que no se escuchan gritos de dolor de sus compañeros, decide atacar a la bestia con su cimitarra.

¡La mejor defensa es un buen ataque! Desna, guía mi mano.

Vultruk se abalanza hacia la bestia y le propina un terrible golpe con su falchion que se hunde profundamente en la carne del bicho alado

Empuñando su martillo a dos manos, avanza 5’ y golpea con fuerza, a 

Abrumado por múltiples golpes la criatura alada cae al suelo.

Visto allí, a pesar de su belleza letal, un pensamiento os asalta... no es más que una cría pequeña asustada haciendo lo que le demanda su naturaleza salvaje.

Pero sin duda, al crecer podría haber causada grandes daños en la ciudad.

Volveis hacia la sala anterior, dispuestas a llevar a Skagni a su hogar, mientras este os informa sobre los traidores y renegados que amenazan a la Sociedad Pathfinder desde dentro, el enemigo interior.

Vuldruk enfunda si arma y le dice a la Paladina; contigo al fin del mundo princesa.

Agatha vió cómo los últimos hálitos de vida se extinguían de la mirada del draco. Era triste ver caer así una criatura tan hermosa, tan única... 

La hechicera se arrodilló para acariciar su piel escamosa y sintió aún el frío de su cuerpo. Su afinidad por el fuego le provocó un escalofrío.

-Qué lastima... -susurró.

Y luego se levantó y miró hacia arriba, hacia la escotilla que había quedado visible.

Rosario Sintió  una sensación extraña al caer la criatura.  Algo dentro de ella se había sentido conectada, algo instintivo y salvaje, confuso y a la vez agradable...

Ya volviendo ha la realidad, habían conseguido completar su misión, y ahora tocaba informar...ya tendría tiempo de profundizar en esas nuevas sensaciones.

Hannibal se arrodilló y puso la mano en la frente de la pequeña criatura.

Que Desna te guíe en tu camino, pequeñín.

Acto seguido decidió curar las heridas que pudieran tener sus compañeros, usando su última canalización de energía positiva, y se preparó para la vuelta a casa.

Aram sale del servicio de caballeros abrochándose el último botón de sus calzas (sí, estas llevan botones para que pegue en la escena) y ve que le un pequeño dragón está en tendido en el suelo, muerto, sangrando por varias heridas.

-Vaya, si que había una criatura poderosa por estos lares....y sí que os habéis dado maña matándola -comentó sonriente.