Partida Rol por web

Hannibal asintió ante las órdenes de Rosario.

Recibido, jefa. Estaré aquí atento al cofre. Sin embargo me ha parecido ver que unos ojos rojos nos acechaban desde las vigas, a unos 7 metros del suelo. Estad atentos por si los perros no son los únicos ocupantes de la casa.

Acto seguido, se movió hacia el cofre mientras sacaba su cimitarra, pendiente de que no se acercara nadie.

Estaré al lado del cofre, ¡si necesitáis mi ayuda avisadme!

Agatha arrugó la nariz al sentir el hedor a pelo quemado. Nunca se acostumbraría a los efectos secundarios de su conjuro preferido. Luego entrecerró los ojos para atisbar entre las sombras del techo, en busca de aquello que había advertido Hannibal. Si había visto ojos rojos, posiblemente fueran ratas...

-Si son ratas... ¡Qué asco!

Vuldruk rebana al pobre canido mientras piensa que si estan rabiosos no se los podran comer, pero siempre se lo podran dar a otras criaturas

Siguiendo las indicaciones de Agatha, los que estais dentro del edificio os fijais en el techo, para encontraros con cuatro goblins en las vigas a siete metros del suelo, sobre vosotros sosteniendo una botellas mientras sonrien.

Esas pequeñas y deformes criaturas, no parecían muy amistosas, y aunque no sabía que podía haber en los frasquitos, Rosario suponía que nada bueno. Se llevó la mano a la cintura y extrajo un pequeño frasquito, le quito el tapón con la boca y se lo trago de un golpe. De repente, la paladina comenzó a crecer, doblando su estatura y el alcance su Glaive.

Agatha retrocedió hasta el marco de la puerta para tener cobertura y apuntó a los goblins con el dedo índice. Luego pronunció unas palabras de poder y una bola de ácido surgió de su yema y se precipitó sobre el más cercano. Lamentablemente, el dardo se estrelló contra la madera de la viga.

Aram guardó su espada y sacó su honda. Si los goblins no querían pelear cuerpo a cuerpo tendría que bajarles a pedradas de ahí.

-¡Bajad sucias criaturas!

La bola de acido de Agata se estrella contra la madera. siseando.

Vuldruk saca su honda y de una certera pedrada revienta a auno de los seres

Vuldruk ace caer a uno de los pielesverdes y mientras varias flechas caen desde el techo y alcanzan a Aram y a Rosario.

Headmund escucha el ruido del combate.

vuldruk vuelve a probar con su honda pero falla

Rosario siguio cazando moscas, pero sin llegar a golpear a ninguna criatura...aun así, se mantuvo a la espera y alcance de las pequeñas y retorcidas criaturas, a ver si bajaban la guardia.

- Pero sera posible, queréis estaros quietos...resoplo frustada Rosario

Agath consideró mandar a tanto al combate pero se lo repensó al considerar que podría resultar herido. Tenía cobertura y munición infinita, asi que apunto con su dedo y un nuevo proyectil salió volando de su mano.

Un pielverde cae ante la enorme Rosario y otro grita cuando el hechizo de Agatha le alcanza.

Hannibal, al oír que el combate continua, decide asomarse a ver lo que está pasando. Al ver que Aram y Vuldruk sangran por varias heridas, decide curar a sus compañeros, mientras mantiene la atención en el cofre, para evitar que puedan robarselo.