Partida Rol por web

Puse cara de pena cuando me giré y le hablé

Sólo estas monedas, Medrik... Que serán donadas, por supuesto

Sonriendo abiertamente, le cogí la cabeza y le di un beso en la frente

Que dulce y joven inocente, Medrik

La compañía sale de la pequeña habitación del elevador y se adentra en Bajomontaña por el único pasillo que tienen delante.

Con la formación que tanto éxitos les había dado hasta ahora se pusieron en marcha adentrándose en la oscuridad.

Por delante, un pasillo de paredes, techos y suelos de lisos bloques y losas de piedra labrada y pulida. Los enanos en seguida distinguís el tipo de piedra que es, granito, duro y difícil de romper. De unos tres metros de ancho y otro tres de alto, el pasillo os deja avanzar con comodidad de uno en uno, pero os dais cuanta que si tuvierais que maniobrar en batalla quizás el espacio fuera reducido para ir en parejas.

Despúes de girar dos veces a la derecha el pasillo se ensancha un poco y os permite ir de dos en dos sin problemas

¡Eh! Por qué seguís sin mi. Yo aún no he comprobado la valía y fuerza de mi tribu. Así que no me marcharé de aquí sin comprobar si soy capaz de reventar esa puerta que encontramos.

Y tras retroceder unos pasos se dirigió a lo que había parecido una puerta secreta y se lanzó contra ella embistiéndola con su hombro.

Después se frotó el hombro, parecía que la gripe que estaba incubando le había vuelto más débil y con la cabeza gacha y el hacha arrastrando se acercó nuevamente al grupo y siguió andando mientras arrastraba los pies.

El monje se calla molesto ante la respuesta de Bellatrix, aún sin tener muy claro si lleva tomándole el pelo todo el rato o no. Le da unas palmadas a Ayash en la espalda. Para otra vez será, parece que el resfriado te esté afectando, si ves que va a más tal vez debería curártelo antes de que nos de problemas... Cuando ve que el camino se ensancha, Medrick se dirige al grupo. Ahora hay más espacio, nos colocamos como siempre, ¿no? mejor que Bellatrix quede lo más protegida posible en el medio de todos.

- No os preocupéis por mi, Ayash es fuerte como un roble y unos simples virus no le van a hacer perder la partida. r 

Por mi parte puedo ir en la retaguardia, así vigilo que nadie nos ataque por detrás si algo sucede allá alante simpre puedo pegar un salto y eliminar al que os esté dando problemas.

¡Ja! Adiós al orgullo de Ayash. ¡Hasta yo podría haber hecho más daño a esa puerta! ¡Ja! 

Ante las palabras de Medrik, no pude dejar de asentir

Eso, yo en el medio, así os tendré más a mano... Sobre todo a tí, Medrik y, como gesto final, acaricié su pecho con mi mano mientras soltaba un pequeño gruñido

 El caballero, avanzando junto a Elias, quien iba inspeccionando los pasajes por donde avanzaban, tenía la mirada y el oído puesto en más allá de las inmediaciones, atento ante cualquier avistamento o señal de enemigos.

 Cuando alcanzaron el ensnchamiento, una vez Elías dió el visto bueno, el caballero se puso a su lado, avanzando a la diestra del juglar, con el escudo ceñido al antebrazo para escudar al compañero si fuera preciso.

Elías seguía en cabeza. El ritmo de avanzar era lento pues se detenía para asegurarse que el camino estaba despejado, tanto de trampas como de enemigos.

Los demás avanzais detrás hasta que llegais a su altura, ahora el pasillo giraba a la izquierda ensanchándose. Eso era un alivio ya que había más espacio para maniobrar.

Elías volvió a tomar la delantera y se adentró en aquel largo pasillo

Elías empieza a buscar metódicamente las trampas mientras tararea en voz baja la canción que se inventó para recordar como buscar bien trampas y pasadizos. Sus ojos escrutan la zona alertas.

Ayash se sentó en el suelo mientras el bardo se ponía a tararear algún tipo de cancioncilla mientras busca algún tipo de trampa o puerta secreta en aquella sala. 

El semiorco tomó un pañuelo que tenía dentro de su manga y comenzó a sonarse, en silencio los mocos. Después se llevó una mano a la frente como tratando de averiguar si la temperaturas corporal le estaba ascendiendo o no...

Quizá no fue buen momento para bajar...

Me apoyé en la pared que tenía más cerca

Qué lento es Elias...

Aburrida, me puse a buscar por el suelo, a ver si tenía más suerte esta vez

Avanzas por el pasillo y de pronto notas algo inusual. En una de las paredes hay algo raro. En el suelo, en la junta con la pared, hay un trozo de tela, muy pequeño, sólo alguien tan experimentado y con la vista tan aguda se hubiera dado cuenta.

Al acercarte a examinarlo ves  que hay una linea casi imperceptible en la pared, una puerta secreta.

Chicos, aquí hay otra puerta secreta. Empieza a buscar un mecanismo para abrirla. Ayash, si no encuentro como abrirla podrás probar de abrir esta o estas muy debilitado?

Medrik espera pacientemente a que Elías acabe de buscar, cruzado de brazos y vigilando su espalda por si surge algún peligro.

Que extraño, parece que haya puertas secretas por todas partes, ¿a donde llevarán? contesta ante las palabras de Elías.

 Pierot se mantiene en silencio, aguardando ante cualquier amenaza. Siente como el nerviosismo y cierta angustia amenaza en sus tripas, pero las mantiene allí, sin dejar que salgan.

 A pesar de permanecer en el mismo lugar, sus escasos movimientos, al mirar a un lado y a aotro, fijarse en la puerta que Elías ha encontrado, o simplemente al respirar, su armadura va emitiendo un apagado tintineo en respuesta.

¿Debilitado? ¡Tú estás loco Elías! ¿cuando has visto a Ayash debilitado

Y dichas esas palabras el semiorco no se esperó a que terminara de buscar un mecanismo para abrirla, se lanzó directo a reventar aquella puerta.

Después de que Ayash rebotara contra la pared haciendo un ruido más que considerable, no tardais en encontrar el mecanismo de apertura de la puerta. Una piedra suelta en la pared esconde una palanca de fácil acceso, tirais de ella después de aseguraros que no había ninguna trampa y la pared se abre hacia dentro.

 Os encontrais con una sala rectangular. Varios barriles y cajas apiladas se encuentran al fondo de la sala. Por todo lo demás, la estancia parece vacía.

 Tras lanzar un vistazo el caballero centra de nuevo su atención en el pasadizo principal, por si tuvieran visita inesperada. Siempre era mejor que uno de los presentes estuviera en guardia mientras el resto examinaba la zona...

¿Nadie se va a mover? dije sabiendo la respuesta.

Con un suspiro, empecé a rebuscar por esa extraña habitación, esperando encontrar algo, esta vez de utilidad

- Anda Pierot, poneos a buscar vosotros también. Yo sirvo de muy poco si no es para proteger vuestros costados. Yo vigilo la entrada. Buscad vosotros.