Partida Rol por web

La pregunta que hace así tan de repente me saca otra sonrisa. Por supuesto que son rumores estúpidos, pero ha hecho reaccionar a Seth, lo que me parece un triunfo. Quiero este niño para mí. Si no tiene a dónde ir, pienso adoptarlo.
—Digamos que sí, también estoy buscando cosas.
Me llama también la atención que no me haya reconocido, ni siquiera luego de dar mi nombre. ¿Será que viene desde muy lejos? Bueno, no es que me importe, pero me sorprende, la verdad. Significa que vive dentro de un círculo muy cerrado y eso me hace pensar la clase de vida que está pudiendo tener. Pobrecito.
—Bueno, yo necesito un tesoro muy particular y el señor Seth —exagero burlonamente el 'señor'— tiene miedo de volverse avaricioso si toca algo de valor, así que sí, chiquitín, no me importa que te quedes con todo lo que encuentres, si a cambio nos acompañas y nos ayudas. Tus habilidades serán más que bienvenidas. Y no te preocupes, vamos a vapulear a todo lo que se te acerque demasiado, ¿sí? Ya no tienes que tener más miedo.

Seth responde a tu pullita con silencio e indiferencia.

 —Estupendo entonces. Será un placer que trabajemos juntos.

Los 3 continuáis avanzando por la cripta. Ya sabías que Seth era bastante silencioso al caminar, pero no esperabas que el nuevo chico fuese casi totalmente imperceptible. ¡Ni prestando atención le escuchas hacer un solo sonido!

Lloyd va detectando con rapidez las trampas, ahorrándote tiempo y energías en lanzar conjuros de detección. Sin embargo al llegar a un punto éste trató de desarmarlo y se le escapó una herramienta, provocando que la trampa se activara y varias agujas se dispararan. Los grandes reflejos del chico hizo que pudiera apartarse a con una extraordinaria rapidez y evitar todas las agujas, aunque acabó en un extraño escorzo para evitarlas.

 —Ay... por los pelos...

Seguís avanzando por la mazmorra hasta llegar a una enorme cámara con un altar en el centro en el que hay un sarcófago. Y junto a ella hay una figura ataviada con unas prendas de mago.

—Vaya, vaya. Veo que tengo visita...— dice con una voz siniestra mientras se va girando, mostrando su aspecto.

 —Ay ay ay... ay ay ay... es un liche...— Lloyd está muy asustado y se esconde detrás de Seth, quien ya se pone en guardia.

—¿Se puede saber a qué se debe esta visita?— os pregunta el liche, quien os escruta atentamente —Vaya grupo más peculiar, un monje reptiliano, un joven pícaro y... ¿acaso es usted la famosa Rosalia?

—¿En serio no van a conversar en todo el recorrido? —pregunto, entornando los ojos—. Me da corte que lo único que se oiga sean mis tacos.

Me simpatiza cada vez más el pequeñín, que demuestra ser bien útil y parece que tiene un gran potencial. Cada vez más ganas tengo de sacarlo a relucir. Decido no ayudarlo cuando comete ese error y le pongo una mano delante a Seth para que tampoco intervenga, esto para ver cómo se las apaña, cosa que descubro que hace bastante bien.
—Te felicito, lindo, eres una maravilla —comento, feliz, luego de que dejamos atrás ese camino problemático.

Y llegamos. Cuando aparece el liche mi cara cambia a un gesto de desprecio, los muertos vivientes me dan asco.
—¿Y eres tú un fan? Pero, ¿cuánto tiempo llevas muerto? Si me conoces, significa que sales a menudo a husmear por la superficie o bien hace poco que eres sólo huesitos. —Sonrío de lado, cruzando los brazos—. Asumo entonces que no te atreverías a tocar a esta eminencia, ¿verdad? Dime, ¿podemos charlar un rato? Necesito preguntarte una cosa. Te firmaré un autógrafo luego, si gustas.

 —Bien deducido. Llevo relativamente poco tiempo así. Claro, podemos hablar un rato. Para mí sería todo un honor poder charlar con la gran Rosalia.

Seth te mira como diciendo que esto es una mala idea, pero no dice nada.

—Mira lo que son esas hombreras... Se ve ridículo —murmuro para mí mientras habla el liche, prestando más atención a mis pensamientos que a lo que dice él—. ¿Por qué son tan exageradas? ¿Serán para compensar algo?
Contengo la risa, apoyando una mano en mi mejilla y dándome golpecitos con el dedo mientras pienso.
—Por supuesto, el honor es mío. Bueno, no, la verdad no lo es. ¿Entonces no te molesta que perdamos un poquito de tu valioso tiempo? ¿Qué vas a hacer mientras hablamos? ¿Preparar disimuladamente tu magia putrefacta y apestosa para hacernos algo? Ojito con eso, ¿eh? Y si ya lo estabas haciendo, te sugiero que pares o me enfadaré.

Los golpecitos que me doy con el dedo producen ondas apenas perceptibles, que con mi magia propago por la sala para detectar si se esconde algún personajillo misterioso que se las quiera dar de sigiloso. Si los murciélagos y los delfines lo hacen tan fácil, pues para mí usar magia ecolocalizadora sería como respirar.

—Ahora bien...
Estiro mi mano, para que Seth me alcance mi bitácora, porque, por supuesto, mi mochila la está cargando él y no yo. Una vez la tengo, materializo una pluma y vuelvo a poner mi atención en el esqueleto feo.
—¿Cómo moriste? ¿Qué sentiste cuando ocurrió? ¿Lo recuerdas? Dime por favor cada detalle. ¿Dónde estabas durante el tiempo que habrá transcurrido desde que moriste hasta que eres lo que es ahora? ¿Mantuviste tu consciencia despierta?

 —Como bien podrás comprobar ahora soy todo huesos. Es para compensar la falta de carne— responde desenfadado —Ah, no no. Estaría haciendo eso si hubieseis atacado directamente— levanta sus esqueléticas manos brevemente, enseñándolas —Como puedes ver no estoy haciendo nada, yo no osaría contrariar a la gran Rosalia.

Lo único que detectas con tu conjuro es un objeto de gran poder en el sarcófago.

 —Eeehm... yo no morí, me convertí en liche para precisamente evadir la muerte y poder continuar acumulando poder. Y ahora poseo el poder de alzar a los muertos— te mira fijamente los puntos rojos de sus ojos —Puedo alzar de los muertos a quien quiera.

—Vaya, qué educado eres —vuelvo a sonreír, llevándome hacia atrás el pelo con la mano que sostenía en mi mejilla—. Pero hay mentirosos mucho más educados. ¿Te molesta si no te creo?
Lo dicho, permanezco en guardia mientras le hago las preguntas. Cuando me las responde, a medida que habla, voy perdiendo seguridad y altivez y mi mirada se va acobardando. 
—E-entonces... —comienzo a decir con la voz quebrada—. Entonces...
Me cubro la boca con la mano, retrocediendo unos pasos. Luego una lágrima corre por mi mejilla.
—Entonces... 
No puedo hablar entre gorgoritos, gemidos guturales de llanto que estoy conteniendo.
—Ng... g... j... pff... pfff ¡jajaja!
Hasta que los gemidos se transforman en una carcajada. Ahora estoy llorando, pero de la risa.
—Entonces eres otro payaso que no sabe nada. Pero tranquilo, eres especial, eres el único que es un esqueleto viviente, felicidades por el logro.
Sigo riendo.
—¿De verdad creías que me ibas a impresionar? ¿Levantar de los muertos? ¿Qué muertos? ¿Son esos zombis de allá atrás? ¿O son otros esqueletos horribles como tú? No, querido, no es eso lo que busco. Y como parece que no moriste realmente, entonces no podrás contestar a ninguna de mis preguntas, ergo, no me sirve continuar perdiendo el tiempo contigo.

Giro sobre mis talones, logrando que mi espesa melena color vino tinto produzca un movimiento elegante, sumado al estilo con que mi vestido hace su frufrú.
—Un placer, señor esqueleto. Chicos, ¿nos vamos? Ah, el autógrafo.
Con la pluma firmo en una hoja vacía de mi bitácora, la arranco y la lanzo por encima del hombro con displicencia.

 —Aaah... tenía la esperanza de lograrlo por las buenas, pero supongo que tendré que conformarme con alzar tu hermoso cadáver después de haber acabado contigo. Bueno, así tendré tu compañía por toda la eternidad.

El liche empieza a acumular mucho poder, provocando escalofríos en Lloyd.

 —¿Eh? ¿Vamos a pelear contra esa cosa?

 —¿Acaso esperabas una merienda con pastitas y té?— responde Seth preparando sus puños, los cuales se ponen al rojo vivo.

 —Bien, venid a por mí— el liche empieza a conjurar una bola de fuego y empieza a entonar un cántico.

La bola de fuego me da de lleno, para sorpresa de los demás, pero cuando las llamas se disipan se descubre que mi escudo aún seguía intacto y me ha protegido del calor abrasante. Me desperezo y me dispongo a acomodarme el flequillo con la mano, volviéndolo a dejar impecable.
—Ju, parece que tenemos un fan pesado —comento, mientras vuelvo a darme la vuelta. Inclino entonces la cabeza hacia mi compañero lagarto—. Seth, ¿te importaría?

Me giro ahora a Lloyd, dedicándole la más tierna de las sonrisas y soplando sobre la palma de mi mano, como si le estuviera enviando algo. Tras eso, empieza a sentir como si le estuviera susurrando al oído.
—No tengas miedo, pequeñín, yo te protegeré. Jeje, ¿qué se siente tener mi voz de seda para ti solito? Eres el único que puede oír esto, ¿sabes? Ahora bien, presta atención. Hay un premio muy bonito en ese sarcófago, ¿qué te parece si te haces con él? No creo que sea tan bobo de esconder su filacteria en un lugar tan evidente, pero de seguro es algo potente lo que se esconde allí.

—Ya que estamos, tengo más preguntas para hacerte —le digo ahora al liche—. ¿Cómo es que puedes hablar? Si no tienes labios, ni lengua, ni nada... ¿Es telepatía? Esta sí me la sabes contestar, ¿verdad?
Y no le hablo sólo por distraerlo, donde me diga la naturaleza del sonido que produce, sabré cómo manipularlo para interrumpir sus ensalmos. Veamos si cae. Es un liche joven, además, así que no debería ser tan peligroso.

Lloyd asiente y se va escabullendo mientras que Seth no necesita decir para para ir a la carga esquivando la bola de fuego que rechaza tu escudo mágico.

Tratas de dar conversación al liche mientras éste repele a Seth, quien ha logrado asestarle varios golpes.

 —¿En serio estás intentando distraerme, mi querida Rosalia?

Lloyd ha logrado llegar hasta el sarcófago sin que el liche le detectara, quien está centrado en vosotros dos.

—No, por favor, qué esperanza —respondo, en tono jocoso—. Jamás sería capaz de tal desfachatez.

Cuando Seth es repelido, voy yo en su lugar. En la carrera hago aparecer una espada de luz, que consiste en una hoja gruesa separada en dos por una hendidura que va casi hasta la empuñadura. A lo largo de ella hay ranuras y muescas.
—Himnos sacra —murmuro, lanzando el arma hacia adelante. Su movimiento produce un sonido similar al de campanas tubulares, mezclado con los graves de un órgano.
Siendo un ataque indirecto, he descuidado mi frente y no tengo tiempo de volver a proyectar mi escudo.

El liche bloquea tu ataque con el bastón y con un diestro movimiento te golpea con él en el costado.

 —Tranquila, no dañaré tu cara— dice antes de continuar con su siniestro cántico.

Percibes que poco a poco está acumulando una gran cantidad de poder. ¡Esto no es bueno!

Seth vuelve a lanzarse para atacar y consigue nuevamente golpear a vuestro oponente con golpes rápidos y precisos, pero no especialmente contundentes.

Mientras tanto, Lloyd parece tener dificultades para abrir el sarcófago, como si fuese incapaz de mover la tapa.

El golpazo me despeina y desestabiliza, me deja además doliendo. Espero que no me haya roto nada o no se lo perdonaré.
—Eres un atrevido. ¿Estás insinuando que sólo mi cara es hermosa? No deberías dañarme nada, tonto.
La espada y yo nos movemos siguiendo el ritmo de las campanas tubulares, como si estuviéramos bailando un vals, intercalando entre un compás y otro varios tajos y golpes. Sin embargo, no es suficiente para distraerlo del todo y sigue acumulando poder.

Y lo tengo justo donde quiero.

—Jeh.
Con una sonrisa condescendiente, me detengo y chasqueo los dedos. La hoja donde había firmado el autógrafo, que ahora se encuentra a los pies del liche, se ilumina intensamente y estalla. Es una explosión de ondas de choque que van hasta el techo, atrapando al esqueleto dentro.
—Bastante poder mágico has acumulado, ¿eh? Me pregunto qué ocurrirá si no consigues liberarlo a tiempo.
Las ondas expulsan el aire hacia afuera, generando un campo de vacío profundo. Al ser muerto viviente no necesita respirar, supongo, pero ese no es el punto. No hay sonido si no hay aire, por lo tanto, sea como sea que habla, eso que canturrea lo estoy percibiendo con mis oídos, por lo tanto es ruido que sale de él, de una forma u otra. He interrumpido el ensalmo, así que ahora no podrá descargar toda esa energía que tiene encima.
—Por las dudas me aparto. No revientes mucho, ¿sí? Que las astillas óseas cortan feo, me he quedado sin escudo mágico y la presión del vacío sólo podrá contener hasta cierto grado de fuerza.

Consigues crear una onda de hoque que envuelve al liche, y parece que tienes éxito para interrumpir lo que quiera que esté intentando invocar.

Sin embargo el liche alza brevemente su báculo y golpea el suelo, haciendo desaparecer instantánteamente las ondas de choque.

 —Te has dado cuenta de que estoy preparando algo, ¿verdad? Tranquila, mi querida Rosalia, ya casi he acabado. No estés ansiosa, pues pronto te unirás a mí para toda la eternidad...— y sigue con el dichoso cántico.

Nuevamente Seth lanza un feroz ataque logrando impactar al liche, quien se tambalea un poco ante los porrazos del monje reptiliano.

Y Lloyd empieza a poner poses y caras raras intentando levantar la tapa.

—Pero... con lo lindo que me había quedado todo, oye.
No puede ser, gasté la mitad de mis fuerzas en esa trampa y la anuló como si nada, ¿debería empezar a preocuparme? Bueno, no, no voy a darle esa satisfacción.
—Admito que me estás poniendo un poquito nerviosa —le respondo, pero manteniendo mi sonrisa presumida—. Aunque deberías preocuparte más por mi amigo o te dará una paliza.

El golpazo que me dio en el estómago me sigue doliendo. Como me haya dejado un moretón... se va a enterar el huesudo este.
—M...ma...
Imposible. Trato de concentrarme, pero el dolor sigue molestando y no consigo manipular correctamente mi magia. Vamos, es sólo un poquito. Puedo, puedo. Un poquito más de esfuerzo, es todo lo que necesito.

Las cosas no están yendo bien, e incluso el liche ha podido repeler a Seth.

Lloyd sigue intentando levantar la tapa del sarcófago, ya a la desesperada, cuando el liche extiende sus brazos. Y una explosión de energía oscura os alcanza de lleno causándoos daño y derribándoos.

Estás en el suelo, dolorida. Como mínimo el vestido lo tienes que tener rasgado. Lo que sí que es seguro es que se te han roto los tacones de los zapatos. Alzas la mirada para ver cómo el liche se carcajea. Ahora rezuma más poder, parece que se ha vuelto aún más poderoso y peligroso.

 —¿En serio el muchacho estaba intentando abrir el sarcófago? Es cierto que ahí puse mi filacteria para retener el alma de mi esposa, en busca de un cuerpo apropiado para devolverle la vida— te mira y te extiende su huesuda mano —Es inútil que te resistas, no luches más. Ofrécete voluntaria y permite que el espíritu de mi esposa ocupe tu cuerpo para que pueda estar conmigo toda la eternidad.

Una daga rebota en el cráneo del liche. Lloyd se incorpora dolorido y con expresión de rabia.

 —Básicamente le estás pidiendo que muera. ¡No lo permitiré! ¡Rosalia! ¡Voy a intentar abrir la tapa de otra manera, ganadme algo de tiempo por favor!

 —Como si fuera a permitírtelo— el liche empieza a conjurar una bola de fuego, con la mirada calvada en Lloyd.

Se me está saliendo todo de las manos. Pero no importa, me sirve como aprendizaje, trataré de no subestimar tanto al enemigo en la próxima.
Intento incorporarme, cubriendo con la mano las partes rasgadas del vestido. Me quito los zapatos rotos, bastante cabreada.
—Un cuerpo... En serio, ya me das asco.
En un último esfuerzo, extiendo una mano y doy una palmada al suelo.
—¡Marziale! —grito con ganas. Las ondas llegan a Lloyd, formando una melodía que recuerda a las marchas militares en Pelidia.

El chico ahora siente una potente fuerza emanando desde su interior, le hierve la sangre y la adrenalina, viéndose incrementadas su fuerza y su resistencia. Podría hacerle frente a un troll con las manos desnudas si así quisiera, pero ahora mismo lo que necesito es otra cosa.

—¡No sigas intentando abrirlo! ¡Destrúyelo con todo dentro! —le imploro, perdiendo bastante, ahora en serio, mi calma y autosuficiencia—. ¡Tienes ahora contigo el poder de un héroe legendario! ¡Hazlo!

El liche se dispone a atacar a Lloyd cuando va Seth a interceptarlo. Sus ataques no logran dañarlo pero sí entretenerlo un poco.

Lloyd, apoyado por la magia de Rosalia, le pone todas las ganas en su intento de levantar la tapa. Por un momento parece que va a fallar, pero sacando fuerzas de flaqueza suelta un bramido y finalmente consigue levantar la tapa.

 —¡Imposible! ¡Ha levantado la tapa! ¡Aléjate de ahí, estúpido mocoso!— exclama antes de lanzar un relámpago contra Lloyd que le impacta de lleno y lo tira hacia atrás.

No sabes si el chico sigue consciente o no, pero ahora el liche está defendiendo el sarcófago con todo.

 —¡No permitiré que echéis al traste 40 años de duro trabajo, esfuerzo y sacrificios! ¡No me he convertido en liche para ver cómo cualquiera lo tira por la borda! ¡He sacrificado demasiado como para permitirme perder ahora!

El aura del liche se vuelve más espeluznante todavía y rezuma poder malévolo.

 —¡Un último esfuerzo, Rosalia!— te anima Seth, con sus manos en llamas listas para atacar una vez más.

No... ¡Le dije que destruyera todo! ¿Tan debilucho es, que incluso con marziale apenas pudo levantar la tapa? Recórcholis.

Me dejo caer en el suelo, cansada y respirando agitadamente, también bastante pálida. Ya está. No puede ser que la gran Rosalia Vivaldi tenga un final tan estúpido, en manos de un payaso. Encima por engrupida.

Una última mirada a la escena, ya con la vista borrosa, veo al liche cuidando el sarcófago con todo lo que tiene y chillando qué sé yo qué disparates... Lloyd derribado, Seth gritándome algo... y... y la espada himnos sacra flotando allí cerca. ¿No se ha dado cuenta? ¿Está tan ensimismado en su filacteria que no se ha dado cuenta?

Con todas las fuerzas que me quedan, levanto el brazo tembloroso para mover con cuidado a himnos sacra hasta donde está el sarcófago. Cuando la ve ya es tarde, en ese momento ya está sobre la filacteria y cierro el puño.

—Arrivederci.

La espada estalla en una potente onda de choque que resuena en toda la sala y posiblemente hasta más lejos, haciendo temblar todo el suelo, paredes y techo. El eco del órgano y las campanas tubulares reverbera durante todo lo que dura la explosión, mientras caen multiudes de plumas y fragmentos de luz blanca y suave.

Seth mantiene entretenido al liche, peleando con todo lo que tiene mientras éste trata de defender el sarcófago y la filacteria. Tan entretenido lo tiene el reptiliano que puedes hacer tu jugada con la espada himnos.

¡Bum! El sarcófago y todo lo que contenía salta por los aires. El liche, horrorizado, se gira para co0mprobar que lo destruiste todo.

 —No... ¡NOOOOO! ¡40 años de trabajo para nada!— se lamenta mientras su cuerpo empieza a desmoronarse —Lo siento cariño, te he fallado. No he podido traerte de nuevo a la vida. Ojalá hubiéramos podido pasar más tiempo jun...

Y el liche se desintegra por completo, ante vuestras miradas y la de Lloyd, quien se acerca tambaleante.

 —¿Ya ha acabado?

Seth se acerca a los restos del liche y junta las manos para orar por él.

 —Descansa en paz— tras un respetuoso silencio te mira de reojo y, sin decir nada, se dirige hacia la salida de la estancia.