Partida Rol por web

Tu me has invocado la guerra ha comenzado no hay tiempo de muchas explicaciones... yo soy tu servant y tu eres mi master en esta guerra.

Sin mucha delicadeza lo cojo del brazo para descubrir sus reijus.

¿guerra? ¿servant y master? - ¿de qué hablas? - pregunto extrañado porque algunos términos recuerdo haberselos escuchado a alguien o haberlos leído en alguna parte.

Hago ademán de alejarme cuando se acerca pero viendo lo peligroso que parece le dejo hacer - esas marcas... - digo al tiempo que me quedo fijamente mirándolas, como absorto.

¿No sabes nada? mi tono es rudo Tu eres mi master, el hechicero que me ha convocado para participar en la guerra por el Grial y esas marcas en tus brazos lo demuestran. Si quiere averiguar para que sirven los reijus que lo haga por su cuenta no pienso decirle que puede darme ordenes irrevocables. En toda guerra del Grial hay siete masters con esas marcas y siete servants encarnaciones de heroes, solo el vencedor puede acceder al Grial para hacer realidad uno de sus deseos. Pero todo esto ya lo deberías saber si me has invocado...

¿por qué debería yo saber algo como eso? - pregunto a la bestia cornuda. Una vez me deja en el suelo miro de nuevo las marcas que están brillando. Esto no tiene sentido... - Yo no recuerdo tener conocimientos ni haber hecho nada para convocarte... y por otro lado ¿qué eres?

Deambulo desorientado mientras pienso en todo lo que ha dicho el toro con forma humanoide - ¿qué está pasando? - me repito una y otra vez mientras le miro.

Entonces encuentro una tarjeta la miro por detrás y por delante:

Debemos combatir con los demas servants y master, digo casi con desesperación solo debe quedar uno de nosotros. Coje la tarjeta donde hay una dirección debe ser el supervisor de la guerra tendras que hablar con el cuanto antes para solucionar tu ignorancia... no podemos permitirnos esa ignorancia durante la guerra.

Recupero la tarjeta de sus manos. Parece que voy perdiendo el miedo -aunque aun es imponente- y ganando confianza. - No sé exactamente qué es lo que quieres decir... pero si hay alguién que me lo puede explicar, lo mejor es que vaya a verlo. - comento poco convencido.

Aun le echo rapidas miradas al monstruo, pues me parece que aun estoy soñando a pesar de que ya me he hartado a pellizcarme, lavarme la cara con agua del pozo (que hay en la plaza) y aunque sé que está presente, porque noto su aliento y hasta me ha cogido del brazo, me sigue pareciendo irreal.

Por cierto... he de llamarte "cornudo" - ahogo una risilla - ¿o tienes algun nombre? - me dirijo al edificio de los dormitorios y donde hago vida normal.

¿Es tarde... debería buscarte un sitio donde dormir o puedes irte al plano de realidad de donde has venido? - me giro ahora que caigo en lo grande que es.

Resoplo cuando sugiere lo de cornudo y me contengo de hacer algo peor. Es mi master, es mi master, es mi master... me repito una y otra vez.

Soy el minotauro de Creta, servant de la clase berserker.  Digo con cierta solemnidad ya que muchos se aterrorizaban al oir mi nombre en mi epoca.  Me levanto Por supuesto master, llamame si me necesitas. Digo justo antes de desaparecer.

Una cosa tengo que concederle a este inutil me siento pletorico de fuerzas y eso me indica que tiene potencial, quizá no sea tan mal hechicero como me pareció a primera vista despues de todo.

Me sorprende cuando se desvanece... miro a todos lados y no lo veo... - lo que me faltaba... - me encamino hasta la casa y me vuelvo antes de entrar, echando un ultimo vistazo al templo y al lugar donde estaba el minotauro.

Supongo que tendré que llamarlo Berserker... - comento más para mí que para nadie más. Meneo los hombros y suspiro profundamente.

Entro en casa aun ordenando mis pensamientos, me descalzo y reviso que esté todo bien antes de meterme en la cama... mañana hay clase y luego por la tarde me acercaré a la iglesia.

Avanzo un par de pasos detras de él no pienso dejar solo al que tiene que ser mi pasaporte para ganar esta batalla.

Berserker esta bien. Es lo normal llamar al servant por su clase para ocultar su identidad aunque en mi caso es absurdo eso ya que con solo verme todos sabran quien soy.

Cuando acaba de revisar todo yo sigo vigilante observando el exterior, la actividad de la ciudad contrasta con la quietud de mi laberinto siempre en una calma muy raramente perturbada, me fascina y estoy deseando ver más de cerca todo.

Me presento nuevamente en el templo, he tardado algo más de lo esperado -ese tipo podía haberme dado alguna respuesta sin rodeos ni ambigüedades... ¿tanto le costaba? - De camino a casa he pasado por el mercado y he hecho algunas compras. El fin de semana mi madre suele ir al pueblo, y esta vez el abuelo se ha ido con ella dejándome a cargo del Templo.

Cómo no... parece que con la edad se hacen más irresponsables - suspiro por el comportamiento que tienen conmigo. Aunque en este caso lo agradezco, quién sabe qué podría pasar si alguno de los otros masters me atacara estando ellos alrededor.

Aun es pronto para comer, voy a cambiarme... - le digo al servant - Puedes esperarme en el dojo. - le señalo donde está, en la parte de detrás del templo, alejado de las zonas de ceremonia en un area prohibida al resto del público.

Una vez me cambio, poniendome un kimono, me dirijo al Dojo. La Hakama (pantalón) y el Kendogi o keikogi (chaqueta) y el Bogu (armadura) se encuentran en el dojo, pero como ahora no voy a hacer práctica decido no vestirlos.

Allí me quedo de rodillas en el centro de la sala, una estancia grande decorado con pergaminos escritos con kanjis muy antiguos, y el suelo de madera bien pulida y encerada.

Berserker muestrate, me gustaría hablar contigo acerca de toda esta... guerra. - digo en un tono serio, que no pega con la edad del chico.

En ese momento me encuentro ingrsando al dojo (quitandome el calzado) y veo a Shimei alli en seiza en el suelo.

 No levantes tanto la voz Hiraku! que aturdes a este pobre viejo  Le digo con mi voz ronca ya. Mientras me acerco lentamente para sentarme en seiza frente a el con algo de dificultad, pues la voz no es lo unico que azotaron los años en mi.

Mirandolo con una cierta sonrisilla "picara" tan conocida para el

Estaba concentrado, esperando a que Berserker apareciera así que tardé un poco en darme cuenta de que mi abuelo había entrado en el dojo.

Oh... abuelo, ¿qué haces aquí? - disimulé mi nerviosismo con una sonrisa y me levanté. Pensaba que ibas a estar fuera todo el fin de semana, con mamá. - le dije acercandome.

Mirando a mi ñieto como se acercaba y percatandome facilmente de sus nervios (ya a esta edad no es dificil aquello) Tu madre dices?...tu madre estara lejos por bastante mas timepo... Luego solo me quedo alli, en seiza observandolo con mi sonrisa impresa en mi rostro...es como si estuviese esperando que me contase o dijiese algo...

Entonces... - me siento frente a él - ¿donde has dejado a mamá? - y le pregunto otra cosa - ¿Y qué te parece ta gracioso? esa mirada tuya es como la de... - se queda pensando.

¿qué es lo que quieres?