Partida Rol por web

Me impresiono la forma en la que apareció de la nada, empecé a recoger el brazo mientras le respondía a las preguntas que me hizo. 

-Pues lo de ayer creo que pasó que agoté mi reserva de magia, no debo de tener una muy grande. Y lo de los otros Servants... no tengo ni idea, llegué ayer a la tarde y no he tenido mucho tiempo de investigar. ¿Sabes como podemos encontrarlos? - hice una pequeña pausa pues no sabía si preguntarlo o no, aunque finalmente me decidí a hacerlo - Por cierto, se muy pocas cosas de la historia... ¿quien eres? No me refiero a tu nombre, si no a que hiciste y cuales son tus poderes. - Seguramente no le gustaría mucho esas preguntas, pero necesitaba saberlo para saber como podía pelear y que es lo que podía hacer.

Josh bosteza cuando Lancer le despierta.

-Buenos días, Lancer -saluda- No es como una cama de verdad, pero supongo que no está tan mal -dice incorporándose y guardando los futones- ¿Quieres algo para desayunar? -pregunta- Puedo preparar unas tostadas, bacon y huevos. Aunque si prefieres otra cosa puedo ir a comprar. Siempre y cuando se pueda conseguir en esta ciudad, claro -bromea.

Lancer se apoya en el respaldo y cruza las piernas, mientras acaricia la lanza, que a aparecido de la nada en su regazo. 

-Servirá. Gracias. Master... ¿has pensado en algún tipo de plan? ¿tienes alguna estrategia concreta para la guerra que yo deba saber?

Por cierto, supongo que tú también lo notas, pero la magia de la ciudad está revuelta como un mar de tormenta. Es probable que ya no queden Servants por invocar. Te recomiendo fortalecer las barreras de este lugar. 

Beowulf ríe estruendosamente y sus ojos se iluminan con recuerdos de pasados gloriosos.

-¿En serio soy tan poco conocido en esta época? Bueno, claro, supongo que estamos en un país bárbaro y dejado de la mano de los dioses, así que es normal. A mi país también lo llamaron bárbaro, ¿sabes? es más, por todos los dioses, a mí mismo me llamaron bárbaro. Y lo soy, no uno cualquiera, soy un bárbaro, un berserker al servicio de la batalla. 

¿Lo que hice? ¡Ja! ésa es una buena historia, ya lo creo, aunque los escaldos la contarían mejor que yo. Soy el berserker original, y por ello esta clase es la única adecuada para mí. Yo fui-dice hinchando el pecho orgulloso-el más grande de los guerreros gautas, y el Rey Hrotghar me pidió ayuda para luchar contra un monstruo, un cabrón enorme que atacaba siempre su salón de banquetes. Allí fue mi compaña, conmigo al frente, y le di una buena. El brazo que tienes ahí pertenecía a ese hijo de puta, pero se lo arranqué y lo clavé en la pared del salón del rey. 

Aaah, aquéllos sí que fueron buenos tiempos, bebida, banquetes, mujeres y combate por doquier. Luego tuve que matar a la madre de aquél puto engendro, que era aún peor que su hijo, y lo hice con estas armas -en sus manos aparecen dos armas, la una una espada roja y afilada, la otra de una forma extraña, como una lanza rematada en una gran maza repleta de filos acerados- Pero prefiero luchar sin ellas. Con las manos, en cuerpo a cuerpo, ahí es donde se mide la valía de un hombre, ¿a que sí? 

Muchos años después al reino lo atacó un dragón, enorme y poderoso, escupía llamas por doquier. Pero le dio igual, porque al lado de la madre de Gréndel no era nada ese bicho, ya lo creo que no. Vaya elemento, la madre de Gréndel, ¡Ja, ja, ja ja! Retorcí el pescuezo de aquella lagartija y nos metimos una hostia contra el suelo que casi dejo allí todos los dientes. 

En los ojos de Beowulf se ve la alegría más pura y la añoranza de aquellos tiempos, mientras sonríe abiertamente. 

-En fin, supongo que eso es lo más importante. Si quieres saber más, pídele a un esclado que te cante mis hazañas, si es que hay alguno en esta tierra extraña. Mis capacidades ya las ves, aquí las llevo- dice golpeándose el pecho- Nunca las oculto, porque son el mayor de mis orgullos, mi seña de identidad. 

La expresión de Jeanne se vuelve un poco seria, y deja de comer por un momento. 

-Master. Esta noche he tenido un sueño. Ya que los Servants no soñamos, ha tenido que ser una visión. Una advertencia de Nuestro Señor. 

He soñado que me ahogaba en un mar de sangre. Estaba en una habitación con un amplio ventanal, y de pronto sentía el frío de la muerte, que venía a por mí, pero antes de poder hacer nada me ahogaba y la sangre cubría toda la habitación. Luego me giraba, y de pronto era una muchacha con un camisón rosa, desgarrado y roto, con el vientre abierto de par en par. Me desperté en mitad de la noche sudando y a punto de gritar. 

No sé exactamente qué puede significar, pero nada bueno. En esta guerra hay gente muy peligrosa y, me da la sensación, gente desquiciada. 

Yo... conocí a alguien así. En la guerra que mi país libró durante tantos años. Era un obseso, un loco de las batallas, de la sangre y de la muerte. A él no le importaba la victoria ni la derrota, ni la libertad de nuestro pueblo. Sólo la sangre. No sé qué sería de él al final, pero puedo estar segura de que no fue bueno. 

Las palabras de Jeanne comenzaron a dibujar preocupación en el rostro de Jard.

Una advertencia. Que buena manera de comenzar el día. Pensó el joven mientras escuchaba con atención la visión que su Servant había tenido durante la noche.

No era ningún experto para comprender esa clase de cosas pero tras escuchar todas las palabras, estaba prácticamente seguro que se trataba de un asesino, alguien que disfrutaba derramar sangre por puro placer. O al menos eso imaginaba.

¿Habrá sido una advertencia respecto a un Master en particular? No podía asegurarlo pero sabía que si su Señor se había molestado en otorgarle esa visión, sin duda, era algo que no podían ignorar.

Probablemente se trate de un psicópata, y, esa habitación con un amplio ventanal debería de ser una pieza clave para posiblemente descubrir donde se encuentra. La cuestión es saber si es un simple loco o alguien que ha sido elegido como Master por el Grial.

El deseo de Jard implicaba que para eliminar la maldad del mundo y traer consigo la igualdad, tendría que hacer algo respecto a la humanidad en sí. Sin embargo, la simple idea de disfrutar con la muerte de las personas, derramar su sangre o disfrutar de su dolor, era algo que realmente no le interesaba y no podía aceptar que alguien así actuara de esa manera, mucho menos si se trataba de un Master con un Servant.

No te preocupes, Jeanne. Si el Señor así lo desea, nos encargaremos de hacer pagar tal derramamiento de sangre a semejante criatura del mal. Expresó el joven a la vez que cubría con ambas manos la mano derecha de la mujer para intentar traer consuelo y dibujar una sonrisa en aquel bello rostro tras aquella horrible visión que había tenido que experimentar.

Luego de intentar calmar el corazón de su Servant, encendió el televisor, por si había algo en las noticias locales relacionado con aquel sueño.

No hay palabras que pueda describir la magnificencia de aquel rito blasfemo, me siento contento satisfecho y encantado por los resultados.

Miro a la joven con una sonrisa oscura, es bella y encantadora, más aun cuando puedo sentir su oscura esencia, es corrupta, es maliciosa, es un poema creado por los mismos juglares del inframundo… simplemente fascinante…

-.Es un honor poder servir al lado de la legendaria dama sangrienta-. Manifiesto con una sonrisa cálida al mismo tiempo que hago una pequeña reverencia-. Mi nombre es Taikutsuna Doku y vengo de una antigua y legendaria familia de homicidas, espero con ansias el inicio de nuestro holocausto sangriento Lady Bathory-.digo mientras tomo, suavemente, su mano -.Que la luz del fuego sea testigo de nuestro renacimiento, la sangre sea la llave hacia la vida eterna-. Sentencio para luego besar el dorsal de su mano para concretar nuestro pacto…

Me quedé sorprendido ante la actitud del Servant, pensaba que iban a ser más serios y fríos con todo el tema de la guerra, pero este parecía bastante hablador, aunque podía notar una increíble energía que provenía de el.

- Vaya, parece ser que has pasado por mucho, seguramente alguien que haya tenido una educación decente habrá escuchado hablar de ti. ¿Tengo una pregunta, he leído que los Servant de tipo Berserk no podían hablar debido a su locura, como es que tu si puedes? - Según iba diciendo esto empecé a caminar en dirección hacia el pueblo, ni siquiera me despedí de los monjes, ya que en ese momento estaba más ocupado conociendo a mi Servant, y puede que fuesen a morir en esa misma guerra, así que solo eran personajes secundarios.

- Tengo otra pregunta, ¿como se supone que vamos a encontrar a los otros Master? - dije mientras me quedaba quieto en la escalera mirando la ciudad, pensando en cual sería el siguiente sitio al que podría ir.

Mientras Josh preparaba el desayuno contestó a Lancer.

-Si, la guerra podría comenzar hoy mismo. Tras el desayuno mejoraré las defensas, especialmente para detectar intrusos. En cuanto a la estrategia...-pensó unos instantes- le di vueltas desde que me hablaste de tus poderes. Lo mejor sería conocer a nuestro enemigo antes de luchar, usando la prometida del héroe. Si podemos observar a otros dos servant pelearse, mejor. Si tenemos que hacerlo nosotros, habrá que improvisar algo durante la pelea. Deberás hacerme saber el nombre del servant enemigo cuando le reconozcas -depositó dos platos vacíos en la mesa frente a los asientos de hielo y otros platos con comida en medio- Si vemos que no podemos vencer, utilizaremos tu altísima velocidad para huir e idear un plan -puso unas mantas sobre su asiento antes de sentarse- Si, a mi tampoco me hace gracia huir, pero prefiero vivir para luchar otro día. Tras el desayuno iremos a dar una vuelta para conocer la ciudad. Trataremos de ir por lugares poblados para evitar ser atacados por sorpresa, pero habrá que mantenerse alerta de todas formas.

Lancer escucha a Josh son atención y serenidad. 

-Muy bien. Estoy de acuerdo con el plan, también yo ardo en deseos de conocer qué héroes han sido invocados a esta guerra. No creo que durante el día nos ataque nadie a no ser que vayamos a zonas despobladas. Esta guerra se librará principalmente a la luz de las estrellas, cuando se retiran los ojos indiscretos. 

Lancer comienza a comer delicadamente, poco a poco. Al terminar, y probar el té, dice:

-No he olvidado tu oferta del vino. Espero que encontremos algo adecuado. ¿No hay hidromiel en este país bárbaro?

6:30. Nublado y frío. 

La atronadora voz de Beowulf rueda escaleras abajo. 

-Vaya, cuánto preguntas. Efectivamente, los Berserker suelen perder la razón. Pero yo no soy un Berserker cualquiera, ¿recuerdas? Yo soy el Berserker. ¿Sabes de dónde proviene el nombre de esta clase? De los guerreros de mi patria y los países circundantes, que entraban en trance en combate, como lo hago yo. Eso es lo que yo era, fui un berserker antes de ser invocado como Berserker, ¿lo entiendes?

Esta no es una clase para débiles, ni de mente ni de cuerpo. Si fuerzas a un debilucho a entrar en ella, su mente no lo soportará. ¡Ja! Necios, no saben abrazar la verdadera felicidad del combate... Yo puedo controlar esa ira, esa locura de la batalla, manejarla a mi antojo. 

Sobre tu segunda pregunta... Yo puedo sentir a los Servant cuando estén cerca, pero si están lejos supongo que habrá que buscarles de la manera normal, es decir, poniendo un pie delante del otro, ¿no?

Beowulf da a Fukuro lo que pretende ser un amigable empujoncito, pero que, con su fuerza sobrehumana, nota como si un ariete hubiera chocado con su espalda y casi cae hacia delante. 

Elizabeth permite el beso de Doku extendiendo el brazo lánguidamente, como una antigua noble en un baile de la realeza. Sonríe ante las palabras del asesino, y, con sus garras rosadas aún ejerciendo una suave presión sobre la mano de Doku, dice:

-Muy bien, Takitsuna Doku. Te acepto como mi master. Ahora, condúceme hasta mis aposentos. 

Después... tal vez tome un baño -dice con un brillo carmesí en la mirada.

De la expresión de Jeanne desaparece la preocupación, y es sustituida por una calma absoluta y una sonrisa que traería la paz al corazón más atribulado. Mueve la mano, tomando suavemente la de Jard, y éste observa cómo ha pasado de ser él el que consuela a ser el consolado, pues su tacto le reconforta. 

-Tranquilo, Master. No creo que el Señor me haya mandado la visión para que ataquemos ni para que encontremos el lugar, sino más bien para que nos alejemos de él. Ahí ya no quedaba más que muerte, pero nosotros estamos seguros. 

Jeanne terminó de desayunar en silencio, mientras la televisión recitaba las noticias, nada que se saliera de lo normal.  

En un rato, por fin las tres terminaron de prepararse y desayunar. Nobuko y Sanae cogieron las maletas, y se dirigieron hacia la puerta. 

-¿Nos acompañas?-preguntó su hermana, sonriente. 

En el tejado, la presencia de Atalanta se movió, hasta saltar frente a la puerta y quedarse ahí, a la espera de que salieran de la casa. 

Mayuri asiente, sonriendo a su hermana, mientras le posa una mano sobre su pequeño hombro. 

-¡Claro! Iré con vosotras. -traga saliva. Debajo de su sonrisa, la preocupación la reconcome. Sabe, de sobra, que salir a la calle ahora mismo podría ser un error fatal. Pero no puedo quedarme encerrada en esa casa para siempre. Tengo que confiar en mi habilidad. Tengo que confiar en Atalanta. En nosotras. 

"Archer, hay algo que me huele muy mal. No se si será intuición de mujer o de maga, pero tengo miedo. Estate atenta. Y avísame ante el más mínimo movimiento de magia. Ya dijiste que creías que había másters ya muertos, por lo que me da que alguien está impaciente por ganar esta guerra. No seremos sus siguientes víctimas" -declaró. Dentro de ella comenzaba a crecer una determinación que no existía antes. La adrenalina corría por sus venas. Solo podía ganar. Perder no era una opción. "Que comience la caza".

Al observar la sonrisa de Jeanne y como ella tomaba su mano, Jard notó como ahora la paz llegaba su corazón y se perdía admirando aquel bello rostro que parecía eliminar toda preocupación en él. Su rostro se sonrojó debido a tal increíble belleza.

Su Servant le despertó de su encantamiento al hablarle y las últimas palabras le dieron cierta seguridad. Al parecer no había necesidad de buscar a quien fuera responsable de tal derramamiento de sangre, sino más bien, se trataba simplemente de una advertencia para que actuaran con precaución.

Entiendo, en ese caso, evitaremos entrar en contacto con semejante ser. Dijo mientras admiraba una vez más el rostro de la mujer. Si bien, había intentado consolarla, al final él había terminado siendo consolado también, algo que no le desagradaba para nada ya que su sonrisa era como una recompensa para el joven magi.

Mientras Jeanne terminaba con su desayuno, Jard concentró su atención en las noticias pero al parecer no había nada que hablara sobre la visión de su Servant.

Tras terminar su desayuno, miró a su golem y le dedicó una sonrisa.

El desayuno ha estado delicioso Adif, gracias como siempre. Veía mal no agradecer el esfuerzo del golem por lo cual siempre intentaba demostrar su aprecio, después de todo, los golems eran su familia.

Luego de agradecer a Adif, dirigió su mirada a Jeanne.

Muy bien, Jeanne, ¿hay algo que desees hacer? Entiendo que estemos en una guerra, pero teniendo en cuenta tu origen, puede que quieras conocer un poco la ciudad o ir a alguna parte en especial mientras esperamos a que abran las tiendas.  ¿Qué opinas? Tal vez su Servant quisiera recorrer un poco la ciudad. Era temprano así que no debería de haber mucho problema y así también podrían reconocer un poco el campo de batalla.

-.Claro, adelante mi Lady-. Dije tranquilamente aun sosteniendo su mano-. Pero le tengo que advertir que estas dependencias son de un nivel muy tosco y poco sofisticado-. Comencé a guiarla hacia la salida del sótano-. Además, debo informar, que la guerra ha empezado y nuestros adversarios tienen un día de ventaja aproximadamente, por eso sugiero que nos comencemos a movernos también-. Manifesté sonriendo cálidamente-. Por lo anterior, mi Lady, tenemos dos opciones: mantener este lugar como centro de operaciones y usar títeres mágicos para que nos informen y guiar directamente los sacrificios hacia este lugar, estrategia que no recomendaría, o ingresar a la ciudad, sigilosamente, con el objetivo de  buscar un lugar digno de vuestra presencia y tratar con los sacrificios de forma directa para luego hacerlos pasar por simples accidentes… un orfanato puede ser la mejor opción… si logramos lo último,  aumentariamos nuestro poder de combate, eliminando asi, la desventaja inicial expuesta anteriormente-. Dirijo mi fría mirada hacia los bellos ojos  rojos del servant-. Así que después de su baño comencemos con esta operación o al menos que quiera que su cuerpo sea bañado con sangre fresca, podemos comenzar inmediatamente mi lady-. Sentencie manteniendo una amistosa sonrisa.

Miré con asombro a Berserk, en toda mi vida había visto una cantidad de personas incontable, y de una forma u otra todas estaban podridas, aunque este Servant era distinto, superior a cualquier humano que hubiese visto nunca. Me quedé algo embobado por sus ideales ya que parecía capaz de aplastar a los demás fácilmente con su fuerza, aunque el golpe que me dio en la espalda hizo que me despertase, dejándome también sin aire por la fuerza que tenía.

- Pues habrá que empezar - dije poniéndome otra vez en marcha - Primero necesito desayunar algo, vayamos al centro a ver donde puedo comer. - Mi intención era pasarme por el centro del pueblo, comer algo y ver si Berserk podría detectar algo - ¿Por cierto, tu comes?

-Dudo que haya hidromiel aquí, pero si habrá vino, espero. La bebida alcohólica por excelencia es el sake, pero no se si te interesa -dicho esto, recogió las cosas- Vámonos entonces. Revisaré las protecciones mágicas antes de marcharnos. No me gustaría que alguien nos esperase al volver sin que nosotros lo sepamos. Hoy daremos una vuelta por la parte oeste de la ciudad, en la que nos encontramos.