Partida Rol por web

6:00. La ciudad de Fuyuki comienza a despertar. El día se levanta un poco nublado y frío, pero el sol asoma a veces tras las nubes. 

Jard abre los ojos lentamente, y se queda mirando el techo, un poco amodorrado. Un vistazo al reloj le basta para ver que ha dormido diez horas del tirón. Todo su cuerpo se siente descansado, y su maná ha vuelto por completo, aunque una pequeña parte sigue goteando lentamente en dirección a su Servant. Sin embargo, el gasto es mínimo. 

Nota rugir sus tripas, ya que lleva diez horas sin comer nada, y, al mirar a su lado para ir a levantarse, se le corta la respiración por un instante. 

A su lado, Jeanne duerme, tan plácidamente como una virgen de mármol. Lleva puesto un pijama que Jard no reconoce, blanco y azul con dibujos de nubes y ositos sonrientes. La infantil prenda, unida a su expresión de paz absoluta, su respiración tranquila y acompasada, y su largo cabello esparcido por las sábanas, le han quitado toda la solemnidad, y ahora parece tan sólo una chica de su edad, durmiendo tranquilamente. Las sábanas suben y bajan al ritmo de su respiración, y parece que los sonidos que llegan desde la cocina -sin duda, Adif, preparando el desayuno- no la molestan lo más mínimo. 

La voz de Atalanta en su cabeza la despertó del sueño.

-Master. 

Se removió en el futón, amodorrada.

-Master. Ya es hora. Hace bastante que ha amanecido, debería ser ya más o menos seguro. Os escoltaré hasta que tu familia salga de la ciudad, pero cada minuto lo hace más peligroso. 

A su lado, su hermana duerme plácidamente. 

Josh abre los ojos, y los clava en el imponente trono de hielo frente a él. Le cuesta un momento recordar qué hace eso ahí, hasta que su abotargada mente comienza a funcionar. 

Oye la voz de su Servant en la cabeza, fría y cortés como de costumbre.

-Oh, ya estás despierto, Master. Bien. No ha habido novedades durante la noche. Espero que hayas descansado, aunque haya sido en el suelo. 

Dicho eso, nota cómo su presencia baja del tejado a la habitación, y toma forma corpórea sobre el gran asiento de hielo.

-Buenos días. 

Cuando Fukuro abre los ojos, lo primero que ve es al monje que le había hablado ayer sobre el brazo de Gréndel inclinado sobre él. 

-Vaya, por fin despiertas. Parece que estabas más cansado de lo que parecía. ¿Te quedaste hasta muy tarde investigando sobre ese objeto? ¿por cierto, dónde está?

Fukuro mira a su alrededor. Están en el recibidor del templo, y hay varios monjes entrando y saliendo de él. Nota a su lado la poderosa presencia de su Servant, que ha tomado forma espiritual. 

Cuando Audrina abre los ojos, sólo le recibe la oscuridad. El túnel está igual que siempre, y la sangre se seca y se cuartea sobre sus ropas y su piel. A su lado nota la presencia de su Servant, que ha tomado forma espiritual. 

Arañita se ha dedicado a hacer una intrincada tela en un rincón, llena de patrones simétricos y circulares. 

Parece que dos presas ya han caído en ella, y las está envolviendo con parsimonia en su tela para colgarlas. 

Jard había despertado, completamente recuperado de aquel agotamiento tras gastar tanto maná. Mirando al techo, comenzó a pensar en lo que habría de ser a lo largo del día. Sin embargo, todo ese pensar se fue a un rincón de su mente tras observar la escena que se presentaba ante él.

Sorprendido, o más bien encantado, observó a su Servant, Jeanne, que se encontraba descansando a su lado, con una expresión de paz absoluta, dando a demostrar la apariencia de una joven durmiendo tranquilamente sin preocupación. Para el joven magi, aquella vista era algo bello de observar y sin duda no podía evitar sentir que la paz que aquella bella mujer demostraba parecía contagiarse en él, al punto de casi olvidar lo que debía de hacer a partir de ahora.

Sonrió con cierta armonía al notar la infantil prenda que vestía su Servant, llegando a pensar que tal vestimenta era apropiada para alguien que irradiaba tanta pureza y belleza. No pudiendo resistirse, se acercó a ella y con su mano derecha acarició con extrema delicadeza la mejilla de Jeanne, atraído a ella como un insecto se ve atraído a una trampa de luz.

Habiendo tenido contacto con su suave piel, satisfecho y no deseando molestarla demasiado, ni despertarla por el momento, se enderezó, estirando su cuerpo y se preparó para ir a la cocina desde donde se podía escuchar a su golem Adif realizando sus quehaceres.

Al salir de la habitación, dando un último vistazo a aquella belleza que dormía en su cama, se dirigió a la cocina donde pudo observar a su golem.

Buenos días Adif. Expresó con alegría. Al parecer la escena de antes le había permitido levantarse con buenos ánimos. Por otro lado, Jard solía tratar a sus golems como si fueran su propia familia, ya que durante sus años había tenido más contacto con ellos que con sus padres u otras personas.

¿Está el desayuno preparado? Llevaré el de mi Servant a la habitación en una bandeja para que pueda disfrutarlo apenas despierte. Si puedes lleva el mío.

Sentía una obligación en él, complacer de cualquier manera posible a la bella mujer llamada Jeanne. Por lo cual, imaginaba que llevarle el desayuno a la cama sería una buena manera de complacerla. Al fin y al cabo, además de su encantadora belleza, ella sería quien le ayudaría a alcanzar la victoria, era lo menos que se merecía, o al menos así lo veía él.

En cuanto Jard se vuelve, ve en la puerta de la cocina a Jeanne, que aparece sin hacer ruido con sus pies descalzos y su pelo un poco alborotado, pero igual de sobrenaturalmente liso y suave que siempre. Se frota los ojos, soñolienta, mientras mira a Jard.

-¿Master? creo que algo me ha tocado la mejilla. Deberías cerrar las ventanas durante la noche para evitar que entren mosquitos. 

Es una molestia, pero mientras estoy en este cuerpo tengo todas las necesidades de un humano normal. ¿Hay algún lugar donde pueda asearme?

Audrina enciende su pequeña linterna y se incorpora, mira sus manos, todavía manchadas de sangre, y sonríe; la chica saca la lengua y la pasa sobre el dorso de su mano sintiendo el sabor de la sangre seca en su boca, cierra los ojos y se lame como un animal herido.

Arañita sigue tejiendo su red y envolviendo a sus presas, con orgullo, Audrina sonríe y se acerca a ella contemplando su obra.

—Dulce arañita, oscura y fría, nadie te quiere, todos te pisan —comienza a tararear mientras pasa sus dedos por el enredado cabello —. Dulce arañita, diosa de la muerte, si te descuidas, tú también mueres. Dulce, dulce arañita…—La voz de Audrina es un susurro desgarrador, un grito agónico de locura que retumba en las paredes de los túneles. —Mi niña, ¿cómo te encuentras? —Pregunta a Jack sin dejar de atusarse el cabello.

La imagen es terriblemente hermosa, Audrina, como una niña abandonada, está sentada en suelo, el vestido roto y manchado de sangre, su rostro inocente y aterrador, la sonrisa desgarrada, los ojos vacíos brillando en la oscuridad y llena de los sentimientos más escalofriantes y tiernos a la vez. Toda ella es una constante contradicción, es la belleza de la muerte, la hermosura de la locura. Como un ángel al que le han arrebatado todo, habla enfocando la mirada  hacia el lugar en el que siente a Jack deseando poder abrazarla de nuevo después de probar el sabor de la sangre.

—¿Estás más calmada que anoche? Yo me siento mucho mejor, ya no me duele la cabeza y siento que mis piernas no me van a fallar —queriendo hacer una demostración de su estado de salud, Audrina se pone en pie y comienza a dar vueltas ella sola, como si bailase con alguien, mientras sigue tarareando—. Mi niña, ¿alguna vez has bailado? Ahora no podemos salir, la luz del sol nos haría daño, lo mejor será que nos quedemos en las tinieblas y que bailemos —El vestido de Audrina gira con ella y se enreda entre sus piernas, pero Audrina no se cae, sino que sigue girando cada vez más y más deprisa, desdibujando sus contornos y flotando sobre el suelo como un ser etéreo.

 Cuando se cansa, se deja caer al suelo con la respiración agitada y rebusca algo en su mochila, lo saca y se lo tiende a Jack. —Mi niña, esto es chocolate, y es lo mejor del mundo, ¿lo quieres probar? El chocolate es una de las mejores cosas que existen en este mundo, todos deberíamos poder comer chocolate de vez en cuando, seguro que después de comerlo eres un poco más feliz.

"Máster"

Da una vuelta en el futón. Ahora que se ha despertado, ve la luz brillando por debajo de la puerta corredera. ¿Quién me llama?

"Máster. Ya es hora."

Los recuerdos de lo sucedido la noche de ayer llegan a borbotones a su cabeza: la invocación, la aparición de Atalanta, la conversación con su tía y con Nobuko... Abre los ojos de golpe. Es cierto. Tenemos que irnos. Mayuri cogió las gafas, se las puso, y se levantó de un salto de la cama. 

-VAMOS, VAMOS, VAMOS. -gritó. Una sonrisa se dibujaba juguetona en sus labios. Voy a hacer que Nobuko se vaya alegre de aquí. -Venga, venga, venga, venga. ¡Mira qué tarde es! -corre las cortinas de la habitación para dejar que la luz del sol entre en la habitación. Mientras Nobuko se despereza en su futón, amodorrada y confusa por el jaleo repentino, Mayuri se lanza hacia ella y comienza a hacerle cosquillas. 

-¡El monstruo de las cosquillas ha llegado, y no parará hasta que te vayas a Tokyo! -dejó espacio para que su hermana se levantara. -Iré preparando el desayuno. Venid cuando esteis listas, saldremos cuanto antes.

Mayuri se dirigió a la cocina a hacer el desayuno, mientras oía como se despertaba y se preparaba su familia, con su hermana aún un poco confusa por la repentina energía que demostraba Mayuri.

No tardaron en ir a la cocina, ya vestidas y listas, y las tres se pusieron a desayunar entre risas y bromas. 

"Vaya, parece ser que no pude aguantar anoche, la convocación consumió todo mi mana, creo que tendré que andar con más cuidado si quiero salir de aquí con vida" Todo aquello era emocionante, era una guerra en una ciudad llena de ignorantes, podría morir en cualquier momento... esa emoción hacía que no pudiese dejar de sonreír. "ESTOY EN UN SITIO MARAVILLOSO".

De pronto me di cuenta de que había alguien a mi lado cuando me desperté, era el monje de la noche anterior "Tsh, parece ser que hoy tampoco me va a dejar en paz" - Si, la verdad es que es un objeto muy interes... - me llevé la mano a la cabeza como si tuviese dolor en ella - Anoche... que paso? Solo recuerdo que salí con el objeto para poder verlo mejor con la luz de la luna, pero luego noté un fuerte golpe en la cabeza, luego no me acuerdo de más, ¿como llegue aquí? - miré al monje como si buscase respuestas. Obviamente todo era mentira, pero era lo único que se me había ocurrido decir como escusa. 

Para la sorpresa del joven magi, su Servant ya se había despertado y se encontraba allí con un extraño encanto para los ojos de Jard al ver su cabello un poco alborotado y por otro parte descalza mientras se frotaba los ojos tras haber despertado recientemente.

Al principio no pudo evitar sentirse un poco desilusionado ya que hubiera deseado poder llevarle el desayuno a la cama. Sin embargo, recuperó su buen humor al verla en aquel estado.

Escuchó con atención las palabras de Jeanne y por un momento los nervios se apoderaron de él cuando ella mencionó que algo le había tocado mejilla. Su rostro se puso rojo como un tomate ante aquella mención.

Ah... ¿m-mosquitos eh? Comprendo. Ejem.  Intentó calmarse, mirando un momento hacia un costado para luego volver a concentrar su mirada en ella.

Claro, estaba seguro que necesitarías asearte. Se acercó a su Servant y le señaló donde podría encontrar el baño del departamento. El baño incluso poseía una ducha por si deseaba limpiar su cuerpo así que no debería de tener ningún problema.

Allí podrás asearte. Mientras tanto Adif preparara el desayuno. El magi necesitaba también asearse pero esperaría hasta que Jeanne pasara primero.

¿Tienes otras vestimentas para cambiarte? De lo contrario, podríamos salir a comprar más tarde ya que de todas formas necesito pasar por una tienda de mascotas para luego crear un Familiar. Necesitaré uno si deseo explorar sin ponernos demasiado en peligro. Aunque podría comprar por internet también. Me gustaría escuchar tu opinión al respecto.

Jeanne frunce un poco el ceño ante la extraña respuesta de Jard a lo del mosquito, pero parece no darle importancia y se dirige hacia el baño. Cuando el magi le pregunta sobre la ropa, se vuelve hacia él. 

-Lo de la ropa no es necesario. Ayer, poco después de que te fueras a la cama, me di cuenta de que iba a necesitar ropa y pedí a tu golem que saliera a por algo. Vino con esto-dice señalando su pijama-y otra muda de ropa, para salir a la calle. No las usaré todas, sinceramente algunas prendas me resultan algo incómodas, pero el resto están bien. 

Sin embargo, si invoco mi armadura teniendo ropa puesta, la ropa se hará pedazos, así que no estaría mal comprar algo de repuesto. 

Sobre el familiar, sin duda es necesario. Podemos ir a la tienda de animales si quieres, así no tendremos que abrirle la puerta a nadie en quien no confiemos. 

El monje frunce el ceño, preocupado. 

-Ummm... Fuyuki normalmente es tranquila, pero no sé por qué, a veces parece que se vuelve loca y sus calles comienzan a ser peligrosas por la noche. No sé quién ha podido ser. ¿Te han robado algo? 

Con voz autoritaria, ordena a unos cuantos monjes que vayan a registrar el exterior del templo. 

- Pues creo que no, solo estaba con... el objeto... no se donde está - dije intentando parece algo preocupado. - Voy a salir a buscarlo - dije mientras salía apresurado hacia la calle. Quería tener algo de tiempo libre para hablar con mi Sevant, pues no había hablado con el después de la invocación. "Me gustaría saber algo más de el, creo que dijo que se llamaba Beowulf, puedo sentirle cerca, pero no puedo verle. ¿Estará oculto?". Al salir a la calle me dirigí hacia la zona en la que había estado la noche anterior haciendo la invocación, cuando me pareció que no me iba a molestar nadie intenté llamar a mi Servant - ¿Beowulf, estás por aquí?

Asintió a las palabras de su Servant y el consejo de que era mejor ir a comprar personalmente el animal necesario.

Muy bien, en ese caso ve a asearte, mientras se prepara el desayuno. Si quieres algo en particular solo dilo. Luego de desayunar y una vez que hayan comenzado a abrir las tiendas, saldremos a comprar ropa y un animal al cual convertir en mi familiar.

Jard estaba de humor, al menos por el momento, y debía de comenzar los preparativos para la guerra. La barrera ya había sido previamente establecida antes de invocar su Servant pero había olvidado preparar un familiar para utilizar como explorador. La razón por la cual había olvidado ese elemento imprescindible para una guerra de esta clase, fue porque hasta ahora no había requerido de un familiar teniendo en cuenta que tenía a sus golems para ayudarle en todo lo que necesitaba. Sin embargo, la función de reconocimiento del "campo de batalla" era una tarea que no pensaba delegar a su golem a quien consideraba como un miembro de la familia.

En cuanto Fukuro despide al monje, que se va con los otros a registrar el templo, se encamina hacia el patio donde realizó la invocación. A pesar de que hace frío, no hace tanto como para mantener la fina capa de nieve que quedó en el patio, y se está empezando a fundir. El brazo de Gréndel está donde lo dejó, tirado en el suelo en un extremo del patio, mientras que la caja, con el cristal reventado, está en el centro de lo que fue el círculo de invocación, ahora borrado por el viento.

-¿Beowulf, estás por aquí?

En el momento en el que termina de decir esas palabras, el enorme Berserker se materializa junto a él.

-Aquí estoy, Master-dice con su potente voz-¿Qué te pasó ayer? ¿Dónde están los demás Servant? Ardo en deseos de enfrentarme a ellos. 

Jeanne desaparece en el baño y al poco se oye el agua correr. Tras unos cuantos minutos, Jeanne reaparece, con el pijama en la mano y las ropas que le compró Adif el día anterior puestas. 

Para cuando sale, Adif ya ha terminado el desayuno, y ambos se sientan después de que Jard se asee en el baño. 

Ambos se sientan a la mesa a desayunar, y Jeanne come con gusto. 

-¿Cuánto tendremos que esperar para que abran las tiendas, Master?

El joven observó encantado a la Jeanne que salía del baño, vestida con ropas limpias. De cualquier manera que la viera, su belleza no paraba de dejarlo hipnotizado. Al principio, la observó con la boca un poco abierta hasta que se percató de su situación, tomando nuevamente control de su cabeza y calmándose. Realmente le costaba imaginar que tendría que poner en peligro, de ahora en más, a una mujer tan bella como su Servant.

Tras asearse y vestirse con ropa limpia, se unió a Jeanne a desayunar en tranquilidad. Sin duda, aquella tranquilidad no duraría mucho cuando comenzaran los enfrentamientos con los otros Masters pero esperaba que esos momentos tranquilos con su Servant continuaran a pesar de los combates. Por el momento, debía disfrutarlos lo más que pudiera.

Mientras desayunaba, prestó atención a la pregunta de Jeanne.

Mm, por lo que aprendí en una guía de turismo, las tiendas suelen abrir a partir de las 10 de la mañana, excepto los combini, emm, tiendas de conveniencia, que permanecen abiertas las 24 horas. Eso es lo que tengo entendido pero no puedo asegurarlo. Respondió para luego continuar comiendo.

No debería haber problema si salimos antes a recorrer un poco la zona comercial, si así quieres. Si deseas algo siempre puedes decírmelo. Lo mismo si quieres saber algo, no dudes en preguntar.