Partida Rol por web

Nunca había estado Sirin tan contento de irse de un sitio como de allí. Por primera vez, Jard no tiene ni que contenerle, pues tanto él como el pájaro quieren lo mismo: salir de aquel lugar maldito. Sirin vuela a toda velocidad y se aleja del bosque, lo que surte el maravilloso efecto de disminuir la angustia y la desazón que sentían hasta desaparecer por completo. Finalmente, libre y contento, liberado del peso de aquella sustancia, vuelan libres por la ciudad hacia su casa. 

Sin embargo, a medio camino, cuando ya han cruzado el puente, Jard divisa a través de los ojos de Sirin dos caras conocidas: andando por Shinto, están los dos masters, el de la mujer del arco y la mujer de la lanza. No se ve a los servants, pero es casi seguro que estarán desmaterializados a su lado. No parecen estar haciendo nada concreto, solo andar.  

Tras decidirse, ambos servants cogen a sus masters y les dejan en una calle de Shinto. Inmediatamente toman forma espiritual para no llamar la atención de los transeúntes que pudiera haber, aunque realmente no hay nadie por las calles que se vea. La ciudad parece tranquila y silenciosa, aunque no oscura debido a las farolas y las muchas luces de los altos edificios de Shinto. 

Había obtenido algo de información de todo aquel asunto del residuo emocional. Por el momento, no parecía que fuera a ser un problema, excepto por el hecho de que se había extendido, adquiriendo mayor volumen, si bien no había dado forma a fenómenos mágicos que pudieran parecer peligrosos, al menos por el momento. No sabía muy bien si podrían darle alguna utilidad a aquello, aunque debería de ser posible, teniendo en cuenta que se trataba de un suceso mágico, si bien el único problema era que se trataba de algo de emociones negativas que podría no ser del agrado de su Servant. De cualquier forma, aquello sería algo de lo cual tendría que hablar con ella cuando regresara, antes de retirarse a descansar.

No obstante, mientras recorría la ciudad volando, de camino a su hogar y a tan sólo medio camino de regresar, pudo observar algo que llamó toda su atención. Dos rostros, más que conocidos para él. Normal, teniendo en cuenta que esos dos eran los que él había estado buscando, para encontrar alguna debilidad o la localización de sus hogares. De cualquier modo, parecía que la molesta alianza estaban recorriendo paseando sin ningún propósito en particular. Si bien parecía que estaban solos, era obvio que tendrían a sus Servants desmaterializados para no llamar la atención. Si bien, el joven magi conocía sus rostros por lo que aquello no serviría de mucho en su caso. Era una oportunidad ideal, siendo posible que alguno de los dos se descuidara y regresara a su hogar de manera normal. Sólo debía de espiarles lo suficiente y aguardar paciente.

Sin dudarlo demasiado, ordenó a su familiar que les siguiera, aunque manteniendo cierta distancia prudente, prefiriendo mantenerse en lo alto, observándoles. Incluso era posible que hubiese una razón por la cual estaban paseando por allí, por lo que sería mejor observarles con cuidado. Sea lo que fuese, aquello era una oportunidad de oro que no iba a desaprovechar. También era posible que nuevamente regresaran a sus refugios con la ayuda de sus Servants pero... no perdía nada con intentarlo otra vez. No serviría de nada si no encontraba dónde se escondían cuando descansaban. No podría luchar contra dos Servants a la vez, por más fuerte que fuera la clase Saber. Archer y Lancer tampoco era débiles, menos si combatían las dos a la vez, teniendo tanto ataque a distancia como cuerpo a cuerpo. Sí o sí, debía de buscar un momento en el que estuviesen separados e incluso cuando sus Servants se marcharan a explorar por su cuenta. Sería la oportunidad ideal para atacar, por lo que era una necesidad descubrir sus refugios.

-Bueno, de momento no noto nada raro. Demos una vuelta a ver si sentimos la presencia de algún servant -propone Josh, echando a andar a un ritmo normal por una de las calles elegidas al azar-. Tal vez tengamos suerte y algún máster viva por aquí.

Mayuri torció el gesto. No tenía ganas de deambular por la noche, soportando el frío y el aire cortante, en busca de una pista que podía o no aparecer. Además, la calle estaba bastante bien alumbrada, lo cual les daba una importante desventaja ante servants como el del bosque. 

Josh parecía menos afectado, y simplemente echó a andar por una de las calles, sin un rumbo determinado a juzgar por su expresión. Mayuri aceleró el paso para ponerse a su altura. -Ojalá tengas razón. -Musitó, metió las manos en los bolsillos y hundiendo la barbilla en la bufanda de lana. El momento era algo incómodo y un poco tenso, por lo que trató de sacar conversación. -¿De dónde eres, Josh?

Por desgracia, ambos masters no parecen estarse dirigiendo a ningún sitio concreto, solo están dando vueltas por la ciudad. Jard puede ver que es lo mismo que hizo él alguna vez, simplemente dar vueltas con la esperanza de encontrar algo interesante o de dar con la guarida de un master. 

Ambos parecen estar conversando un poco tensos e incómodos, pero atentos a su alrededor. Las calles están vacías pero muy iluminadas. 

Por lo que había logrado ver, Jard comprendió con cierta rapidez, que los Masters enemigos tan sólo estaban recorriendo la ciudad para encontrar algo que resultara de interés para estos. Si bien poco le importaba el motivo, sería de utilidad seguirles hasta que estos se cansaran de explorar. Después de todo, era otra oportunidad que tendría para intentar descubrir algo de ellos, posiblemente el lugar donde alguno de los dos pudiera residir. Sólo necesitaba la localización del refugio de uno de los dos, sólo eso, y podría sacarse un gran peso de encima al eliminar a uno. Era posible que también fuera una pérdida de tiempo como la última vez, y que al final se iría con las manos vacías, sin nada de información de importancia.

Sin embargo, no perdía nada con intentarlo, excepto algo de tiempo. La posibilidad de descubrir el refugio de uno de los Masters, valía la espera, por más que tuviera que soportar las tonterías de esos dos. Sólo esperaba que alguno de los dos no utilizara a su Servant para regresar a su hogar. De cualquier modo, por el momento, se limitaría a continuar observando por encima con su familiar, lo suficiente como para esperar hasta que estos decidieran regresar a sus hogares y poder seguirles. Haría un nuevo intento, todo fuera para obtener la ventaja que necesitaba contra estos, incluso si era posible que sus planes no salieran como lo deseaba.

Ambos masters prosiguen con su charla intrascendente mientras avanzan por las calles de la vacía ciudad. No se ve a nadie, las calles se han vaciado ya, y el viento sopla frío y cortante por entre los edificios iluminados. 

No notan nada fuera de lo normal, pero según siguen andando, una sensación inquietante les llega levemente, como un ruido bajo. Es una especie de angustia, de desesperación, de tristeza. Una vaga sensación de melancolía que se abre paso hasta sus mentes sin llegar a llenarlas del todo. Además, la noche bulle extrañamente con magia, como si cada piedra y cada árbol fuese mágico. En Fuyuki, la Línea Ley hace que este fenómeno sea habitual, pero en este caso es más fuerte que de costumbre, como si algo se revolviera en las entrañas de la ciudad, una sensación ominosa como de algo enorme alzándose sobre ellos para aplastarles. 

Vuestros Servants no dan muestras de haberlo notado.

Mayuri no levantaba la vista del suelo mientras caminaba. La charla no era muy abundante, realmente no tenían mucho que decirse. Durante unos minutos, el paseo pareció insustancial, pues no había muestras ni rastro de magia, como sí habían encontrado en su anterior cacería; sin embargo, en un momento, una extraña y desagradable sensación se coló en su interior. Mayuri se llevó una mano al pecho y agarró con fuerza su abrigo, como tratando de identificar dónde se había asentado. Miró a Josh, y vio en él la misma expresión que, supuso, tenía ella en la cara: de sorpresa y desasosiego, por lo que supo que él también lo sentía. 

Gracias a aquello, la muchacha también notó que la atmósfera era diferente, como más opresiva y mágica que de costumbre. Lo que también era más que extraño era que ni Lancer ni Archer les hubieran dicho nada sobre ello. -Archer -llamó Mayuri, un deje de preocupación teñía su voz. -Algo no va bien. Me siento rara. No se si deberíamos seguir avanzando, puede que estemos entrando en terreno enemigo. 

Los dos servants se materializan al instante al lado de sus masters, alertados sin duda por sus expresiones de dolor y angustia. 

-¿Qué ocurre?-pregunta Lancer, con su descomunal arma ya en la mano. A su lado, Archer sostiene su arco negro y dorado con un flecha ya cargada. 

Tras escuchar a Mayuri, ambas fruncen el ceño. 

-Yo no he notado nada-dice Archer, mirando en todas direcciones-¿No estarás enferma?

Lancer tampoco parece haber notado nada. 

Josh se sentía mal. No le dolía nada, no era algo que pudiera entender, pero notaba un peso sobre él. Se sentía...¿deprimido? Bueno, no estaba siendo una noche muy provechosa, pero tampoco era algo muy grave. Suspiró y siguió andando, cada vez más pesadamente. Al escuchar a su compañera se paró.

-Veo que tú también. -escuchó como los servants no parecían sentir nada- Siento como si algo me oprimiera, es extraño. Me siento deprimido, triste, pesado. Tal vez a vosotras -se refirió a las servants- no os afecte porque sois, claramente, mucho más poderosas. Pero a nosotros si. No se si estamos entrando en territorio enemigo o no, pero creo que debemos seguir. En nuestro primer encuentro, apenas sentimos nada. En el segundo, nos ardió la garganta. Ahora esto. No quiero ni imaginarme lo que podría ocurrir en un cuarto o quinto encuentro. Voto por continuar. Nuestros servants pueden llevarnos para movernos mucho más deprisa.

Aunque los dos Servants no se encuentran a nadie por el camino, Jard pronto comienza a notar, a través de Sirin, la misma sensación de congoja y ansiedad que ya ha notado, aunque muy atenuada ahora que se ha alejado del foco. Por sus caras, los masters también lo han notado. 

 -Archer -Llama la chica, con preocupación en la voz-Algo no va bien. Me siento rara. No se si deberíamos seguir avanzando, puede que estemos entrando en terreno enemigo. 

Los dos servants se materializan al instante al lado de sus masters, alertados sin duda por sus expresiones de dolor y angustia. 

-¿Qué ocurre?-pregunta Lancer, con su descomunal arma ya en la mano. A su lado, Archer sostiene su arco negro y dorado con un flecha ya cargada. 

Tras escuchar a la chica, ambas fruncen el ceño. 

-Yo no he notado nada-dice Archer, mirando en todas direcciones-¿No estarás enferma?

Lancer tampoco parece haber notado nada. 

-Veo que tú también. -interviene el hombre- Siento como si algo me oprimiera, es extraño. Me siento deprimido, triste, pesado. Tal vez a vosotras -se refirió a las servants- no os afecte porque sois, claramente, mucho más poderosas. Pero a nosotros si. No se si estamos entrando en territorio enemigo o no, pero creo que debemos seguir. En nuestro primer encuentro, apenas sentimos nada. En el segundo, nos ardió la garganta. Ahora esto. No quiero ni imaginarme lo que podría ocurrir en un cuarto o quinto encuentro. Voto por continuar. Nuestros servants pueden llevarnos para movernos mucho más deprisa.

Archer, con la vista escrutando todos los tejados (y viendo a Sirin, pero pasando de él, porque, al fin y al cabo, es un pájaro) pregunta:

-¿Hacia dónde vamos, master?

Archer, con la vista escrutando todos los tejados, pero sin ver nada, o eso parece, pregunta:

-¿Hacia dónde vamos, master?

Al escuchar las palabras de la chica, el magi se mostró complacido al saber que ésta también parecía sentir aquella sensación que él ya había sentido un par de veces, producto de aquel lugar en el bosque. El único problema... era que irían a ese lugar, y puede que hicieran algo al respecto con los residuos de emociones negativas. No sabía si estos podrían usarlo a su favor para hacer más poderosos a sus Servants. Aquello no sería más que un problema para él si realmente sucedía algo así. Sin embargo, no había mucho que pudiera hacer más que continuar observándoles. Sería un suicida si optara por atacar a los dos, cuando estos tenían dos Servants que podrían, con facilidad, eliminar a su compañera al trabajar en equipo.

Por eso mismo, optó por continuar escuchando la conversación entre los dos, no sólo para saber lo que harían, sino también para ver si podía obtener algo de información de utilidad para él. De ello, pudo sacar un detalle importante, el cual se trataba de que los Servants parecían no poder sentir aquella sensación de tristeza, a pesar de que fueran más poderosos que ellos. La lógica demandaba que deberían de notarlo, ya que al ser más poderosos, deberían de poder percibir cosas que otros no... era extraño que no pudieran hacerlo. ¿Acaso sólo afectaba a los magi como ellos? Era posible que no causara efecto alguno en los Espíritus Heroicos pero... No lo sabía, no estaba seguro de ello. Era muy extraño, y sin duda requería de cierta investigación, luego, una vez terminara de espiar a esos cuatro.

Por el momento, parecía que el otro Master estaba decidido a continuar y encontrar la fuente de aquella desagradable sensación, algo que sería un problema. En especial si se tenía en cuenta que tenían pensado usar a sus Servants para ir hasta ese lugar, o al menos hasta el lugar que Jard pensaba que irían, claro está. Sabiendo que podría perderles de vista, debido a la velocidad de sus Servants, el joven se concentró en la última pregunta hecha por Archer, preguntando hacia dónde debían de dirigirse, una respuesta que sería de utilidad para el magi, ya que podría saber, con exactitud, hacia dónde debía de ir él también. Después de todo, no deseaba perderles de vista, no cuando tenía otra oportunidad de poder recolectar un poco de información de aquella alianza tan molesta. Continuaría observándoles hasta que ya no pudiera hacerlo, aunque dudaba que podría obtener la localización de sus refugios, no cuando estos no paraban de utilizar a sus Servants para movilizarse.

Las palabras de Josh no terminaron de convencer a Mayuri. El ataque del bosque fue mucho más que un ardor de garganta: estuvieron a punto de morir asfixiados. La sensación que sentía en aquel momento no era para nada agradable, desde luego, pero la prefería un millón de veces a volver a pasar lo que pasó en el bosque. De todos modos, la muchacha sentía que el sentimiento de desasosiego no era lo más peligroso, sino que era un preámbulo, un aviso de lo que iba a ocurrir a continuación. 

-Bu-bueno -miró a Archer con ojos llorosos y preocupados. -Supongo que tenemos que seguir... -aún sin convencimiento, Mayuri echó a andar, siguiendo a Josh y a Lancer y colocándose, inconscientemente, detrás de él.