Partida Rol por web

Todos los presentes asienten y, tras las palabras de Serenith, todo el grupo comienza a avanzar. 

Sigues avanzando por aquellos pasillos repletos de oscuridad.

Y, tras unos treinta metros de camino, llegáis a lo que parece un teatro, aunque en algo más pequeño. 

Parecía que, aquí, sí funcionaba alguna que otra luz que iluminaba el lugar levemente.

Hay entradas al teatro en la parte derecha e izquierda si se mira al escenario de frente. Al lado de cada entrada hay butacas y butacas de asientes. Estos van hacia abajo llenándolo todo.

Por lo que podéis ver, la estancia tiene dos pisos. Vosotros os encontraríais en el segundo y, debajo del mismo, habría más de aquellas butacas.

Y, en el centro de todo aquel espacio, el escenario. En altura ocupaba los dos pisos y ofrece un lugar amplio y estable. 

Todo esto sería un teatro normal y corriente, salvo por el echo de que, todo el lugar, estaba lleno de aquellas cosas extrañas... 

Todos estaban tirados sobre las butacas... Incluso parecían amontonados unos encima de otros.

Aunque la mayor concentración de ellos estaba en el escenario. Ahí había una gran montaña de aquellas cosas...

Mientras observas el panorama, te fijas en que otro grupo ha entrado en la estancia.

A pesar de ir todos juntos, el grupo parecía estár dividido a su vez en dos pequeños grupos.

Por un lado seis de ellos.

Algunos llevaban colores y uniformes a juego debajo de las gabardinas y protecciones. Se podía ver a uno pelirrojo que no parecía llevar armas; otro de pelo más largo con varias espadas; un chico con gafas que empuñaba un revolver; una chica morena que parecía no llevar armas; otro pelirrojo con un arco; y una chica de pelo verdoso que portaba una alabarda.

Por otro lado, en ese mismo grupo, aunque algo más separados, había otras dos personas.

Él parecía llevar una especie de lanza... O mazo... O algo así...

Mientras que ella llevaba una especie de Guadaña...

Ambas armas bastante tecnológicas por lo que parecía.

Estos entraron por una de las puertas de acceso al teatro. Mientras que el otro grupo entró por la otra, justo en frente.

Al igual que el anterior, este grupo también parecía estar formado por pequeños grupos más pequeños.

Por un lado, llevando dos de ellos el mismo uniforme, estaba una chica que portaba unas dagas largas y, por otro lado, una niña, de pequeña estatura, pero que llevaba uno enormes brazos mecánicos. Casi tan grandes como ella. En ese mismo grupo, había un chico con una peculiar espada.

Por otro lado, había tres chicos.

Dos de ellos llevaban ropas normales. Uno moreno y otro rubio. Ninguno parecía llevar armas. Pero, junto a ellos, iba un pequeño... ¿Robot? Una figura metálica de un metro de altura que se movía cerca de estos dos chicos.

Y, cerrando el grupo, completamente diferente, había un chico vestido completamente de negro, con largos ropajes que ocultaban sus manos.

Dado que la antorcha no es necesaria la apago y dejo los materiales. A fin de cuentas es fácil volver a encontrarlos. 

Una vez en el teatro lo primero que hago es fijarme en todos los presentes "No veo a Carry y Ferrer pero diría por el traje de la chica y el robot que Travia y Galbadia también se han encontrado." Pero antes de poder hablar sobre eso mi vista se fija en el chico de negro. Ese cabrón... Chicos mirad. Digo señalando con la cabeza a mis compañeros. Cubridme, esta vez no dejaremos que escape. Seguro que es el causante de esto... Y me lanzo al combate al grito de "Morfeo" Para lanzar la magia en su contra lo antes posible.

Serenith se asomó a los balcones, revisando a quienes hubiera allí, y un tremendo escalofrío recorrió su cuerpo al ver a tantos insectoides juntos, miró al que reconoció a su jardín al instante y le preguntó una tétrica idea que pasó por su cabeza - perdona Romeo, vuestro robot puede comprobar el porcentaje humano de esos insectos? Ver tantos... Me hace preguntarme si no deben ser los pasajeros infectados por algún nuevo virus extraño.

Esperaba no haber aplastado cráneos humanos, y si se confirmaba su idea, esperaba que lo que fuera que les había afectado, justificara sus acciones, aunque su mayor deseo, era que el porcentaje humano diera negativo, incluso de forma justificada, acabar con una sola persona era un trauma para ella.

- es extraño que nuestros compañeros no hayan llegado, nuestro camino era el largo ¿no? - pregunto a Charles y Altea.

Romeo, el chico rubio, te mira.

- No es mío. - Contesta el chico. - Es de Arnau. - Y señala a su compañero.

Este, te mira.

- No, Tuercas no es un robot médico. Puede analizar y buscar componentes mecánicos y, como nada de esto lo es... - El chico no termina la frase. - Será mejor que nos acerquemos a los nuestros y veamos si ellos han encontrado algo...

Después de esto ambos se empiezan a alejar del grupo, aunque antes Romeo os mira.

- ¿Venís? 

Antes de que nadie pudiera impedírselo, Hayner lanza la mano hacia delante y lanza una magia. 

Y en ese momento Luis abre los ojos atónitos.

- ¿Pero qué haces? 

Pregunta totalmente atónito.

Los dos grupos parecen permanecer un momento quietos... 

Solo los dos chicos de uno de los grupos parece separase del mismo, como si quisieran acercarse a los otros.

Sin embargo todo se detiene en un momento.

El chico pelirrojo alza la mano hacia delante y, todos, pueden ver como una esfera mágica sale de esta y corre veloz por el aire hacia el otro grupo.

Instintivamente todos se ponen en guardia... Pero la magia va dirigida al chico de negro.

El chico se echa hacia un lado, echando todo el cuerpo hacia su derecha, esquivando la magia viendo como esta impacta en la pared.

De inmediato, el chico parece coger impulso y salta.

Cruza el aire en un momento hasta que se coloca sobre la montaña de aquellos extraños cuerpos.

- ¡Parece que el interemedio se ha terminado! - Grita a pleno pulmón para que todo el mundo pueda escucharle. - Parece que todos los actores están preparados.

Sonríe ampliamente mientras os señala a todos.

- Oh... Bueno... Tal vez no... - Su sonrisa se intensifica mientras coloca las manos hacia abajo.

De dentro de sus mangas empieza a salir una especie de niebla negrazulada que va introduciéndose dentro de aquellas cosas humanoides que formaban aquella montaña.

- Yo os tengo que dejar pequeños. - Prosigue mientras se encoge de hombros. - Ya he sacado lo que quería de este barco. 

Toda la niebla rodea a aquella montaña en un instante.

- Aunque no os dejaré solos... No os preocupéis.

Alza uno de sus brazos y, de su manga, surge una potente descarga rojiza que atraviesa el techo creando un inmenso agujero. 

- ¡Pasarlo bien!

Y veis como da un salto entrando por aquel agujero.

Como si de un efecto en cadena se tratase, al desaparecer, aquella montaña de "cosas" empieza a convulsionarse de forma violenta.

Parece como si se estuviera comprimiendo... Poco a poco...

Y así, va disminuyendo su tamaño.

Hasta que, cuando se disipa la neblina, veis que ya no hay aquella montaña... Y en su lugar han aparecido tres... Cosas...

Son criaturas humanoides, muy similares a las anteriores, pero de tres metros de altura y con unos gigantescos brazos.

Y, al contrario que con los anteriores, estos se mueven de un lado para otro.

ESE CABRÓN SE HA VUELTO A ESCAPAR. HARÉ DE SEÑUELO. ELLI CONFÍO EN TI DINOS ALGO. FORMEMOS GRUPOS Y ATAQUÉMOSLOS ANTES DE QUE HUNDAN EL BARCO... grito mientras me dirijo hacia el más cercano de ellos para hacer de señuelo dándole con todo lo que tenga.

- ¡MALDICIÓN! - gritó.

Frustrada, furiosa, su intuición le había dicho desde el inicio que ese chico estaba metido de lleno, y odiaba dar el beneficio de la duda para ver de ese modo que tenía razón ¡no había tenido oportunidad de darle un buen puñetazo por osas apartar su mano cuando vio sus brazos metálicos, quiso pensar que solo era maleducado, pero ahora veía claro que se debía haber dejado llevar por su faceta animal. Por lo menos se alegraba de haber matado a los que había dejado atrás, viendo con alivio que esas cosas no podían tener nada de humanos.

Miró apretando los dientes a los gigantes de a saber que material y rabiosa no pudo evitar actuar. Seguramente sería la más lenta, estaba acostumbrada a ello, pero eso no cambiaría sus planes.

- ¡Kyaaaaaaaaaah! - con otro grito tomó propulsión y saltó sobre el gigante más cercano, con la intención de destrozarle el cráneo, necesitaba liberar tensión, y destrozar a esos monstruos fue la solución más lógica en su cabeza.

Aquel extraño crío había sido la sorpresa de la noche... O tal vez no.

Después de ir a la montaña de aquellas cosas, había creado tres de ellos que parecían más fuertes y, tras esto, había creado un boquete en el techo por el que había saltado.

Mientras esto último ocurría, los estudiantes se preparaban para el combate.

Los más rápidos de todos parecían ser los dos estudiantes de Galbadia.

Él, sin perder ni un segundo, empieza a correr a toda velocidad hacia el otro grupo mientras grita.

- ¡Vamos a por él! ¡Romeo! ¡Lanzamiento!

Y, en pocos segundos, ha llegado casi a la altura del otro grupo.

Practicamente a la vez, la chica de la guadaña sonríe.

- Os dejamos los engendros al resto. - Y  tras decir esto, coge impulso y salta hacia delante.

En un momento cruza unos cinco metros en el aire al mismo tiempo que eleva aquella extraña guadaña. De algún lado parece abrirse algo y, de esto, sale disparado un arpón con una cuerda que se clava en la apertura que había hecho el crío de negro. Y así, en apenas tres segundos, aquella chica había llegado al agujero, sujetándose gracias a su arma. 

Después de ellos, a una velocidad increíble, la chica de aquellas dagas se acerca a la barandilla.

Sin necesidad de usar las manos, gira hacia delante en el aire, pasando por encima y cae al piso inferior con una hermosa pirueta. Cayendo sobre las butacas en una postura felina.

Hace girar un momento sus dagas y se empieza a mover de nuevo.

Esta vez hacia uno de los monstruos o cosas o lo que fuera. Parecía que el que estaba más a su derecha.

Justo antes de que vuestra compañera saliera corriendo hacia la barandilla, escucháis que dice.

- Iré a por el que está más a nuestra derecha. No os acerquéis a esas cosas por ahora, no sea que los de Balamb use algún GF y nos pille en medio. 

Veis como flexiona las rodillas.

- Atacar a distancia con magias y, si vemos que no funcionan, pasaremos al cuerpo a cuerpo.

Tras esto, salta por la barandilla.

El siguiente en moverse fue aquel chico pelirrojo, el cual grita:

- ESE CABRÓN SE HA VUELTO A ESCAPAR. HARÉ DE SEÑUELO. ELLI CONFÍO EN TI DINOS ALGO. FORMEMOS GRUPOS Y ATAQUÉMOSLOS ANTES DE QUE HUNDAN EL BARCO...

Después de decir esto, el chico se acerca a la barandilla. Con una mano se apoya en ella y salta a la parte de abajo.

Con precisión se logra poner de pie sobre un par de butacas y empieza a acercarse a aquellas cosas, aunque aún no podía llegar al cuerpo a cuerpo.

Después le tocaba al chico de la gorra.

- ¡Tuercas! ¡Fuego de cobertura! - Comenzó a decir mientras parecía hacer algo con sus pulseras dobles.

Al instante, el pequeño robot de los cañones empezó a disparar a los tres monstruos sin ningún tipo de contemplación.

Mientras lo hacía, el chico se echó la mano a la espalda y lanzó al aire un pequeño maletín rosa. Tras esto, parecía que hizo algo con los dedos y el maletín empezó a abrirse hasta que se transformó en otro robot de color rosado.

Los monstruos, ante el ataque del robot, apenas se inmutaron.

Tras él fue el chico del otro gorro y de pelo azul.

Parecía que este era el tal Romeo, ya que estaba corriendo hacia el hombre de la extraña lanza. 

Una vez llegó hasta él, saltó y el otro chico coloco la lanza de tal forma que pudiera subirse Romeo en ella. TRas esto, cogió impulso y movió con fuerza la lanza, lanzando por los aires a aquel chico.

El tal Romeo cruza el aire a toda velocidad hasta que llega al agujero del techo.

Allí, la otra chica, su compañera, le agarra de la mano justo a tiempo para que no se estampara contra nada.

Después de este peculiar movimiento, la que actuó fue la chica morena.

Esta lanza las manos hacia delante y grita:

- ¡Libra!

Una pequeña esfera de magia traslúcida sale de sus manos y se dirige directamente hacia una de aquellas cosas.

Tras ella le toca al chico del arco.

Tenía una flecha ya colocada, de manera que solo le faltaba tensar el arco.

Permanece un solo segundo apuntando y dispara.

Pero parece que, el ligero movimiento del barco le hace tambalearse y la flecha se clava inofensivamente en el suelo del teatro.

Después de todo aquel movimiento, eran aquellos monstruos los que les tocaba mover ficha.

El que está más a la derecha parece dirigirse a la chica de las dagas, aunque, por suerte, no logra llegar a ella.

Mientras que, el que está más a la izquierda, se dirige al chico pelirrojo aunque, al igual que su compañero tampoco llega hasta él.

Por último, el tercero de ellos mira hacia arriba, observando a los dos estudiantes que se habían metido en el agujero. En aquel momento un sonido extraño sale de lo que sería su boca y, al momento, de su frente sale un haz de luz rojo que se dirige directamente hacia ellos.

Romeo, el chico rubio, gira la muñeca y la pulsera que lleva se transforma en una especie de Cestus-Escudo que coloca delante de él deteniendo el impacto de lleno. Aunque la potencia le hace subir un par de metros en el aire. Por suerte, su compañera le está agarrando para que no saliera despedido.

Después del movimiento de los monstruos, le tocaba al de las espadas.

Al igual que su compañero pelirrojo, había saltado por la barandilla y había caído en el primer piso.

Llevaba una espada larga en cada mano y parecía preparado para todo.

- ¡Hielo+! - Escucháis de pronto.

Al mirar, veis que el responsable es el chico de la capa y la espada. 

Había movido esta última y, canalizandolo a través del filo, sale un haz rojizo que impacta de lleno... En el suelo del teatro cubriéndolo de una ligera y fina capa de hielo.

Tras él le toca al chico rubio.

Llevaba en una mano un revolver. 

Apunta un segundo y dispara.

La bala crea un peculiar sonido al chocar contra aquel monstruo.

La última en moverse es la niña de los grandes brazos. Tal vez sea por ellos o porque no estaba preparada...

La joven se acerca a la barandilla y, cogiendo un pequeño impulso con sus puños, saltas al otro lado.

Sin problemas, llega al piso de abajo sin problemas.

Y el combate continuaba.

Por ahora los monstruos no había dañado a nada ni nada... Mientras que los estudiantes tampoco habían conseguido demasiado...

¿Que utilizara magia? Eso era casi como pedirle que hiciera de adorno, era consciente de que su magia era pésima y su poder penoso, además le hizo gracia que tras criticarle tanto haber utilizado un GF en el barco dijera que los de Balamb podrían hacer lo mismo. Además ella misma se había lanzado, y seguro que su magia era mejor que la de una novata que hasta hacía poco ni la conocía a penas.

Se fijó en uno de esos monstruos dirigiéndose hacia Altea, y decidió interceptarlo, no permitir que estropeara lo que fuera que preparaba la diaguitas...

Corriendo hacia el punto donde pensó que Altea y el monstruo se encontrarían, posicionó sus brazos hacia atrás y cerró sus puños con fuerza, con una sonrisa furiosa avanzó lateralmente el primer brazo, dirigiendo su golpe a la rodilla del monstruo. Quería hacerle caer, pero también impulsarse con ese impacto y destrozar con su segundo puño lo que parecía su cráneo.

"Tendrémos que confiar en que Galvadia pueda capturarlo..." pienso mientras centro mi blanco en la criatura delante mía.

Cargo contra el que tenga delante intentando contenerle.

Todo había pasado demasiado rápido y me había pillado desprevenida, prácticamente me quedé en shock cuando ví al chico de la capucha de nuevo y la sangre me hirvió agarrando con fuerza mi alabarda mientras al parecer Hayner, con la misma rabia que yo, se lanzó directamente al ataque.

Fue entonces cuando empezó a juntarse aquellas cosas que habíamos estado viendo durante todo el transcurso en el barco y me había dado muy mala espina… Y ahora… Se juntaban en aquel gigantesco monstruo… Recordaba como casi nos mataba la última vez que nos atacó...

Agarré con fuerza la alabarda y me dirigí con mis compañeros hacia delante, íbamos a necesitar todo nuestro poder para poder acabar con aquella bestia tal y como había pasado con la última…

Vi a Elli lanzarle Libra y tras lo que pasó con la última, preferí esperar antes de lanzarme a utilizar mi poder mágico por lo que esta vez, tan solo esperaba que mi lanza pudiera perforar la más que probable dura piel del monstruo, al menos en apariencia….

El combate proseguía y por ahora parecía que nadie se estaba sobreponiendo a nadie.

La chica de la guadaña, que tenía agarrado al otro chico por el brazo, a una velocidad impresionante salta hacia arriba.

Es apenas un borrón de color y, ambos, desaparecen del campo visual ya que subenpor aquel agujero que había en el techo.

La siguiente en moverse es la chica de las dos dagas.

Las hace girar en sus manos antes de gritar.

- ¡Prisa!

En aquel momento, un reloj dorado, de unos dos metros de diámetro, aparece bajo sus pies. Las manecillas empiezan a girar a toda velocidad hacia delante, cada vez más rápido, hasta que solo son un borrón. Tras esto el reloj desaparece y se puede ver como los movimientos de la chica son más rápidos.

Casi al mismo tiempo, el pelirrojo decide ir a la ofensiva.

Sin duda en sus movimientos lanza un primer puñetazo contra aquella cosa. Este impacta de lleno produciendo un gran chasquido, pero sin embargo el monstruo ni se inmuta. Sin perder el ritmo da un segundo puñetazo. El cual, tal vez por el ángulo o la posición, parece golpear con más fuerza a aquella cosa. La cual sigue sin inmutarse aunque sí se puede ver aquella especie de armazón dañado.

Gira sobre si mismo para luego dar una potente patada para rematar el movimiento. Pero esta carece de la potencia de los puños y, aunque golpea, no lo hace con la misma intensidad.

El monstruo por su parte sigue en pie y observando al pelirrojo.

El chico de la gorra, después de que esto pasara, es cogido en brazos por aquel robot rosa. Al mismo tiempo, el de los cañones, salta y empieza a encogerse... A plegarse...Hasta que se convierte en un pequeño maletín que coge el chico.

Tras esto, la robot rosa se empieza a elevar con rapidez haciendo que los dos desaparezcan por aquel agujero en el techo.

El chico de las espadas, de un par de pasos rápidos, se coloca a la misma altura que el pelirrojo.

Moviendo las dos espadas con velocidad, mueve una de ellas con tanta fuerza que se clava en la armadura de aquella cosa. haciendo que, al retirarla, salga de la herida una especie de líquido rosado.

Con su segunda espada, vuelve a coger impulso pero, al clavar, esta se queda ligeramente enganchada en un par de cuernos y protuberancias de la criatura, de manera que no llega a impactar. Pero, sin perder el tiempo, libera la espada y da un par de pasos hacia atrás para volver a mantenerse en guardia.

Después de aquello, la chica morena grita para que todos pudieran escuchar.

- Son débiles a la magia y a los ataques de GFs... Resistentes a ataques físicos...  Parece que su punto débil son esas gemas que tienen en el pecho.

Tras decir esto, mueve las manos hacia delante para gritar.

- ¡Hielo!

Al decir aquello sale de sus manos una esfera blanca que, al impactar en la criatura, crea una capa de hielo con un par de esquirlas.

Viendo como aquellos chicos estaban dando cuenta del monstruo que tenían delante, la pequeña niña de los puños no se iba a quedar con los brazos cruzados.

De manera que se acerca, casi arrastrando los brazos por el suelo, y cuando llega, cierra con fuerza aquellos puños gigantes. 

Uno de ellos golpea con fuerza a aquel monstruo, mientras que para el segundo salta y le golpea en lo que sería la cara. Pero ni con uno ni con otro parece inmutarse demasiado aquella cosa.

Casi al mismo tiempo se mueve el chico rubio.

Alza la mano libre hacia arriba y grita.

- ¡Piro! 

Al instante surge una bola de fuego que lanza contra el monstruo.

Esta impacta de lleno en uno de su hombro envolviéndolo en llamas por un momento.

De los chicos que parecían más armados tecnológicamente, solo quedaba el de la lanza.

Este, parece que apunta con ella hacia al agujero y, en un instante, la punta sale disparada. 

Esta tiene una especie de hilo o cuerda anclada y, cuando se clava en el agujero, el ruido de lo que parecía una pequeña turbina o algo así empieza a sonar.Al instante, el cable empieza a tirar del chico y, en un momento, llega al agujero atravesando el aire.

De inmediato, salta hacia arriba para desaparecer.

El arquero, que había estado apuntando mientras todo aquello ocurría, suelta la flecha que tenía preparada.

Esta surja el aire limpiamente y se clava en el monstruo.

La flecha penetra hasta la mitad de la madera en la criatura y, la armadura alrededor del impacto se empieza a craquelar.

- ¡Electro +!

Al buscar el emisor de esto, veis a aquel chico que ha canalizado la magia a través de su espada. Y, cuando la mueve, una hoz eléctrica sale de la misma.

Cuando llega al monstruo, la hoz se convierte en una descarga de electricidad que recorre a la criatura de arriba a abajo, astillando toda aquella capa azulada que le recubría.

Todos habían echo sus movimientos, solo quedaba la chica de la alabarda.

Esta, estando todavía en el segundo piso, salta al piso inferior sin problemas haciendo una pirueta en el aire.

Tras esta, se acerca a aquel monstruo, pero sin poder llegar al cuerpo a cuerpo*.

Todo el grupo se había movido o atacado a aquellas cosas.

Una de ellas, las que habían sufrido golpes por el pelirrojo, el de las espadas y las dos magias, parecía dañado. Gran parte de su azulada "piel" estaba desquebrajada, pero aún se seguía moviendo. Mientras que el segundo, a pesar de solo haber recibido dos ataques, también estaba algo dañado, aunque en menor medida. Mientras que había un tercero que nadie parecía haberse fijado en él.

Y así, ahora eran ellos los que se movían. 

Uno de ellos alza su descomunal brazo y lo lleva hacia abajo con todas sus fuerzas.

El pelirrojo, Hayner, salta hacia atrás esquivando el impacto sin problemas. Y su compañero, el de las espadas las interpone para bloquear el brazo sin problemas.

El otro, el que había sufrido los puñetazos de la niña de los brazos, se gira hacia ella. 

Se gira ligeramente hacia atrás para coger impulso, para luego moverse hacia delante y lanzar así el brazo con todo su peso.

La chica, a pesar de interponer los brazos, sufre el golpe de lleno y sale disparada hacia atrás. Golpeándose con el camino con las butacas y los asientos del teatro.

El golpe había sido impresionante y habría partido por la mitad a cualquier persona... Pero la chica parecía estár bien... Repleta de heridas y golpes, pero seguía respirando. 

Y el tercero, al que nadie había prestado atención, alza la cabeza y, de su garganta, surge un sonido ensordecedor y extraño. Entre agudo y grave a la vez...

Todos os tenéis que tapar un momento los oídos pero... A parte de esto... No parece haberos dañado ni nada así...

Hasta que alzáis la vista y lo veis...

Aquellas cosas más pequeñas, que estaban inmóviles... Se estaban empezando a levantar poco a poco... Por ahora solo contáis una veintena de ellos... Pero debe haber muchos más en aquel teatro... 

Vaaale... digo mientras intento evaluar el desarrollo de la situación. Clarens, si puedes aguantarles, intentemos estar uno con cada uno y usar magia para maximizar las posibilidades. Veamos quien es más duro... Le sonrío y mientras me lanzo al ataque contra uno de los golem directo a la gema y sigo hablando: Si puedes apunta al pecho. KYLE, LUIS... DEMOSTRAD ESA PUNTERÍA.