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Final Fantasy: La peregrinación de los cristales

Capitulo 1- El Inicio del Peregrinaje

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28/05/2025, 22:48
Director

Tras asearos y vestiros de manera adecuada, un guardia os lleva al salón donde se celebrará el banquete, la mesa ya ha sido servida  y algunos asientos han sido ocupados aunque la comida no ha sido tocada todavía, en la cabecera de la mesa está el anciano rey Sothe IX, un bangaa de escamas grises debido a la edad del monarca, a su mano derecha se encuentra su hijo Sothe X, sus escamas son de color verdoso  y a su izquierda podeis ver a a Aeris, cuyo traje rojo ha sido sustituido por uno de color arena, las siguientes sillas se encuentran vacias para que podáis sentaros  y el resto de asientos ocupados por casa nobles y ciudadanos reconocidos.

En la mesa podeis ver diversas fuentes de comida tradicional de la zona al igual que diversas bebidas aunque también podeis ver cosas más comunes que habéis comido durante vuestro viaje.

---Bienvenidos- os recibe Sothe IX, notais, como todos los de su raza, sesea mucho- Es para mi un honor recibiros en mi palacio, por favor, sentaros y comed algo, pronto Aeris comentará acerca de vuestro futuro- dice haciendo un gesto a los asientos libres en señal de invitación.

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29/05/2025, 00:02
Elanora Virelith

Elanora fue la primera en avanzar al entrar al salón. No por protagonismo, sino por eficiencia: liderar la entrada era posicionarse en el centro de la lectura táctica. Sus pasos, constantes, sin prisa, marcaban el ritmo sin imponerlo. La falda de gala se deslizaba tras ella con precisión medida, dejando apenas un susurro de tela en cada zancada. Los tacones, parte natural de su porte, no traicionaban ni un ápice de su estabilidad.

Sus ojos recorrieron el salón con la misma atención que dedicaría a un campo de batalla, aunque la sangre aquí fuera sustituida por vino y diplomacia. El mármol blanco, las columnas decoradas con motivos solares, los tapices de hilo dorado. Ornamentación simbólica, diseñada para reforzar autoridad, no para protegerla.

El rey Sothe IX, al fondo, ocupaba la cabecera con dignidad crepuscular. Las escamas grises, el seseo característico, los movimientos medidos por la edad más que por la voluntad. Lo reconoció por lo que era: una figura aún funcional, pero cuya fuerza se sostenía ya en la costumbre más que en la acción.

Su hijo, Sothe X, era otra cuestión. El verde de sus escamas era vívido, pero no el tono elocuente de la selva, sino el de una hoja recién brotada, aún frágil. Su postura era recta, pero la tensión delataba que no era cómoda. Aún vivía pendiente de la mirada ajena. Sería útil, pensó Elanora, si aprendía a escuchar. O un problema, si creía que debía destacar.

Aeris había cambiado. El vestido rojo había sido sustituido por uno de tono arena. Elanora no lo leyó como vanidad. Lo interpretó como mensaje: neutralidad, templanza, silencio del desierto. Estaba claro que esta noche no hablaba como emisaria espiritual, sino como parte de una maquinaria más amplia. Esa capacidad de adaptarse sin perder solidez le parecía más útil que cualquier revelación celestial.

Las orejas de Elanora se movieron sutilmente, barriendo las frecuencias bajas de la sala. El murmullo de los nobles, el roce de las copas, los gestos contenidos de los que fingían desinterés. Estaba todo ahí, como una partitura que sólo algunos sabían leer.

Cuando el rey les dio la bienvenida, Elanora inclinó ligeramente la cabeza. Una señal de respeto, no de servidumbre. No creía en jerarquías vacías, pero sí entendía la utilidad del protocolo cuando estaba bien aplicado. Solo después de ese gesto ocupó su asiento, deslizándose con precisión en el respaldo. El movimiento de la falda fue limpio, estudiado. No había margen para dobleces innecesarios.

La comida frente a ella parecía bien dispuesta. Platos regionales, especias fuertes, carnes estofadas, junto a otras opciones más genéricas, dispuestas quizás por cortesía hacia forasteros. El vino tenía cuerpo, si el aroma era indicativo. Pero no tocó nada.

Elanora no comía mientras aún se hablaba de futuro. Y menos si esas palabras iban a venir de la misma Aeris que había sido portavoz de los dioses unas horas atrás.

Sus dedos, reposando sobre la mesa, no se movían. Pero su mente ya clasificaba: los nobles curiosos, los que evitaban su mirada, los que observaban con recelo la mezcla del grupo. Ella no necesitaba alabanza. Solo necesitaba saber quién la subestimaba. Porque ésos serían los primeros en ceder si el mundo volvía a romperse.

La daga seguía firmemente sujeta a su muslo. Invisiblemente presente.

Y Elanora, aún inmóvil, seguía esperando el verdadero inicio del banquete: el momento en que dejarían de sonreír… y empezarían a revelar lo que realmente querían de los elegidos.

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29/05/2025, 11:06
Miko Ruyhaia

Una vez en la habitación empecé a buscar en mi armario algo decente que ponerme para la fiesta cuando vi un vestido negro largo o unas flores rojas bordadas. Lo cogí admirándolo y me lo puse. Deshice los adornos que normalmente suelo llevar y me arregle el pelo en una coleta atado con una cinta a juego, además de pulseras y unas medias de rejilla. En el zapatero cogió unas botas negras altas, las mías podían haber quedado bien si no estuvieran llenas de barro. Una vez lista me pire al espejo.

Purrrrrfecto. 

Una vez lista me reuní con los demás y llegamos al gran comedor donde el ansiado banquete nos esperaba. Esperaba mucho viniendo de un palacio y un rey pero no me esperaba semejante cantidad de manjares. Tenía que consolarme por no dejar que los instintos me atacaran y saltar encima de la comida. Me senté en uno de los sitios no sin antes hacer una reverencia al rey al príncipe. 

Buenas noches alteza. 

Me volvió a sentar mirando la comida, empece a servirme viendo si los demás lo hacían no quería matar la pata pero estaba muerta de hambre.

Notas de juego

Pffffff ya me ha pasado en tus partidas yo pensaba que había posteado perdón. Umbría débil de jorobarme 

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29/05/2025, 19:07
G'ganni

La miqo’te, radiante como la danza de una antorcha en la noche, se adelantó con gracia. Se detuvo ante el monarca e hizo una reverencia formal —o al menos lo más formal que supo improvisar—, moviendo la cola ligeramente hacia un lado para no perder el equilibrio.

—Es un verrdadero honorrr estarr aquí, majestad—dijo con una sonrisa sincera que reflejaba tanto gratitud como emoción.

Luego, al girarse hacia sus compañeros de viaje, les dedicó una amplia sonrisa luminosa, y, con un guiño pícaro, dejó escapar una pequeña chispa de entusiasmo.

—Espero que esta noche sea una celebración para recordar—añadió en voz baja, mientras se encaminaba hacia su asiento con ligereza felina, como si ya pudiera oír la música en la distancia.

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31/05/2025, 00:03
Grinaklyn

Los atuendos de G'ganni y Miki tampoco pasaron desapercibidos para mí, pero no había tiempo para halagos, pues ni tardaron en hacernos llamar para acudir al banquete ante la presencia del rey Sothe IX. Esa vez sí cerré la marcha del grupo, sintiendo cierta tranquilidad al saber que la viera la encabezaba.

No estaba puesta en protocolos ante situaciones como esa, así que más bien me limité a imitar a mis compañeras, haciendo una -posiblemente algo torpe pero respetuosa- reverencia ante el monarca y su heredero.

Sólo tomé asiento cuando mis compañeras tomaron la iniciativa. Aquello era... tan diferente a las tabernas que había frecuentado desde muy joven que no sabía ni cómo empezar, de modo que me limité a esperar y comer o beber sólo cuando Eleanora o G'ganni lo hicieran, ya que parecían desenvolverse mejor eh esa situación. Cada una a su modo, eso sí.

Busqué a Mogumori con la mirada, así como a Miko, asegurándome de que nuestros camaradas más propensos a la distracción no disociaran en demasía. Quizá me excedía en su sobreprotección, pero no podía evitarlo.

Las palabras de G'ganni me distrajeron brevemente, haciéndome fruncir el ceño al no entenderla del todo, o puede que abrumada por su entusiasmo—Supongo. Aquí empieza nuestro viaje—respondí en voz baja. Si había alguna indirecta escondida en su frase, se me pasó por completo, aunque lo más probable era que fuera presa de su propio optimismo.

Notas de juego

Desde el móvil, por si hay erratas ^^'

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31/05/2025, 02:26
Mogumori

Y tras arreglarnos con tranquilidad cada uno de nosotros vistiendo las mejores galas que nos ofrecieron en el castillo, llegamos hasta el comedor donde nos esperaban ya su alteza real el Rey Sothe IX, junto a su hijo, Lady Aeris y varios nobles que inicialmente no conocía, aunque no sabía si alguno de mis compañeros si los conocían*. Su Majestad, con gran amabilidad, nos invitó a sentarnos y comer junto a el y el resto de invitados antes de que la sabia Cetra nos contara sobre nuestro por venir.

Raudo fui a alzar el vuelo a la altura media de mis compañeros para realizar senda reverencia como el resto hacía, aunque de mi lado vino acompañado de un discurso más elocuente - Buenas noches su majestad, kupo. Es un honor para nosotros, po, poder compartir mesa con vos y vuestra familia, kupopo. Espero que la noche sea amena, ku-kupo, y podamos disfrutar de agradables conversaciones juntos, po. - Dicho aquello volé cerca de uno de los asientos de Aeris, precisamente para estar atento a lo que el buen conocimiento de la Cetra pudiera aportar a un humilde erudito y por supuesto lo que pudiera redactar en escrito.

Aunque quizás lo cómico de mi situación se hizo ver demasiado pronto, al tener que estar de pié en la silla, pues la altura de los Moguris hasta sentado se notaba. - Ya ansío el poder aprender de lo que vayais a contar Lady Aeris, kupo. - Aunque también me entraba hambre al ver toda aquella comida dispuesta a ser comida... Claro que cualquiera de los manjares allí presentes no se comparaban a las nueces Moguri, pero sin duda debía ser un buen festín, así que salvo que dijeran lo contrario, comería con moderación, hasta necesitar mis manos libres y limpias para escribir lo que estuvieran por decir.

Notas de juego

*Se puede tirar historia para saber quienes son o son nobles genericos sin importancia?