Partida Rol por web

Final Fantasy: La peregrinación de los cristales

Capitulo 1- El Inicio del Peregrinaje

Cargando editor
05/05/2025, 19:40
Director

https://youtu.be/VWiHFunDwKU

 El mundo de Gaia ha pasado por muchas penurias, la guerra fue cruenta pero las heridas causadas por esta ya se han cerrado aunque todavía quedan cicatrices difíciles de ignorar.

Cyann fue una de las ciudades que sufrió mucho, pequeña y sin apenas ejercito casi fue arrasada...casi...pero sobrevivió y consiguió prosperar en todos estos años siendo conocida como la" joya del desierto" debido a los grandes ríos de oro que corrían entre las manos de los mercaderes dispuestos a vender sus mercancías y agradeciendo la discreción que la ciudad les proporcionaba.

Pero estos días no habían sido así, los rumores se habían extendido durante las últimas semanas…los cristales perdían su poder...los elementos empezaban a debilitarse...era hora de una nueva peregrinación para restaurar su poder... y todo parecía indicar que los Cetra ya habían reunido a los futuros salvadores de Gaia, aunque todavía no se habían dado a conocer.

Es por eso que los últimos días la ciudad estaba colapsada, mucha gente había venido para contemplar la aparición de los elegidos y desearles suerte en su viaje, lo poco que se sabia era que el día de hoy al atardecer serian reconocidos en el balcón del Palacio Rubí seguido de una gran celebración por toda la ciudad.

Faltaban unos minutos para la hora anunciada y nuestro grupo se encontraba en una de las estancias del palacio, el anciano Rey Bangaa, Sobek IX, les había acogido con calidez durante la estancia, aunque debido a su avanzada edad apenas lo habéis visto, de hecho, no estará presente en la ceremonia, aunque sí estará durante el banquete.

Así que ahí estabais, os encontrabais en una antesala al balcón, este se encuentra iluminado con luces mágicas que daban un agradable brillo al suelo de mármol pulido, de los Cetras que os habían acompañado solo estaba presente Aeris, una joven Cetra que os contemplaba con aquella mirada brillante tan característica de su raza, todos aguardabais a que llegase el momento de ser presentados al mundo.

Cargando editor
06/05/2025, 01:13
Elanora Virelith

Elanora permanecía de pie, un pilar de serenidad entre el murmullo contenido del grupo. No buscaba conversación ni compañía; no le hacía falta. La quietud era su aliada, y en ella encontraba claridad. Su espalda recta no denotaba rigidez, sino control absoluto. El estoque descansaba en su lateral como una extensión natural de su cuerpo, mientras su capa, sencilla y funcional, apenas rozaba el suelo pulido al menor movimiento.

Las luces encantadas del salón proyectaban reflejos cálidos sobre el mármol, dibujando geometrías que delataban cada imperfección de la piedra. Elanora las contempló un instante, no por su belleza, sino porque aprendía observando. Los juegos de luz revelaban las grietas. Y los lugares perfectos ocultaban con mayor empeño sus puntos débiles.

El murmullo que llegaba desde las plazas cercanas no la perturbaba. La multitud era un hecho inevitable, como la erosión o la caída de una hoja. Su existencia no requería respuesta mientras no interfiriera. El momento se acercaba, pero el peso del anuncio no alteraba su pulso. No había nada nuevo en ser señalada por el destino: era otro encargo, otra senda que recorrer con disciplina. Y si el mundo necesitaba salvadores, que al menos fueran competentes.

Aeris la observaba. Elanora lo sabía sin mirar. La Cetra desprendía una presencia luminosa, casi cálida, difícil de ignorar. Pero Elanora no buscaba luz ni consuelo. Las emociones de aquella joven eran evidentes, como un texto sin cifrar. Esperanza. Admiración. Fe. Demasiado peligrosas, si se les daba espacio.

No había lugar para eso ahora.

Elanora exhaló con suavidad. Un ajuste imperceptible del peso en su pierna izquierda. Una mano que recorrió brevemente la costura del guante, comprobando que la piel no se había agrietado por el calor del desierto. Todo estaba en orden.

Esperar no era perder el tiempo. Era prepararse.

Y ella siempre estaba preparada.

Cargando editor
06/05/2025, 13:04
Grinaklyn

Aquella ciudad era muy diferente de los puertos que había visitado durante años con mi tripulación, exceptuando quizá los mercaderes y, aún con ello, no recordaba haber visto tantos juntos en mi vida.

No negaré que se me iban los ojos ante la "Joya del Desierto", más de lo que reconocería si me preguntaban. No obstante, precisamente tantas maravillas con las que distraerse me invitaron a vigilar de soslayo a Miko y a Mogumori, por si se separaban del grupo movidos por la curiosidad. En los días que llevábamos juntos, creo que me había mostrado bastante protectora con el grupo en general, y con ellos en especial. Esperaba que no les molestara, pues era algo que me costaba aún abandonar de mi experiencia en alta mar, donde nos cubríamos las espaldas unos a otros a pesar de las desavenencias.

Con la recepción en el palacio, me mantuve regia pero atenta, de nuevo para vigilar sutilmente a nuestros dos compañeros más curiosos y evitar que se metieran en un lío. No es que dudara de ellos, más en un evento de aquel calibre, pero sentía esa necesidad imperiosa de cuidar de ambos, de todos en realidad.

Cuando nos hicieron pasar a la antesala del balcón donde seríamos presentados, torcí un poco el gesto, recordando las palabras de mi capitana con añoranza. Fue brevemente, recuperando al instante la compostura mientras sentía que la mirada de la Cetra nos atravesaba y no podía evitar preguntarme si realmente yo merecía estar allí. Entonces volví a mirar a mis compañeros y compañeras, y supe la respuesta: quizá no estaba allí para ser "la elegida" pero sí para garantizar la seguridad de mis nuevos camaradas. Apenas hice un atisbo de sonrisa con mi "cara de palo" habitual. Tan sutil que podría pasarse fácilmente por alto. 

Notas de juego

Posteo en primera hasta saber las preferencias del dire ^^

Cargando editor
06/05/2025, 14:25
Mogumori

 

El peregrinaje de cristal y sus misterios

 

La joya del desierto, aquel lugar donde iba a empezar todo de alguna manera, aquel lugar donde se reunían muchas oportunidades, no solo mercaderes y productos, sino también aventureros y los inicios de grandes historias que proclaman por iniciar cuanto antes mejor.

Así es como nos encontrábamos nosotros en aquella ciudad. Todos llamados de una u otra forma a llegar al lugar donde debía de comenzar un viaje que para muchos es un orgullo, otros un honor y para mi simplemente una fuente de conocimiento no escrita que debía ser redactada y almacenada por el más maravilloso y achuchable de los eruditos...

- Espera... eso es algo que dirían Grinaklyn o Miko... Incluso G'ganni... Me están afectando sus elogios...

por el más maravilloso y achuchable de los eruditos y genuino de los eruditos moguris. Ese soy yo, si.

Nos habían hecho llamar al palacio pues parecía que desde lo que iba a ser una terraza iban a proclamarnos los nuevos viajeros del peregrinaje de los cristales... Pero muchos ya lo sabían ¿Por qué hacer un anuncio de tamaña escala si realmente aquello podría ser un secreto a voces. No era mi competencia saber el por qué, pero si que lo era el descubrir los misterios que envolvían a todo el viaje, así que dejé este apuntado como simplemente: Conmemorar el viaje

Allí nos encontrábamos, en el gran palacio del rey Bangaa Sobek IX para conmemorar el inicio del viaje. Algunos del equipo que conformábamos como Elanora o Grinaklyn parecían bastante más tranquilas, pero otros no tanto, y es que era normal. Todos estábamos junto a una Cetra de nombre Aeris. Una situación y momento de gran entusiasmo y lo aguardábamos como podíamos, aunque realmente mi curiosidad me estaba haciendo moverme por toda la habitación hasta el punto de querer estallar... Por suerte, después de esperar unos largos minutos de espera

-Ya han pasado 5 segundos ¿verdad? 

Empezó el momento de desvelar quizás uno de los mayores misterios de los cristales...

Me aproximé volando cuidadosamente ante la Cetra mirandola a los ojos con una pequeña sonrisa... si es que se me podía distinguir. - Saludos lady Aeris, kupo. Aunque entiendo que podais conocernos po, permitirme presentarme kupopo. Soy Mogumori, kupo, el mayor erudito de todos los moguris que existen, kupo - Al menos en mi tribu o que conozca... - Y como buen erudito que soy kupopo, me dedico a reunir todos los conocimientos po, de nuestro basto mundo, kupo. Y me preguntaba si podiais ayudarme con esta ardua tarea kupo. Siempre tuve preguntas acerca de las historias de los cristales kupopo, y preguntas que ningún libro me podía solucionar kupo. ¿Puedo hacerle esas preguntas kupopo? - Estaba claro que si, era buena persona y me iba a ayudar así que no tenía por qué contenerme ¿Verdad? - ¿Como saben ustedes los cetra, kupo, a quien elegir po? ¿Se los dicen los cristales, kupo? ¿O son los antiguos espers, kupopo? ¿Quizás el planeta, kupo? - Como era propio de mi, mi curiosidad se desató. Pero era por el bien del conocimiento, seguro que mis compañeros lo comprendían.

Notas de juego

Me he propuesto un reto nuevo de narrativa, espero que no os pete mucho la cabeza verme postear así, pero quiero ver a ver que tal sale esta locura.

Si es demasiado caos avisadme y me detendré

Cargando editor
06/05/2025, 19:28
G'ganni

G'ganni no conocía aquella ciudad, ni sus callejuelas de piedra clara ni sus altos muros bruñidos por el sol, pero estaba encantada de haber llegado tan lejos. Cyann le parecía un lugar de cuento, una joya palpitante en medio del desierto, tal como decían los rumores. A cada paso, sentía cómo el aire olía a especias, a promesas antiguas y a secretos guardados tras cortinas de seda.

Avanzaba con la ligereza de quien se sabe bienvenida, moviéndose con la gracia natural de su cuerpo ágil y su espíritu libre. No caminaba, bailaba. Se deslizaba entre la multitud como una nota alegre en una melodía demasiado solemne, girando, dando pequeños saltos, haciendo tintinear los adornos de su vestimenta mientras su sonrisa iluminaba los rostros que la rodeaban. Buscando dejar, donde pasaba, un eco de alegría, un instante de alivio, como si el mundo pesara un poco menos por un momento.

A quienes se detenían a mirarla o le sonreían de vuelta, les decía con voz suave y brillante, tan viva como la luz que parecía bailar en sus ojos:

–Vivís en un lugarrr hermoso... Qué suerte poder disfrutarlo en tan buena compañía.

Y, luego seguía su danza, como una brisa con alma. Porque para G’ganni, cada ciudad nueva era una página por llenar, y cada persona, una nota más en la canción que todavía estaba componiendo.

Cargando editor
08/05/2025, 20:23
Miko Ruyhaia

Llegué a la ciudad hacia el mediodía antes de la reunión me distraje por el mercado con los mercaderes y el gremio de aventureros hasta la hora de la reunión. No me apetecía mucho pero los al menos vería compañeros que hacía mucho que no veía.  Al llegar la hora corrí al palacio llegaba tarde muy muy tarde al llegar todos estaban allí ya. 

Nya, casi no llego. Hola cuánto tiempo sin coincidir. Me alegro de veros. Hola lady aeris.

Cargando editor
09/05/2025, 11:30
Wizo'tan Mhento.

Le habían hecho llamar al palacio, aún no se creía que le hubiese tocado a él. Era algo que daba un vuelco completo a sus planes y a su vida. Entendía la importancia del asunto y aún así la frase que emerge en su cabeza una y otra vez era la misma: ¡Que pereza! 

Y ahí estaba con los otros elegidos en esa antesala al balcón, no tenía mucho interés en socializar como habían empezado a hacer algunas. ¿Que habría que hacerlo? Si, por supuesto pero no tenía prisa. Él estaba retraido en una esquina con brazos cruzados pero no cabizbajo que se pudiera confundir con timidez, simplemente absorto en sus asuntos. 

Les dedicó un vistazo rápido antes de volver a los suyo.

-Una Viera, una Hiur, dos Miqo'te... solares como no...  ¿Un moguri? Vaya equipito. Espera ¿Soy el único varón? La que me espera... Ah no, Mogumori es macho también, con eso se soluciona todo. -Terminó de pensar con sarcasmo.