Partida Rol por web

Con una sonrisa ante la respuesta de Laymbra y su curiosa explicación sobre su forma de combatir, asentí - Habremos de agradecerle también a los dioses que sean tan benevolos en tu llamada... Has cambiado mucho - no pude evitar decirlo con una sonrisa antes de empezar a caminar

El sendero era largo y las cloacas se hacían cada vez más misteriosas. Muchas preguntas pasaban por mi mente, muchas que eran probable no tendrían respuestas... - ¿Cuanto tiempo hace que las construyeron? ¿Quién las construyó? ¿Por qué son tan inmensas? ¿Y con que objetivo se decidió contruirlas? - Todas eran preguntas para tratar de saber una sola y unica pregunta que llevaba repitiendose en mi cabeza desde que entramos - ¿A donde nos llevará que hemos estado tan seguros de entrar? - Con un plano hubiera sido más facil saberlo... Pero la aventura era más emocionante.

Laymbra iba a empezar a hablar de nuevo cuando algo extraño sonó y por la siguiente frase de nuestro invocador parecía haber sido el que lo provocó seguido de los siguientes ruidos. - ¿Una trampa? ¿En mitad de una cloaca? - Esto no es una cloaca sin más - Empecé mirar a todos lados buscando algo que pudiera detener el estrecharse de la pared - Debemos calmarnos y observar con detalle. ¿Veis algo que pueda detener el avance? ¿O algo que nos pueda hacer salir? - Si había alguien que no quería morir, esos eramos los tres, pero si había alguien que le daba igual morir por sus amigos, sin duda yo sería la primera en ofrecerme.

A pesar del estrés que generaba escuchar las paredes deslizarse a ritmo lento pero permanente, conseguisteis entre todos discernir que desde que se activó aquel misterioso mecanismo, tres losas se habían desprendido de la pared.

Esas losas tenían un color diferente al resto. Tanteasteis el empujarlas para comprobar ipso facto que si se empujaban de forma aislada se bloqueaba el avance. Sin embargo, si se empujaban todas a la vez parecía que eran capaces de hundirse en la pared.

¿Qué problema existía? no era tan fácil empujarlas como parecía. Había que ejercer una presión constante y firme a la par que sincronizada... debido al tiempo que os quedaba era la única opción, empujar a la vez y con la suficiente presión... ¿seríais capaces?

Tenemos que presionarlas, no tenemos mucho tiempo.- Por suerte reaccionaron rápido y, al ver las losas dispares, ejerció presión sobre una de ellas con toda la fuerza que tenía. Sin embargo el cansancio de la invocación y la tensión por la trampa parecía jugarle una mala pasada, sintiendo que no estaba al máximo de su energía.

-A la de tres, todos juntos - Habiamos descubierto como detener aquella trampa, tan solo teniamos que unir nuestros esfuerzos al unisono - Una, dos y... - Y al canto de tres empecé a jugar con los demás una de aquellas baldosas. Al ver a Laymbra que parecía que le costaba quería intentar alcanzarle para ayudarle, pero no sabría si podría*. Por ello alcé la voz - Vamos Laymbra, con fuerza

Por suerte nos dimos cuenta a tiempo de cómo solucionar nuestro problema. Solo teníamos que presionar con fuerza y sincronía tres baldosas que chocaban con el resto del muro, una cada uno. Tanya decidió llevar la voz de liderazgo anunciando cuándo empezábamos a empujar, y Laymbra siguió su estela.

No podía ser menos, y comencé a descargar todo el peso que podía sobre la baldosa. Notaba una gran resistencia por parte del interruptor, pero no podía dejar a mis compañeros en la estacada, así que traté de sacar fuerza de cualquier sitio.

No tuvo la fuerza suficiente para apretar en consonancia a sus compañeras, notando que las paredes no se frenaban sino que, a su parecer, avanzaban cada vez con más rapidez. Al saber que no lograría nada dejó de apretar para intentar proteger a sus compañeras, pero tampoco sabía cómo hacerlo. Se acercó a ellas y se colocó en el centro, esperando saber cuál sería el tope máximo y esperar que hubiera cualquier tipo de fallo que pudiera salvarlos.

Pero no pudo, la pared se convirtió en una prisión que le impedía respirar, sintiendo que iba a quebrarse si avanzaba unos centímetros más.

No supo cuánto tiempo estuvieron así, pero al abrirse depositó una rodilla en el suelo mientras jadeaba, colocando una mano en su pecho para recuperarse.

¿Estáis bien? – Se encontraba en las últimas pero, aun así, quería avanzar, levantándose poco después con una mueca de dolor.- Tenemos que salir de aquí.

Las paredes se cerraban demasiado rápido y nuestros esfuerzos parecían insuficientes para presionar los interruptores. El espacio para moverse al poco desapareció, y comencé a sentir un terrible dolor mientras mis músculos eran aplastados por la fuerza de las paredes. Por suerte sacamos fuerza de la desesperación del momento y conseguimos detener la trampa, aunque no sin sufrimiento. Dediqué un momento a recuperar el aliento mientras mi cuerpo gritaba de dolor.

- Sí... creo que sí. ¿Estáis bien vosotros? Salgamos de aquí antes de que la trampa se ponga en marcha de nuevo.

Era innegable que había subestimado el riesgo que corríamos, y me prometí a mí misma que no volvería a ocurrir.

Seguisteis el único camino que había disponible, ahora bastante alerta ante cualquier tipo de trampa que pudiera aparecer. El pasadizo era bastante monótono, no tenía nada especial en él, hasta el momento que apareció una bifurcación, sin ninguna característica especial. Os podría llevar un tiempo tomar una decisión sobre qué camino seguir pero cualquiera que fuese la decisión final siempre llevaba a lo mismo, aquel juego de pasadizos era una trampa en sí misma.

Cada bifurcación daba a lugar a otra bifurcación, y está a otra más, hasta el punto que os disteis cuenta que estabais atrapados en un bucle infinito de paredes monótonas sin una salida visible.

Tras haber podido descifrar la "trampa" dentro de aquel laberinto sin final, los huérfanos pudieron continuar explorando aquel complejo subterráneo. Por suerte para ellos hacer el camino atrás fue mucho más sencillo gracias a las indicaciones de las baldosas de color oscurecido. El rastro os llevó hacia otros pasadizos esta vez bastante más estrechos aunque en ningún momento faltó el aire.

A pesar de todos nuestros esfuerzos, el que la trampa no parara y finalmente empezara a aprisionarnos hizo que pensaramos que sería el fin. Aunque era un dolor bastante agonizante, aguanté el chillido de la presión de las paredes hasta que al fin... Algo pareció ceder para dejarnos salir de allí. Una vez fuera y aunque traté de hacerme la fuerte dentro, tosí debido a la falta de aire que nos obligaba a tener aquel espacio tan cerrado. - Nada que no se pueda curar... -  solo me detuve un rato parada con los demás recobrando el aliento - ¿Y vosotros?

-Quien quiera que construyera este lugar... quería proteger algo valioso... - recobré el aliento con unas bocanadas más de aire -Supongo que no nos queda otro camino el cual seguir... ¿Vemos a donde nos lleva? - Dije mientras me ponía en pie agarrando bien mi lanza.

El camino parecía monotono, pero ya no estaba tan segura. A cada paso que daba era un paso que miraba las baldosas procurando evitar cualquiera que pudiera parecer sospechosa y mirando también por el mismo bienestar de mis compañeros. Por suerte esta vez la trampa no era de acción, sino de decisión. Tras encontrar la primera bifurcación miré a mis compañeros - Dos caminos... dos decisiones... Supongo que está en nuestras manos decidir nuestro destino... Por si acaso debemos regresar. - Me adelanté hacia el camino que eligieran haciendo una marca con la hoja de la lanza - A veces hay que ser más listo que tu yo futuro. Nunca se sabe - y continué con mis compañeros por los caminos.

Eran muchos y muy agotante que todo el camino fuera igual de repetitivo... Una y otra vez, una y otra vez... sin parar. La antigua Tanya hubiera reventado tras la tercera bifurcación por falta de paciencia y queriendo volver a casa, sin embargo ahora es diferente y la paciencia se ha convertido en una virtud, tras la cual acabó parandome tras incontables decisiones - Supongo que tan solo es un laberinto más... No creo que lleguemos a ningún sitio de esta forma. Será mejor volver y mirarlo desde otro punto de vista - Y así marché de vuelta, agradeciendo no solo el cambio de tonalidad entre las baldosas, sino las muescas dejadas...

Hasta encontrar un nuevo camino - ¿Eso estaba antes ahí? - Era extraño no habernos fijado en un camino nuevo ¿Una trampa? Mejor que andar en circulos era.

A pesar de haber caído en la trampa de los muros parecía que los tres estábamos en condiciones de continuar nuestro viaje.

- Debemos extremar las precauciones, puede que no tengamos tanta suerte a la próxima vez, y este lugar ha demostrado esconder más peligros de los que creíamos.

Continuábamos fijándonos bien en el patrón de baldosas que marcaban nuestro camino. Desconfiaba de una pista tan obvia pero confiaba en el criterio de mis compañeros, así que decidí no compartir mis preocupaciones esta vez. De todos modos, mi vida con los Cahan había sido más sencilla, basada en combate y la defensa de un hogar y de los terrenos alrededor de nuestro pueblo, y sin embargo se notaba que mis compañeros tenían más experiencia que yo en este ambiente. Pude notarlo en cómo Tanya marcó con su lanza el lado de la bifurcación que elegimos para evitar perdernos si volvíamos. Fue una decisión muy inteligente que a mí no se me hubiera ocurrido, y la felicité por ello.

El pasillo parecía extenderse eternamente. Cada vez que pensábamos que habíamos dejado atrás la última bifurcación encontrábamos otra ante nosotros. Al rato la situación se convirtió en algo frustrante, pero una vez más seguí a mis compañeros y las recomendaciones de Tanya y continuamos. A pesar de pensar que estábamos atrapados en otra clase de trampa, había algo en nuestra mente que nos llevaba a elegir un camino en común, casi como si una parte de nuestra mente supiera por dónde teníamos que ir. Cuando esta estrategia se mostró inútil decidimos dar la vuelta, y fue entonces cuando encontramos ante nosotros un camino que antes no estaba ahí.

- Extraña brujería esta que nos atrapa en laberintos... Mucho cuidado, no sabemos lo que nos puede estar esperando.

A medida que avanzaba el invocador se preguntaba qué tenían ellos que ver con esa extraña mazmorra y por qué les había ocultado la directora del orfanato aquella información. Acarició el colgante que pendía de su cuello, mirándolo unos segundos antes de seguir el único camino visible que había al frente, pendiente echar cada breves minutos una rápida mirada atrás por si los pasillos se cerraban o algún enemigo tenía pensado emboscarles cuando estuvieran despistados.

Laymbra y Tanya se percataron de un detalle: al parecer lo único que se ve alterable en toda la ruta son algunas baldosas del suelo, que tienen un color distinto. Siendo capaces de seguir el camino que tiene dicha diferencia de baldosas podrán llegar a una nueva sala que rompe por completo con la monotonía laberíntica, es decir, con la salida de aquella trampa desorientadora.

Tras haber podido descifrar la "trampa" dentro de aquel laberinto sin final, los huérfanos pudieron continuar explorando aquel complejo subterráneo. Por suerte para ellos hacer el camino atrás fue mucho más sencillo gracias a las indicaciones de las baldosas de color oscurecido. El rastro os llevó hacia otros pasadizos esta vez bastante más estrechos aunque en ningún momento faltó el aire.

Al final, tras mucho caminar llegasteis a una última sala, no era tan grande como aquella que provocó la activación de las paredes corredizas, pero sí que tenía algo que hizo que vuestros ojos se abrieran de par en par. Justo en mitad de la sala y junto a un altar enmohecido había un inmenso tomo, un gran libro de tapas doradas y relucientes sostenido sobre un pequeño pedestal. Permanecía cerrado y tan solo tendríais que andar hacia él para que estuviera a vuestro alcance ¿se trataría de otra trampa?

A simple vista la sala parece segura, no hay ningún mecanismo extraño que os llame la atención, el libro tan solo estaba a unos cuantos pasos de poder llegar a vuestras manos, el brillo de sus tapas era totalmente atrayente...

Mi inexperiencia en este tipo de viajes se hizo evidente cuando no fui capaz de ver algo tan sencillo como el cambio de baldosas. Por suerte mis amigos estuvieron más atentos y notaron la trampa del pasillo infinito. Tendré que esforzarme más si quiero ser de utilidad para el resto.

El camino nos llevó a una gran sala. Era una de las más grandes que habíamos visto hasta ahora en las ruinas. No se trataba de una habitación especial, salvo por un mohoso altar donde descansaba un libro. Estaba forrado en materiales dorados, y era una visión impresionante. Una parte de mí se mantuvo alerta ante una posible trampa, pero por otro lado quería respuestas, puesto que hasta ahora solo teníamos más que enigmas por resolver. Y por qué ocultarlo, el tomo fascinaba a la mirada.

- Bueno... como dije, no creo que pueda ser de gran ayuda en la parte de los libros, pero este es el primero que encontramos desde que entramos en la biblioteca... ¿Creéis que puede tener alguna respuesta a nuestras preguntas? ¿Cuánto daño puede hacer mirarlo?

Estar en un subterráneo hacia que no hubiera luz exterior y, por lo tanto, no podían distinguir las horas o días pasados en ese laberinto sin fin. Sus piernas estaban cansadas y empezaba a impacientarse de tanto pasillo repetido, de tanta vuelta por las esquinas aunque supiera que no estaban las marcas que dejaban sus compañeras, sabiendo que estaban prosiguiendo su camino o casualmente siguiendo por otros distintos que, esperaba, llevarían al mismo destino.

Cuando llegó a la sala final no pudo evitar suspirar aliviado, aligerando su paso hasta el libro. Tras tanto misterio y trampas no podía ni llegar a imaginarse qué contendría, rozando la tapa en relieve del mismo con la yema de los dedos.

Puede ser una trampa, tened cuidado.- La curiosidad pudo con su prudencia y, tras inspeccionar la habitación, se dispuso a ojear mejor el libro.- Las respuestas a nuestras preguntas deben estar aquí dentro.

Los laberintos eran exhasperantes y segun nos perdiamos más y más podía notar mi paciencia agotarse poco a poco. Tenía que hacer un buen ejercicio de voluntad para aguantar y no comportarme como cuando era una niña. Mantener el espiritu calmado como me habían enseñado. Por suerte, Laymbra y yo denotamos lo mismo en los pasillos laberinticos. Miré a mis compañeros para ver si habían percibido lo que yo y luego nos pusimos en camino a resolver aquel puzzle de pasillos infinitos.

Al fin logramos salir y un suspiro de alivio salio de mis pulmones - Ya era hora. - Investigué el lugar con mis compañeros viendo un único y exclusivo libro que llamara la atención con un cartel gigante que decía que era una trampa encima de el... Obviamente, es a lo que olía. Más con las vivencias que ya hemos tenido en este sitio.

Asentí a mis compañeros - Por si acaso mantened la guardia alta, nunca se sabe. Si hay algún tipo de peligro dejanoslo a nosotras Laymbra. Cuanto más sepamos de ese libro es mejor, incluso si vienen monstruos o hay paredes que se mueven. Si ocurriese algo te daremos todo el tiempo posible. - Miré a Sláine para ver que estaba de acuerdo antes de que nos pusieramos a ojear el libro

Entre todas las páginas del libro tan solo una parecía estar escrita con texto claro, es más, un viejo marcador de tela oscurecida señalaba como principal un texto bastante misterioso.

¿Qué era lo que quería decir exactamente?¿un sacrificio?¿un martillo?¿la cueva de cristal?¿se trata de una leyenda o es una guía?

Laymbra pasaba las páginas intentando leer alguna frase ilegible pero apenas entendía un par de palabras sueltas, preguntándose qué clase de idioma sería o cuánto tiempo de antigüedad tendría. Siguió pasando las desgastadas páginas con cuidado de no romperlas, mojándose la yema de los dedos con un poco de saliva al pasarlas por sus labios para pinzar una a una, aunque tardara en descubrir un marcador separando una de ellas.

Sabía la función de los marcadores. Alguien había dejado especialmente marcada esa hoja para que alguien diera con ella sin perderse entre tantas palabras sin sentido. ¿Nos estaban esperando? El invocador alzó la vista para otear la habitación, como si buscara cualquier tipo de recoveco donde pudieran estar vigilándolos ojos acechantes.

Mirad esto.- Bajó la mirada hacia el libro después de llamar a sus compañeras, recitando en voz alta el mensaje que estaba escrito mientras pasaba su dedo por las frases, guiándose para no perder el contexto.

Cientos de ideas, de posibilidades, pasaban ahora por su cabeza, demasiadas para que no notara un dolor punzante en la sien. Cerró el libro antes de cogerlo, sabiendo quién podría darle las respuestas que buscaban.

Volvamos al orfanato.- La directora les había conducido hasta el libro, ella debía entender el verdadero significado del contenido y qué pintaban ellos.

Agudicé mis sentidos mientras vigilaba junto a Tanya, dando a Laymbra la oportunidad de investigar el libro. No era especialmente buena investigando, pero podría aportar mi parte a la misión haciendo lo que mejor sé. Mi vista y mi oído buscaban constantemente cualquier pista de una trampa, pero por suerte para nosotros nada nos llamó la atención salvo Laymbra.

Parece que había encontrado algo de sentido entre las páginas del tomo. Parecía una especie de relato en un tono sombrío, hablaba de sacrificios y cataclismos. No fui capaz de encontrarle sentido al texto, pero había que admitir que estaba agotada y herida del viaje, así que era difícil que fuera capaz de mucho más.

- Laymbra tiene razón, el viaje nos ha agotado y no podremos hacer mucho más desde aquí. Llevemos el libro a la directora, puede que sepa algo más. Laymbra, cuidado al llevarnos el libro, no vaya a haber más trampas aquí...