Partida Rol por web

Charls se estaba poniendo cada vez más y más nervioso, con las paredes casi echándose encima del grupo para aplastarlos. ¡No podía ser que acabara sus días en una trampa tan estúpida! ¿Quién rayos la había puesto ahí? ¿Por qué había trampas en un sitio como aquel?

Charls no entendía nada, pero su mente se zarandeaba de pensamiento en pensamiento con la furia de un tifón, mientras empujaba, posiblemente por última vez, los azulejos que tenía delante junto con sus amigos.

«¡Párate de una vez, maldita sea!»

Tras conseguir desactivar la trampa por completo accionando simultáneamente los botones, os disteis unos segundos de alivio y respiro.

Seguisteis el único camino que había disponible, ahora bastante alerta ante cualquier tipo de trampa que pudiera aparecer. El pasadizo era bastante monótono, no tenía nada especial en él, hasta el momento que apareció una bifurcación, sin ninguna característica especial. Os podría llevar un tiempo tomar una decisión sobre qué camino seguir pero cualquiera que fuese la decisión final siempre llevaba a lo mismo, aquel juego de pasadizos era otra trampa en sí misma.

Cada bifurcación daba a lugar a otra bifurcación, y está a otra más, hasta el punto que os disteis cuenta que estabais atrapados en un bucle infinito de paredes monótonas sin una salida visible.

Tomi examinaba con calma el lugar, aún no se acababa de creer que una trampa le resultara tan complicada y llevada al límite, lo bueno y lo malo de la situación era interesante, tantas cuevas y mazmorras recorridas y no había acabado nunca en una tan compleja.

- parte buena, las cloacas no tienen trampas complejas más allá de trampas de compuertas y subida de agua como defensa contra quien pueda intentar entrar "por la puerta de atrás", parte mala estamos más perdidos que un pequeño en el desierto...

Iba con cuidado, pala en mano y tomberí a la espalda, eso tenía pinta de ir para largo...

«No sé... ¿No os resulta demasiado extraño todo esto? Tanta trampa, tanto peligro... Para mí que alguien buscaba esconder algo, y lo ha hecho muy bien. Pocos se meterían en algo así.» "Pocos, salvo nosotros, claro", fue lo que no dijo. 

A medida que caminaba, iba observando las paredes, por si acaso algo le diera una indicación de cambio, algo que los ayudara a orientarse, pero nada de nada. Todo parecía exactamente igual, como si alguien hubiera hecho un calco de la galería, y lo hubiera copiado una y otra vez, en bucle.

«Sé que está de más decirlo a estas alturas... Pero no bajéis la guardia. Esto me da mala espina, y no sé qué haría si os perdiera a alguno de vosotros también...»

Por fin las paredes se pararon -¡¡Bien hecho chicos!!- y se abrazo a ambos, acariciando la cabeza del Tomberi.

Siguieron avanzando, asintió a las palabras de Charls -Sin duda si que se han tomado molestias, claro que esconden algo, por lo menos sobre nosotros, es lo poco que sabemos de aquí, por lo que nos dijo la señorita, esconde nuestra procedencia o algo así sobre nosotros, así que si alguien puede descubrirlo somos nosotros-  todos los caminos que tomaban le parecían exactamente iguales, casi como si estuviesen dando vueltas y volviendo al mismo sitio todo el tiempo -creo que no estamos progresando, de hecho creo que no estamos yendo a ningún sitio- dijo encogiéndose de hombros, parándose.

Shedy se percató de un detalle: al parecer lo único que se ve alterable en toda la ruta son algunas baldosas del suelo, que tienen un color distinto. Siendo capaces de seguir el camino que tiene dicha diferencia de baldosas podrán llegar a una nueva sala que rompe por completo con la monotonía laberíntica, es decir, con la salida de aquella trampa desorientadora.

Tras haber podido descifrar la "trampa" dentro de aquel laberinto sin final, los huérfanos pudieron continuar explorando aquel complejo subterráneo. Por suerte para ellos hacer el camino atrás fue mucho más sencillo gracias a las indicaciones de las baldosas de color oscurecido. El rastro os llevó hacia otros pasadizos esta vez bastante más estrechos aunque en ningún momento faltó el aire.

Al final, tras mucho caminar llegasteis a una última sala, no era tan grande como aquella que provocó la activación de las paredes corredizas, pero sí que tenía algo que hizo que vuestros ojos se abrieran de par en par. Justo en mitad de la sala y junto a un altar enmohecido había un inmenso tomo, un gran libro de tapas doradas y relucientes sostenido sobre un pequeño pedestal. Permanecía cerrado y tan solo tendríais que andar hacia él para que estuviera a vuestro alcance ¿se trataría de otra trampa?

A simple vista la sala parece segura, no hay ningún mecanismo extraño que os llame la atención, el libro tan solo estaba a unos cuantos pasos de poder llegar a vuestras manos, el brillo de sus tapas era totalmente atrayente...

Tomi miró el lugar, no le daba buena espina acercarse ya podía ser peligroso, abrir el libro mismo podía ser peligroso...

Miró a sus hermanos - tal vez abrirlo sea lo peligroso, he visto cofres que te atrapan o petrificar si los abres... O puede que moverlo active algún mecanismo, ambas opciones me atraen y ambas me asustan, si es la primera, tal vez en el horfanato sepa cómo abrirlo sin peligro, si es la segunda, llevármelo sería lo peligroso,... Pero se me ocurre una tercera opción, solo si mi compañero se siente con fuerzas... Reb ¿Crees que podrías cogerlo y transportarte hasta nosotros? sin usar tu cuchillo preferiblemente...

El romberí asintió - calentado en combate, creo capaz... Pero... Mala espina, muy mala...

- no le obligaré a hacerlo, a mí también me da mala espina, pero qué opináis vosotros.

Charls soltó un suspiro bien grande al llegar finalmente a un destino distinto de aquella galería tan extraña. «¡Ahhhhh! Por fin, ya pensaba que nunca saldríamos de ahí. Bien hecho, Shedy. Eres tan aguda como recordaba.» Charls sonrió de oreja a oreja, adelantándose un poco para observar mejor la habitación del libro. 

Miró con los ojos entrecerrados en dirección al altar, cruzándose de brazos. «Mmmmm, un libro tan sospechosamente puesto a la vista en un altar... Después de lo que hemos experimentado hasta ahora, me huele a trampa. Andad con ojo.»

Guiño un ojo a Charls cuando este la felicito por encontrar las baldosas que finalmente los sacaron de ese laberinto, todo el resto del camino estuvieron bastante atentos por las posibles trampas que se podían encontrar, ya habían visto que alguien se había tomado muchas molestias para ocultar ese sitio.

Cuando llegaron a la estancia que contenía el altar y el libro.... -ese libro.... ¡¡igual es de magia!!- dijo bastante emocionada, había visto libros de magia, si no iguales muy parecidos, igual menos lustrosos, pero igualmente gordos -echemosle un vistazo-

Finalmente decidisteis que lo mejor era coger el libro e investigarlo. Tal y como sospechabais al principio, no había ningún tipo de trampa, así que el libro quedó en vuestro poder.

Empezasteis a ojearlo y entre todas las páginas tan solo una parecía estar escrita con texto claro, es más, un viejo marcador de tela oscurecida señalaba como principal un texto bastante misterioso.

¿Qué era lo que quería decir exactamente? ¿un sacrificio? ¿un martillo? ¿la cueva de cristal? ¿se trata de una leyenda o es una guía?

Mirando por encima el libro, Charls pronto se dio cuenta de que la mayoría de las cosas que ahí se hallaban escritas le resultaban ilegibles. «Shedy, ¿tú sabes leer el resto? Yo no entiendo absolutamente nada... aparte de esta página de aquí.» Señaló la página en cuestión, frunciendo el ceño. 

«Hmm... Cuatro cristales... ¿Creéis que son parecidos a los que tenemos nosotros?» Charls tomó su colgante entre sus manos, acariciándolo suavemente con la yema del dedo índice. Tenía una cierta sensación de que faltaba algo importante, y de que sabían apenas nada de lo que estaba pasando.

«En cualquier caso, lo mejor será volver con la señorita Bariday. Creo que ya hemos encontrado lo que buscábamos, aunque no sepamos lo que es. Quizá ella sepa algo más del tema... De igual forma, el camino debería ser más sencillo de recorrer al revés. ¡Espero que esas endemoniadas paredes no se activen de nuevo!»

- a mí me preocupa más que mencione cuatro... Estos enigmas siempre me suenan a epitafios, no me gustan.

4 cristales genial, pero eso del sacrificio de los héroes... Por que todos los enigmas tenían que dar tantos rodeos, un montón de trampas para proteger una maldita hoja escrita que probablemente podían haber entregado a alguien de confianza. Y solo para decir "busca la cueva de cristal" pero ni decía donde ni decía como...