Partida Rol por web

Zack no se lo piensa dos veces y se lanza al extraña y resplandeciente agua escandalosamente, llamando a Aeris sin que ésta reaccione en abosluto hasta alcanzarla.
Por suerte la joven sigue teniendo pulso y respirando pero aún y cuando la coge sigue sin despertar y su temperatura corporal resulta algo más fría de lo natural.

Sefirot por su parte sonríe burlona y triunfalmente al ver como nadie es capaz de reaccionar ante su sola presencia, así que cambia su postura y empieza a correr con velocidad endiablada hacia Red XIII, atacándole sin preámbulos o más explicaciones, dejando clara su intención de acabar con todos vosotros y empezando por los que le resultan más prescindibles, pues con los Soldados tiene un asunto algo más personal que solucionar.

Red trató de esquivar el golpe proveniente de Sefirot, pero no lo logro. Se movió ágilmente hacia un costado, pero la velocidad y la astucia del contrincante le llevaron a predecir el movimiento de la bestia, y así, lastimarle.

Pero red soporto el primer round estoicamente. No cayo rendido ni grito de dolor, aunque lo tuvo.
-Es rápido el maldito, no creo poder con él solo defendiéndome. Debo atacar.-

En cuanto la tuvo en sus brazos, saltó hacia fuera del agua, depositando el cuerpo de la hermosa Aeris con sumo cuidado en el suelo. El golpe de Sefirot sobre Red XIII llamó su atención, sobresaltándole, pero no podía abandonarla, sabía que nunca más volvería a cometer ese error. Se deshizo de su abrigo para colocárselo a Aeris sobre su cuerpo como si de una manta se tratara. Resiste, sé que lo harás... le dijo con dulzura a esos ojos cerrados. Se incroporó mirando con furia al fruto de sus sueños, pero fracasó, ya no era admiración lo que le profesaba. Desenvainó su espada y la colocó amenazante nuevamente enfocándole. ¡Sefirot! tenemos una cuenta pendiente Algún día te detendré. Su espada comenzó a brillar de una forma extraña mientras mantenía esa postura.

El ataque a Red XIII me pilla desprevenido haciéndo que de un respingo. Afortunadamente reacciono rápido y mi mente se centra en el combate al cien por cien. Los músculos de mis piernas se tensan por segundos para ofrecerme mayor impulso. En un segundo me lanzo en un acrobático salto hacia un lateral con el fin de ganar un mejor ángulo de disparo y no poner en peligro a Red. Mi capa acompaña el movimiento generando una danza macabra en el aire.

Al caer de nuevo en el suelo, mi brazo ya está apuntando en dirección al malvado ser. Tiro con el dedo índice del gatillo con firmeza, un pequeño fogonazo en el arma precede a la bala que sale silbando a gran velocidad contra Sefirot.

El combate empieza a desarrollarse de forma rápida e incluso precipitada para algunos a pesar de haber tenido la oportunidad de atacar primeros.
Cloud pierde algo de tiempo en desenfundar su nueva arma y sujetarla con mayor firmeza entre sus manos, mirando de reojo cómo Sefirot ataca de forma casi impune a Red XIII aunque éste aún resiste bien la embestida que parece haber sido relativamente dolorosa.

Por su parte Vincent impacta en el cuerpo de vuestro enemigo sin que éste apenas se altere mientars Zack se concentra y vislumbra algunos datos del mismo, todavía alejado del combate después de haberse lanzado al agua (*).

Sefirot retrocede nuevamente a su posición inicial con una sonrisa confiada, pero esta vez no levanta su larga espada Masamune como es propio de su llamativo estilo de lucha, en lugar de eso mira el suelo de grisácea roca que pisáis y apoya la punta de su afilada espada en él, dando una vuelta sobre sí mismo para trazar un círculo apenas perceptible.
Tras esto cierra los ojos unos segundos, concentrado, levantando repentinamente los brazos hacia arriba y con dicho movimiento provocando que una luz azulada casi cegadora surja del círculo trazado unos segundos antes.

Enseguida toda la cueva empieza a temblar peligrosamente, desprendiendo algunas rocas y estalactictas que tenéis que esquivar sin demasiados problemas hasta que un amplio agujero se forma en el techo, iluminando el interior y dejando que el frío del exterior se filtre.

Eleváis la mirada y ensgeuida distinguís un enorme e imponente dragón acercándose, descendiendo en picado hasta detenerse sobre vosotros batiendo las alas con fuerza y energía.
Es entonces cuando abre sus grandes fauces acumulando una especie de fuego del mismo color que la luz provocada por el círculo de invocación de Sefirot, usándolo contra vosotros sin que podáis esquivarlo.

Frustrado por no poder detenerle, pero al mismo tiempo algo más tranquilo tras salvar a la pequeña Aeris, comienza la carrera hacia su antiguo compañero. Su espada mantiene la misma posición, pues aún no está al alcance de sus posibilidades, algo que tarde o temprano cambiará el transcurso de la batalla. A medio camino su espada volvió a emitir un brillo hermoso, creando una llamarada justo en el mismo sitio en el que se encuentra su objetivo.

Durante unos segundos pierdo mi concentración al observar al hermoso ser que acaba de invocar Sefirot. Por instinto dirijo mi arma hacia el impresionante dragón, aunque en segundos desecho mi idea de dispararle al razonar que sería completamente inútil. Durante mi época con los Turcos había oído hablar de invocaciones, es más, alguna vez ya había tenido la oportunidad de verlas con mis propios ojos, pero nunca una tan impresionante como esta...

En unos segundos un extraño fulgor azulado me envuelve completamente, no puedo ver a mis compañeros ni a mi objetivo. El dolor comienza a lacerar mi cuerpo durante un breve momento, pero tal hecho, lejos de amedrentarme, acrecenta mi ira y mi rabia por ese ser de pelo plateado que de nuevo vislumbro ante mí. Sin pensarlo dos veces apreto el gatillo.

Si bien se encontraba herido, no se sentía tan preocupado por sus heridas, mas bien, lo que aquejaba su mente era el poder que Sefirot mostró en ese ataque.
-Debo llegar hasta él y propinarle un ataque directo.- se dijo en voz alta.
Asi comenzó su carrera hasta la posición donde el enemigo se encontraba, y se lanzo hacia el mismo con sus garras apuntando directamente hacia el torso.

Tras el esplendoroso y cegador ataque del flamante dragón que abandona el lugar del mismo modo que llegó, todos intentáis propinar ataques a Sefirot con todas vuestras fuerzas, y él ni se molesta en esquivaros simplemente recibe los golpes sin alterarse.

-¿Eso es todo?- pregunta con sonrisa triunfal que dedica sobretodo a Zack, momento que Cloud aprovecha para asestar su propio golpe sobre vuestro enemigo de cabello plateado, consiguiendo que éste apenas se doble un poco.

-Aceleremos vuestro final...- musita por lo bajo, estirando un brazo hacia vosotros para acabar chasqueando los dedos.
Justo en ése momento todos empezáis a sentiros algo mal, cómo si repentinamente hubieráis caído enfermos o algo similar.

Aunque esa extraña sensación de enfermedad le debilitaba, se sentía todavía con grandes fuerzas para combatir, por lo que se abalanzó para estocar a Sefirot. Su carrera se hizo más complicada de lo que esperaba, por lo que finalmente saltó temeroso de perder el equilibrio. Una vez llegó hasta él descargó toda su fuerza desde su espalda, en un golpe simple y carente de cualquier técnica. Esta vez no te dejaré escapar Su ojos brillaban en furia mientras su boca esbozaba una sonrisa indefinida, disfrutaba combatiendo o quizás fuera volver a ver su compañero, Zack no podría expresar esos sentimientos.

Sin duda alguna se trata de un ser extremadamente poderoso, capaz de acortar nuestra existencia en cuestión de segundos. A pesar de ello la familiarización que siento con él, dado que los dos somos resultados de la experimentación del maldito Hojo, me ayuda a mantenerme firme en el combate. Al pensar que por él lo perdí todo sin que ni si quiera hubiera nacido acrecenta la bestia que el doctor implantó en mí. No se por cuanto más podré contenerla, pero por el momento sólo puedo aguantar estoicamente y apretar el gatillo una vez tras otra...

Su cuerpo se sintió entumecido, pero eso no iba a impedirle a Red seguir atacando.
-Nuestra prioridad es de acabar con este maldito, después veremos como curar nuestras heridas.- reflexiono mientras corría para envestir con sus garras a Sefirot.
El ataque volvió a ser frontal, directo, tratando de ejercer un mayor daño que el anterior.

-Somos muchos mal que él, ¡no decaigáis!- espeta repentinamente Cloud con una firmeza y decisión que no habiais visto antes, acompañadas de una mirada brillante y extraña, quizá producida por el reflejo del agua en sus ojos imbuidos, aunque con Zack el efecto no resulta tan llamativo.
Corre de nuevo y su gruesa espada, cedida por el que considera su mentor, rasga el aire y parte de la ropa de Sefirot, el cuál ya no sonríe tanto cómo antes y empieza a fruncir el ceño.

Tras esto, es vuestro enemigo el que se adelanta pero apenas un metro. Levanta su increible espada y la mueve con suficiente energía y rapidez cómo para que el corte del aire os dañe a todos por igual y algunos empiecen a sentirse exaustos.

Red se sintió desconcertado y apabullado. Los ataques de Sephirot eran imponentes y hacia estragos en el grupo.
Pero pronto recordó la materia que poseía en su clip.
-Debo usarla objetivamente. Cloud esta recibiendo demasiado daño, pero yo también estoy herido.- Reflexiono en esos segundo eternos.

-Primero yo, despues el resto-

Observaba como sus compañeros comenzaban a flaquear ante tal adversario. Algo que se intuía desde el princpio, se trataba de un Soldado y solo otro Soldado podría enfrentarse a él, aun con pocas posibilidades de victoria. Su espada se abalanzó sobre Sefirot, de forma tosca, intentando al menso bloquear otro posible ataque al resto de sus compañeros, parecía que esta vez no conseguiría dañarle, pero al menos esperaba conseguir provocarle. Yo soy tu oponente, lucha como un Soldado, con honor... si alguna vez entendiste las palabras de Angeal...

Con cada disparo mi rostro se ilumina por milésimas de segundo a causa de la deflagración. Mis ojos arden de furia en medio de un rostro frío como la noche invernal.

Cada uno compartimos nuestros propios odios hacia ese ser maléfico por naturaleza, entre garras, espada y balas podemos hacer mella en su defesa. No puedo evitar el recordar las batallas liberadas en el pasado, cuando también tenía compañeros, compañeros que perdí con el paso de los años. De nuevo la nostalgia aportada por la soledad me centra en el combate.

Mi cuerpo se mantiene completamente erguido con el brazo extendido, la capa ondea levemente alrededor de mí, mientras espero su siguiente ataque...Vamos...

Las fuerzas empiezan a flaquear y fallar poco a poco, algo normal teniendo en cuenta la magnitud del adversario a pesar de superarlo tanto en número, sin embargo el disparo de Vincent provoca que dé un pequeño traspiés y el posterior corte lateral de Cloud consigue que Sefirot se tambalee claramente afectado por las numerosas heridas recibidas.

Se apoya un instante en su propia espada para después miraros de manera fulminante, provocando que casi todos sintáis un escalofrío bastante incómodo mientras murmura palabras siniestras y misteriosas en una lengua perdida y antigua que ninguno conoce.
La extraña agua que llena la gruta empieza a brillar más si cabe y a agitarse... la luz se eleva y concentra entonces en los brazos de Sefirot con un color verdoso intenso. Varios de vosotros os preparáis para recibir el golpe devastador que provoca su potente magia, la cuál resquebraja el suelo de roca que pisáis de forma peligrosa antes de rodearos y quemaros dolorosamente... a pesar de no tratarse de fuego.

Aunque la extraña materia utilizada conseguía mermar las fuerzas del grupo, se había aprovechado esa situación para abalanzarse sobre el oponente con furia. ¡Te tengo! Exclamó cuando su espada se cruzaba desde arriba para negarle la opción a tomar una buena postura de defensa, si conseguía que no se levantara la batalla estaría decidida. Le hubiera gustado animar a sus compañeros, pero estando tan débiles ahora, sus ojos y su corazón estaban inundados de furia para Sephirot.