Partida Rol por web

Red se sentía confundido. La fuerza de su oponente hacia mermar la saludo de sus amigos y de él mismo. De Todos ellos, Cloud era el que mas la estaba pasando mal.
-Podre soportar otro ataque, y recuperar fuerzas, pero no creo que mi amigo lo logre.- Reflexiono.
Ubicado en su posición, decidió ayudar recuperándole un poco de energía.
-A lo mejor tendré que usarlos en este encuentro.- dijo mirando dos pequeños recipientes que mantenía oculto en una vieja bolsa de cuero, atada en su muñeca.

Comienzo a notar el cuerpo realmente pesado y dolorido; a pesar de las agónicas punzadas que atraviesan gran parte de mis músculos y articulaciones, consigo sobreponerme lo suficiente como para levantar de nuevo mi arma contra Sefirot y apretar el gatillo. Mis ojos brillan con furia en el rostro maltrecho, deseosos de contemplar la sangre del monstruo brotando y disfrutar de su aroma inpregnado en el ambiente...

Nanaki decide empezar a reservar sus esfuerzos para intentar sanar y alentar a sus compañeros, aunque por desgracia todos menos Zack parecen bastante agotados y malheridos y quizá el poder casi recién adquirido de dicha materia no sea suficiente esta vez.

Por su parte, el resto siguen insistiendo en atacar a Sefirot sin tregua, y éste finalmente cae, apoyando una rodilla en el suelo y sujetándose con una mano a su Masamune antes de toser algo de sangre, sin duda debilitado, al borde de la muerte.

-No es posible...- murmura para sí mismo, incrédulo, armándose de fuerza de voluntad para volver a levantarse con menos firmeza de la habitual -Quizá haya llegado mi fin... Pero me aseguraré de no ser el único- sentencia con seguridad antes de empezar a correr hacia vosotros, saltando cuando aún faltan varios metros para alcanzaros.
Levanta su espada y al aterrizar entre vosotros gira sobre sí mismo para efectuar un corte global doloroso que termina con un golpe en el suelo, el cuál acaba de quebrarse por completo provocando que todos caigáis al extraña agua irremediablemente, pues ya no hay tierra firme excepto en la entrada de la caverna.

Una vez en el líquido elemento, descubrís con desasosiego que algunos de vosotros tenéis dificultades para salir a la superficie... y al final sólo Zack lo consigue, acompañado del cuerpo de Aeris todavía innerte e inmóvil, pero viva.

Desde la superficie del agua, sus ojos buscaban manteniendo esa enorme ira para encontrar a Sefirot, pues para él la batalla no había acabado. Por desgracia sus amigos necesitaban ayuda, así que una vez estuvo seguro que Aeris seguía a salvo, comenzó su búsqueda por la profundidad del lago, para poder recoger a suys compañeros de batalla uno a uno. No te saldrás con la tuya...

Zack sale a la superficie sólo para darse cuenta de que es el único que lo consigue, por lo que enseguida nada hasta el cuerpo de Aeris comprobando que sigue en el mismo estado de antes, dejándola en la orilla antes de zambullirse para recuperar los cuerpos del resto depositados en el fondo del agua... del mismo modo que el del propio Sefirot.

Cuando finalmente termina la labor, se siente terriblemente cansado y enfermo, pues aún duran los efectos de lo que fuera que el antiguo Soldado contagió a todos.

Repentinamente, Aeris empieza a moverse con pequeños espasmos hasta recuperar la consciencia e incorporarse con lentitud, realmente confusa mientras mira alrededor.
-¿Zack...?- murmura con un hilo de voz, abalanzándose sobre él para abrazarle fuertemente. Al menos todo lo fuerte de lo que ella es capaz.
-Apenas recuerdo algo...- admite mirando con profunda aprensión los cuerpos del resto distribuidos por el suelo -Voy a intentar ayudarles- se acerca entonces a todos ellos y une las palmas de sus manos para empezar unas oraciones en un lenguaje antiguo y perdido en el tiempo que recuerda al pronunciado pro Sefirot hace minutos antes... sin embargo donde antes había maldad ahora sólo hay buenas intenciones.

Tras caer en el agua todo se desvanece; las imágenes, los sonidos, hasta el mismo dolor que atenazaba cada ricón de mi cuerpo... Mientras me hundo en las profundas aguas pierdo la consciencia. Por mi cabeza empiezan a aparecer los recuerdos de Lucrecia, todos esos buenos momentos que compartí con ella... Tal vez haya llegado el momento de aceptar esta paz que me invade y dejar de luchar por sobrevivir Lucrecia...

Súbitamente la imagen de Sefirot aparece en mi cabeza, sangrando, frente a nosotros, recostado sobre larga espada, mirándonos, riéndose de nosotros... ¿Debo seguir luchando?... Pronto la paz que me inundaba se agita como la mar revuelta, la tranquilidad se convierte en odio, cuando me quiero dar cuenta me encuentro fuera del líquido y consciente de nuevo, intentando levantarme costosamente y emitiendo un corto y áspero grito Sefirot!

Red se encontraba tirado en la plataforma cuando el charco creado de su propia sangre comenzó a crecer de manera perfecta y armoniosa al rededor de él.
Se respiración empezó a entrecortase y sus ojos no querían permanecer abiertos.-Maldición, es mi fin.- reflotaba la idea en su cabeza mientras la luz comenzaba a apagarse. Recuerdos de su infancia, de su abuelo, de los chicos en el cañón Cosmo aparecieron cual flashes, y el dolor poco a poco fue desapareciendo.

-Hijo, ven.- La voz de Seto y su figura aparecieron ante Naniki, y este se levanto y se dirigió siguiendo la voz de su padre. Ya no se encontraban sus compañeros, su adversario, ni se encontraba en el mismo lugar de la batalla, si no en una cañada que reconoció como su hogar, aunque nunca la hubiese visto antes.

-Pero padre. Debo volver para ayudar a mis amigos.- grito desde el fondo.

-Lamentablemente, no puedes volver. Pero aun puedes cumplir con tu promesa y cuidar a la gente del Cañon, aquí conmigo.- explico con una voz llena de ternura.
-Este es el lugar donde evite que nuestra gente fuese atacada por la tribu Gi. y sera donde nosotros le detendremos si algo asi vuelve a ocurrir.-

Red escalo fácilmente hasta ubicarse al lado de su padre, y con lágrimas en sus ojos apoyo su cabeza junto a la de él, desapareciendo su figura transformándose en una luz brillante, iluminando todo el lugar y despareciendo como si fuese absorbida por la imagen petrificada de Seto.

Sus ojos se cerraron.

Aeris mantiene su concentración y su esfuerzo hasta que su cuerpo empieza a tambalearse y finalmente cae al suelo de rodillas, apoyando las manos en el suelo completamente agotada.
-Lo siento...- se disculpa y lamenta, observando los cuerpos inertes de Cloud y Nanaki que ya nunca más volverán a levantarse... pero aún así han perecido por algo que valía la pena, la libertad y la paz en todo el planeta.

Después se atención se desvía hacia Vincent, el cuál sí es capaz de incorporarse con cierta dificultad. Le sonríe amigablemente y se seca las lágrimas de la cara poniéndose también en pie a la vez que los cuerpos de vuestros compañeros se iluminan con un color verdoso y desaparecen hasta que su energía vuelve a su lugar, la Corriente Vital.

-Estarán bien... y nosotros debemos seguir. Porque todavía no hemos terminado, ¿verdad?- pregunta a Zack cogiéndose a una de sus manos sintiéndose algo más segura con ése sencillo gesto. Todavía queda Shinra.