Partida Rol por web

Megumi reconoce fácilmente el emblema de Bayushi Norie, una reputada magistrada esmeralda que rápidamente identificó como la otra Magistrada que investigaba los crímenes de los Valles Ojatara.

Bayushi Norie es famosa por ser muy justa para ser una Escorpión. Aparentemente, en otras ocasiones en el pasado se ha decidido por los intereses del Imperio en general en lugar de los de su clan, y también es famosa por llegar a acuerdos, incluso sobre asuntos que normalmente se considerarían cuestiones de honor y requerirían un duelo a sangre.

Norie fue en otra época la magistrada residente de Shiro Yogo, y está bastante acostumbrada a tratar con intrigas, mentiras y gente con perfiles psicológicos aberrantes. 

No conoces a algunos de los otros samurai, expecto a uno:

Bayushi Junro, es un hombre callado y musculoso con cicatrices de duelos, y tres cintas azules y plateadas en su saya. Hace poco que Bayushi Junro fue relevado de sus deberes en Shiro sano no Kakita donde ha aprendido a batirse en duelo como un experto Kakita. Junro se muestra ansioso por agradar a Norie, pues salvó a su hermano de una acusación de asesinato falsa y, aunque no se aprecia en su voz, espera sus órdenes con fe ciega.

La magistrada llevaba tiempo sin descansar en un lugar tan confortable. Aún así se despertó muy temprano para preparar su montura. Por otro lado quería observar al eta elegido por el Ikoma aunque aun era pronto para formar una opinión al menos no apestaba.  

¿Al oeste, pues, Mirumoto-sama? 

Megumi supuso que el cumplido iba dirigido a la duelista pues sus cabellos blancos reflejaban la luz como el sol, Mirai estaba acostumbrada a este tipo de cumplidos y de hecho la magistrada pensaba que muchos hombres las subestimaban en duelo por su aspecto frágil y delicado. 

En el camino les sorprendió la presencia de unos samurais liderados por una escorpión. La magistrada desmontó para recorrer los últimos metros a pie mientras el shugenja la presentaba. 

Bayushi-sama vuestra fama os precede dijo inclinando levemente la cabeza. Disculpadme, al resto no os conozco, tengo la fortuna de contar en esta investigación con dos miembros del clan León, Ikoma Kazuo y Akodo Isshin y la famosa duelista Kakita Mirai. después dirigió la mirada directamente a la dama. Pensaba encontraros más adelante ¿Qué línea de investigación os ha traído hasta aquí? 

La comitiva reposaba con varios caballos al borde de un arroyo, donde varios sirvientes atendían a los nobles trayendo agua del arroyo, recogiendo madera en la espesura de los arboles, y preparando el té. La magistrada viajaba con al menos cinco sirvientes y eta; sin duda esta magistrada no había escuchado las terribles historias  escalofriantes sobre los Soshi y sobre asesinos que podían ser su propio criado.

Isawa Satoru dio por fin un paso al frente y salió de la carretera principal para acercarse a la comitiva, con ambiente cordial y amistoso... parecía como si conociese con familiaridad a parte del grupo.

Los yojimbos se pusieron en tensión, seguían mirando amenazadoramente al shugenja.

La magistrada no se levantó del asiento improvisado que le habían preparado sus criados, pero dejó el té aun caliente en una mesilla de viaje donde estaban otros utensilios para su preparación.

La magistrada se giró hacia la magistrada Mirumoto y sus acompañantes; al principio parecía que iba a soltar un bufido por haber sido interrumpida, pero lejos de esto, la hermosa mujer mostró una sonrisa sincera que apareció en su rostro iluminando cualquier atisbo de amenaza e hizo un gesto amistoso con un abanico para que se acercasen, casi más como mensaje para indicar a sus yojimbos que los dejasen acercarse que para invitar los viajeros.

- Ohayō gozaimasu, estimados compañeros
Podéis dejarles acercarse - Dijo a sus hombres - Mirumoto Megumi es una vieja conocida, coincidimos en el cumpleaños del Gobernador de Kyuden Tombo hace un par de primaveras si no recuerdo mal.
Fue un encuentro agradable, he oído hablar de algunas de vuestras acciones como magistrada, y sois una samurai respetada en el castillo del Campeón Esmeralda.

Por lo que veo habéis escogido, a un gran equipo de colaboradores para auxiliaros a resolver los graves conflictos que se han producido en estos preciosos valles... - La Magistrada escorpión miró con cierta suspicacia hacia Isshin y Kazuo, pues no confiaba en un Clan que ensalzaba la guerra - ...Soy feliz de comprobar que al menos alguien coherente podrá aportar un poco de luz y consejo sobre los crímenes acontecidos por los Iuchi.

Finalmente se levantó de su asiento mientras tres criados le ayudaban y evitaban que su vestido se ensuciase con el barro o la hierba. Shosuro Norie se acercó al borde del camino.

- Es un placer tener una aliada al fin, Mirumoto-sama, estoy segura que como Magistradas imparciales podremos colaborar y afrontar estos desagradables crímenes que sin duda serán esclarecidos. Me gustaría expresar mi pesar por la pésima situación que ha hecho que nos reencontremos y por los “horribles acontecimientos” que nos han traído aquí.

La guerra es una cosa terrible; rara vez las victorias compensan los costes. -

Shosuro Norie baja la vista como dolida por el pensamiento, aunque rápidamente se recompone y retoma su discurso.

- Disculpadme, No se donde está mi etiqueta... les presentaré a mis hombres.
Este es  Bayushi Junro, mi Yojimbo personal, hace poco que Junro-san ha sido relevado de sus deberes en Shiro sano no Kakita; ... -

Junro parece un hombre callado y musculoso con cicatrices de duelos. Porta una katana de gran calidad y en su cinto pueden verse tres cintas azules y plateadas en su saya.

- ... este es Bayushi Hoji, puede que hayáis oído hablar de Hoji del Campeonato Topacio de hace ocho años; su mente es brillante y tiene una memoria prodigiosa... -

Hoji es un hombre pequeño, delgado y compacto de ojos penetrantes que oculta su rostro bajo una máscara de demonio.

- ...y este es mi fiel consejero Isawa Ichiro, un monje prometedor capaz de revelar los secretos que los Kami presencian en el momento de los crímenes y que los demás no podemos ver.

- Adelante, pueden acercarse - dijo con un gesto de invitación con las manos. Si pudieseis ver su rostro sin la máscara, estáis seguros de que estaría mostrando la más cálida de sus sonrisas. Luego se gira hacia los criados. - preparen tazas de té para todos. 

Juntando las manos se pone al lado de la magistrada escorpión y su máscara sonriente mira hacia la samurai grulla - Mis ojos no me engañan, esa es Kakita Mirai, la campeona topacio de su generación. Con tal maestría a su lado, nadie osará enfrentarse a usted, Mirumoto-sama.

Los yojimbos se pusieron en tensión, seguían mirando amenazadoramente al shugenja.

Satoru observó cómo sus palabras tranquilizadoras parecían surtir el efecto contrario al deseado, pues lejos de recibirlas con agrado, los yojimbos de la magistrada se tensaron, clavando en él unas miradas que parecían querer atravesarlo como cuchillos, y por un momento las palabras de una invocación estuvieron a punto de asomar a sus labios.

Sin embargo, un instante después, Megumi intervino de forma bastante más escueta y arisca, pero de pronto la actitud de los Escorpión cambió de golpe, y los hostiles yojimbos se convirtieron en unos solícitos cortesanos que les ofrecían tomar el té con ellos.

Sin comprender del todo lo sucedido, pero dando por hecho que la conversación no era en esos momentos una alternativa para él, Satoru desmontó sin prisa, sacó a Tameiki de entre sus ropajes, y la metió en su pequeña jaula a pesar de los maullidos de queja del pequeño animal.

Kazuo observó con una expresión afable la recepción de los otros samuráis, una que en absoluto correspondía la crudeza de los yojimbos de la otra comitiva. Fue lo mejor, porque la tensión se deshizo en cuanto la cabecilla del otro grupo, Shosuro Norie, se presentó a sí misma y a sus acompañantes. Sin embargo, la propia magistrada si que reservó una cierta suspicacia para con él y su primo Isshin, aunque ni siquiera eso consiguió derribar la fachada de complacencia del bardo. En cuanto se les ofreció reunirse, el Ikoma se apeó de su montura y la condujo junto a las de los demás, mientras hacía un gesto a Chitao indicándole que se encargara de abrevarla. Él, por su parte, se encaminó hacia donde servían el te. 

Isshin se quedo detrás de la magistrada Dragón en silencio, estaba a su servicio, y actuaba como tal.

Si los comentarios y miradas de la magistrada Shosuro, molestaron al León, este no le demostró, mantuvo su rostro impasible.

Desmontó e hizo una reverencia cuando fueron presentados, y dirigió a su montura rodeando el pequeño campamento que los sirvientes de la magistrada Shosuro habían improvisado a la orilla del río.

Cuando llegó dejó que su montura descansará y se refrescará mientras acariciaba el lomo de la hermosa criatura, le dedicó una sonrisa despreocupada, antes de volverse para examinar el grupo de la magistrada Noire.

Mirai estrechó los ojos para estudiar aquellas personas, pero sin casi percibirlo, su mano se había deslizado lentamente hacia el mango de su espada.

Se mantuvo al lado de la magistrada mientras se acercaban a la escorpión, pero sus ojos se posaron de forma inevitable en el cinto de aquel bushi. Había ganado duelos, y había matado Grullas. Se sentía orgulloso de ello.

Los ojos de Mirai se clavaron en los suyos con fuerza y odio.

- No importa cuantas palabras amables digan... no serán mis amigos. - susurró la samurai para sus compañeros sin mostrar la más mínima amabilidad en su rostro.

...Soy feliz de comprobar que al menos alguien coherente podrá aportar un poco de luz y consejo sobre los crímenes acontecidos por los Iuchi.

Sonrió levemente, tras dar una palmada en el cuello a Kurou y atarlo a una rama se acercó a la bella dama y tomó asiento a su lado. 

Veo que habéis realizado una investigación muy concienzuda para haber alcanzado ya un veredicto. Me temo que aún estamos iniciando nuestras pesquisas y que nos llevará un tiempo pronunciarnos. 

Aceptó la taza de té que la Shoshuro ofrecía y sin beber continuó hablando. 

Hace sin duda mucho tiempo, Norie-sama. Estoy de acuerdo contigo nunca la guerra trae nada positivo. Sobre todo una contienda tan larga en el tiempo. Gracias a los kami que las fuerzas imperiales han acudido a apaciguar los ánimos. De hecho nuestro primer movimiento es ir a hablar con el general Mirumoto. ¿habéis hablado con él? ¿Son muchas las pérdidas?

Megumi dirigió una mirada directa a sus compañeros. 

Por favor, sentaros, llevamos un largo día de camino, compartiremos nuestros víveres con la magistrada. Por favor Norie-sama acepta nuestras humildes provisiones, estoy convencida que tras días de arduo trabajo echáis de menos los manjares de Ryoko Owari. 

Mis ojos no me engañan, esa es Kakita Mirai, la campeona topacio de su generación. Con tal maestría a su lado, nadie osará enfrentarse a usted, Mirumoto-sama.

La magistrada dragón asintió a las palabras del escorpión. 

Siempre he  sentido mucha seguridad al lado de Kakita-sama, como bien sabéis somos antiguas conocidas. Pero me gusta ganar las batallas con la fuerza de la verdad y la palabra, no con la velocidad de la espada Bayushi-san. 

Dicho esto hizo un gesto a la grulla para que sentara a su lado endureciendo un poco la mirada. 

El misterioso hombre con el mon del fénix en su espalda se inclinó profundamente ante la magistrada y luego hizo el símbolo del sol y la luna hacia su primo Satoru. Le observó unos segundos e hizo una mueca de duda, como si algo no le encajase.

- Isawa Satoru. Tenéis una gran reputación. Me extraña que no os hayan destinado bajo la supervisión de Shinjo Tsume, tengo entendido que ya habéis trabajado antes con él.

- Veo que su comitiva de consejeros y asesores es brillante, Mirumoto-sama. Estoy completamente segura de que las dos tenemos el mismo objetivo y me gustaría dejar claro que por encima de todo estamos en el mismo lado, con el propósito de poner punto final a la guerra. Me gustaría que me considerarais una firme aliada y quisiera poder ayudaros en todo los posible y necesario.

Norie vuelve a sentarse cuando la magistrada Mirumoto se sienta enfrente de ella. Hace un pequeño lapsus para pensar bien sus palabras...

- Estoy segura que seréis mucho más colaboradora que el honorable Shinjo Tsune-sama.
No me entendáis mal, Tsune-sama es un gran Magistrado, un hombre de honor y un investigador inagotable. Pero intenté hablar hace un día y medio con él, cuando me lo crucé en el camino al dirigirse a Iuchi Shiro y prácticamente me denegó la palabra, no parecía inclinado a retrasar su marcha..

Shinjo Tsune es un hombre alta posición social, su madre era de la familia Otomo, y su estatus está muy por encima de mi rango, Mirumoto-sama. Además de ser el magistrado más experimentado. Mucho me temo que su opinión es que su investigación es la única válida y necesaria para resolver el conflicto, y que nuestro trabajo aquí está de sobra. Desea terminar cuanto antes sus interrogatorios y firmar una sentencia lo más rápido posible.-

Norie miró de  nuevo al suelo entristecida por el recuerdo de su encuentro.

- No sé, tal vez vos tengáis más suerte tratando con él. Desde luego tengo claro que mi misión ha sido encargada por el mismo Doji Satsume-sama, y no me pienso dejar intimidar por el rango de Tsune-sama. Cumpliré mi deber.

Como decís, la presencia de las tropas Dragón ha sido esencial para poder detener esta locura. Me gustaría sugerirle repartir las tropas de las Legiones Imperiales de forma equitativa entre los tres equipos cuando lleguen a los valles como medida de protección, en lugar de que se pongan al mando del magistrado con mayor Estatus, en cuyo caso sería Shinjo Tsune, y recomiendo como punto de encuentro la neutral aldea de las Hojas Enterradas; si os parece bien.

Mirumoto Megumi puede percibir que la Magistrada Soshuro no es ninguna ignorante, su encuentro no es casual, estaban esperándoles, aunque tampoco trataba de ocultarlo.

Sus palabras van claramente encaminadas a informar a Megumi de la altanía de Shinjo Tsume, sea real o no, trata de conseguir la simpatía de la Dragón hacia su causa. Nada de lo que ha dicho parece mentira, simplemente lo postula como mejor le interesa.

Seguramente Shinjo Tsume sea un experimentado samurai cascarrabias y vea a ambas magistradas como jóvenes aprendices. Norie trata de hacer piña con Megumi para poder hacer frente a Tsume si este se propasa con su autoridad.

Con tranquilidad, el joven shugenja terminó de cerrar la jaula de su pequeña gatita mientras los demás también parecían dedicarse a sus propios asuntos. Sólo cuando Mirai lanzó un tenso susurro se detuvo, observando a la Grulla como si hubiese descubierto algo que no esperaba. Pero su sorpresa duró sólo un instante, tras el cual se giró hacia el grupo de Escorpiones que ahora los instaba a unirse a ellos tomando el té.

Sin embargo, fue el otro Isawa el que finalmente se dirigió a él.

-Siempre es un honor ser reconocido fuera de tu hogar, aunque probablemente esa fama sea inmerecida. -Respondió Satoru al monje Fénix humildemente, ligeramente sorprendido por la rapidez con la que lo había situado, mientras que él no había sido capaz de encontrar en su recuerdo nada acerca de él. -En efecto, los caminos del honorable Shinjo Tsume y de mi difunto maestro estaban muy unidos, y guardo un magnífico recuerdo de él y su trabajo de las ocasiones en las que trabajé con él.

-Sin embargo, esos días forman ya parte del pasado. -Añadió, con un suspiro de tristeza al mencionar la pérdida del que había sido su maestro. -Hace ya tiempo que me retiré de vuelta a Kyuden Isawa para estudiar, hasta que el Campeón Esmeralda requirió de mis servicios. Tal vez creyó que mis experiencias pasadas ayudarían a unir los criterios de sus magistrados.

Acercándose sin prisa a la mesa que habían dispuesto para ellos, con una completa naturalidad a pesar de la hostilidad con la que le habían recibido, y a la extraña tensión que parecía haberse creado entre Mirai y el duelista Bayushi, Satoru tomó asiento y levantó con delicadeza la taza de té que le habían ofrecido.

-Y decidme, Ichiro-san… -Continuó dirigiéndose a su prima, mientras escuchaba de fondo la conversación entre las magistradas. -¿Cómo habéis acabado sirviendo tan lejos de tierras Isawa?

Kazuo se sentó del lado de Megumi y su yojimbo y escuchó el intercambio entre la magistrada que los lideraba a ellos y la que representaba a los intereses del Escorpión. Si las dagas que inevitablemente iban a lanzarse en los días venideros habían echado a volar ya, él no se había dado cuenta, y eso le inquietaba, porque con la prole de Bayushi uno no podía nunca estar seguro. Nada de ello le impidió recordar, con la sombra de una sonrisa, la tentativa decisión de Megumi del día anterior de no visitar ninguna corte. En su mente brotó de manera espontánea un pequeño haiku, que recitó para sus adentros:

La paz es esquiva
El mundo, una corte
La paz es mentira

La métrica podía mejorarse, pero el poema resumía a la perfección su forma de pensar: tal vez podrían parar el conflicto, tal vez clausurar los campos de batalla, pero el conflicto entre la gente de Shinjo Tsume y la de Shosuro Norie les sobreviviría a todos los presentes, tanto en los salones de los palacios como en el corazón de los samuráis. Pero se estaba distrayendo. En silencio, estiró el cuello y tomó la determinación de hacer aquello para lo que, suponía, le habían elegido.

—Honorable Shosuro-sama —comenzó, haciendo una discreta reverencia, pues ya se había sentado y el carácter informal de aquel encuentro no le dejaba margen para mucho más. Después, mientras seguía hablando, se dedicó a rebuscar un pergamino de entre los documentos que se le habían entregado—. No tenéis que preocuparos por el magistrado Shinjo Tsume. Doji Satsume-dono nos ha encargado coordinar los esfuerzos de vuestra comitiva con la del Clan del Unicornio, y es el deseo del Campeón Esmeralda que las sentencias sean emitidas de manera consensuada entre las tres partes.

Y le entregó el documento que así lo acreditaba, esforzándose por mantener la expresión insípida típica de un secretario o un burócrata. Sus palabras decían mucho más de lo que significaban, pues aunque en esta ocasión parecía que iban dirigidas a menoscabar la autoridad del tercer magistrado, de manera implícita también menoscababan la de ella. Además, en un conflicto como aquel era de esperar que los intereses del Escorpión y el Unicornio estuvieran siempre enfrentados, por lo que eso depositaba de facto la toma de cualquier decisión en los labios de Mirumoto Megumi. 

Ikoma Kazuo pudo percibir que la Magistrada Soshuro no es ninguna ignorante, su encuentro no es casual, estaban esperándoles, aunque tampoco trataba de ocultarlo. Disfrazar el encuentro de feliz casualidad era una manera de no insultar a su compañera con una forzada reunión en un lugar que pueda ser espiado por otros agentes.

Sus palabras iban claramente encaminadas a informar a Megumi de la soberbia de Shinjo Tsume, fuese real o no, trata de conseguir la simpatía de la Dragón hacia su causa. Nada de lo que había dicho parecía mentira, simplemente lo planteaba como mejor le interesaba.

Seguramente Shinjo Tsume fuese un experimentado samurai orgulloso, cascarrabias y encontrase a ambas magistradas como jóvenes aprendices ignorantes. Norie estaba tratando de hacer piña con Megumi para poder hacer frente a Tsume si este se propasaba con su autoridad.

Cuando Isshin fue invitado a sentarse por la magistrada, a tomar el té, obedeció y se sento.
Aunque no era lo que más le apetecía en el mundo, había una lista muy larga de cosas que preferiría hacer que tomar el té a las orillas de un río junto a la comitiva de una magistrada esmeralda, que pondría todo su empeño en impedir que completarán la tarea, que les había sido impuesta.
Sólo cabía confiar en nuestras habilidades, actuar con honor y esperar que las fortunas estuvieran de nuestro lado.

Mientras escuchaba la conservación obligándose a prestar atención, lo que requería de toda su fuerza de voluntad, el aroma de la taza brotó de la taza hasta llegar a sus fosas nasales, recordándole la bebida que le habían servido.
Alzó la taza, bebió y la volvio a dejar para no volver a levantarla.

—Como puede ver, el sello personal del Campeón rubrica ese y todos los demás documentos... —mientras apabullaba a la magistrada con aquel sinfín de pergaminos, siguió hablando—. Es una desgracia, lo que ha ocurrido. Tanta muerte... Lamento muchísimo que tengan que investigar asuntos tan escabrosos y a la vez tan personales. Deberíamos aprovechar esta feliz casualidad que nos ha reunido aquí para, como he dicho, coordinar nuestros esfuerzos. 

Y miró a Megumi, confiando en que ella tomara las riendas de la situación. 

El cortesano levanta una mano de forma cortés para indicar al Ikoma que no necesitaban ver el sello de sus papeles.

- Tenemos una orden directa del Campeón Esmeralda, no es necesario que nos trate de convencer de nada Ikoma-sama.  Confiamos en Satsume-sama, pero confiar en que décadas de prejuicios no hagan mella en el carácter del experimentado magistrado... es otra cosa.

- Agradezco sus palabras y su preocupación, Ikoma Kazuo. Es nuestro deber atender esta tarea por muy escabrosa que sea.

Dijo con una sonrisa seductora mientras bajaba la mirada con sus largas pestañas caídas. Inspiró profundamente antes de dirigirse a Isawa Satoru. - Así que conocéis personalmente a Shinjo Tsume - se humedeció los labios mientras asimilaba ese nuevo dato.

- No me malinterprete. Estoy segura de que el magistrado Tsume es un investigador meticuloso y eficiente. Pero hablo desde la experiencia de quién ha intentado ser una aliada y no ha recibido más que desprecio y ofensas infundadas.