Partida Rol por web

Después de lo de Susana, me costaba bastante asimilar el tiempo de ocio. Durante estos tres años, el rato que tenía se lo dedicaba a ella. Muchas veces de agrado, últimamente era más a la fuerza. Pero, aunque el hecho de cortar con ella era precisamente por cómo restringía mi libertad, es difícil pasar página y afrontar una tarde de paseo sin que todo lo que viera me recordara a ella. Pensar que, si yo tenía esa sensación de estar perdido, ella estaría mucho peor, no me consolaba en absoluto. Más bien al contrario.

Sea como fuere, decidí desengancharme encerrado en casa y jugando con la videoconsola. Comencé a encadenar sesiones maratonianas de vicio digital como no hacía desde que era un crío. Funcionaba, pues mientras estaba enfrascado en el juego no pensaba en nada más.

Allí estaba cuando sonó el teléfono de casa. Miré el móvil, que lo tenía sobre la mesa, pero estaba apagado. Seguramente sin batería.

Descolgué el teléfono.

- ¿Sí?

Oido cocina! Esta tarde espero tener tiempo para empezar a pensar en el primer post de este capítulo, empezando la llamada telefónica. Chantajear? Ufff, espero que Pablo no tenga mucho problema para ir, que no se que tal se me darán esas cosas...
 

Tenia en mi mente un montón de ideas para el viaje, parecía que organizaba un mes completo de actividades, pero apenas era un fin de semana, sabia que seria la ultima reunión importante antes de separarnos, eso me entristecía, los quería a todos y era consciente de que una vez diciendo adiós, no volveríamos a ser tan unidos, cada uno tomaría su propio rumbo y conocería gente nueva, creando nuevas amistades.

Había llegado a casa y después de darle algo de comer a Bruno, fui a mi cuarto para llamar a Susi, tendida en la cama mirando el techo marque su numero, un par de tonos y escuche su voz del otro lado.

Susi!!! ¿a que no sabes lo que ha logrado conseguir Mario?...espere su respuesta.

Tras bajarme del autobús y andar un par de calles, llego delante de mi casa. Atravieso el pequeño jardín delantero y busco las llaves en mi bolsillo ya bajo el recibidor. Entro por la puerta de casa tras volver de mi encuentro con los hermanos, aliviado y encantado porque ninguno de ellos a puesto pegas al plan. Además, aunque me ha soltado un par de "regalitos" de los suyos, Ric no me ha dado mucha caña. "Le habré pillado poco inspirado hoy" pienso, y sonrío ante la imagen en mi cabeza del tipo duro en un momento de bloqueo y debilidad. Paso por el recibidor y me asomo al salón, pero no veo a nadie. Parece que estoy solo en casa, pero por si acaso, digo gritando:

-Hola, ¿hay alguien en casa?

El silencio posterior lo confirma. Así que paso para el salón, me dejo caer como un fardo sobre uno de los estupendos sofás y pienso en encender la tele. Cuando ya tengo el mando en la mano y con el dedo estoy a punto de darle al botón rojo de encendido, me lo pienso mejor, suelto el mando y cojo mi móvil. "Mejor llamo ahora a Pablo, y procuro tener confirmada a la gente para el plan del finde rural cuanto antes".

Paso la agenda del móvil hasta que estoy sobre el número de Pablo, y tras unos segundos mirando a la pantalla, por fin lo pulso y acerco el móvil a mi oreja, mientras suenan los primeros tonos de llamada.

Descolgué el teléfono sin fijarme en quién llamaba.

- ¿Sí?

Tras un par de tonos, escucho la voz de Pablo al otro lado. Por el tono neutro de su voz, deduzco que no ha visto quién le llamaba:

- It´s a me, Mario! -Digo agudizando la voz y poniendo un ridículo acento italiano*- ¿Que tal, Pablo? Mira, te llamaba para proponerte una idea: ¿te acuerdas de las veces y veces que hemos hablado de pasar un fin de semana en una casa rural? Pues gracias a un amigo de mis padres, hice un par de llamadas y aprovechando que estamos prácticamente fuera de temporada alta, tenemos a nuestra disposición una casita estupenda para el próximo finde. He echado un vistazo en su web y tiene bastante buena pinta. Es por la zona del valle, una zona estupenda, con unas vistas impresionantes! No esta lejos, en menos de una hora en coche estamos allí. Ya he hablado con Julia y Ric del plan, y están dentro. Solo me falta que me confirméis Susana y tu, y ya estaríamos todos listos. De hecho, entre Julia y yo estamos terminando de organizar todos los detalles. ¡Va a ser un finde genial! Venga dime, ¿qué te parece?

-¡Hey, Mario! ¿Qué tal? - Respondí, animado al escuchar su voz. Luego escuché atentamente y un escalofrío me recorrió la espalda cuando dijo aquello de "Susana y tú" - Pues, no sé, Mario. Tiene buena pinta pero, verás... - Titubeaba y, la verdad, no se me ocurría una razón para postergar la noticia, y menos a Mario. Sea como fuere, no había manera de continuar la conversación sin explicarle lo que había pasado - ...no se lo he dicho a nadie aun, pero... Susana y yo hemos cortado, tío.

Poco me faltó para abalanzarme sobre el móvil cuando lo oí sonar. ¡Pablo! ¡Lo sabía! Pero, tan pronto vi que era Julia, me invadió una decepción que no pude controlar. La alegría de Julia, en unos momentos tan duros para mí, me molestó.

- Sí... Hola, Julia... Eh, no, no sé lo que puede haber conseguido Mario - dije, en un tono frío.

Tomé aire. Estaba siendo desagradable y Julia no se lo merecía, pero no me apetecía conversar en este momento.

 ...no se lo he dicho a nadie aun, pero... Susana y yo hemos cortado, tío.

...

"...Susana y yo hemos cortado, tío". Resonaba la frase en mi cabeza, como un eco. Me había dejado completamente descolocado, estaba preparando todo tipo de replicas y argumentos para cualquier inconveniente que me pusiera Pablo, menos para esto. Me doy cuenta de que llevo unos cuantos segundos callado, tengo que decirle algo.
-¿En serio? Joder tío, lo siento mucho- Es un puro topicazo, pero me sirve para ganar tiempo y seguir pensando que más decir-. Pero bueno, con más razón para apuntarte al plan, te vienes con los hermanos y conmigo. Estaremos los cuatro y el finde en la casita te servirá para desconectar un poco de todo, y que mejor refugio que tus mejores amigos, ¿eh? Vengaaa... Alargo la última palabra con un tonillo de súplica casi infantil.

Esperaba escuchar una reacción mas animada de Susi, pero al oír su tono frió y algo desinteresado, aparte de mi mente la idea de Mario, algo le había ocurrido a mi amiga, mi mejor amiga, la conocía bien, era prácticamente mi reflejo...

Oh nena, ¿estas bien? ¿ocurre algo?...

Pregunte con real preocupación, no podía imaginar a ciencia cierta que seria, pero intuía que Pablo estaba involucrado, las cosas entre ellos no iban bien y aunque no deseaba que ocurriera así, lamentaba lo peor.

- ¡Je! - Dejé escapar una risa monosilábica. Ese era Mario, capaz de darle la vuelta a cualquier situación para encontrar una excusa para ir de fiesta. Lo medité unos segundos. 

- Tiene razón. - Pensé. - Pero me agobia pensar en mirar a la cara de todos y tener que responder preguntas o, peor aun, el silencio incómodo mientras adivino qué piensan.

- No sé, tío. Tienes razón pero me da mal rollo. - Le confesé. - He cortado yo, ¿sabes? Y tampoco quiero que penséis que soy un cabrón o algo así. No sé, quizá sea demasiado pronto aun.

Me hacía de rogar. No es que quisiera forzar a Mario a suplicarme ni que me gustase llevarle la contraria, es que yo mismo estaba hecho un mar de dudas. Hacía mucho tiempo que no veía el mundo desde una perspectiva solitaria y, sinceramente, me asustaba un poco.

El dolor que me atenazaba me impulsaba a contarle lo ocurrido, pero, haciendo de tripas corazón, pude contenerme, al menos por el momento.

- Eh... no, no... Bueno..., es sólo que... - Tomé aire - Prefiero hablar de otras cosas. ¿Qué es lo que ha logrado Mario? Cuéntamelo, por favor.

No sabía cómo acabaría la conversación. Quizás hablando de Mario conseguiría olvidar mis problemas, aunque fuera por un rato.

Escucho las palabras de Pablo, y leo entre líneas para darme cuenta de que debe hacer pocos días, incluso puede que solo unas horas, que acaban de romper. Ha sido él quien ha dejado a Susana, ahora supongo que está en esa fase de romperse la cabeza por todo y por todos, lo que incluye este plan y yo mismo. Tengo que tratar de sacarle de ahí

-Mira, me imagino que ahora le estás dando vueltas a todo, tienes demasiado tiempo para pensar y vas a replantearte cualquier cosa que piensas o que quieres hacer. Es normal. Pero precisamente creo que te vendrá bien salir de la rutina, cambiar el chip por un par de días, para superar estos primeros momentos que pueden ser los más duros. Y tío, como vuelvas a decir que por algún motivo pueda pensar que eres un cabrón, voy a tu casa y te saco a la calle a base de patadas en el culo! Ric puede que lo piense, pero porque es un malote que puede querer putear y odiar a toda la humanidad por costumbre...- Suelto esta coña para tratar de relajar un poco el ambiente de la conversación, me sale solo.