Partida Rol por web

Fue entonces cuando para terror de Susana, descubrió que tras el cojín se ocultaba una terrible verdad: Ric yacía desangrado por un corte en el cuello, y quien sabe si también asfixiado por aquel cojín que ocultaba su rostro.

Tu corazón empezó a latir a gran velocidad ¿estabas soñando? ¿era aquello una pesadilla? No hacía tantas horas que estuviste con él en un momento íntimo y ahora estaba... ¿muerto?

Aquello no era real, no dejabas de repetírtelo.

Siento un poco de frustración y preocupación, pero es más este último sentimiento el qué me agobia.

-Amigo... ¿Estás bien?...-

Pregunto sutil y delicadamente a Pablo, es obvio que me preocupa, y quisiera decirle lo que siento, pero... No creo que se lo tome bien. 

Dime si puedo ayudarte en algo

Tardó varios segundos en reaccionar, concretamente 5.

1

La sangre corría por el cuello de su amigo. El nulo movimiento de su pecho le delató que no estaba siendo víctima de una broma pesada, ni siquiera teniendo en cuenta que se trataba del brabucón del grupo.

2

Sus ojos inertes, inexpresivos, abiertos con las pupilas dilatadas. Aunque no la estaba mirando directamente seguía sus ojos clavados en los de ella, perdiendo todo rastro de cordura que pudiera quedarle.

3

Negación. Esperó que todo eso fuera una pesadilla fruto de su alocada imaginación pero era tan real, tan palpable el terror que sabía, aunque no lo quisiera, que eso realmente era tan real como ella.

4

Notaba que le faltaba el aire. No era capaz de llorar, tampoco de articular palabra mientras se apartaba unos pasos, dando con la espalda en la pared mientras en su cabeza pasaban miles de respuestas.

5

Gritó una vez que su cuerpo le obedeció, tan fuerte que notó desgarrarse las cuerdas vocales mientras se llevaba las manos al rostro, horrorizada e incapaz de apartarse del cadáver.

No la dudo ni por un segundo, salgo corriendo en la dirección a la casa, si las cosas se están desmadrando, alguien podría terminar lastimado.

De acuerdo, tengo que ver qué ocurre y solucionar el problema que ahora nos concierne 

-Yo... - dije a mi amigo antes de escucharse el grito que nos sorprendió a ambos. Sabiendo como actuaría Mario y que esta era mi unica oportunidad, fui a cogerte del brazo y tirar de el para encontrarmelo cara a cara y con la otra mano agarrarle del cuello para acercar mis labios a los suyos en un profundo beso. Durante un breve descanso le dije - ¿Acaso crees que no sé como me miras? - y le volví a dar otro beso.

Podía equivocarme, o igual podía acertar, pero sería lo suficiente para ver que es lo que sentía mi amigo por mi.

Y también esperaba que fuera la confusión perfecta para sacar por detrás el cuchillo y aproximandolo al corazon por la espalda, atravesarlo en una profunda puñalada.

Me sentí agraciado, sorprendido, y reconfortado, todo en ese momento, un manojo de emociones vino a mi mente y a mi corazón, ¿Cómo puedo responder a todo esto?. 

Con sinceridad, me siento feliz más que otra cosa, y por un segundo, se me olvida todo el mundo. 

-Y... Yo... Me gustas... Pablo... Siempre fue así... Pero siempre... Me limité a ser tu... Amigo-

Dije avergonzado, quería haber dicho más, pero no podía pensar en otra cosa. 

Fue entonces cuando Mario sintió un dolor punzante, un escalofrío, un sabor metálico en su garganta...

Abrió los ojos de par en par y percibió que la mirada de Pablo, de su Pablo, era diferente.

Cuando aquel inocente chico pudo ser consciente de la realidad, notó que aquel hombre, el que había sido su amigo de la infancia, le había clavado un cuchillo por la espalda aprovechando el beso.

El aire se le escapaba, al igual que la esperanza, las ilusiones y su futuro...

¿Qué decir o que hacer frente a algo así?

Julia, escuchando el grito, no tardó en seguir la dirección del sonido para identificar que era su amiga Susana la que estaba llorando desconsoladamente.

Fue entonces cuando ella, al entrar en la habitación, comprobó también desconsolada lo que estaba sucediendo.

- Su... Su... Susana... ¿qué pasa? - decía con voz titubeante mientras su rodillas temblaban, aún llevaba en su mano uno de los vasos que estaba usando para preparar las bebidas.

- No... no... dime por favor que esto no es real... - dijo con un hilillo de voz mientras se encontraba mirando al suelo impactada.

Aparté suavemente mis labios de los suyos mirandole a los ojos con cierta condescendencia - ¿Te crees que no me había dado cuenta antes? - reí por lo bajo - Aunque igual si que necesitaba un empujón para verlo, pero ya es demasiado tarde Mario. Perdoname por esta pequeña traición, pero eras tu o yo. - Sin más le solté dandome la vuelta y yendo a la puerta de la cabaña - Susana está dentro, así que es hora de hacerlo, y espero pillar a Julia - Al menos espero que aguantes un poco más, para que veas mi último acto. Ya maté a Richard, por eso Susana grita. Ahora toca hacerla a ella pagar con fuegos artificiales - Una leve metafora de lo que quería conseguir ahora.
 

Se agitó al escuchar ruido proveniente del pasillo pensando que sería el/la asesin@, conteniendo la respiración hasta que vio por la puerta a Julia, su amiga y hermana de Ric.

Pero verla ahí hizo que el interruptor de Susana se activara, corriendo hacia ella para sujetarla por los hombros con una fuerza que no podía controlar y girarla, evitando así que no viera el cadáver de su hermano.

Es-escúchame, ve a por el teléfono y llama a la policía.- No sabía quién había sido y sus amigos estaban en posible peligro. Tenían que ponerse en contacto con ellos rápidamente antes de formar parte del collage de muerte.- Llama a la policía.- La soltó, recalcando por última vez la frase antes de prácticamente empujarla hacia fuera de la habitación, esperando así que reaccionase. Mientras tanto ella iba a hacer lo mismo, pero quería encerrarse en la habitación de Ric con el pestillo echado para evitar que nadie entrara, buscando el teléfono del difunto.

Caigo al suelo tras sentir el acero hiriendome profundamente, pero más me hacen daño sus palabras, quería incorporarme, detenerlo, acestarle un buen golpe para que recapacite, pero jamás creí que le arrebataria la vida Ric, o a mí..

Queria preguntar por qué, por que nosotros, pero eso solo lo sabia el propio Pablo, el amor de mi vida, incluso ahora lo sigo amando cómo en el primer día.

Me cuesta respirar y la visión se me nubla, tendido boca abajo, viéndole partir en dirección a la casa, mi único lamento es no proteger a las chicas, y en ese instante, escucho una voz familiar, que me invita a seguirle, mientras percibo como me desprendo de la vida, de mi cuerpo, y de mi historia.

-Y... Yo... Te... Amo... - 

​Eso es lo último que alcanzó a decir, mientras sonrio, incluso en mi amargo final, no puedo dejar de amarle con pasión, y con eso dicho, me dispongo a iniciar el viaje al más allá. 

Voy directo a la casa. Aún quedaban dos personas y una que tendría que pagar por cien pues su interrupción emborronó todos mis planes de matanza. El coctel estaba en la cocina que sería facil de llegar. Solo tendría que ir hasta allí, encontrar fuero para encenderlo, lo cual sería sencillo en la misma cocina y luego lanzarlo al pasillo de la cabaña.

Julia, aún abatida, consideró que la idea de su amiga Susana era apropiada y aceptó. Salió de la habitación y escuchó como el pestillo se cerró tras de ella.

- Sé fuerte... sé fuerte... - se repetía a ella misma con un hilo de voz.

Ella, casi sin fuerzas, se dejó caer sobre la puerta, aún escuchando su lamento por haber perdido de manera tan injusta a su hermano. Pero ahora tan solo quedaba actuar en consecuencia. La policía debía estar al tanto de todo...