Partida Rol por web

El Bosque Estatal de Wharton se localiza al oeste de Freedom City y abarca centenares de kilómetros cuadrados. El bosque consta de varias zonas de acampada y reservar naturales, y de un emplazamiento histórico de nativos europeos. Es también una cause celébre para los ecologistas de la región.

Cuando se construyeron los barrios periféricos de Ashton y Grenville, los ecologistas se quejaron sobre el impacto en la zona forestal. Ahora existe la inminente posibilidad de una expansión futura que penetraría más aún en lo que queda de bosque. Los grupos ecologistas hacen presión para proteger el bosque y de vez en cuando algunos radicales se encadenan a los árboles para evitar que sean talados. Hasta ahora, los enfrentamientos entre los manifestantes y la policía no han causado ningún herido de consideración.

El bosque estatal ofrece senderos para realizar marchas y espacio para todo tipo de actividades al aire libre. Los paseos en barca a lo largo del Wading River siguen siendo habituales, junto con las acampadas en una de las varias zonas habilitadas para ello que se pueden encontrar en el bosque.

Una vez allí te diriges hacia el monumento de Happanuk Hill, está dedicado a los nativos europeos que en su día vivieron en el área. El lugar fue hace siglos un cementerio de los Happanuk, pero ahora es un emplazamiento histórico protegido y una atracción turística, administrada por el gobierno federal.

El lugar atrae a algunos turistas y una reunión de nativos intertribal es celebrado anualmente en el lugar, lo que suele ser el evento más importante cada año en el bosque estatal. Las autoridades han descartado los rumores que hablan de fantasmas de nativos americanos en el lugar, aunque Eldritch y otros maestros místicos confirman que hay en él persistentes rastros de poder.

-Ummmm. Verá, agente, como podrá comprobar por las grabaciones cámaras de seguridad, hemos intentado detener a los atracadores del banco, pero no lo hemos logrado. Apenas si hemos podido conseguir ponerlos en fuga y por desgracia ha habido una víctima... lo, lo lamento, mucho, no pude... -resultaba curioso, pero al enorme y aparentemente indestructible Ulrich se le estaban escapando las lágrimas y se le quebraron las palabras en la boca. De repente toda la tensión del enfrentamiento, la víctima, la frustración, todo, acabado el estrés y la adrenalina, le venían de golpe y se le agolpaban en la garganta, el corazón y los ojos. Se sentía completamente derrotado y hubiera matado por un hombro en el que llorar.

Jaime Nikols fue lo único que pudo llegar a decir Jaime antes de que llegara la policía. La agente llegó intentando intimidarlos, lo que le resultó curioso.

¿Será mutante? Porque, en apariencia, el gigantón si lo es pensó mientras miraba, divertido, la porra.

Pues la verdad será dicha. No nos conocíamos ni nada, pero pasábamos por aquí cuando un grupo de mutantes estaba atracando el banco. De una forma u otra, intentamos reducirlos, minimizando el número de bajas. No nos fue posible, como ha visto, por ese agujero se escaparon.

Era sintético, pero tampoco había mucho más que decir. Si quería más detalles, que preguntara. Jaime no le tenía ningún aprecio a la policía.

Con cuidado y sigilo, me encaminé hacia al callejón tranquilo y oscuro donde me había cambiado antes. Me cambié de nuevo, guardando con mucho cuidado el equipo, el cual debería de revisar en esa noche. Lo malo es que no tenía un lugar para eso. Debería haberme hecho con un fajo o dos para poder alquilarme un taller o al menos un almacén.

Una vez cambiado, comencé a buscar un taller donde poder trabajar para obtener un poco de dinero y, a partir de ahí, buscarme un posible apartamento o habitación.

Al salir del banco, Johnathan caminó directamente hacia Ann. Tomando sus pertenencias con una mano y el hombro de su amiga con la otra, comenzaró a alejarla del banco. Durante los primeros instantes, John se mantuvo callado, sin emitir comentario alguno.
El sonido algo alejado de las sirenas de la policía indicaba que ya se encontraban a cierta distancia del banco, por lo que decidió que era un buen momento para contarle a su amiga que era lo que había pasado; trató de omitir algunos detalles, pero ella lo conocía muy bien, y él era un muy mal mentiroso, con lo cuál su intentó quedo en eso, un intento.
-Tenemos que encontrar un lugar para quedarnos, aunque sea para pasar la noche. Mañana será otro día, y con suerte vamos a poder buscar alguna forma de ingreso, si se te ocurre algo, acepto sugerencias. - le dijo, aunque su preocupación era más que nada por ella, era conciente que él de una manera u otra, hasta ahora siempre se las había rebuscado. También esperaba que no hiciera preguntas con respecto a como donde tenía pensado ir luego.
* Aunque, no creo conveniente ir sólo. El sujeto del traje probablemente quiera ajustar cuentas con Fósforo *

- Está bien, podrían darnos una descripción más específica sobre los atracadores. Podemos buscar las grabaciones e investigarlas, pero si ustedes nos dicen de quien se trataba o sus características, podríamos ir a investigarles y a buscarles inmediatamente. Sería de agradecer, la verdad.

¿Y qué es lo que hicieron para poder con ustedes? Parecen tipos duros, ¿son ustedes algún tipo de mutante?

Laboratorios Astro.

La Organización para la Investigación Técnica y Científica Aplicada fue fundada por el Dr. Allan Grant, quien vio las oportunidades inherentes a Freedom City en 1942 y decidió aprovecharlas. A través de amigos y contactos en la comunidad científica y el gobierno, Gran se aseguró el apoyo y la financiación para comenzar su propia empresa de investigación. En sus inicios fabricaba armas y cohetes para apoyar la campaña bélica, y sus diseños ayudaron a mantener en jaque al Eje durante buena parte de la guerra. ASTRO atrajo rápidamente la atención de la comunidad intelectual de Freedom City junto con varios contratos lucrativos con el gobierno y diversas corporaciones.

Los laboratorios ASTRO constituyen actualmente la empresa de investigación científica más importante del mundo. La compañía ocupa su propio complejo de oficinas en el North End, bastante cerca del campus de la UFC y justo al otro lado del río del Instituto Tecnológico de Hanover. Los Laboratorios ASTRO se han establecido como un recurso para La Liga de la Libertad, y el equipo consulta con frecuencia a la empresa cuando necesita equipo especializado o ayuda para analizar un problema científico especialmente difícil.

West End.

Bajando desde Lantern Hill hasta Greenbank se encuentra el West End de Freedom City. Fue originariamente un grupo de pequeñas comunidades étnicas establecidas alrededor de finales del siglo XIX. En la actualidad, se han fundido en una comunidad general, aunque aún pueden encontrarse reductos de las culturas originales, junto con varios recién llegados a la zona.

Es un área bulliciosa, principalmente de clase media-baja. Son comunes las casas adosadas y los bloques de apartamentos, junto con los apartamentos con jardies y patios comunales. Debido a los bajos costes de las casas en su primera etapa, el West End se convirtió en hogar de inmigrantes irlandeses, italianos, griegos y judíos. Los afroamericanos, hispanos y asiáticos les siguieron en años posteriores. El West End alberga los mejores restaurantes étnicos de la ciudad, especialmente establecimientos de charcutería y pizzas.

Desafortunadamente, el West End sufre bastante todavía los efectos del crimen, particularmente por parte de bandas, y el crimen organizado mantiene aquí un baluarte, a pesar de los mejores esfuerzos del departamento de policía.

Jaime contó a la agente todo lo que sabía de aquellos seres, sin evitar ningún tipo de información.

Sabrá que son mutantes tarde o temprano, así que es absurdo mentir.

Eran más y mejor organizados. No les importaba matar a la gente y nosotros no queríamos que nadie muriera, así que eso les daba ventaja.

Cuando preguntó lo de si eran mutantes, Jaime evitó contestar. Miró a Ulrich y pensó ¿Esta tía ve gigantes todos los días?

Ulrich dejó que fuera el otro hombre, el señor Nikols, el que respondiera a la agente. Cuando ésta preguntó si éramos algún tipo de mutante, el gigantesco muchacho no pudo evitar arquear no una sino las dos cejas.

-Si, señora, soy mutante. Los papeles médicos los tienen mis padres en casa, si quiere les puedo pedir que me los manden... -dijo con toda la gentileza del mundo, como quien le explica algo a un niño pequeño.

Justarius llegó a los laboratorios que le indicaron. Un lugar más que apropiado para él, siempre que no fuera un laboratorio de ciencias. Él era ingeniero y mecánico, y le encantaba trabajar en aparatos, así pues, con algo de suerte podría encontrar un sitio para trabajar allí. Se dirigió hacia la puerta y se presentó ante el primer guardia o persona que trabajara que encontrara allí.

-Hola, me llamo Justarius Kell, acabo de llegar a la ciudad y me preguntaba si necesitan a alguien que se le de bien las máquinas y aparatos técnicos -dijo a modo de saludo.

Si bien no era el lugar por el que muchos elegirían como primera opción para mudarse, ambos jóvenes lo encontraban "acojedor" por decirlo de alguna manera.
El hecho que no fuera el lugar más seguro de la ciudad no les importaba demasiado; en comparación les recordaba mucho al lugar de donde venían, transformando al West End en una especie de hogar fuera del hogar.
Deambularon un tiempo por el lugar, tratando de comenzar a ubicarse; los aromas de las distintos tipos de gastronomía, mezclados entre sí, invadían los sentidos de John, quién por unos minutos olvidó lo que había pasado en el banco y se dedicó simplemente a apreciarlos, entablando alguna que otra conversación con la gente que atendía los mismos, e invitando a comer/tomar algo en un bar irlandés que encontraron.
De paso, también (hablando con la misma gente del bar) intantaban encontrar alguna recomendación de donde encontrar un lugar para dormir, relativamente accesible.

Impulso llegó al bosque, buscó un lugar tranquilo y se cambió de ropa lo más rápido que pudo.

Una vez descubierto, metió las cosas en la mochila y se puso a caminar lentamente por el parque. Por lo que sabía del lugar, había rastros de poder y como no tenía nada que hacer, se dispuso a buscarlos.
Pero al dar pocos pasos un dolor punzante en el estómago le recordó que no estaba para más fiestas.
Maldita cerilla- pensó mientras trataba de localizar un banco para sentarse.

Trató de relajarse para intentar curarse con más rapidez. Al cabo de un minuto se sintió como nuevo.
Así que, sin nada más en que ocupar su tiempo en la nueva ciudad, decidió ponerse a buscar alguna señal o indicio por el lugar mientras refunfuñaba en sus pensamientos.
Por qué no cogería un fajo de billetes... si lo hubiera hecho ahora seguro que podría estar en un hotel 5 estrellas disfrutando de la piscina y viendo unas chicas preciosas en bikini, pero no, estoy aquí haciendo el imbécil en una reserva india. Espero que no aparezca un nativo y me lance una flecha, o que al menos tenga la punta metálica...

Entendido, dice la agente algo ruborizada por la obiedad de su pregunta. Habéis tratado de ayudarnos y eso es de agradecer. Realmente no os había visto nunca por aquí, es cierto que son muchos los metahumanos que llegan  últimamente a la ciudad, imagino que sois recién llegados. ¿Necesitáis algún tipo de ayuda que os pueda ofrecer la policía, o estáis bien?

Cualquier cosa que necesitéis decidlo, haré todo cuanto esté en mi mano.

Lo que parece ser algún tipo de científico, embutido en una bata blanca, una barba de tres días y unas gafas más parecias al culo de un vaso, te sonríe y te pide que le acompañes para presentarte a su jefe.

Tras hablar con otro ayudante y que éste le avise, te hacen esperar en una pequeña salita llena de aparatos electrónicos, mientras los dos ayudantes te miran y murmuran entre sí.

Minutos después, aparece el Dr. Macleod, un hombre metido en mitad de la cincuentena, está totalmente calvo aunque posee una barba poblada y algo rebelde. Lleva gafas de lectura con montura de carey y viste casi siempre con su bata blanca de laboratorio sobre su arrugada ropa.

El hombre te observa detenidamente mientras dedica una mirada de rigidez a los dos ayudantes que se callan de inmediato, para luego el comenzar a hablar.

Bienvenido, Sr. Kell. Ya me han hablado mis ayudantes de usted. Así que acaba de llegar a la ciudad y está buscando trabajo. Es posible que podamos tener algo para usted, pero antes me gustaría saber qué es lo que sabe. ¿Qué puede ofrecerme y qué estaría usted dispuesto a hacer?

Los camareros del bar y la gente de por allí te indica que has escogido un buen barrio para descansar, al menos en lo que a economía se refiere. El lugar es peligroso por las bandas que hay en el barrio, pero de los hostales y pensiones que hay por la zona es de los más seguros, por lo que te indican un lugar en concreto donde descansar. Parece económico, barato, medianamente limpio y al menos con una cerradura en el pomo de la puerta.

Quizá allí podríais descansar tranquilos.

Mientras buscas rastros de metahumanos por la zona te das cuenta de que aquello es como buscar una aguja en un pajar. Tu poder no era el de encontrar a otros metahumanos, pero lo que estaba claro es que en aquella ciudad, rastros de esas características se encontraban por todas  partes.

Tras dar varias vueltas escuchaste los llantos penosos de una joven mujer, parecía una chica que acababa de dejar la adolescencia para convertirse en toda una mujer. Algo le hacía sufrir pues sus lágrimas no parecían ser de dolor, sino de pena.