Partida Rol por web

Estás a bordo del Arabella, una nave de transporte y de pasajeros propiedad de Andrei Fukuma, rumbo al planeta Galapaga, en el sistema Elorado.

El sistema Elorado es un mundo perdido, descubierto recientemente, lleno de posibilidades. El Arabella era el único transporte disponible hacia allí en las siguientes dos semanas desde Ligaheim y el precio era razonable.

A bordo, además del capitán, un contrabandista de Midian, has conocido: al piloto, Jim "Parches" Botched; a un monje en plena forma, Saxon; a un veterano de Estigma, Alexander "Lobo" Hawkwood; a Kilij Arslan Justinian, un barón Justinian, y su guardaespaldas; al caballero Shandrakor Hawkwood; y a la dama Sophia Narta Li Halan, que ya estaba a bordo de la nave cuando embarcaste. El resto de la tripulación, son varios empleados de Andrei.

No parece que nadie haya notado que eres un psíquico, pero has notado que algún otro en la nave posee poderes: quizás el de Estigma, con sus raros ojos; o el casi albino caballero Hawkwood; o quizás sea el monje.

El viaje ha sido ameno y aunque no habéis tenido ocasión de intimar demasiado, has podido intercambiar alguna frase con casi todos, excepto con la dama Li Halan, siempre acompañada de una guardaespaldas.

Estás a bordo del Arabella, una nave de transporte y de pasajeros propiedad de Andrei Fukuma, rumbo al planeta Galapaga, en el sistema Elorado.

El sistema Elorado es un mundo perdido, descubierto recientemente, lleno de posibilidades. El Arabella era el único transporte disponible hacia allí en las siguientes dos semanas desde Ligaheim y el precio era razonable.

A bordo, además del capitán, un contrabandista de Midian, has conocido: al piloto, Jim "Parches" Botched; a un monje en plena forma, Saxon; a Alberth Ryddle, un tipo extraño de Grial; a Kilij Arslan Justinian, un barón Justinian, y su guardaespaldas; al caballero Shandrakor Hawkwood; y a la dama Sophia Narta Li Halan, que ya estaba a bordo de la nave cuando embarcaste. El resto de la tripulación, son varios empleados de Andrei.

El viaje ha sido ameno y aunque no habéis tenido ocasión de intimar demasiado, has podido intercambiar alguna frase con casi todos, excepto con la dama Li Halan, siempre acompañada de una guardaespaldas.

Estás pilotando el Arabella, una nave de contrabandista muy rápida. No sabes de donde la habrá sacado Andrei Fukuma, pero es una gozada y está bien mantenida. Estáis volviendo a Elorado, concretamente destino Galapaga, para dejar a los pasajeros y una misteriosa carga. De hecho, hace un rato ha llegado una transmisión cifrada para Andrei del planeta principal, Elorado.

A bordo, además del capitán, un contrabandista de Midian, has conocido: a Alberth Ryddle, un tipo extraño de Grial; a un monje en plena forma, Saxon; a un veterano de Estigma, Alexander "Lobo" Hawkwood; a Kilij Arslan Justinian, un barón Justinian, y su guardaespaldas; al caballero Shandrakor Hawkwood; y a la dama Sophia Narta Li Halan, que ya estaba a bordo de la nave cuando te contrataron. El resto de la tripulación, son varios empleados de Andrei, pero por lo que sabes la mitad se despidieron en Ligaheim.

El viaje ha sido ameno y aunque no habéis tenido ocasión de intimar demasiado, has podido intercambiar alguna frase con casi todos, excepto con la dama Li Halan, siempre acompañada de una guardaespaldas.

Estás a bordo del Arabella, una nave de transporte y de pasajeros propiedad de Andrei Fukuma, rumbo al planeta Galapaga, en el sistema Elorado. Allí podrás intentar enterarte del reparto de poder en el sistema y valorar tus pociones.

El Arabella era el único transporte disponible hacia allí en las siguientes dos semanas desde Ligaheim y el precio era razonable, para ti y tu guardaespaldas.

A bordo, además del capitán, un contrabandista de Midian, has conocido: al piloto, Jim "Parches" Botched; a un monje en plena forma, Saxon; a un veterano de Estigma, Alexander "Lobo" Hawkwood; a Alberth Ryddle, un tipo extraño de Grial; al caballero Shandrakor Hawkwood; y a la dama Sophia Narta Li Halan, que ya estaba a bordo de la nave cuando embarcaste. El resto de la tripulación, son varios empleados de Andrei.

El viaje ha sido ameno y aunque no habéis tenido ocasión de intimar demasiado, has podido intercambiar alguna frase con casi todos, excepto con la dama Li Halan, siempre acompañada de una guardaespaldas.

Estás a bordo del Arabella, una nave de transporte y de pasajeros propiedad de Andrei Fukuma, rumbo al planeta Galapaga, en el sistema Elorado.

El sistema Elorado es un mundo perdido, descubierto recientemente, lleno de posibilidades y donde será fácil ocultarse. El Arabella era el único transporte disponible hacia allí en las siguientes dos semanas desde Ligaheim y el precio era razonable.

A bordo, además del capitán, un contrabandista de Midian, has conocido: al piloto, Jim "Parches" Botched; a Alberth Ryddle, un tipo extraño de Grial; a un veterano de Estigma, Alexander "Lobo" Hawkwood; a Kilij Arslan Justinian, un barón Justinian, y su guardaespaldas; al caballero Shandrakor Hawkwood; y a la dama Sophia Narta Li Halan, que ya estaba a bordo de la nave cuando embarcaste. El resto de la tripulación, son varios empleados de Andrei.

El viaje ha sido ameno y aunque no habéis tenido ocasión de intimar demasiado, has podido intercambiar alguna frase con casi todos, excepto con la dama Li Halan, siempre acompañada de una guardaespaldas.

Estás a bordo del Arabella, una nave de transporte y de pasajeros propiedad de Andrei Fukuma, rumbo al planeta Galapaga, en el sistema Elorado.

El sistema Elorado es un mundo perdido, descubierto recientemente, lleno de posibilidades y de caos. El Arabella era el único transporte disponible hacia allí en las siguientes dos semanas desde Ligaheim y el precio era razonable.

A bordo, además del capitán, un contrabandista de Midian, has conocido: al piloto, Jim "Parches" Botched; a un monje en plena forma, Saxon; a un veterano de Estigma, Alexander "Lobo" Hawkwood; a Kilij Arslan Justinian, un barón Justinian, y su guardaespaldas; a Alberth Ryddle, un tipo extraño de Grial; y a la dama Sophia Narta Li Halan, que ya estaba a bordo de la nave cuando embarcaste. El resto de la tripulación, son varios empleados de Andrei.

No parece que nadie haya notado que eres un psíquico, pero has notado que algún otro en la nave posee poderes: quizás el de Estigma, con sus raros ojos; o el de Grial, con su mechón blanco; o quizás sea el monje. Tampoco saben que trabajas para el Emperador. Andrei no parece un mal tipo, pero no es trigo limpio.

El viaje ha sido ameno y aunque no habéis tenido ocasión de intimar demasiado, has podido intercambiar alguna frase con casi todos, excepto con la dama Li Halan, siempre acompañada de una guardaespaldas.

Estás a bordo del Arabella, la nave de Andrei, rumbo al planeta Galapaga, en el sistema Elorado.

Allí esperas poder librarte de él, pagándole el dinero que tienes en el banco de la Liga. No se fía de ti y te ha contratado una "asistenta", una mercenaria con modales que no te deja ni a sol ni a sombra.

A bordo has conocido: al piloto, Jim "Parches" Botched, recién contratado en Ligaheim; a un monje en plena forma, Saxon; a un veterano de Estigma, Alexander "Lobo" Hawkwood; a Kilij Arslan Justinian, un barón Justinian, y su guardaespaldas; a Alberth Ryddle, un tipo extraño de Grial; y al caballero Shandrakor Hawkwood. El resto de la tripulación, son varios empleados de Andrei, aunque la mitad desparecieron extrañamente en Ligaheim

El viaje ha sido ameno y pero tu asistenta, Luisa, no te ha permitido mantener ninguna conversación interesante.

Estáis reunidos en el comedor de la nave. El capitán os ha hecho venir y está esperándoos a todos. Junto a él está el piloto, que no parece que sepa muy bien qué ocurre, y uno de sus mercenarios.

En las dos puertas de acceso hay otro mercenario y además está el asistente que os ha ido a buscar.

Buenos días a todos. Nuestro viaje está a punto de finalizar, pero debemos hacer un pequeño desvío. El material que hay en la bodega debe ser entregado de máxima urgencia en Elorado, que está en nuestro trayecto hacia Galapaga, por lo que haremos una rápida escala para descargar. No supondrá más que un retraso de unas pocas horas y a cambio podréis disfrutar del aire puro de ese fantástico planeta, antes de que lleguemos a Galapaga.

Espero que nadie tenga inconveniente.

Escucho educadamente al capitán aunque no puedo dejar de observar el desconcierto del piloto sobre el cambio de rumbo.

Observando a Mustafa, mi guardaespaldas, observo que también lo ha percibido.

Me limito a asentir cunado lo oigo.

– Es su nave capitán, estima que es la mejor opción así debe de ser.

Me retiraré a mi cabina a prepararme una vez acabe la reunión.

¿Acaso tenemos elección? respondo aburrida mientras observo la inmensidad del espacio exterior a través de uno de los ventanales de la nave, con la mirada perdida en la estela de un lejano cometa. No se diferenciaba mucho de la actitud que había mantenido todo el viaje, absorta en la inmensidad y con la mirada mitad soñadora y mitad nostálgica.

Aire puro en Elorado. Apasionante pienso irónicamente y finalmente encogiéndome de hombros ante la pregunta, o mas bien comentario de Fukuma. Comienzo a intentar recordar algo que lei sobre lejanos sistemas planetarios. ¿Haría frio en Galapagar? Mi equipaje es escaso y mis finos ropajes de seda son los adecuados para las suaves temperaturas de Redwood o Saiwuhn, ¿pero en Elorado?. Quizás alguno de los señores aquí presentes se porte como un caballero y me coloque una prenda de abrigo sobre mis finos y blancos hombros si fuera necesario. Pero de momento no me atrevo siquiera a solicitárselo. Me había mantenido callada y distante todo el viaje y no había llegado mas que a escuchar el nombre de alguno de ellos.

Me observo reflejada en la superficie ligeramente espejada del ventanal y solo veo la cruda realidad que supone ser una chica hija de un segundón que apenas acaba de cumplir 20 años a bordo de un destartalado navío espacial y rodeada de desconocidos de duro aspecto y modales algo alejados a los que ella acostumbra a ver en palacio. Incluso mis finos y claros ropajes de exquisita manufactura parecen fuera de lugar comparados con los de mis compañeros de viaje.

Finalmente me llevo la mano al plateado símbolo que cuelga de una fina cadena argéntea. Él me protegerá. Siempre lo hace y nada he de temer.

Shandrakor observa al Capitan, ya sabia que no era trigo limpio y aun asi cada vez lo hacia mas patente.

- Maese Fukuma, estais seguro de que a bien no interferira para nada en nuestro viaje. Si es asi no tengo a mal vuestra decision, pero aun asi he oido de todo sobre esta nueva zona de planetas descubiertos, y ya que tenemos a bien y debemos entre nosotros la presencia de una Noble señorita, creo y espero que la decision sera la mas adecuada para ella. - comenta mientras piensa en el ultimo servicio que realizo y ahora lo destinaban aqui como librandose de el. - Todos tenemos ganas de llegar a nuestro destino, por lo que si es necesario retrasarlo no es a mal, sino a bien porque realizemos el resto de viaje hasta destino lo mas rapido posible. No es asi Capitan?

Comenta mientras una sonrisa aparece en sus labios, debemos llegar cuanto antes a nuestro destino, aun no se lo que me deparan, pues este viaje no era el esperado.

Jim esta inquieto, no le gusta que le alejen del puente. Mientras Andrei expone el cambio de ruta, esta un paso por detras con sus manos en la espalda jugueteando con algo.

Escucha atentammente lo que dicen los nobles....

-Si las notables personalidades que llevamos a bordo no tienen mas objeciones, yo por supuesto tampoco.- Acercandose a la salida de la estancia. - Si me disculpan ire a preparar lo necesario para el cambio de ruta.-

 Alberth no está acostumbrado a hablar en público. Ve como los nobles parece no tener problema con ello y por el precio que ha pagado él por el trasporte, no tiene casi ni derecho a quejarse. Además, un  planeta más que visitar por el mismo precio, a él le parece perfecto

- Por mi bien. - Comenta desde encima de la caja sin levantar demasiado la voz.

Continua observando a los pasajeros y haciendose preguntas sobre ellos.

Saxon estaba sentado en un rincón, con sus funcionales ropas pardas desparramándose por el suelo. Tenía las manos juntas, y un rosario de cuentas negras las atravesaba. Tenía vendas hasta los nudillos y botas de cuero oscuro. Un cinturón de tela enfajado le ataba sus túnicas a la cintura.

Su rostro no era hostil ni amable, y escuchó una por una todas las opiniones, asintiendo, como asimilando cada respuesta. En cuanto a él mismo, apenas le daba lo mismo ir o venir a cualquier planeta: su viaje no tenía un rumbo material, sino espiritual.

Sonrió.

"Capitán, tenga por seguro que no tengo problemas en desviarme. Además, según veo yo las cosas, usted es el que decide que hacer con el Arabella"

Miro por un instante a todos los presentes durante unos breves instantes. Parece que a nadie le importa este retraso que bien podía haber sido advertido a la hora de formalizar el pasaje. Pero me encojo de hombros.No sería yo la que originara unas disputas con el capitán; y mi destino realmente bien podría ser Galapaga o Elorado. Ambos nombres sonaban exóticos para mi. ¿Y quién sabe? quizás Elorado también era un sitio interesante de visitar.

Creo que vuestros pasajeros desearían escuchar que es lo que se van a encontrar en ese lugar, capitán Fukuma, aunque no se atreven a preguntarlo directamente digo taciturna y nostálgica, como si todo me diera igual. Respirar aire puro está bien pero mas una hora purificando los pulmones quizás pueda ser aburrido y si no hay nada mas que hacer en esa roca a la que nos dirigimos, la espera puede ser tediosa

Seguidamente miro hacia mis compañeros de viaje. Un Hawkwood estaba entre ellos. Noble y caballeroso como se espera de ellos. No me atrevía a mirarle directamente mientras hablaba y dedicarle un gesto de agradecimiento por sus palabras, pero una tenue sonrisa apareció en mis labios cuando terminó su alocución que rápidamente desaparece en la máscara de tristeza que se había adueñado de mi rostro desde que partimos.

Extraño que el capitán permanezca en silencio. Debe pensar que contra menos nos diga sobre los motivos menos entrara en contradicciones con lo que nos pueda contestar su tripulación. Sólo hay que ver la cara del piloto.

– Aprovecharé la ocasión para estirar un poco las piernas. – Miro al resto de pasajeros reunidos por el capitán. – ¿Alguno mas piensa bajar?

No hay gran cosa que hacer allí. Es una zona algo atrasada tecnológicamente. El espaciopuerto es básicamente un descampado con un depósito de combustible y un almacén. Pero hay unas buenas vistas y es casi selva virgen. Prepararemos un picnic y un guía local os llevará a ver unas antiguas ruinas. Nada demasiado complejo, total estaremos un par de horas.

Le hace un gesto al piloto.

Ahora, si me disculpáis, tenemos que planificar la nueva ruta.

Me encogí nuevamente de hombros.
En realidad estaba deseando salir ya de esta nave y alejarme de Fukuma y de su mercenaria que no me quita ojo de encima, y podría ser divertido visitar una ruinas... y compartir un picnic en compañía de desconocidos. Pero no podía manifestar abiertamente mi excitación por abandonar el tedio y el aburrimiento en esta nave y visitar nuevos lugares. Y tampoco lo deseaba.

Vale
fue mi escueta respuesta.Pero tenía miedo a que Fukuma hiciera algo extraño. No quería ni debía fiarme de él, y este inesperado cambio de rumbo me había alarmado por un instante. ¿Por qué no lo había manifestado al resto de pasajeros en el momento en que embarcaron y aceptaron sus condiciones de transporte? No podía creer que este fuera un movimiento inesperado. Pero ni siquiera el piloto estaba al tanto de ese tema.

¿Qué truco preparas, Fukuma? ¿es una inocente entrega o escondes algo mas? pienso mientras mis claros ojos estudian el rostro del capitán intentando detectar algo en su expresión que delate alguna mentira.

Respondo con una ligera inclinación de cabeza a la escueta respuesta de la dama Li Halan.

– Será un honor acompañarla, si le parece adecuado.

Sigo recelando sobre el capitán y si hubiera recibido un aviso de que lo están esperando en su destino…

Sean las autoridades o algún otro.

El Hermano de Batalla se paró en un gesto rápido y armónico.  "Yo los acompañaré" dijo amablemente a Kilij y Sophia "si no les molesta"

Su rostro no mostraba ninguna facción, ni hostil ni afable. Su rosario seguía enredado en su mano izquierda.