Partida Rol por web

Solo para ojos del Señor del Dragón de Targaryen

Sadric Targaryen, Señor del Dragón.

“Finalmente el tiempo me ha dado la razón, con el albor de la guerra contra los ghiscari, y la amenaza de total exterminio, mis aventuras en las antiguas cuevas prohibidas, ha dado su fruto! No son solo bestias, si no criaturas muy inteligentes, empáticas, con un enorme potencial. Atrás quedan siglos de prohibiciones, de adentrarnos y comunicarnos con ella, bajo pena de perder la cordura. He sentido como mi mente entraba en comunión con la bestia mas grande, y he sentido su deseo: “Libertad”

“Las criaturas, estos dragones crecen en poco tiempo. Alric se negó a continuar con nosotros, cansado de que desoyera sus consejos, llevándose a gran parte de la familia con el a las montañas del sur, junto con muchos otros. Mi hermana, Raella, me dijo antes de despedirse de mi por última vez, “recuerda, tres son las cabezas del dragón, no mas, no menos o la desgracia alcanzara” Junto a mi, se han quedado los mas jóvenes, incluso Daenya, mi hermana menor. Juntos formaremos una familia”

Los Ghiscari quedaron anonadados, aunque jóvenes, los dragones incendian soldados y plantíos por igual, y la piedra no resiste un asalto continuado de varios de los nuestros, destruyéndose con el fuego valyrio. Algunos de mis compañeros de otros clanes han empezado a tener extraños sueños, y algunos desarrollan sus sentidos y su intuición mas alla de lo conocido. Los Ghiscari se han rendido Daenya me ha brindado ya dos criaturas, Elric y Ederic, gemelos y espero dos más. ¿Qué motivo más para festejar?

Comprendo ahora sus palabras. El joven Daeric se ha manifestado. Ha intentado asesinar a su gemelo, mientras dormía y solo la intervención de un esclavo ha salvado a mi otro hijo. Antes de morir, el esclavo menciono algo de la moneda de la locura. Obviamente, debí darle paz, merecía la muerte por hacer sangrar a mi hijo, pero una muerte rápida, por salvar a otro. Lo comprendió y me lo agradeció. Sus palabras, sin embargo, me recuerdan a lo que dijo mi hermosa Daenya tiempo atrás. “Tres cabezas tiene el Dragon…”

Elric Targaryen, Señor del Dragón.

He tomado el mando, y la silla de la Casa, tras hacer lo que debía. Mi padre hacía mucho tiempo que se había sumido en largas contemplaciones y los Ghiscari esta vez habían venido organizados. No ha sido pronto, habia tomado el mando años atrás, informalmente, cuando encontré a mi padre bañado en sangre de mi hermano menor, Daeric, llorando desconsolado. Sabía que algo no estaba bien en el, pero de ahí a acabar con su vida, fue algo demasiado drástico y que el anciano nunca se lo perdono. Hoy, debí hacer lo mismo, pues necesitamos presentar un frente unido. ¡La Casa Targaryen debe obedecerme como una sola o pereceremos! El dragón de mi padre, Fuegoscuro obedece mejor cuando soy yo quien lo monta, y junto a Ederic, y el Joven Valeric, vamos a probarles a las demás casas valyrias lo que significa ser Targaryen.

Los otros clanes no nos quieren, nos ven como una amenaza, dicen que tenemos demasiado fuego, y poco acero. Poco saben que no necesitábamos acero, tenemos sangre ardiente. No discuten, sin embargo, nuestra capacidad de domar y empatizar rápidamente con dragones, ni nuestros logros. ¡Hoy les demostraremos nuestra valía!

Desde que mi padre ha muerto, mi contacto con Fuegoscuro es mayor, muchas veces nuestras mentes actúan como una, sobre todo en el campo de batalla, anticipándose este a mis acciones y ordenes, y eso nos ha salvado la vida más de una vez. Ederic es quien es más fuerte con esta habilidad, AlientoCarmesi se enfurece cuando Ederic es herido y ambos parecen compartir el temperamento colérico. Valeric no es asi, su dragón es pequeño, pero como el, es atrevido, y lanzado en el combate. Mientras Ederic disfruta quemando tropas Ghiscari, Valeric acaba con los oficiales enemigos con su lanza. Mis sueños son ahora extraños.

¡Hemos vencido! Y si bien hemos puesto a las legiones Ghiscari con los pies en polvorosa, y nuestros logros son mayores y nuestros esfuerzos mas heroicos, el recién formado Senado busca minimizar nuestros logros, se ve que nos temen. Han entregado honores a otras casas cuyos logros son muchos menores, y continúan impidiendo que tomemos tierras. “No están listos” “vuestra casa no es rica” “tened paciencia” Bien que suplicaban nuestra intervención belica y de nuestros dragones, los más grandes y fieros, cuando los Ghis estaban ante nuestras puertas. Mi Bella Raella me ha dado dos criaturas, seguidas de pocos años. La luz de mis ojos. La pequeña Vyserya es fiera como un dragón, y su pequeño hermano, Rhegor, piensa siempre antes de actuar, la mente de un estratega.
Ederic me recuerda una promesa que le hice de pequeño, que si una mujer era mi primogénita, se la entregaría en matrimonio. Intente explicarle que Raella no quería saber nada de ello, pero no entiende razones.

Soy el Señor de Targaryen, mi palabra es Ley y esta debe ser obedecida. Valeric no lo entiende. No entiende porque el Señor de la Casa debe ser quien tenga sus atenciones para que la Casa pueda prosperar. Dice que la Villa debería ser suya, y que es culpa mia que el Senado no nos haya entregado la torre aun. Y se queja que su prometida, ahora que se cumplen varios años de la muerte de mi Raella, sea su Rhaella. ¡Al Helado infierno con él! ¿Cómo se atreve a maldecirme?

No tengo suerte alguna. La bella Rhaella, murió en el parto, de dos criaturas. Bellas ambas, pero inútiles. El pequeño carece de fuerza vital alguna y la otra se lastima si le pongo una daga en la mano. Solo me queda abocarme a la Guerra. Ederic insiste en que Vyserya es suya. Voy a dejar que entrenen juntos, para que se vayan conociendo. Quizas se entiendan. No lo se. Tal vez deba casarla con un Velaryon.

He perdido la luz en mis ojos. Mi linaje esta maldito. Mi padre mato a su hijo, el hijo mato al padre. Ahora mi hija mato a su tío. He debido exiliarla para no asesinarla, porque Ederic tenía muchos seguidores, fanáticos como el. Su dragón también ha tenido que ser extinguido, pues estaba frenetico. Mis dos mujeres han fallecido. Solo me queda la Guerra.

[Registro variado de estrategias contra los Ghis, aprovechando el uso de los Dragones como arma ofensiva, durante varios años, se abandono a esta tarea. Hay un registro de varios logros de la Casa Targaryen, pero están mencionados al pasar, inclusive, la posible entrega de la finalmente ansiada Torre, esto parece prolongarse por varios años]

Los mandamases me han ofrecido una misión, que rechace en varias ocasiones, y que ahora acepto, bajo la condición de que cumplan la promesa aletargada, convertir a la Casa Targaryen en una de las Cuarenta Casas. He de conseguir un cese al fuego, ya que nuestras tropas están agotadas y varios de nuestros dragones, Dormidos, o Agotados. Cuesta despertarlos, y por lo que me dice el Maestre, coincide con el largo invierno de poniente.

[I]Hoy se me a entregado una rehén, había soñado con ella en el pasado. Hermosa y depravada, me dijo que habia soñado conmigo, y no tardo en ser mía, por su propia voluntad. Su juventud me da nuevas fuerzas y las proezas que hace en la cama, no las he visto en ninguna esclava, mujer libre o valyria.[/I]

[El diario aquí, se nota un cambio palpable. Antes habían anotaciones de logros, o estrategias, aquí la letra parece cambiar y se vuelve más esotérico. Habla de la belleza de la hija del emperador, su sangre valyria, y sus divertidas conversaciones. En ocasiones recuerda lo que se escribe quien es, pero en otras parece un adolescente atolondrado, y en otras, alguien que odia la falta de merito que se le había entregado]

Hay una sola solución. He de casarme con ella. Si nuestros bandos siguen igualados, solo nos resta la muerte. Cassandra es la hija del Emperador, una de muchas, cientos, si, pero si me caso con ella tendre acceso al trono de Ghis. Ellos lo entienden, si llevo dragones, tanto el Senado como el Imperio deberán obedecerme. Cassandra tiene una mano particularmente buena con los dragones, es su sangre valyria, sin duda.
Mañana será un gran dia. Le he dicho a Rhegor que haga una pausa, llevare a Fuegoscuro a territorio ghis y hablare con la Arpia…