Partida Rol por web

Fuga

1.- Introducción

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13/08/2009, 14:59
Director

No era una noche tranquila; una repentina tormenta se extendió por la zona, acompañada de truenos y relámpagos. Un anciano y su mujer mucho más joven veían con preocupación como la tormenta se convertía en granizada. Discutieron acerca de bajar o no al sótano, decidiendo que sólo lo harían si el tiempo empeoraba aún más.

No escuchaban la radio, por lo que no oyeron las noticias. No trataron de telefonear a nadie, por lo que no se dieron cuenta de que su línea había sido cortada. No sabían que había tenido lugar una fuga de una penitenciaria cercana. No sabían que un oficial de prisiones había sido tomado como rehén por cuatro reclusos, que después se apoderaron del monovolumen, de una mujer que había ido de visita a la penitenciaría.

Quizás la esposa viese brevemente un rostro en la ventana y lo achacase a un efecto de la luz y de su propia imaginación. A veces le ocurría. Quizás el marido mirase la tormenta con sus viejos y cansados ojos. Pero el perro estaba tranquilo, su hogar a salvo de la tormenta y ninguno de los dos sospechaba nada.

No se dieron cuenta hasta que sintieron una corriente de aire frío procedente de la puerta trasera, hasta que se giraron y vieron a un hombre alto(*) apuntándoles con una pistola. Estaba completamente empapado y llevaba un mono naranja con las palabras “prisión estatal Surrey” impresas en pecho y espalda. Sus ojos estaban muy abiertos, pero su voz era tranquila cuando dijo: “haced lo que os digamos y nadie morirá”. Entonces, miró por encima del hombro y dijo: “Vamos, Morton Willis, trae dentro a los otros rehenes”.

Notas de juego

(*) Steve Updike.

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17/08/2009, 16:49
Director

Surrey no es una cárcel para criminales violentos e irreductibles. En su mayoría, está poblada por una inquietante mezcla de reincidentes no violentos, criminales agresivos que delinquen por primera vez  (normalmente, por crímenes pasionales) y drogodependientes cumpliendo condena. Recientemente, ha sido el hogar de “Padre Libertad”, el líder de una secta que fue condenado por fraude (aunque era culpable de muchas más cosas). El caso es que uno de sus seguidores condujo un camión lleno de dinamita y fulminantes contra el muro, durante la hora de ejercicios, y el líder escapó en un coche en el que le esperaban otros tres de sus adeptos. Otros cuatro  prisioneros (Morton Willis, Steve Updike, Juan José Juárez y David “Picahielos” Leyner) huyeron en medio de la confusión (llevándose con ellos al oficial de prisiones Jake Spundie como rehén). 

Alcanzaron el aparcamiento trasero justo cuando comenzaba una atípica granizada. Allí, requisaron un monovolumen, conducido por Donna Ngwashi, una mujer que había ido a visitar a su hijo a la penitenciaría, y tomaron carreteras secundarias inmediatamente. Cuando el vehículo se quedó sin combustible, se acercaron a la granja más próxima, a un kilómetro y medio aproximadamente, donde Morton cortó la línea telefónica. Planean esconderse allí hasta que la cosa se calme, y marcharse por la mañana. La casa es el hogar de Uder Krazmersky y su esposa Ella.

 

Notas de juego

Explicación más detallada para los que venís de la cárcel.

Ahora sí... todo vuestro :)

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31/08/2009, 12:14
Steve Updike

-Eso es, procedamos con mucha calma –pronuncio con suavidad, plantándome en mitad de la sala. Me mojo los labios y examino el lugar con cuidado. Sin detener la mirada y aparentando indolencia, apunto con la pistola un hueco en el sofá para el policía y la mujer. -Sentaos ahí. ¿Cortaste el teléfono como te dije, Morton? –Y exhorto a "Picahielos" y Juarez sin transición: -Que alguno de vosotros busque ropa seca. Detesto llevar ropa mojada.

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31/08/2009, 13:13
Uder Krazmersky

Uder se giró hacia el frío que de improviso había invadido la tranquilidad de su casa. Era un hombre menudo y frágil, con ojillos inquietos y nerviosos y brazos huesudos pero rígidos. Inmediatamente adelantó su cuerpecillo para proteger en un gesto vano a su esposa. Los ojos del hombre de la pistola brillaban como el alma de un cañón después del disparo. Intentó recordar dónde había visto antes esa mirada, pero no pudo. Su cabeza se llenó de un confuso ruido de botas subiendo unas escaleras y de gritos de pánico en un idioma que también -supo- debería recordar. Pero nada más.

Sus ojos recorrieron entonces a los recién llegados. Un hombre uniformado con cara de derrota y una mujer joven atemorizada se encaminaban hacia el sofá. Dos rehenes.

Los invasores eran cuatro. Y habían cortado el teléfono. Al menos uno tenía una pistola, el que parecía el jefe, aquel cuya mirada despertaba la imposibilidad de un recuerdo terrible. Pero no le haría daño. No le haría daño a Ella o...

-¿Qué significa todo esto? ¿Qué demonios...? ¡No tenemos dinero!

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31/08/2009, 14:01
Steve Updike

La reacción de aquel hombre mayor enseguida me encrespa y gesticulo con el arma para indicarle que permanezca sentado, al tiempo que le replico en un tono desagradable:

-¡Oiga, oiga, abuelo! ¡Cá-lle-se! Esta es nuestra casa ahora. Sólo será por esta noche, ¿me entiende?

Clavo mi mirada (confusamente estrábica) en su rostro con ánimo de atemorizar. Soy consciente de que mi boca permanece aún abierta; de pequeño era incapaz de pronunciar la r y un logopeda muy cabrón supo corregirme a fuerza de vocalizar de forma exagerada. Por supuesto, una leve dislalia persiste.

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31/08/2009, 18:22
Jack Spundie

Aquí todos te haremos caso, Steve, no hay por qué ponerse violento. Dijo el policia captivo mientras intentaba cerrar y abrir los ojos con fuerza para evitar el sopor. Todos te haremos caso y nadie tiene que salir herido, ¿sí? Te juro por lo que más quiero que lo único que pretendo es que todos nos marchemos de aquí sanos y salvos y que vosotros os vayáis donde queráis, pero por favor, sin herir a nadie más.

Estaba completamente atrapado. No había nada que podía hacer, más que escuchar a los secuestradores y seguirles la corriente. Eran ellos los que mandaban y eran ellos los que dirían que hacer o que no.

Yo nunca me he portado especialmente mal con ninguno de ellos y creo que por eso, y por que soy un policia, es que aún continúo con vida. Soy una buena moneda de intercambio para ellos.

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31/08/2009, 18:32
Uder Krazmersky

Un trueno azotó los cristales como si alguien cabalgara sobre ellos. A resultas del fogonazo, la pistola del recién llegado proyectó una sombra amenazante sobre el menudo Uder. El hombrecillo se frotó las manos, nervioso, mientras el policía decía algunas palabras con un deje somnoliento y el tipo de la pistola le mandaba callar.

Sólo por esta noche. Bien. Mientras fuera así no habría problema.

-Bien. Si sólo quieren pasa la noche entonces puede bajar esa pistola. No voy a dejar a nadie a la intemperie, aunque sea el peor criminal del mundo. Nosotros podemos dormir en las habitaciones de invitados. Mi mujer y ella -señaló a la atemorizada mujer junto al policía- dormirán en nuestra habitación. Solas, como es natural.

Miró largamente al hombre de la pistola, sin querer decir nada más. ¿Era un hombre? ¿Un animal? Había visto esos ojos antes, pero la tormenta parecía no dejarle recordar.

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01/09/2009, 09:21
Donna Ngwashi

Miraba de hito en hito sin saber muy bien que podía hacer. aquella visita a su hijo se había descontrolado cuando aquellos hombres la habían obligado a montar en su monovolumen a punta de pistola y alejarlos de la cárcel. Sólo sabía que no quería morir, que su hijo aún la necesitaba y que tenía que salir de esta como fuera. Siguió las instrucciones de Updike al pie de la letra sin abrir la boca y esperó nuevas instrucciones.

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01/09/2009, 10:55
Steve Updike

Observo distraído al agente Spundie hasta que el parlamento del viejo llama mi atención. En cuanto termina, ladeo la cabeza hacia él y le ofrezco una mueca irónica para decir:

-Por favor, hará que me sienta mal; resulta que tan sólo debimos llamar a su puerta como buenos boys scouts. Ahora veo que mis modales son abominables.

Ahora, mi mirada se torna dura y mis facciones se aprietan. Me llevo el índice a los labios y ordeno:

-Chis.

De súbito, un abatimiento supremo se apodera de mis miembros en tanto que espero a que los otros se espabilen y soy soporte de una certidumbre implacable: “Va a ser una carnicería”.

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01/09/2009, 19:09
Director

La casa de los Krazmersky se encuentra en el centro de una zona desierta y aparentemente deshabitada, lejos de las rutas rurales y en medio de la nada. Los Krazmersky poseen una estrecha franja de terreno, situado entre dos grandes granjas industriales.

La casa tiene dos plantas y es espaciosa, aunque está un poco descuidada (le vendría bien una mano de pintura) y las tiras aislantes de las ventanas están tan sueltas que los cristales vibran con los truenos. Uder y Ella estaban en el salón, leyendo y escuchando discos, en el momento en que los presos y los rehenes irrumpen en su casa.

Los presidarios están cansados y hambrientos, por no mencionar que están helados y empapados, así como los rehenes.

 

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02/09/2009, 15:33
Morton Willis

Invité cuidadosamente a entrar al resto de rehenes como había ordenado Updike y me ocupé de cerrar la puerta tras la entrada.

Dentro se estaba bien, incluso hacía algo de calor lo que hacía más agobiante llevar la ropa mojada. Ojeé uno por uno a los rehenes instándoles con la mirada a estarse quietos y no molestar. Levantaba las cejas después de mirar a cada uno como pidiendo confirmación a las palabras que no hacía falta decir.

No me hacía falta hablar habitualmente. Un rostro sumamente expresivo solía bastar para hacerme entender y esta vez no fue diferente.

Asentí seguro a la pregunta de Updike.

Claro que he cortado el teléfono... ¿por quién me tomas? —pensé.

En anciano me resultaba amigable, un buen tipo sin duda. Camine unos pasos hacia donde se encontraba la pareja e hice ademán de decir unas palabras.

G.... —inicié.

No era momento, esta vez no.

Multitud de veces me pasaba esto: intentaba decir algo pero pronto la realidad caía sobre mi haciéndome ver la inutilidad de las palabras. De pequeño mi padre decía que era bobo, que jamás sería mayor. Pobre iluso.

Me dejé caer sobre el sofá de los Krazmersky visiblemente aburrido. Dirigía la mirada sobre Updike esperando alguna orden, algo que me hiciera levantarme de ese sofá; esta vez no hubo orden. A fin de cuentas habíamos venido aquí a pasar la noche. ¿Qué tenía de malo que tratara de descansar sobre el cómodo sofá?

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02/09/2009, 15:48
Uder Krazmersky

Titubeando y aún de pie el viejecillo hizo un amago inseguro de moverse lateralmente, hacia un armario situado frente a los sofás. Sin dejar de mirar la pistola, que le apuntaba exclusivamente a él, volvió a aclararse la garganta.

-Si... si se siente mal, hijo, es algo entre su conciencia y usted. Yo, por mi parte no pienso dejarles morirse de frío. Aquí hay mantas y ropa seca, por si quieren cambiarse. -Se giró hacia la mujer recién llegada con gesto comprensivo- Seguro que mi mujer puede prestarle algo. Ella, lleva a la señora arriba y procura que se cambie esas ropas mojadas.

Porque él venía de otro país. ¿O no? Esa voz era extraña, sin duda. Algo con las erres. Y una cadencia algo histriónica a la hora de hablar. ¿Por eso le recordaba? ¿De hace tanto tiempo, en casa? Pero de eso hacía más de cuarenta años y sólo podía recordar fragmentos, como cuando un espejo estalla y sólo puede reflejar partes incompletas de un todo. Los ojos, en cambio...

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02/09/2009, 20:04
Director

Dejando atrás el recibidor, los recién llegados se van adentrando en el salón. Tiene un aire centroeuropeo, pero no podríais decir exactamente por qué. Tiene sillas y sofás de grueso tapizado, lámparas y mesitas, un enorme tocadiscos antiguo y varias botellas de coñac, aguardiente y vodka.

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03/09/2009, 12:37
Morton Willis

Me levanté del sofá y me acerqué al viejo para coger la ropa que me ofrecía. La pistola estaba atemorizándole y me sentía mal. Volví la mirada a Updike y fue la primera vez que se me oyó hablar en mucho tiempo.

Baja eso, ¿vale? —, sentencié.

Devolví la atención al abuelo que me ofrecía la ropa y traté de dibujar algo parecido a una sonrisa en mi rostro. Nunca había aprendido a hacerlo bien pero se notaba la intención y eso me había valido hasta ahora.

Con la ropa en la mano me aparté un poco del foco de la luz de la habitación para cambiarme. Antes había vuelto a mirar fijamente a Updike.

¡Venga tío! Están cagados de miedo, no les aterrorices más —pensaba.

Creía haberlo dicho pero sólo una mirada se dirigió a Updike.

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03/09/2009, 14:07
Director

Al hacerte a un lado en el salón para cambiarte de ropa, te fijas en un curioso juguete apartado en un rincón. Es un cuadrilatero de boxeo, de unos 30cm de lado, en el que hay dos gorilas burlones, con unos guantes de boxeo uno frente a otro.

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06/09/2009, 13:09
Steve Updike

Morton me obliga a emerger de mi abstracción para controlar cómo acompaña al viejo. “Son estos los tipos que, a la chita callando, dan problemas”, medito, observándolo a continuación cambiarse apartado.

Tras la explosión, me había arrojado sin pensarlo sobre el guardia desconcertado para arrebatarle la pistola e inmediatamente aleccionado a estos tres satélites que el destino había puesto bajo mi influjo en una disposición tan instintiva como la de obedecer al impulso de huir -ni siquiera había considerado que en tres años fuese a estar en la calle (satisfecha mi condena por intento de homicidio); profundamente indignado, había decidido que la justicia no me iba a hacer pagar por patearle el culo a mi esposa, como mandan los evangelios, con ni tan siquiera un día más en la cárcel.

Meneo la cabeza, impostando la decepción y replico:

-Morton, Morton, ¿qué culpa tengo yo si este señor insiste en hacer cosas para que se me empine el arma? Y usted, amigo, si una mujer es mala por sí sola, de dos con la oportunidad de conspirar ya ni le cuento, así que decida: o estas dos se quedan aquí bien a la vista o aquél –cabeceo hacia Picahielos- se mete con ellas en la habitación.

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06/09/2009, 16:36
Ella Krazmersky

Ella estaba acostumbrada desde hace tiempo a la soledad de su hogar, así cómo a las excentricidades de su esposo.

Y aunque una cosa es que ya estuviera acostumbrada a la soledad habitual, y otra muy distinta que le gustase dicha soledad, desde luego que la irrupción del grupo no era la visita que a ella le hubiera gustado.

No obstante, decidió tomarlo por el lado menos malo... por fín algo que rompía la monotonía.

Dirigiéndose a Spike, de la manera más formal y correcta que pudo.

Ejem... estooo... a mí no me gustaría que un desconocido compartiese espacio conmigo en la misma habitación, cómo usted podrá suponer... No sería mejor que todos nos relajásemos un poco para que las ideas fluyan con más paz y armonía, el nervioosismo puede llevar a situaciones nada deseables, caballero.

Y dirigiéndose a todos en general.

Seguro que tras un refrigerio todos estaremos más tranquilos... Me pasaré por la cocina y les prepararé algo, ¿qué desean tomar ustedes?

Mirando a su marido.

A tí, Uder, te serviré un zumito de ciruela, que es lo que mejor te va para tus problemas de extreñimiento, corazón... que tantas horas sentado en tu taller acaban pasándote factura, ya sabes...

 

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06/09/2009, 20:51
Jack Spundie
Sólo para el director

El policia miró a un lado y a otro casi sin mover la cabeza. Tenía que hacer algo, algo para que no lastimaran a la gente inocente. A él no le importaba morir, no mientras lo haga cumpliendo su deber, pero estar todos juntos aquí es un verdadero desastre. Por lo menos no parecen unidos. Sólo siguen a Steve por que tiene la pistola... pero si pudiera arrebatársela... o si simplemente pudiera reducir a uno de ellos... podría utilizar cualquier cosa que haya en la casa para hacerme con el control de la situación.

Sólo tengo que quedarme el tiempo suficiente con uno de ellos a solas... sólo unos minutos para poder quitarles el poder.

Pero por ahora todo parece estar tranquilo. Tengo que esperar la mejor oportunidad...

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07/09/2009, 16:11
David “Picahielos” Leyner

Se mantenía en silencio y con cara de pocos amigos, mientras dejaba actuar a sus compinches, con la adrenalina recorriendo su cuerpo por el éxito de la fuga. Con el mismo semblante de pocos amigos comenzó a hablar.

 - Bueno colegas, busquemos ropa seca, relajémonos aqui toda la noche y vayamos por pasos. - Le escamaba la tranquilidad de la señora de la casa. - Y usted, señora, no me fio de la calma que tiene cuando varios hombres armados asaltan su casa en plena noche. - Mira a sus compinches - ¿Alguno ha comprobado que nuestros anfitriones lleven teléfono movil? ¿No habréis sido tan estúpidos como para cortar el teléfono y no comprobar eso? Hoy en día todo el mundo tiene un puto móvil....

Se acerca a Ella.

 - Vamos, andando a la cocina y no se le ocurra intentar nada o descubrirá porqué me llaman picahielos.

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08/09/2009, 11:41
Morton Willis

Apartado del centro de la sala, Morton jugaba con un pequeño ring que representaba un par de gorilas con guantes de boxeo. Updike le había dicho algo pero no le prestaba atención.

Después de dar unos golpecitos a los gorilas volvió al sofá con una agradable sonrisa en los labios. Se sentó un miró al abuelo encogiéndose de hombros. Quería haberles dicho que no sufrirían daño, que eran buena gente y que no permitiría que les hicieran daño esta noche, pero no lo hizo. Bastó un simple gesto con los hombros para calmar la necesidad de palabra.

Se acomodó en el sofá esperando que las cosas se calmaran un poco.

—Ya han decidido colaborar. ¿No os basta con eso? —se preguntó.