Partida Rol por web

Fuga

2. Parece que esta noche será larga (salón)

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21/09/2009, 11:15
Steve Updike

El perrito me ha encandilado, por esto sólo acierto a replicarle a Morton cuando ha desaparecido en la cocina:

-¡Vete a la mierda, Morton! ¿Quieres que te adopten o qué?

Para acabar de complicarlo todo, Spundie está jodido. Furioso, atravieso en dos zancadas la sala y recojo una de las toallas que Krazmersky nos ha indicado. Mientras me seco el rostro con brusquedad, le respondo a la mujer:

-Pues bien, esto no es un maldito hospital. Vaya a la cocina y pídale a la esposa unos analgésicos. ¿De acuerdo?

A continuación, me acerco a la radio. En cuclillas, mientras hago por conectarla, interrogo al anciano:

-Escúcheme… Humm… Uder. Quiero hacerle unas preguntas, Uder, y quiero que sea sincero. ¿Hay alguien más en la casa? ¿De qué vehículo disponen?

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21/09/2009, 11:22
Director

Updike se acerca al mueble donde los Krazmersky tenían la música puesta, en un volumen bastante bajo. Sin embargo no es radio, tan solo tienen un viejo gramófono. Y una pequeña colección de discos bastante antiguos.

 

 

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21/09/2009, 11:32
Steve Updike

Me interrumpo para observar perplejo el aparato durante unos segundos.

-¿Es que no tienen… radio, ni televisión? –estallo.

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22/09/2009, 09:41
Donna Ngwashi

Donna tarda un segundo en reaccionar y levantarse para ir a la cocina. El guardia tiene verdaderos problemas y no cree que unos analgesicos sean suficientes pero al menos, salir del radio de ese tipo le haría bien a ella.

-En seguida voy- murmura cabizbaja, lanzando una mirada furtiva a Updike con un peculiar brillo en los ojos.

Notas de juego

me piro a la cocina...

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22/09/2009, 11:50
Jack Spundie

Jack levantó la cabeza al oir lo de los analgésicos y miró a Udpike.

Gracias. Susurró e intentó sonreirle.

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22/09/2009, 18:26
Director

Justo en el momento en que Donna se dirige a la cocina, Morton sale de ella entrando en el salón. Ambos se cruzan a medio camino sin mediar palabra.

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02/10/2009, 00:33
Juan José Juárez

Contemplo el ambiente sin decir nada.

En realidad es lo más normal del mundo. ¡Somos presos fugados, joder, la cosa debe parecer tensa!. No obstante, hay algo que me preocupa. Quizás esta gente no tenga el trato que se merece. Desde luego, no todos están en la misma situación que yo, encarcelados por un delito que no había cometido. Es muy posible que si que haya algún psicópata en el grupo. Debo estar atento, no quiero que nadie sufra sin motivo...

Sigo observando la escena, sin mediar palabra. Ahora no es el momento de hablar, y no quiero malgastar palabras en banalidades.

 

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03/10/2009, 08:56
Director

Todo había sucedido demasiado deprisa: la explosión, los rehenes, la fuga… En estos momentos la cosa comenzaba a calmarse. Hasta el momento la granja de los Krazmersky parece un buen lugar para pasar la noche. Tan solo había que no perder los nervios y mantener la calma hasta la mañana siguiente.

Los presos, así como los rehenes, estaban bastante cansados y con el frío metido en sus huesos a causa de la lluvia. Con todo el ajetreo habían olvidado que estaban hambrientos, pero ahora que la cosa comenzaba a estabilizarse ligeramente, sus estómagos se encargaron de recordárselo.

El grupo de Updike, Morton, Picahielos y Juárez se veía bastante desorganizado. Toda la fuga se había hecho sin pensar, puede que se hayan precipitado…

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05/10/2009, 19:56
Morton Willis

Aplacó el sonido de su estómago con una asqueada sonrisa al viejo. Quizá se diera por enterado... o quizá no pero Morton jamás le dijo nada.

Miro a Updike unos instantes, valorando el estado de nervios de éste.

¿Y ahora qué? —se atrevió a preguntar.

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05/10/2009, 20:45
Steve Updike

No me he apercibido del regreso de Morton, tan pendiente estaba de las respuestas del viejo. Tuerzo el cuello hacia él. Carraspeo, siento mi pecho cargado, y repongo con el ceño fruncido:

-Intento que este hombre me diga si tiene coche, pero parece estar ido, o demasiado asustado. ¿Cómo vais por la cocina? ¿Y te importaría comprobar en el resto de la casa que no haya nadie aparte del perrito? ¡Y busca un transistor!

Ahora aproximo mi rostro al de Uder, más curioso que otra cosa, y lo aliento:

-Oiga, Uder. Responda, no muerdo, ¿sabe?

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07/10/2009, 20:14
Morton Willis

Había suprimido el primer impulso de una sonrisa al oir las palabras de Updike.

No muerdo, dice. Quien lo diría —pensó.

Acto seguido se encogió de hombros y asintió. Esa vez Updike tenía razón. No parecía que los ancianos fueran peligrosos pero ya pasó una vez por la carcel por una imprudencia.

Voy —acabó por decir seco y tajante antes de dirigirse a inspeccionar el resto de la casa.

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10/10/2009, 18:57
Director

Picahielos y las dos mujeres vuelven al salón. Ella regresa con un vaso de zumo que lleva a su marido, el cual parece absorto en sus pensamientos, pues las preguntas de Updike parecen quedarse en el aire a la espera de las respuestas del anciano.

Jack tiene peor aspecto, gotas de sudor resbalan por su frente en una mueca de dolor, mientras permanece inclinado ligeramente hacia adelante y con sus manos en su espalda.

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14/10/2009, 00:23
Donna Ngwashi

La imagen del funcionario de prisiones hace removerse la conciencia de Donna. -¿Ninguno de ustedes tiene algún conocimiento de primeros auxilios?- pregunta mientras se muerde el labio inferior indecisa

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15/10/2009, 02:36
Juan José Juárez

Bueno... Quizás ya iba siendo hora de actuar. Sí tal vez sí. Si Updike quería saber si había algún vehículo, solo tenía que pedirlo amablemente- Bueno Updike... -Fueron mis primeras palabras tras salir de la cárcel- Quizás, si quieres que te diga algo, debas tratarle con más amabilidad.

Diciendo esto, me giré hacia el hombre con el que hablaba, y le dije- Verá señor, no queremos hacerle daño. No es nuestra intención, ni mucho menos. Algunos estabamos presos por delitos que no habíamos cometido. Solo queremos escapar, y, para eso, necesitamos su coche. Le prometo que si nos lo presta, haré lo que esté en mi mano para devolverselo, pero, por favor, compréndalo, necesitamos ese vehículo...

Notas de juego

Bah, ser bueno no mola...

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15/10/2009, 10:07
Jack Spundie

¿Me ha traído los analgésicos, señora? Este dolor va a terminar matándome. Creo que tengo un riñón destrozado o algo así. Dijo el funcionario de prisiones mientras intentaba sentarse correctamente en la silla.

Es un dolor punzante, como si le clavaran una aguja de tejer en toda la espalda una y otra vez. Una aguja de tejer caliente.

Muy dentro suyo, Spundie sabía que si iba al baño, era muy posible que sangrara... y era muy posible que sangrara mucho, lo suficiente como para quedar inconciente y dejar indefensos a los demás rehenes.

¿Por qué no se largan de una vez y todos contentos?

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15/10/2009, 22:10
Donna Ngwashi

-Lo siento, agente, en la cocina no tienen, Ella me iba a acompañar arriba para buscar algunos- no tenía motivo para ello, pero se sentía culpable de que aquel hombre estuviera sufriendo tanto y que nadie hiciera nada por remediarlo.

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16/10/2009, 19:49
Uder Krazmersky

Los ojos nerviosos de Uder se movieron por la estancia mientras los presos recorrían a sus anchas el que hasta ahora había sido su reino soberano. Con la costumbre de la humillación en la mirada, con la sensación de haber agachado la cabeza demasiadas veces ya durante su larga vida, el anciano no pudo menos que quedarse paralizado durante unos largos minutos. Oía las voces de los demás flotando a su alrededor, mientras sus ojos vagaban frenéticos, perdida la mirada en Dios sabe qué intento trémulo e infructuoso de rememoración.

No recordó. No recordó si había alguien más. Si... algo había, cierto. ¿Pero lo sabía, o creía saberlo? ¿Qué pasaba arriba? ¿Y por qué no podía recordarlo?

-El... el... bueno... tenemos una vieja camioneta -dice finalmente al fornido latino que le ha hablado con voz amable, y que le inspira más confianza que el cabecilla... esos ojos...-, pero apenas anda... y... con la que está cayendo casi sería suicida que les dejara salir de la casa... ya han visto que no llamaremos a la policía, han cortado el teléfono y vivimos a millas de la granja más próxima... pasen el temporal aquí y márchense por la mañana... además, ese hombre está herido -señala a Spundle- y volver a la carretera podría matarle...

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18/10/2009, 13:37
Jack Spundie
Sólo para el director

Notas de juego

Bueno, te cuento el plan más o menos para que no te pille de sorpresa.

El policia se seguirá haciendo el dolorido mientras estén todos tranquilos y no lastimen a nadie. Si se quieren escapar, que se escapen, ya verá como reaccionar en ese momento, pero mientras todos sigan siendo buena gente con los viejos y demás, seguirá quejándose del dolor pero sin hacer nada.

Si la cosa se pone chunguilla o está a punto, verá que hacer.

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19/10/2009, 19:44
Director

El pobre funcionario de prisiones continúa retorciéndose de dolor, apresado por sus propias esposas, mientras se reclina hacia delante tratando de apaciguar su dolor. Parece que el ladrillazo que le proporcionó Updike en la huída le ha dejado más magullado de lo que en un principio pensaban. Sus manos esposadas buscan el foco de su dolor, presionándolo ligeramente para obtener un alivio temporal mientras lo hace.

Donna y Ella no tardan en subir al piso superior en busca de algún calmante para Jack, seguidas en todo momento de Tristán, pues el fiel perro no se aleja ni un momento de su dueña. Morton sigue a las mujeres, cumpliendo las órdenes de Updike, dispuesto a echar un vistazo en la planta superior para asegurarse de que no hay nadie más en la casa.

Mientras tanto Juárez consigue que Uder responda a las preguntas de Updike. Parece que el latino tiene más tacto para hablar con el hombre.

 

Notas de juego

Bueno, Donna, Ella y Morton arriba !

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19/10/2009, 19:54
Director

David, Updike y Juárez aún continúan con el mono naranja de la prisión, empapado, tal que más que naranja parece adquirir un color marrón negruzo por el agua. A pesar del calor del salón de los Krazmersky, el frío se les está metiendo en los huesos poco a poco notando como sus músculos comienzan a entumecerse. Por si esto fuera poco, sus estómagos comienzan a quejarse tras llevar sin comer desde aquella mañana. Sus fuerzas empiezan a mermar poco a poco...