Partida Rol por web

- Está bien, una vez aclarado esto, pasemos al siguiente punto - Digo con alivio.

Giscón, Ib, Abad, dentro de vuestras funciones como carpintero, agricultor y pescador, ¿notáis algo que sea necesario solucionar para el cumplimiento de tales tareas por parte de la población? Como la falta de herramientas necesarias o la necesidad de eliminar algún peligro.

La misma pregunta os la hago a vosotros tres, Claudio, Syltas y Balaxi.

De necesitar llevar a cabo algún tipo de solución para los problemas que podamos plantear, precisaremos de establecer un orden de prioridades.

- Necesitamos resolver algunos tema territoriales, no tenemos nada definido sobre quién usará qué tierras y esto ha generado algunos problemas. Necesitamos definir pautas, algunos quieren que se repartan parcelas, yo creo que lo mejor es que las tierras pertenezcan a la ciudad y sean de uso común. Pero si no queremos problemas necesitamos marcar quién podrá llevar sus bestias cuándo y a dónde.

- Creo que yo puedo encargarme de ello si me dices quiénes son los más problemáticos. Me aseguraré de que acepten las normas. Pero todos vinieron aquí buscando algo propio, casa y tierras. No creo que sea buena idea privarles de tener sus propias tierras, no a los primeros, no a quienes como nosotros están tratando de sacar adelante la ciudad. Todos esperan prosperidad.

Las palabras de Claudio me perturban.

Los primeros si deben tener tierras pero los demás no y con los primeros parecen referirse a nosotros… Como que se encargara de que cumplan las normas, a que normas se refiere si esa es la cuestión que nos plantea Ib…

-Amigo Claudio creo que no has entendido a nuestro hermano Ib o tal vez soy yo quien se confunde. Digo con una expresión de incertidumbre en mi rostro.

-Con territorios no creo que se refiera a un techo donde dormir propio o un negocio personal como puede ser mi herrería, creo que Ib habla de las tierras donde crece nuestro alimento y pasta nuestro ganado. Es decir que habla de las tierras de labor y pastoreo, de las ganancias que genera ese trabajo, a donde van, a una serie de personas elegidas por nostros o por el contrario las tierras son de uso común y sus beneficios se reparten entre la población.

Viejos recuerdos vienen a mi mente.
Los pastos parecían no tener fin, padre golpeaba la tierra con su azada mientras el sol hacia brillar el sudor que recorría su espalda desnuda. Otros hombres trabajaban igual que él mientras un carro de madera tirado por dos grandes bueyes se acercaba a lo lejos del camino.

-Recuerdo que cuando era joven padre trabajaba las tierras de un esclavista, siempre decía que la tierra es muy dura de trabajar y que lo justo sería que fuese de quien la trabaja. Durante mucho tiempo pensé que él tenía razón, con los años mi visión ha cambiado y ahora soy de la opinión de que el que trabaja las tierras debe obtener una cantidad de lo producido para uso personal y el resto de lo recolectado se reparte entre el resto de población incluiendo a los que trabajn dicha tierra. Si así es la persona que trabaja de sol a sol se llevara una porcion mayor de alimento pero sin el no tendriamos alimentos.

- Yo también hablo de los campos, o acaso vas a ir a decirles que los animales que trajeron consigo y que ellos cuidan son ahora de la ciudad? O que aquello que siembran no es suyo? Muchos vinieron aquí buscando sus propios campos y podrían irse o algo peor si les intentamos quitar eso que buscan. Claro que siempre se pueden cobrar impuestos, la ciudad les da protección y eso es algo que se debe pagar, también les proveemos de comodidades que viviendo lejos de la ciudad no tendrían. Para trabajar las tierras de otro bien pueden ir a cualquier otro sitio.

Hago una pausa para tomar aire y miro a todos

- No tenemos grandes riquezas, ni entretenimiento, ni gloria, ni siquiera tenemos grandes defensas. Lo único que tenemos para dar a quienes vienen a vivir aquí es la esperanza de comenzar de nuevo libremente, sin deudas a pagar ni tiranos a los que obedecer. Y aunque esto pueda no ser del todo real, ya que todos deberán pagar algo y siempre existirán poderosos, no podemos quitarles ese sueño arrebatándoles sus tierras y sus sembradíos para usarlos como a los demás mejor nos parezca.

Cierro los ojos y me acaricio pensativo el mentón mientras oigo las propuestas de mis compañeros Balaxi y Claudio tras el problema planteado por Ib. No es un problema de clara solución pero, tras un pequeño momento de reflexión, me atrevo a intervenir al respecto:

- Compañeros... - Abro los ojos y vuelvo a mirar a los presentes mientras apoyo las dos manos sobre la mesa - Comprendo absolutamente el problema que nos plantea nuestro amigo Ib, al igual que las soluciones que proponéis, pues son lo que parece de mejor aplicación y solución si nos fijamos en el resto de ciudades que marchan bien.

Sin embargo, la filosofía que yo tenía para Ayilas cuando me propuse expulsar la tiranía de estas tierras era la de crear un sentimiento de hermandad y libertad entre todos, teniendo como eje la misma ciudad de Ayilas. Puede que de momento, como bien dice Claudio, no tengamos riquezas, ni entretenimiento, ni gloria, ni siquiera grandes defensas, pero lo que sí tenemos y nadie más tiene es una tremenda fuerza de voluntad por eliminar las injusticias con las que envenena la tiranía este mundo, y es eso lo que enciende la llama de la esperanza en el corazón de todos aquellos que quieran ser ciudadanos de Ayilas.

Por ello no podemos entregar de manera exclusiva aquello que por derecho pertenece a Ayilas en su conjunto, lo que nos pertenece a todos; no podemos otorgar las tierras que forman Ayilas a nadie en concreto, porque no hay ninguna persona libre y justa que las merezca más que otra y, por desgracia, no tenemos tierras de la misma calidad para todos.

Por otro lado, la misma filosofía de libertad que en su momento me planteé para Ayilas también impide que se le puedan exigir tributos a la población. Aquí todo el mundo es libre mientras no hagan daño a los demás, y por esa misma razón todos aquellos que habiten Ayilas deberían hacer sus aportaciones a la ciudad de manera voluntaria, si de verdad aprecian tanto su libertad y quieren protegerla. Deberíamos, quizá una vez al mes, hacer conocer a todo ayilense las necesidades y carencias de las que sufre la ciudad, y tras ello pedirles ayuda para que aporten con lo que puedan al bien de la ciudad.

Sin embargo, y para evitar el muy hipotético caso de que la gente no quiera ayudar a la ciudad por codicia o cualquier otro motivo de similar índole, todo aquel que viva en Ayilas, al igual que la ciudad protege su libertad con todo lo que tenga, todo ayilense deberá proteger a la ciudad con todo lo que tenga como si de un pacto recíproco se tratase. De esta manera, si hay algún momento de extrema necesidad para la ciudad en la que se precise de un esfuerzo extraordinario, la ciudad en sí tiene la potestad de utilizar todo aquello que sus ciudadanos tengan con el exclusivo fin de proteger a la ciudad en sí y la libertad de sus habitantes. Repito que esto último solamente debería tener lugar en casos de muy extrema necesidad y que no creo que tengan lugar, pues he de suponer que ante una amenaza la población preferirá donar voluntariamente todo lo que pueda antes que perder la vida o la libertad; y por ello mismo, tal y como he dicho hace un momento, también soy contrario al establecimiento de tributos obligatorios a la población.

Y todo esto lo digo para contestar al problema que nos plantea el amigo Ib. En mi opinión, las tierras de Ayilas son de todos y para todos, de manera que no se deberían otorgar a nadie en concreto. Los pastores pueden disfrutar de todas las tierras de pastoreo y, en caso de que haya alguna disputa entre ellos por adjudicarse los mejores campos, Ib, te dejo a ti la selección y calificación de los mismos, de manera que los campos de mejor calidad se otorguen de manera rotativa cada semana a los pastores. Si respecto a los agricultores y las tierras de labranza se plantea la misma cuestión, propongo la misma solución que con los pastores, con la diferencia de que la rotación en la posesión de las tierras será de un año, para permitirles disfrutar de cada temporada por completo.

¿Os parece bien mi propuesta?

- Me parece bien, Marco.- digo tras escuchar todos los puntos de vista.- No me gustaría tener que atar a los ciudadanos a restricciones. El sentido de la comunidad nos hará fuertes de voluntad, y quiero pensar que los ciudadanos entenderán que, al igual que ellos son libres y pueden trabajar en comunidad, deberán contribuir en la seguridad de la ciudad o en personas en terribles crisis si se diera la ocasión. Deben entender que tenemos un mismo objetivo. Eso sí, los ciudadanos deberían sentirse seguros en sus casas y negocios, por eso creo que su hogar y sus locales deben ser privados para evitar malestares o incomodidades, ya que no creo que un hombre de familia quiera compartir el dormitorio con su família y, además, algún desconocido que venga repentinamente.- hago una breve pausa.- En caso de que hubiera algún coflicto, propongo que las dos partes afectadas nos expongan el caso y nosotros mediemos justamente en caso de que ellos mismos no logren una solución.

- Estoy de acuerdo. Pero cómo vamos a explicarlo a los demás sin perder ciudadanos? No estamos en posición para ello y de seguro a muchos no les gusta la idea de no tener tierras propias para usarlas como les plazca. Creo que lo mejor sería reunir a toda la ciudad y que alguien hable para convencer al pueblo, de seguro habrán quejas y preguntas que podríamos zanjar en ese mismo momento.

- Los ciudadanos necesitan ver a alguien de confianza poner orden.- digo sonriendo plácidamente.- Sugiero que Marco reúna a todos en una plaza y empiece a exponer nuestras ideas. En caso de que hubiera dudas o quejas, nosotros podríamos ayudar a Marco e intentar calmarlos.- concluyo apoyando mi bastón en el suelo y así adoptando una postura más firme al apoyarme en el respaldo de la silla.

-Está bien. Comento a pesar de no estar de acuerdo con lo propuesto.- Si deseáis tener a agricultores y pastores trabajando sin ganar nada a cambio. Concluyo pensando en las palabras que dijera unos minutos antes Giscon.

-Cuando gustes podemos convocar a la población. Digo dirigiéndome a Marcos.

- Vamos a perder todos aquellos que tengan a donde regresar. Si tenemos suerte estos serán pocos - exclamo pesimista - Pero bien, acato lo que la mayoría. Tenemos algún otro tema que tratar?

Aquella discusión me provocó un enorme mal humor y ahora lo único que quería era salir de allí y ver cómo hacer para que al menos los más importantes se quedaran en la ciudad luego de las malas noticias.

- En Ayilas nadie pierde nada, a no ser que se le quiera poner un precio a la libertad - Miro seriamente a los presentes que parecen disconformes - Y como ejemplo de libertad que debería ser Ayilas, aquel ciudadano que crea que conoce un lugar mejor que éste en el que vivir, es completamente libre de ir. No existen los esclavos de Ayilas, sino los ciudadanos de Ayilas.

Y creo que deberíamos salir todos a hablar con el pueblo - Digo con una expresión más calmada - Si queréis yo puedo hacer de portavoz, pero la gente de Ayilas debe conocer a quién le debe el buen funcionamiento de la ciudad, y ahí entramos todos nosotros, ¿no creéis?

Finalmente, escuchando la pregunta de Claudio sobre algún otro tema a tratar, vuelvo a tomar la palabra para exponer una idea que me ronda la cabeza desde hace bastante tiempo.

- Sí, Claudio, de momento me gustaría plantear un último asunto. He estado pensándolo desde hace tiempo y creo que debería exponéroslo lo antes posible para que me comentéis vuestra opinión.

Como sabréis, nuestra fuerza militar es bastante limitada, y cualquier ciudadano de Ayilas debería poder defender su libertad con uñas y dientes. Quisiera preguntaros qué os parece si formásemos dos tipos de ejércitos diferenciados: El masculino y el femenino. - Miro con cautela a los presentes - Sí, creo que al igual que los hombres, las mujeres también podrían pasar a engrosar nuestras filas militares, ¿o acaso queréis que ante un ataque a Ayilas ellas no tengan oportunidad de luchar a hierro contra aquellos que intenten oprimirlas? - Hago una breve pausa - Lo que sí sería conveniente sería que el ejército estuviese bien diferenciado: El ejército masculino por un lado y el femenino por otro, con tal de evitar cualquier tipo de tensión o altercado indeseable, no sé si entendéis a lo que me refiero - Digo rascándome la barbilla -. El ejército femenino podría estar basado principalmente en unidades de ataque a distancia a causa de la menor fuerza física de la que suelen disfrutar las mujeres, y el ejército masculino en unidades de choque y combate cuerpo a cuerpo, ¿qué os parece? De esta manera pasaríamos a duplicar nuestra fuerza militar.

- No me parece mal mientras ellas sepan bien qué conlleva entrar en el ejército. No quiero que nadie las fuerce a combatir, al igual que tampoco deseo eso a los hombres. Si una mujer valiente está dispuesta a defender su ciudad, alabada sea su voluntad, pero de ninguna manera aceptaría que se empujara a las mujeres a la guerra.- hago una breve pausa y, percatándome de la dureza de mi tono, dirijo una sonrisa a Marco.- Por supuesto, no insinúo que tú pretendieras eso. Discúlpame.- otra breve pausa para recobrar el hilo de mis palabras.- Al igual que algunas diosas se dedican a la guerra o la caza, las mujeres deberían poder hacer lo que crean oportuno y no verse recluidas en su hogar.

- Hablas de un ejército permanente? No creo que podamos mantener un ejército y cumplir con el resto de nuestros deberes, como cuidar las siembras. Ni siquiera si tan solo fueran las mujeres, una cosa es tener algunos hombres dedicados a la defensa pero no estoy seguro de que podamos dedicar muchos más a ello. - dice Ib más preocupado por el hecho de perder mano de obra que por el asunto de las mujeres

- Si quieren seguir teniendo pesca abundante no puedo perder ni a uno de los míos - interviene Abad - ni hombre ni mujer. Creo que todos deberíamos estar obligados a defender la ciudad de una u otra forma de ser necesario, pero formar un ejército... lo veo un error. Además, de seguro a muchos no les gustará el integrar a mujeres a las fuerzas de la ciudad y si vamos a dar malas noticias es mejor darlas de a una.

Por supuesto que no me refería a un ejército permanente. Soy consciente de que los recursos nos escasean y no podemos permitirnos eso. Lo que quería decir, y lamento no haberme expresado anteriormente con la suficiente claridad, era la de otorgar también a las mujeres una formación militar para que, en caso de emergencia, sepan cómo empuñar una espada o utilizar una honda o arco. - Digo a los presentes intentando aclarar el malentendido.

Por supuesto, como bien ha dejado entrever el compañero Syltas, no será algo obligatorio sino que se informaría a la población al respecto y quien quisiese, que espero que sean muchos, tanto hombres como mujeres, se les daría la formación debida para saber defender la ciudad de la amenaza externa. No les debería de ocupar mucho tiempo, quizá una hora o dos de entrenamiento al amanecer y luego tendrían el resto del día para dedicarse a lo que creyesen oportuno.

Y sí, como bien dices amigo Abad, habrán muchos a los que no les agrade la idea de integrar mujeres a las fuerzas de la ciudad, pero de seguro que a ellas les gustará la idea y con el paso del tiempo también estoy seguro de que a los que les desagrada ahora la idea, acabarán dando gracias por tener de su lado a las mujeres más bravas y combativas de la región.

Así pues, ¿qué más fallos le veis a mi propuesta? ¿La seguís viendo bien con mi última aclaración?

Los recuerdos se aglomeran en mi mente.

Rostros que se retuercen en muecas imposibles, gritos de desesperación, verdes paisajes manchados de rojo, el rojo de la sangre de mis hermanos que tiñe mis manos…

Y al final el silencio eterno, tan eterno que todavía hoy no me atrevo a pronunciarme.

- Mujeres, portando armas... No veo problemas en ello. Mientras más estemos prestos a defender la ciudad mejor. De seguro son pocas las que dan un paso adelante, pero con el tiempo las cosas cambian y podríamos tener una fuerza importante de mujeres.

- Me resulta algo extraño, pero en el campo las hay que trabajan más duro que los hombres así que no veo qué razón podría haber para negarse. - exclama Ib - Si no hay nada más voy a reunir a los pastores para hablarles, lo mismo deberían hacer los demás. Mientras antes hablemos con el pueblo antes sabremos cómo van a reaccionar.

Sin más que decir Ib se mantiene callado, ya listo para abandonar la reunión. Esta ha llevado demasiado tiempo para su gusto, siendo un hombre que prefiere las acciones ya está ansioso por ir a los hechos.

Está bien, entonces si no tenéis nada más que añadir, comencemos de una vez con los preparativos de todo esto. - Digo contagiado por la impaciencia que me está transmitiendo Ib.

Claudio, ¿para cuándo podrías reunir a todo el pueblo para que escuche las decisiones que hemos tomado en esta reunión?