Partida Rol por web

1 septiembre, Noche

Me late el corazón acelerado. Lo que le ha llamado de mi son... Los ojos. Las manos se sujetan con más fuerza a mi bolso. Nadie me había dicho algo así. Siempre remarcaban el tamaño de mis pechos. Por eso odiaba salir con hombres que pareciesen depredadores listos a lanzarse contra ellos. Pero... 

¡Dios, qué hago!

Cuando se marcha el camarero, trago saliva de nuevo y aparto el bolso poco a poco, para colgarlo de la silla despacio. Ahora quería saber sobre mi puesto de trabajo.

- Eh... Sí claro. Si no es una pregunta que ofenda, por supuesto. Di-dispara, jeje.

¡Ay señor, si lo que pregunta me pregunte me ofende ya se puede quedar él con los dos capuchinos, que yo me voy! ¡Corro como el rayo!

1 de septiembre, noche

A ver, no quiero ofenderte y admito que todavía no he visto como trabajas, así que solo estoy prejuzgando. Pero mi duda es: hasta ahora lo que he visto de ti me has parecido una mujer dulce y tímida, pero en un puesto como atención al cliente tienes que estar tratando con animales de todo tipo todo el tiempo. ¿Podrás hacerlo? ¿Realmente piensas que ese es el mejor puesto para alguien tímido?

Y repito que solo es lo que he observado hasta ahora, reconozco que todavía no sé cómo serás en el trabajo. Pero me parece que serías mejor en otro puesto... quizá en el de asuntos animales termino un susurro y bajando tanto la voz que apenas se escucha. Si me mira ahora, verá un ligero rubor en mis mejillas.

2 de Septiembre, noche

Atiende a tus palabras con interés. Realmente le interesaba la publicidad del restaurante, ya que aún no entendía como un local tan pequeño y humilde podía haberse hecho un hueco entre los "tiburones" de Times Square.

- Guouuu. ¡Eso es genial! ¡Y encima italiano! Me encanta - cuando viene el camarero, ella se pasa unos segundos mirando la carta, pero al final se decide - Probaré la lasaña vegetal. Gracias.

Tu amiga te devuelve la mirada, una mirada preciosa y llena de luz, reflejo de su sonrisa. Entonces, ella rompe el silencio.

- Me alegro mucho de que te hayan dado el trabajo, en serio. Siempre estaba diciéndote "Preséntate en SouthPort, que buscan gente nueva". Y al parecer al final me has hecho caso - entonces, posa ambas alas sobre la tuya, agarrándolas con cariño y alzándolas. Entonces, se percata de que no estáis solos. Se sonroja y suelta tu ala despacio mientras mata el tiempo comiendo un poco de pan. Ella había pedido vino blanco, al cual le da unos pocos tragos. Pareces no darte cuenta de que está guapísima. No para el resto del mundo. Solo para ti.

2 de septiembre, noche

Debería haberte hecho caso antes le digo con una sonrisa, perdiéndome en sus ojos por un momento. Luego sujeta mi ala con las suyas y un estremecimiento me recorre el cuerpo haciendo incluso que se me levanten las plumas de la cresta que tengo detrás de la cabeza. Algo involuntario de lo que realmente no me doy cuenta.

Sin embargo cuando quiere soltar mi ala lo impido, también sonrojado. Pero necesito el contacto de su ala para no derrumbarme. Stephy, yo... quería agradecerte que estés aquí. No hoy, si no toda mi vida. Yo... Es que mírate, eres una gran persona y una gran mujer, inteligente, guapa, y encima estás aquí conmigo.

Lanzo un suspiro y agacho la cabeza. Yo soy tan poca cosa para ti... Pero... Pero... tú me gustas... no como amiga... digo tartamudeando.

Pero supongo que debo ir un poco más allá incluso. Si me lanzo a la piscina lanzarme de cabeza, y si no hay agua pues estrellarme totalmente contra el suelo. Quién sabe, igual sí resulta que está llena. Te quiero le confieso finalmente sintiendo como si me quitaran una tonelada de peso encima. Si ahora me dice que ella no por lo menos ya no me quedará el remordimiento de no haberlo intentado. Solo espero que no dañen nuestra amistad.

1 Septiembre, noche

Su pregunta me da que pensar. Mientras me pienso la respuesta, nos traen los cafés, a lo cual le doy las gracias y me comienzo a echar el azúcar, poco a poco, a la vez que las ideas van surgiendo en mi mente. 

- Bueno, una persona tímida como yo puede superar sus "miedos" durante un encuentro con alguien con paciencia y una sonrisa. No hay nada que no consiga una buena conversación. Y, si es algo muy complicado, le derivaré a otro departamento, ya que por ejemplo, tiene un problema con los gastos o con el producto - entonces es cuando sugiere si estaría mejor en recursos animales. Lanzo una simpática sonrisa mientras cojo la nata de encima del café con la cucharilla, me la llevo a la boca, y luego remuevo mi bebida con ella - En cuanto a eso... Me planteé estar en ese departamento. Pero... - mi expresión ahora es triste - si me derivasen al grupo de despidos... Me dolería mucho tener que darles el finiquito a mis compañeros, a los cuales probablemente llegué a apreciar como amigos. 

Justamente os traen la comida. Han sido rápidos. Y, cuando ella se pone a cortar la lasaña, mencionas lo de que eres poca cosa para ella. Y su expresión es de preocupación. Te sujeta las alas con las suyas. 

- ¿Qué dices, tonto laba? No eres poca cosa para mi. Para mi eres una persona maravillosa, emprendedora... - es entonces cuando pasas a la parte romántica. Y, al decir las palabras "Te quiero", ella se queda en shock. Aún sostiene tus alas. Pero está más roja que un tomate. Pero sigue sin soltarte las alas. Baja la mirada a la mesa, como queriendo ocultar su rostro. Aunque era demasiado tarde. La ves perfectamente. Una de sus alas coge el tenedor mientras la otra sigue sosteniendo tu mano izquierda. Pero esta aprieta con cariño y ternura. 

- Em... Esto... ¿Podemos... comer y después... - y te mira directamente a los ojos. Pero en su mirada no hay miedo. Hay un "Yo también a ti" escrito en mayúsculas - hablar de ello? No... Quiero que está comida tan deliciosa se eche a perder. 

Sábado 3 de Septiembre

Salgo del ascensor del bloque de apartamentos y camino con calma. Tenía el día libre y había decidido que pasaría el día con mis sobrinos mientras mi hermana salía. Iba vestido con una camiseta de color azul, unos pantalones de color negro y unas deportivas. Un atuendo bastante sencillo y con el que no estaría incómodo para correr y jugar con los pequeños diablos llenos de energía que eran los gemelos. 

Llego a la puerta del piso de mi hermana Liza y toco el timbre una vez y espero con calma. Disfrutaba jugando con los gemelos, siempre tenían muchas ideas y me divertía con ellos siguiéndoles la corriente o incluso chinchándolos y de paso ayudaba a mi hermana con ellos cuando ella no podía pasar mucho tiempo con ellos. 

1 de septiembre

Yo también le doy las gracias a la lagartija qué nos trae los cafés, aderezado con una sonrisa. Yo también tuve que hacer algunos pequeños trabajos para conseguir pagarme la carrera, y entre ellos estuvo trabajar un poco como camarero. Y me quedó claro que no valgo de camarero.

Escucho su explicación mientras yo también voy endulzando mi café pero prestando completa atención a sus palabras. No temas mandarlos a recursos animales si es necesario le digo con una sonrisa. Me parece sorprendente alguien capaz de intentar vencer sus miedos. Realmente puedo decir que te admiro por ello. Y espero que lo consigas. Nada me gustaría más que seamos aceptados en nuestros respectivos puestos y ver cómo lo consigues.

Lo que dice sobre mi departamento sí que me hace poner una cara un poco triste. Esa es la parte más dura de ese departamento. Y yo no soy una persona a la que le guste tratar mal a los demás, soy una persona que me gusta convivir con los demás y hacer amigos. Pero supongo que también tengo que superar mis pensamientos y saber separar mis relaciones personales de los temas profesionales. Pero sé que esa parte va a ser la más dura para mí.

2 de septiembre, noche

Me sorprende y me preocupa a partes iguales que tarden tan poco en traernos la comida. ¿Acaso significa que no tienen clientes? Miro alrededor y me doy cuenta de que no es eso, es solo que hemos pillado una ventana entre los que acaban de comer y los que empiezan.

Entonces voy observando sus reacciones a mis palabras, especialmente a las últimas. Y simplemente me parece como un ángel con ese sonrojo en su cara, parecido quizá al que muestro yo. Sus alas sobre las mías me provocan tragar saliva, pero su reacción no es de rechazo. Y esa mirada... esa maravillosa mirada que me desarma completamente siempre esta vez parece estar diciéndome a voz en grito "yo también".

Por eso, aunque sigo igualmente colorado, afirmo ante sus palabras. Me parece bien. Terminemos de comer y luego lo hablamos. Que... ¿aproveche? digo sintiéndome ridículo pues no sé muy bien cómo reaccionar. Eso sí, a menos que ella me suelte el ala, pienso comer solo con una mano porque no quiero soltarla.

3 de septiembre

Desde dentro del piso surgen los gritos de dos niños pequeños, los cuales parecían muy emocionados: "¡Ha venido tito Calvin!" y escuchas una marabunta de pasos correr hacia la puerta, a lo cual escuchas la voz de tu hermana: "¡Quietos parados! Voy a salir con unos amigos ¿de acuerdo? Así que no quiero ni que liéis al tío Calvin con vuestros juegos de diablillos..." escuchas la risa de Victor, al cual seguramente había pinchado la tripa "ni con ideas locas pero bien ejecutadas" y tras esta frase escuchas como Emma se ríe alegre. Entonces la puerta se abre y lo primero que recibes son un abrazo doble por parte de tus sobrinos. 

- ¡¡¡Tío Calvin!!! - tu hermanastra está detrás de ellos, sonriendo pero negando con la cabeza. 

- Buenas tardes Calvin - te da dos besos - Espero que no te moleste quedarte con el Capitán Diablo y con Lady Ideas. 

- ¡Eh! ¿Quién se ha inventado esos nombres? - pregunta Victor. 

- ¡Yo! Soy Lady Ideas - dice Emma mientras se abraza a ti, muy cariñosa. Liza sonríe a ambos.

- Bueno, espero que no te lien mucho - y se acerca a tu oído - He conocido a una pantera* que está tope bueno y quiero ligármelo - tras esto se agacha frente a sus hijos y les da un par de besos - Bueno, recordad acostaros a vuestra hora. ¡No Victor, nada de peros! A las diez y media en la cama - dice mientras le aprieta ligeramente la nariz al niño, haciendo que este se ría. Tras esto abraza a sus hijos - Bueno niños, si no vuelvo para acostaros osea acostará el tío Calvin. 

Ambos protestan un poco pero se alegran, ya que habías hecho muchas veces de babysitter. Tras un último beso a los niños, un largo "Os quiero" y otro beso para ti sale del piso. Aunque antes de cerrar... - Si se hacen daño ¡llámame por favor! 

No puedo evitar sonreír al oír los gritos y voces al otro lado de la puerta. Me ponía bastante contento que quisieran verme, me gustaba mucho jugar con ellos y mimarlos cuando podía. Era el tito divertido al fin y al cabo. Me alegraba ver que el divorcio de sus padres no les había afectado mucho. 

Cuando oigo como Liza les dice que nada de diabluras y estos se ríen, no puedo evitar reírme también. Ya estaba claro que tenían planes.

La puerta se abre y Victor y Emma saltan sobre mí. -Hola fierecillas-les digo mientras les devuelvo el abrazo con cariño y sonrío. -Cada vez estáis más fuertes. Fijo que un día de estos seréis capaces de levantarme-les digo con una sonrisa.

-Hola Liza-saludo a mi hermana mientras le devuelvo los besos. Aunque fuésemos hermanastros, para mi Liza era como si fuese mi hermana de sangre. -No te preocupes, siempre disfruto con estos dos granujillas-le aseguro a Liza. 

Me río con la reacción de los pequeños. -Si, por supuesto que lo eres, siempre tienes unas ideas fantásticas-le digo a Emma mientras le acaricio la cabeza a ambos con cariño.

Liza me susurra sus verdaderos planes y río un poco y niego con la cabeza. -Entonces no le hagas esperar más-le susurro y le guiño el ojo. -No te preocupes, si llegas tarde, me aseguraré de que estén en la cama a la hora que les corresponde. Y si pasa cualquier cosa te llamaré-le digo a mi hermana mientras alzo mi pulgar. 

-Adios Liza, pásatelo bien con tus amigos-digo a modo de despedida. Una vez se marcha cierro la puerta y me giro a mis sobrinos dando una palmada. -Muy bien, ¿que tenéis planeado?-pregunta con una pequeña cómplice.

1 Septiembre, noche

Miro con tristeza el rostro que pone mientras sujeto mi taza de café con ambas manos. Debía tener una resistencia mental formidable. No es bueno darle el finiquito a posibles amigos tuyos. Aunque eso mismo hace que deje la taza y extienda una de mis manitas hacia su ala. Cuando alza la vista, ve una sonrisa cálida de ánimo. 

- Bueno, si tienes que dármelo a mi, no hace falta que te preocupes. En serio. Buscaré otro trabajo. No es por presumir, pero tengo un currículum de diez, jeje - y no puedo evitar hacer lo típico de un prota de anime: sonreír y guiñar un ojo a la vez. Queda un poco ridículo pero... Así era yo. 

- Y ahora dime tu: ¿Qué te llevó a ti a pedir un trabajo en recursos animales? - pregunto de mientras me tomo el café, a suaves sorbos. 

2 de septiembre, noche

Stephy sonríe complacida por tu respuesta. Ella tampoco aparta su ala. Como si hubiéseis forjado un pacto. Y esa unión la mantenía en pie. La noche estaba yendo sobre ruedas. Stephy se come su plato rápido no sólo porque le había privado, sino porque tenía ganas de hablarlo, con paciencia y calma. 

- Y... ¿Desde cuándo sientes eso por mi? - te susurra en tono agradable. Entrelaza los dedos de vuestras alas*. Ese gesto te parece lo más romántico de la noche. Se estaba lanzado a la piscina, buscando una respuesta que estaba en el fondo de tus ojos. Y los nadadores eran los suyos, brillantes como estrellas. 

1 de septiembre, noche

La verdad es que el tema de la gestión de empleados siempre es complicado. Pero admito que es una parte que me toca bastante la moral, aunque sé que es complementario a mi trabajo.

Sin embargo cuando siento su mano en mi ala y levanto la vista para encontrarme con esa sonrisa, una sonrisa sincera de las que achinan los ojos, no puedo evitar yo también sonreír. Tranquila, no creo que sean tan obtusos como para prescindir de ti le digo todavía sonriendo.

Su otra pregunta me hace pensar un poco. Me gusta la psicología, como ya habrás supuesto. Y también me gustan los números. Y tratar con las personas. Entonces era el puesto más adecuado, a menos que escogiera el de presidente añado riendo.

No, en serio, me gusta mucho el tema de las matemáticas y también cuando preparas un cuadrante de horas y consigues que todo cuadra a la perfección; me gusta conocer a gente y sus realidades para las entrevistas. No sé, miré todas las opciones, lo hablé con mi amiga Stephy, que me conoce mejor que yo mismo, y coincidimos en que era un trabajo que se adaptaba a mí en un 70%.

2 de septiembre, noche

Yo también me esfuerzo por comer un poco rápido, aunque con una mano se hace un poco difícil. Y más cuando siento sus dedos enlazarse con los míos, lo que me provoca un estremecimiento. Se siente tan agradable.

Cuando me pregunta, tras terminar los platos, la miro fijamente perdiéndome en sus ojos. No hay un momento concreto en que dijera "la quiero". Siempre me has gustado, desde que nos conocemos. Pero a medida que crecimos esos sentimientos fueron cambiando por algo más romántico. Pero siempre que pensaba intentar ir algo más allá contigo bien tú o bien yo teníamos pareja.

Aunque si quieres saber en qué momento decidí que algún día tendría que decírtelo, creo que fue después de que lo dejarás con ese gorrión. ¿Cómo era, Alex? Da igual, no sé si te acuerdas que pasé toda esa tarde noche y el día siguiente contigo. Ahí me di cuenta que lo que sentía por ti era muy fuerte, porque me sangraba el corazón al verte triste.

¿Y tú? Es decir, no me has contestado si sientes algo por mí. Pero... bueno, pues eso.

Estaba esperando en el local a que ella llegase. En su mano había un whisky de los mejores del local, calidad media hubiese asegurado el tigre, pero no estaba mal. Su mirada estaba perdida en el líquido ámbar del que, ocasionalmente, tomaba un trago.

No fue hasta que percibió su olor incluso antes que escuchar su voz que no alzó la tez para encontrarse con los ojos de la coneja. Su rostro lucía bastante serio, le dejó comenzar la frase, una que no llegó a terminar. Con un gesto de la mano señaló la silla de enfrente y su gesto se suavizó bastante.

Buenas noches, Savvy.

Se permitió incluso sonreírle.

Sabía que vendrías, tú nunca decepcionas ¿verdad?

Por el tono era difícil saber si era una broma o una reprimenda, aunque su actitud no cambió.

Aún no has cenado ¿verdad? Pide algo.

Aquello sí sonaba más a una orden, mientras con un movimiento de su mano el camarero se acercó para tomar nota de lo que ella quisiera. Él pidió un perrito con todo y unas batatas con chili y lima.

¿Por qué siempre tenía que mirarla así? Esa mirada que parecía esconder las intenciones de un depredador apunto de saltar a por su presa. Savanna ladeó la cabeza cuando este la llamó "Savvy" ¿Aún iba a continuar con aquello? ¿Quería continuar con ese juego? Se mordió el labio por dentro, y apretó su mano alrededor de la cadena del bolso mientras le mantenía la mirada, aunque tuvo que retirarla cuando esta decidió "contraatacar". Tras una larga pausa pausa de su "Buenas noches..." y tras dejar un espacio del de Pietro respondió.- ... Gatito.-La mano libre se la llevó hacia el rostro ocultando su inquieta naricilla.

- Bueno... Eso depende de a quien se lo preguntes ¿No? ¿Tú lo estás? -Preguntó mientras lo miraba. Su heterocromía siempre le había parecido fascinante. Incluso aún tenía algún dibujo de los que le había "hecho" a escondidas dónde había destacado justamente esa condición.

 -V-va..Vale.-Masculló por primera vez ligeramente nerviosa. Que le dieran órdenes era algo que en ocasiones desataban un mar de inseguridades en la joven coneja. Dejó su bolso a un lado y guardó el móvil dentro. Esa noche pasaría de todos, esta era una reunión de ¿trabajo? Tal vez. Mientras miraba la carta tamborileaba con su pata en el suelo, cuando el camarero apareció esta le pidió un Ratatouille acompañado de una copa de vino.

1 septiembre, noche

Peregrine me hace reír. Hasta ahora nadie me había hecho reír así. No era que me sintiese superior. Él hacía que me sintiese bien. Lo juzgué mal al principio. Aunque cuando contesta que le gusta la psicología, pensé que el café se me salía por la nariz de la risa. 

- ¡Ay perdona! Es que esta mañana estuviste hablando de psicología laboral toooodo el rato con Rachel y pensaba que erais monotemáticos. Disculpa por mi prejuicio, de verdad que lo siento mucho. 

Luego me habla de una tal Stephy. Decía que le conocía mejor que él mismo. ¿Había algo entre ellos dos? Mantengo mi sonrisa alegre, aunque algo culpable por ser prejuiciosa. 

- Pues me alegra que tu amiga Stephy te hubiera recomendado a este puesto. Seguro que entras. Yo opino, junto con las mates, que eres el candidato perfecto para el puesto. Y que sabrás perdonar a una nutria prejuiciosa - eso era algo que no podía sacarme la espinita yo sola. 

2 de septiembre, noche

Stephy suspira al escuchar tu historia, apretando el enlace que mantenéis por vuestras manos. 

- Recuerdo esa noche. Pensé que me moría por dentro pero... Sabía que Alex no era para mi. Muy en el fondo sabía que debí haberte elegido a ti pero... - hace una pausa, bajando la cabeza - tenía miedo. De que, si me decías que no, perder nuestra amistad para siempre. Tu siempre has sido muy... Cuadriculado. No te ofensas, es verdad - dice, mientras sonríe - Pero hoy... Le doy cuenta de que no necesito nada más para ser feliz. ¿Por qué no te he dicho nada? Te lo decía todo con la mirada. ¿No te diste cuenta? - entonces se acerca a ti sobre la mesa, intentado no apoyar mucho para, cuando está cerca de tu rostro, mirarte intensa y adorablemente - Yo también a ti, Percival - y te da un corto beso en el pico. Un beso cargado de amor y cariño. Cuando se separa está muy roja - ¿Pe-pedimos postre? - vuelve a la carta, separando tus manos excepto por un dedito, el meñique. 

1 de septiembre, noche

Observo su risa manteniendo mi sonrisa. Siempre se ha dicho que es bueno hacer reír a una mujer... siempre y cuando no se ría de ti. Pero no creo que sea el caso.

Ante lo de Rachel afirmo un poco. Es cierto que nos pasamos un poco con ese tema. Pero es que puedo llegar a ser muy friki de la psicología animal.

Antes lo deje prejuiciosa hago un gesto con la mano quitándole importancia. Eso creo que es algo que está en nuestra naturaleza. Lo de juzgar por la apariencia y por las primeras impresiones, digo. Pero como dice el refrán nunca se debe juzgar un libro por su portada... y un pavo por sus plumas añado dejando por un momento que se levante el copete que tengo detrás de la cabeza. Es una pequeña media luna de plumas azul brillante con un punto rojo casi en el extremo.

Y ahora, ¿ya no te parezco tan monotemático? digo inclinándome un poco hacia delante y llevando la taza de café a mi pico.