Partida Rol por web

2 de septiembre, noche

Yo también te lo gritaba con mis ojos, con mi gestos, con mis palabras. Pero me pasaba como a tí, tenía miedo de terminar con algo tan bonito como nuestra amistad. Pero hoy ya simplemente no pude aguantar más.

Ese leve roce de picos me provoca un nuevo estremecimiento que vuelve a hacer subir mi copete, y me temo que ya no se bajará. En ocasiones puedo forzar que suba, pero realmente no es algo tan voluntario. Eso sí, yo también estoy intensamente rojo cuando se separa.

Cla...claro. Pidamos postre... Te recomiendo... el tiramisú... digo pues aquí lo hacen auténticamente casero. La verdad es que no sé cómo me siento ahora mismo, y supongo que mis nervios y mi voz lo reflejan. Me siento a la vez ilusionado, temeroso, feliz, y por qué no decirlo también un poco excitado. Pero por encima de todo estoy deseando saber cómo seguirá la noche, una que marcará mi vida para bien o para mal.

3 de septiembre, tarde

Al cerrarse la puerta, cada uno de tus sobrinos te lleva al salón de la mano. El salón es amplio, perfecto para criar a dos niños. En el suelo ves algunos juguetes, los típicos de un niño de ocho años. Por como eran deduces que la mayoría eran de Victor, el muy pillo. Cuando este va a hablar, su hermana se le adelanta.

- Teníamos pensado que nos cuentes una historia de tu trabajo mientras recogemos los juguetes de Vic.

- ¡Eh! ¿Por qué no puede ayudarnos él? - se queja Victor en respuesta.

- Porque es un adulto y los adultos no hacen cosas que los niños deben hacer. Te ayudaré yo - responde Emma, tras lo cual te sonríe y comienza a recoger los juguetes. Tras lo cual y unos cuantos berrinches, empieza a recoger Victor - Vamos tío Calvin, cuéntanos algo de tu trabajo - te insiste Emma, muy interesada. A lo mejor quiere ser oficinista de mayor.

1 septiembre, noche

Ante su última pregunta, no puedo más que sonreir. El chico era un encanto. Raro, pero con sus encantos. A ver, como dijo un sabio, la normalidad es imposible. Todos tenemos algo que nos hace distintos.

- No, para nada. Ahora que te conozco mejor, veo que no eres tan monotemático como para eso - le digo mientras sonrío y me tomo el último sorbo de café. Una vez se termina el suyo, levanto la mano hacia un camarero para que nos de la cuenta. No era mucho, así que decido pagar yo.

- Déjame invitarte al café. La próxima la pagas tu - y le guiño el ojo, cómplice - ¡Y no, no te vayas a quejar! La primera noche siempre pago yo. Aunque si es muy cara, no me importa que cada uno se pague lo suyo. Ahora mismo tengo el dinero justo como para pagarme un pisito en el centro, bastante cerca de las oficinas. Aunque ahora que tengo un trabajo, si es fijo, empezaré a buscar piso propio. Vivo de alquiler. En pocos metros cuadrados - me río de mi propia broma - En serio, la cama está entre las ventanas, con poquito espacio al levantarme y hacia la puerta es un pasillo con algunos recovecos para los armarios y demás - empiezo a reírme con algo más de fuerza - Ay... Me río por no llorar.

Dejo que mis sobrinos me lleven al salón y veo el pequeño desorden de juguetes. No puedo evitar sonreír un poco. Antes de decir algo, Emma propone que ella y su hermano recojan los juguetes mientras les contaba alguna historia de mi trabajo. Eso me pillo por sorpresa, me preguntaba que tendría planeado la pequeña.

Víctor el muy pillín empezó a protestar un poco y Emma le dijo que lo ayudaría a recoger. -Si, estoy seguro de que entre los dos haréis un gran trabajo recogiendo los juguetes-digo para animar al chico mientras le acaricio la cabeza con cariño.

Emma me vuelve a insistir con lo del trabajo y empiezo a pensar. No quería aburrirles con una historia monótona y entonces se me enciende una bombilla. -Hace un par de días por ejemplo, participé en una entrevista de trabajo para ayudar y conocer a mis nuevos compañeros. Era un grupo de gente muy amable y encantadora-empiezo a contar. Si, posiblemente la historia de la entrevista de trabajo pueda interesarle a los pequeños.

- Pu-pues te tomaré la palabra - te dice mientras te sonríe, con esa cara rojita tan encantadora. Una vez se acerca el camarero, Stephy se pide un tiramisú. Te toma nota a ti también* y se marcha. Mientras esperáis el postre, te fijas que ella se te ha quedado mirando, con la cabeza apoyada en las manos y sonriente.

- No sé por qué esperé tanto - ya no hablaba en susurros. Su mirada es muy bella y sonríe tanto con los ojos como con el pico - ¿Quizás por qué soy una cobarde? Agh, no puedo evitar pensar eso - justo después de eso, el camarero llega con los postres. Stephy se lo agradece con la cabeza y coge un poco con un tenedor - Bueno, a ver qué tal está. Uuuummm - engulle tras un ratito de tenerlo en el pico - Delicioso - coge un poco más y coloca la mano debajo del tenedor, para alcanzártelo - Ten, ¿quieres probar? Sería... Un beso indirecto - y se sonroja, mientras te sonríe tras decir eso.

Emma se queda fascinada, mientras que Victor suelta un "Gua" seguido de una queja por coger un juguete demasiado pesado. Aunque Emma le ayuda a meterlo en la cesta de juguetes.

- ¿Y de qué especie eran esas personas? - pregunta Victor - ¿Alguno era un ladrón infiltrado o un ninja? ¡HAIYA! - dice, haciendo como que pega una patada al aire.

- ¡Victor, ya está bien, hombre! - lo reprende Emma, suavemente - ¿Y qué tal fue la entrevista? ¿Aburrida o divertida? A nosotros nuestros profes nos han dicho que existen de esas dos clases - te comenta tu sobrina mientras recoge un libro, lo ojea unos segundos y luego lo coloca en una estantería donde estaban todos los libros infantiles.

Siento algo de alivio al ver que la historia les había interesado. Normalmente en el departamento de contabilidad no solían pasar grandes anécdotas que pudiesen interesar a los niños, recuerdo que cuando yo era niño probablemente la idea de trabajar en contabilidad podría haber sido aburrida para mí.

Me río ante la pregunta de Víctor. -Bueno, creo que no había ningún ladrón o un ninja entre los otros animales de la entrevista...pero si eran profesionales en el arte del engaño puede que a lo mejor pasaran desapercibidos y me engañaran-le respondo con un guiño algo bromista.

-Eran una nutria, una coneja, un arrendajo y una zorra. Una pájara secretaria y un tigre fueron los que se ocuparon de la entrevista. Todos ellos personas muy agradables-cuento mientras recuerdo a los candidatos.

Ante la pregunta de Emma me pongo algo pensativo y me meso la barba. -Mmmm...yo diría que fue divertida. Sobre todo porque me hice pasar por un candidato más y pude conocer mejor a mis nuevos compañeros-respondo finalmente con una sonrisa. Sonrío al ver como recogen los juguetes. 

Ante tu última frase, ambos reaccionan igual. Se llevan las manos a la boca y te señalan.

- ¡Entonces tu eras un infiltrado! - gritan ambos. Aunque notas cierto tono de broma. A lo cual... Sabías lo que le seguía.

- ¡Victor, a por él! - grita Emma, con una sonrisa de felicidad mientras se lanza sobre ti para intentar retenerte - ¡No puedes escapar de mi! ¡Esta llave me la enseñaron en judo!

Por su parte, Victor va hacia tus piernas, para intentar agarrarlas - ¡Eres un ninja disfrazado de nuestro tío! ¡¿Qué has hecho con el original?!

Me tapo la boca como si se me hubiese escapado un secreto grande mientras me río por dentro. Dejo que se me lancen encima y me derriben. -Oh no!! Me habéis descubierto!!!-grito siguiéndoles el juego. 

Finjo que intento liberarme del agarre de judo de Emma y dejo que Víctor me sujete las piernas. -Vaya, me habéis atrapado, no puedo escapar!!!-protesto mientras sigo intentando "escapar". Era increíble ver lo rápido que habían crecido, ahora eran algo más rápidos, como su madre cuando éramos niños. 

Ante la pregunta de Víctor, suelto una pequeña risa "malvada" y me río como un malo de película. -Un ninja nunca revela sus secretos, ninguna tortura me hará hablar!-

Ante tu última frase, ambos se miran y asienten.

- Conque ninguna, ¿eh? - comienza Emma - ¿Y si...

- te hacemos cosquillas?! - termina Victor, tras lo cual se suelta de tus piernas y comienza a rascar allí conde tienes cosquillas junto con Emma. Ellos saben muy bien tus puntos débiles, y los van a aprovechar.

- ¡Canta, maldito ninja, canta! - dice con tono victorioso Victor, mientras Emma se ríe. La situación había pasado de ser adorable a divertida. Al menos para ellos.

Veo como intercambian miradas y ya me empezaba a sospechar lo peor. Aunque era culpa mía por provocarles. Pronto se ponen de acuerdo y empiezan a hacerme cosquillas en mis puntos débiles. Menos mal que tenía todavía las zapatillas puestas, que las plantas de los pies eran la parte más vulnerable de todo mi cuerpo a la táctica de las cosquillas.

 Intento mantenerme serio y resistir, pero no tardo mucho en sucumbir y a reírme. -Pfffff....jajajajajajaja!!!-empiezo a soltar carcajadas mientras me retuerzo ante el incesante ataque de los pillines de mis sobrinos.

-N-jajajaja..no...jeje...hablaréjajajaja!!!-logro decir entre risas mientras hacía todo lo posible por resistirme ante las cosquillas de Emma y Víctor, que obviamente no planeaban parar.

1 de septiembre, noche

Está bien, a la próxima invito yo. Quizá es nuestro nuevo trabajo añado con un guiño.

Escucho lo que cuenta sobre su piso y, aunque comprendo porqué puede reírse, yo simplemente permanezco atento a sus palabras. Casi me siento culpable de mi vida con lo que dice.

Pues en mi caso supongo que he tenido suerte. Mi familia estuvo ahorrando bastante casi desde que era un huevo, así que te tuve durante toda la carrera un buen colchón económico. Pero lo combiné con algunos trabajos y eso me ha permitido que, aunque sigo teniendo el préstamo de estudiante, puedo tener una casa en alquiler cerca del parque Francis Lewis (que está al final del puente del Bronx, justo antes de cruzar a ese distrito desde Queens). Está un poco lejos para llegar a Manhattan, pero con el metro se llega a cualquier sitio. Y si no siempre tengo el coche.

Me quedo sentado pensando un rato hasta que finalmente extiendo el ala hacia ella. ¿Te apetece un paseo por el parque? Supongo que lo tendrás más que conocido, viviendo al lado, pero bueno... suele no ser igual en compañía de alguien.

Pasa un ratito más mientras tus sonrientes sobrinos te siguen haciendo cosquillas. Pero la primera en parar es Emma.

- Está bien. Déjalo ya Victor. Dejemos que el "ninja" - hace el gesto de las comillas. Eso era algo nuevo - hable sobre nuestro tío Calvin.

Pasan unos segunditos hasta que Victor se detiene. Se sienta al lado de Emma, aunque te sigue mirando amenazante pero sonríe. Esa cara es la de "o hablas o sigo". Pero la de Emma es más relajada, con una sonrisa conciliadora. Sabías que ella no iba a asaltarte otra vez. Si eso, te asaltaría para darte un abrazo o cubrirte de besos o para preguntarte cosas. Era la edad de eso. A Victor aún le quedaba un poco. Pero así son los niños. Unos maduran más rápido que otros.

Más quisieras, conejita.

Respondió con un aire desenfado a aquel "gatito" de la muchacha. Aunque cuando le lanzó la siguiente pregunta se quedó mirándola con un semblante más serio y directamente a los ojos.

¿Parezco decepcionado?

Su tono era suave, en contraste a sus ojos.

Una vez el camarero se hubo marchado, él se apoyó hacia delante, buscando estar un poco más cerca de la ex-universitaria.

¿Prefieres empezar con el trabajo... o con el placer?

Se relamió. Ella, que lo conocía, no auguraba nada bueno. ¿O sí?

El ataque de las cosquillas seguía, y no podía parar de reír. Tarde o temprano no iba a aguantar más y posiblemente me rendiría. Entonces para mi sorpresa las cosquillas paran. Primero por parte de Emma para mi sorpresa y luego Víctor para. Empiezo a respirar con dificultad y me seco un poco las lágrimas que me han salido de tanto reírme. 

Me logro sentar y observo a mis sobrinos. Víctor puedo notar que estaría otra vez listo para volver al asalto de cosquillas. -Te estaré vigilando-le digo a Víctor con un tono que se notaba que iba de broma. 

-Bueno, me habéis atrapado y ya no podré escapar...así que ¿que queréis saber sobre vuestro tío?-les pregunto a ambos, listo para seguirles el juego todavía. 

2 de septiembre, noche

Aunque dudo por un momento yo me pido una Panna Cotta, que también la hacen bastante clásica. Doy las gracias al camarero con una sonrisa antes de volver mi atención otra vez a Stephy.

Yo también fui un cobarde. Por eso mejor no mirar atrás, porque si no vamos a darnos golpes en la cabeza por lo que no hicimos. Lo que importa es que ahora estamos aquí juntos, lo demás es pasado.

Yo también me sonrojo un poquito pero me acerco a coger el trozo de tiramisú saboreándolo detenidamente antes de tragarlo. Wow, se han esmerado especialmente digo afirmando. Mira, prueba también el mío le digo ofreciéndole un poco. Creo que nos ha tocado a la abuela haciendo los postres te digo afirmando un poco. La pobre mujer está ya muy mayor y apenas cocina, pero sé que de vez en cuando se pone cabezota y quiere preparar algunas cosas en el restaurante.

Ambos se ponen a pensar. Victor es el primero en preguntar.

- Esto solo lo puede saber él. ¿Cuál es su comida favorita?

- Eso. ¿Cuál es? - le sigue Emma, muy sonriente.

Ante la pregunta suelto una pequeña sonrisa pícara y me empiezo a mesar la barba pensativo, como si me estuviese tomando mi tiempo para elegir la respuesta. Finalmente suelto un AJA! y chasqueo los dedos. -Eso es fácil. Su comida favorita es la pizza!-respondo una sonrisa.

-¿Cuál es la siguiente pregunta? Espero que sea una difícil de verdad-les digo con una pequeña sonrisa para chincharles un poco.

2 de septiembre, noche

Agarra tu mano, lo cual hace que te den escalofríos. No malos, sino bueno. Su agarre es suave y cariñoso mientras se acerca la cuchara. Tras probarlo, no te suelta la mano hasta pasados unos segundos.

- ¡UMMMMM está riquísima! Pues hemos tenido suerte si hay dentro está la abuela - cuando deja escapar tu mano, sigue comiendo tiramisú. No sabes porqué, pero cada movimiento de su cuerpo te resulta atrayente, hermoso.

Una vez se termina su postre, coloca su mano por delante de su pico y se contiene un eructo, tras el cual se ríe.

- ¡Ay Dios! ¡Es que estaba todo tan bueno que no he podido evitarlo! Esta es la señal de que a mi pequeño estómago esta cena le ha venido genial - "y no solo por la comida", parecía querer añadir - Ey, si ahora vamos a una discoteca, conozco una cerca de mi casa en Brooklyn. A ver, no está al lado, pero cerca. Está recién abierta y ponen unas canciones chulísimas - parecía muy ilusionada de ir a esa discoteca - Se llama "RWBY".

1 de septiembre, noche

Escucho su relato mientras pago los cafés en efectivo. Sigo sentada, escuchando a Peregrine. Su historia me hace surgir una sonrisa. Yo en la uni no tuve muchas oportunidades especiales. Bueno sí, la beca deportiva. Aunque... Eso se fastidió bastante. Bajo la mirada un poco, y mi sonrisa se desvanece ligeramente mientras me cuenta su historia.

Pero entonces, me propone un paseo. Nada mejor para olvidar el pasado que un paseo por la naturaleza. Aunque sea urbana, rodeada de asfalto.

- Claro, desde luego - le cojo la mano para levantarme. Luego miro hacia los camareros y les doy las gracias. Y comenzamos a caminar. A ver, sin ir cogidos de la mano. Pero era igual de disfrutable un paseo por Central Park.

- Pues qué te tengo que contar yo de mi vida. Mi familia era de clase media. Teníamos lo justo y necesario para poder vivir. Desde que era niña siempre me fascinó nadar. Bueno, un poco más que a todas las nutrias. Mi padre siempre me decía que me volvería un pez, jeje - en esta parte algo dentro de mi se quebró pero... - Bueno, el caso es que estuve participando en muchos torneos de natación. Siempre quedaba la primera. Entonces, alguien de la universidad de Lansing se fijó en mi. Me dijo que me daría una beca deportiva para poder entrar en la universidad. Acepté sin dudarlo.

Hago una pausa, aún caminando y mirando la naturaleza. Esto siempre me relajaba.

- En la uni participé en varios campeonatos. Los ganaba todos. Era como si el agua me hubiese elegido. Aunque me esforzaba... Quizás demasiado. Me dijeron que probablemente debería presentarme a las pruebas olímpicas. Y lo hice. ¡Quién iba a ser yo para negarme! Pues... En esa prueba, casi al final de la piscina, algo pasó. Los brazos se me quedaron paralizados. Creía que me ahogaba de los nervios que sentí - otra pausa mientras pasábamos por encima de un puente, en el cual me paré, mirando al agua - Los médicos me dijeron que había sufrido una lesión en los músculos que controlan los brazos, a la altura de la clavícula. Me sometí a algunas operaciones. La conclusión final es que no podría volver a practicar la natación profesional. A ver, nadar sí iba a poder nadar pero... Realizando tanto esfuerzo no - sonrío tristemente. Para luego dirigirle la mirada, con una sonrisa alegre en el rostro - Pero no me deprimí. Pasé página. Hice la rehabilitación, voy al gimnasio, a la piscina de este. Obviamente sin realizar esfuerzos. Y me centré en los estudios.

- Y... básicamente esta es mi historia - lo miro y ve preocupación en mi rostro - ¡Perdón si te he aburrido! Mi vida no es la gran cosa, jeje.